San Mateo 9,14-15:
Ayunar para entregarseAutor: Regnum Christi
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Evangelio: San Mateo 9,14-15:
Ayunar para entregarse
En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le
preguntaron: “¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los
fariseos sí ayunamos?”. Jesús les respondió: “¿Cómo pueden llevar luto los
amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les
quitarán al esposo, y entonces sí ayunarán”.
Oración introductoria:
Señor, dame la gracia de caminar siempre por la senda de una fe viva,
operante y luminosa que me permita iluminar todos los acontecimientos de mi vida
con tu luz y me ayude a ser fiel y perseverante hasta la muerte.
Petición:
Señor, dame la gracia de desprenderme más de mí mismo para poder llenarme más de
ti y poder entregarme en el servicio a los demás.
Meditación:
En la antigüedad sólo se conocía el ayuno por motivos religiosos. Hoy
en día se practica el ayuno, pero por motivos distintos. Se hacen huelgas de
hambre por razones políticas, otros se abstienen de ciertos alimentos para
llevar una dieta sana, se llegan a hacer grandes mortificaciones motivados por
el deseo de aparecer o aparentar, etc. Hoy la pregunta de los discípulos de Juan
nos la podrían hacer a nosotros: ¿Por qué los discípulos de Cristo no ayunamos?
Si bien con otro matiz, pensemos con cuánta seriedad ayunan los musulmanes o los
budistas. Aprovechemos esta Cuaresma para recordar el sentido del ayuno. El
ayuno nos lleva a la conversión espiritual, nos da fuerzas para afrontar la
privación, cuando lo practicamos nos damos cuenta de que el cuerpo tiene
recursos para vivir en medio de la escasez. El ayuno nos hace tomar el control
sobre nosotros mismos y sobre nuestro cuerpo, nos conduce a la posesión
personal, la cual es necesaria para entregarnos a Dios y a los demás. El ayuno
puede ayudarnos a mortificar nuestro egoísmo y a abrir el corazón al prójimo.
Reflexión apostólica:
Para imitar a Jesucristo el corazón debe estar desprendido de todas las
cosas, pero sobre todo de uno mismo. El camino de Cristo es el de la renuncia,
el de la mortificación, el de la entrega. Traduzcamos las palabras de Jesús en
consecuencias prácticas para la Cuaresma. Si nuestro amor es como el de Cristo,
hecho de donación y de obras concretas, entonces seremos apóstoles de verdad.
Propósito:
Privarme hoy de algo, (ya sea alimento, tabaco, alcohol, televisión,
internet, etc.) y ofrecérselo a Dios como mortificación.
Diálogo con Cristo:
Señor, Tú te entregaste por mí hasta morir en la cruz para salvarnos,
yo, para corresponderte, quiero ayunar más de mí mismo y de mis cosas, no quiero
escatimar nada para colaborar contigo en la salvación de los hombres mis
hermanos. ¿De qué quieres que me desprenda el día de hoy?
«Lo que da sentido a nuestra entrega es precisamente el ejemplo y el amor de
Jesucristo» (Cristo al centro, n. 2043).