La Natividad del Señor. Misa de Medianoche

Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD

 

 

            No es fácil exponer toda la riqueza de contenido de esta Solemnidad; la carga teológica supera una síntesis, recopilada en un par de folios. Hemos elegido los textos eucológicos y bíblicos de la Misa de Media Noche ( la Misa del gallo).

            No puede faltar una referencia a la luz; si a la Navidad se le llama la Fiesta de la luz, máxime esta Misa. “Oh Dios, que has  iluminado  esta noche santa con el nacimiento de Cristo, la luz  verdadera...” ( Oración Colecta). La Vigilia Pascual es la celebración de la luz ( en su sentido polivalente); también esta noche. Nos ocuparía mucho espacio el profundizar en esta idea: Cristo, la luz verdadera.

            En la primera lectura, del profeta Isaías, se proclama:” El pueblo  que caminaba  en tinieblas  vio una luz  grande”. La oscuridad del hombre, de la sociedad, debe ser iluminada. Todo  ser humano desea ver; nosotros los cristianos buscamos otra luz:” Concédenos gozar  en el cielo  del esplendor de su gloria a los que hemos  experimentado la claridad  de su presencia en la tierra” ( segunda parte de la Oración Colecta)

            Escuchando atentamente las lecturas proclamadas, nos daremos cuenta, dentro de lo posible, de lo que significa el acontecimiento, que estamos celebrando.

 La lectura primera es del profeta Isaías, 9, 1-3.5-6. Algunos  investigadores  creen  que todo este pasaje  ( 1-6)  es una pieza litúrgica extraída  del ritual de entronización  real. Cada vez  que subía al trono  un rey davídico y era aclamado   como hijo adoptivo de Dios había un motivo  para la alegría. En semejante  ocasión  se  reafirmaban  las promesas  de una alianza  eterna  con David y se  renovaban  las esperanzas  de un rey  ideal  para el futuro, un rey  que habría  de realizar  perfectamente  el ideal  dinástico. Por consiguiente, este oráculo no se refiere  a un rey  histórico, sino  al rey ideal.

 “...Porque  un niño nos ha nacido, un hijo  se nos ha dado: lleva al hombro  el principado, y es su nombre: Maravillas de Consejero, Dios  guerrero, Padre perpetuo, Príncipe de la paz. Para dilatar el principado  con una paz  sin límites, sobre  el trono de David  y sobre  su reino”.  

             La Iglesia ha leído siempre este texto en clave cristológica: este niño será Jesús de Nazaret, nacido en Belén.

            El salmo responsorial se mueve en esta dirección:” Hoy  nos ha nacido  un Salvador: el Mesías, el Señor”.

            El fragmento del profeta Isaías, todo él  rebosa  de un tono alegre y festivo. Diversas  imágenes  sirven para sugerir  el cambio  radical que se producirá  con este nacimiento: “ Acreciste  la alegría, aumentaste el gozo: se gozan  en tu presencia, como se gozan  al segar, como se alegran  al repartirse el botín...”. Todo esto porque  un niño  nos ha nacido...

            La segunda lectura está tomada de la Carta de San Pablo a Tito 2,11-14. Para  entender el por qué la liturgia ha elegido esta  perícopa  y para darnos cuenta de su densidad, es importante advertir lo siguiente: Los autores  más antiguos  del nuevo testamento ( Marcos, Pablo) no han creído  necesario  referirse al nacimiento humano de Jesús; les basta  con saber que Dios actúa  por medio de su vida y de su persona. Navidad para ellos es el misterio impresionante de un Dios que se hace  humano  a lo largo del misterio de Jesús crucificado.

“Ha aparecido la gracia de Dios  que trae la salvación para todos los hombres; enseñándonos  a renunciar  a la vida  sin religión y a los deseos  mundanos, y a llevar  ya desde ahora  una vida  sobria..., aguardando la dicha  que esperamos: la aparición  gloriosa  del gran Dios y Salvador nuestro: Jesucristo”.  Este fragmento, centro  y corazón de la carta, responde a la táctica de Pablo de fundamentar  la vida  práctica  cristiana  en los sólidos  fundamentos de la fe.

