San Lucas 13,31-35:
En Cristo somos libresAutor: Regnum Christi
Fuente: Regnum Christi Para suscribirse
Evangelio:
Evangelio: San Lucas 13,31-35: En
Cristo somos libres
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le dijeron: “Vete
de aquí, porque Herodes quiere matarte”. Él les contestó: “Vayan a decirle a ese
zorro que seguiré expulsando demonios y haciendo curaciones hoy y mañana, y al
tercer día terminaré mi obra. Sin embargo, hoy, mañana y pasado mañana tengo que
seguir mi camino, porque no conviene que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén,
Jerusalén, que matas y apedreas a los profetas que Dios te envía! ¡Cuántas veces
he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las
alas, pero tú no has querido! Así pues, la casa de ustedes quedará abandonada.
Yo les digo que no me volverán a ver hasta el día en que digan: ‘¡Bendito el que
viene en el nombre del Señor!’”.
Oración introductoria:
Señor, nuestra patria es el cielo. Después de esta vida, nos espera el
abrazo eterno del Padre. En el sagrario te tenemos a ti. Desde ahí nos acompañas
con tu presencia amorosa y nos invitas a estar contigo, nos ofreces todo tu amor,
para que nuestro corazón se llene de lo único que necesita, de la fe, del amor y
de la esperanza.
Petición:
Señor, dame esa libertad verdadera que es la de saber entregarse en la
humildad y en la obediencia.
Meditación:
Jesús les dice a los fariseos que a pesar de las dificultades debe
seguir su camino. Así es también la vida del cristiano, es un peregrino que ha
de ir siempre adelante, decidido a avanzar por el camino de Dios, a pesar de los
obstáculos que encuentra en el mundo, hasta llegar a la Jerusalén celeste, que
es nuestro destino definitivo. En toda vida cristiana se da un misterioso
encuentro entre el amor del Señor que llama y la libertad humana que responde a
su amor. Dios es nuestro Creador que nos ama y nuestra dependencia es libertad.
Conocer la voluntad de Dios es insertarse en ella, es ser libres. Por eso la
auténtica libertad consiste en ponerse al servicio de los otros. El Señor no
puede forzar a nadie a seguirlo. Él respeta nuestra libertad. Respondamos de
manera rápida y generosa a todas las invitaciones del Señor. Demos un sí
generoso y total a lo que Él nos pida. Seamos dóciles, humildes y decididos en
la adhesión a sus designios.
Reflexión apostólica:
La respuesta humana al llamado divino, para ser auténtica, sólo puede
darse en libertad. En una libertad madura, responsable y consciente del don que
Dios ofrece. La pertenencia al Regnum Christi sólo tiene sentido en la libertad
y en la caridad.
Propósito:
Darle un sí inmediato a todo lo que el Espíritu Santo me pida en mi
conciencia.
Diálogo con Cristo:
Señor, yo valoro mucho la vocación que me has dado, es una invitación
muy especial y personal de tu parte. Quiero responderte con un amor fiel y con
auténtica libertad, más allá de los vaivenes de mi sensibilidad y de las
contingencias de la vida.
«El apóstol cristiano es el humano realizado con mayor plenitud; porque es el
que vive para Dios y para los hombres sus hermanos, olvidado de sí mismo»
(Cristo al centro, n. 422).