Solemnidad de Santa María, Madre de Dios

Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD 

 

 

Hoy,  en la Octava de la Navidad, uno de Enero, Celebramos solemnemente  a María como Madre de Dios, esto es, la contemplamos  en su maternidad, que hizo  posible  la venida del Mesías Salvador en la noche  de Navidad.  

También es hoy el inicio del año civil; también  es jornada mundial de oración por la paz.

Queremos fijarnos solamente en la primera celebración. Hoy hacemos una doble confensión: proclamamos  nuestra fe en María, Madre de Dios, y nuestra firme convicción  de que el hijo de sus entrañas es Hijo de Dios, nacido en la carne. La Mariología  para la Cristología  y ésta para aquella. María nos ayuda a conocer a Jesús y Este a conocer a María.  

En la Oración sobre las Ofrendas proclamamos:” a cuantos  celebramos hoy la fiesta de la Madre de Dios, Santa María”. Este hoy nos ayuda a darnos cuenta de lo que está sucediendo. Si el día de Navidad nos fijábamos  más en el niño, hoy ponemos nuestra atención  especialmente en la Madre.” En aquel  tiempo, los pastores fueron corriendo  y encontraron  a María y a José y al niño acostado en el pesebre” ( Evangelio de día, capítulo 2 de San Lucas.  

Este es el título más noble, el primero, su privilegio básico. Después y sólo  después,  vendrán los otros.

María es madre de Jesús, no sólo  porque le ha dado su carne y la sangre, sino también porque ha penetrado íntimamente en su misterio y se ha unido a él de la manera más perfecta.

“Se consagró  totalmente ...a la persona y a la obra de su Hijo, sirviendo  con diligencia al misterio de la redención con El y bajo El, con la gracia de Dios omnipotente”  dirá el Concilio en la Lumen Gentium,56.  

La Virgen María, Madre de Dios, es también Madre de la Iglesia. En la Oración después de la Comunión  aclamamos: “ A cuantos proclamamos a María Madre de tu Hijo  y Madre de la Iglesia”. La Virgen, por haber dado a luz a la fuente de la gracia, es Madre de la Iglesia y símbolo  de la comunidad cristiana, en cuyo seno  encontramos a Cristo los creyentes.  

En la lectura primera, que es del libro de los Números, se dice cómo deben bendecir Aarón y sus hijos. Lectura bien traída, pues se trata del comienzo del año y lo más importante es que el Señor nos bendiga, nos coja de la mano.

La Virgen María es signo elocuente y expresivo de la bendición de Dios a los hombres. La bendita  entre todas las mujeres se convierte en fuente de bendición.

“Cuando se cumplió  el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer...para que recibiéramos  el ser hijos  por adopción” ( Segunda lectura  de la Carta a los Gálatas). Bendecir es pedir al Señor que su favor se derrame sobre nosotros. Dios, por su Hijo, nacido de mujer, nos ha concedido  el mejor de los regalos, el mejor de los premios. En la primera parte de la Oración Colecta nos dirigimos al Señor, expresándole “... que por la maternidad  virginal  de María entregaste a los hombres los bienes de la salvación”. 

Una actitud sobresaliente en la Madre de Dios es el silencio ante el Misterio. Alguien ha dicho que las palabras desaroman el secreto. María guardaba cuidadosamente el encanto de los sublime. ”Y María  conservaba  todas estas cosas, meditándolas en su corazón” ( Evangelio del día). La Iglesia debe aprender de María a callar para poder captar el mensaje, que se encierra en lo que el Señor nos quiere comunicar; pero que nosotros no acertamos a desvelar. 

A la Madre de Dios nos dirigimos, exponiéndole nuestros deseos  de que se acorde siempre de nosotros. ”Escucha  a la que te engendró ,tu Madre que intercede por nosotros ,y salva, ¡Oh Salvador nuestro!, al pueblo desolado” ( Oraciones de rito Bizantino a la Madre de Dios).

En la segunda parte de la Oración Colecta le pedimos al Señor:” Concédenos  experimentar la intercesión  de aquella de quien hemos recibido a tu Hijo Jesucristo, el autor de la vida “. 

La  Solemnidad  de Santa María, Madre de Dios, es la declaración de qué ese hijo, nacido del vientre de María, y qué relación surge entre la Madre de Dios  y nosotros, los hermanos de su Hijo.

            Que adquiramos  conciencia de esta Fiesta para poder festejar a María  y nunca  separarnos de Ella.