            Aquí, como fundamento de las virtudes que se vienen  recomendando, se señala, en primer lugar, el amor  y benevolencia  de Dios que nos ha comunicado  la gracia  de la salvación  para todos los hombres. Esta es la razón por la cual ha sido elegido este texto como  segunda lectura.

            En segundo lugar, se subraya  la esperanza  en la manifestación gloriosa de Cristo, que nos enseña  a vivir  en la tierra como peregrinos  y levanta nuestro espíritu  a los bienes imperecederos. Finalmente, se recuerda la redención  de nuestros pecados, que Cristo  ha llevado a cabo por medio de su muerte. Con la  gracia que nos confiere en el bautismo, Cristo nos capacita para toda obra  buena  conducente a la vida eterna.

            San Lucas, el evangelista  de la Infancia de Jesús, acentúa mucho  el hecho de la Encarnación   histórica  de Jesús;  conectando  con los oráculos proféticos, nos presenta todo lo referente a  este hecho en las coordenadas espacio- temporales, no contentándose solo con el significado teológico de la misma, como hacían Marcos y Pablo. Esta lucana  tiene tres secciones: 1) circunstancias  del nacimiento de Jesús  en Belén ( vv. 1-5); 2) Nacimiento de Jesús ( vv. 6-7), y 3) mensaje manifestativo ( vv.8-14).

            “... Y mientras  estaban allí  le llegó al tiempo del parto y dio a luz a  su hijo primogénito, lo envolvió   en pañales  y lo acostó  en un pesebre, porque no tenían  sitio en la posada. En aquella  región  había  unos pastores que pasaban  la noche al aire libre...Y  un ángel del Señor se les presentó...” No temáis, os traigo  la buena  noticia, la gran alegría  para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido  un Salvador: el Mesías, el Señor... De pronto, en torno al ángel, apareció  una legión del ejército  celestial, que alababa a Dios, diciendo: “ Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que Dios ama”. Ya hemos indicado  las tres secciones, sobre las cuales gravita este texto; haría falta tiempo y espacio  para poder analizar algunos pormenores  de este texto evangélico. Lucas proyecta  sobre la historia  una luz, que le viene de la Pascua, por eso lo que nos narra no es simplemente historia, sino teología histórica.

            Lo envolvió  en  pañales. La frase  describe  primorosamente la solicitud  maternal de María; es lo que  hubiera  hecho cualquier  madre con su hijo   recién nacido. En el libro de la Sabiduría, capítulo 7,3-4 leemos “ Al nacer, también  respiré  el aire común; y, al caer en la tierra  que a todos  nos recibe, lo primero  que hice, como  todos, fue llorar. Me criaron  con mimos  entre pañales”, el autor de este texto asume la figura de Salomón.

            La primera  manifestación del nacimiento de Jesús, según Mateo, se dirige a los magos  de Oriente ( Mt 2,1-12), mientras que según Lucas los primeros  que reciben el  anuncio  son los pastores de los entornos  de Belén ( Lc 2, 1-20).

            Con toda probabilidad  se puede  decir que la presencia de los pastores  en la narración de Lucas se debe a que el nacimiento de Jesús  se había  relacionado  con Belén, ciudad de David, el cual había sido antes pastor; podríamos alargarnos más en este sentido.

            Concluyendo: La liturgia de la Misa de Media Noche  tiene presente el tema de la luz; la lectura primera es el anuncio del nacimiento de un niño, que será rey  ( ningún rey histórico tendrá las cualidades anunciadas); la segunda lectura nos presenta el significado teológico de la Encarnación; por último, el Evangelio se complace en presentar cómo sucedió  la Encarnación, encerrando en cada afirmación un gran cúmulo de ideas. El hombre ante todo esto, se postra en adoración y después lo celebra.