III Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD 

 

 

Creo que es importante centrar litúrgicamente este tercer domingo para poder seguir comprendiendo el significado y el por qué de las lecturas.

 

 El día 6 de Enero celebrábamos la Epifanía del Señor; el domingo siguiente el Bautismo del Señor ( correspondiente al primer domingo); el domingo pasado (  segundo del tiempo ordinario) leíamos un texto del evangelio de San Juan: la presentación que hacía Juan el Bautista de Jesús: “ Este es el Cordero de Dios.” Hoy ya comenzamos a leer al Evangelista San Mateo, el correspondiente a este Ciclo A y es como una presentación esencial; pero poco desarrollada de la persona de Jesús. 

 

 Analizamos el Evangelio, la  primera lectura  con el estribillo del salmo responsorial. Como estamos en el Octavario por la Unidad de los Cristianos, la segunda lectura la contemplaremos en esta perspectiva.

 

 El texto evangélico es el capítulo 4, 12-23 de San Mateo. Jesús comienza a predicar en un lugar determinado: “Al  enterarse  Jesús  de que habían  arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando  Nazaret se estableció  en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio  de Zabulón  y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías.”  Este texto lo leemos en la primera lectura de la Eucaristía.

 

La tierra de Zabulón  y Neftalí, la Galilea de los gentiles, era la  región  semipagana  odiada por los judíos  desde su devastación  en el año 734. Galilea  se encontraba  bajo los efectos  de la devastación  y la guerra, en estado de miseria  y desventura, bajo “ sombras de muerte”. Ellos serán los primeros  en ser iluminados  por una luz  deslumbrante, la liberación  ansiada. En este texto San Mateo presenta de una forma somera, general la figura del Mesías de la Palabra y de los Hechos. En otros capítulos se detendrá más. “... Entonces  comenzó Jesús a predicar  diciendo: Convertíos, porque  está cerca el Reino de los cielos.”  El Mesías  de la palabra, el predicador, nos será  presentado en los capítulos  5-7, que tratan del  Sermón de la Montaña.

 

 Recorría  toda Galilea enseñando  en las sinagogas y proclamando  el Evangelio del  Reino, curando  las enfermedades y dolencias del pueblo.” El Mesías  de los hechos, médico-curador de toda enfermedad, aparecerá  con toda claridad y exuberancia  en los capítulos 8-9, en los cuales se narra  varias curaciones.

 uizá tengamos la impresión  de que  el ministerio  de Jesús se realizó  exclusivamente  entre los paganos. La realidad, sin  embargo, fue distinta. Alguien se podría preguntar:  ¿ por qué  San Mateo nos presenta a Jesús, al comienzo de su vida apostólica, en la Galilea de los gentiles?. Sencillamente  porque  el evangelista tiene delante la preocupación  de una misión universal. El final del evangelio mateano así se expresa: “ Los once  discípulos   fueron a Galilea, al monte  donde Jesús  les había  citado... Poneos, pues,  en camino, haced  discípulos  a todos los pueblos  y bautizadlos para consagrarlos  al Padre, al Hijo  y al Espíritu Santo” ( capítulos  28, 16-19)

 

 La 1ª lectura está tomada del profeta Isaías, 8,23b-9,3. “ El pueblo  que caminaba en tinieblas  vio una luz  grande...” San Mateo no acentuará  mucho el aspecto de Jesús como Luz; lo hará el cuarto evangelista, San Juan; pero ya es importante tener presente cómo estas ciudades del Antiguo y del Nuevo Testamento gozan de la luz  ( entiéndase  esta palabra en su múltiple significado)  de la presencia del Señor. El estribillo del salmo ahondará en esta dimensión: “ El Señor  es mi luz  y mi salvación.”  La Liturgia insistirá muchísimo en su Celebración cómo Jesús es Luz. Recordemos la Navidad como la Fiesta de la Luz. No olvidemos toda la liturgia de la Luz de la Vigilia Pascual. El día dos de Febrero será también el día de la luz. El Cirio Pascual, símbolo de Cristo, alumbrará durante los cincuenta días de la Cincuentena Pascual. Este Cirio alumbrará en la misa exequial de los difuntos. De este Cirio tomará luz el padre del niño que va a ser bautizado.

  A nivel existencial la importancia de la luz es patente: luz intelectual, luz moral. Mateo hace la presentación de Jesús como luz en un país, que está como castigado a vivir en la oscuridad, en la tiniebla.  

 

“ El Señor es mi Salvación”. Jesús iba caminando de pueblo en pueblo, predicando la conversión y sanando. La lectura del profeta Isaías desarrolla mediante imágenes encantadoras la salvación traída por el Señor. “ Acreciste  la alegría, aumentaste  el gozo; se gozan  en tu presencia  como gozan  al segar, como  se alegran  al repartirse el botín.” El país de Zabulón  ( pueblo gentil)  experimentará la salvación del Señor. En Jesús se hace presente este deseo, este anhelo, esta profecía. El cumplimiento de las profecías no tiene un valor simplemente apologético ( demostrativo), sino mucho más teológico, vivencial. El cumplimiento de la profecía no simplemente es signo de veracidad, sino que en Jesús se realizan todos los impulsos nobles y aspiraciones nobles de todos los hombres. También el profeta insinúa el don de la paz, de la libertad: “ Porque la  vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón  de su hombro los quebrantaste como el día de Madián.”  La paz  fue siempre  la mayor  ilusión  del pueblo judío envuelto  en guerras, hasta el extremo  de convertirse  en la nota  más característica de los tiempos mesiánicos. La situación  de los cautivos  se compara  a la de los animales  de trabajo  uncidos al  yugo. El “ palo” era la barra del yugo  que pesaba  sobre los hombros del cautivo.

 

  En el libro de los Jueces, 7, 16-25 se nos narra la victoria de Gedeón sobre los madianitas. A la memoria del profeta Isaías  viene el  recuerdo  de las grandes  victorias, entre las que se encuentra la de Gedeón  sobre los madianitas convertida  por el pueblo  en relato epopéyico. “ Como el día de Madián” será como la prueba, la garantía, el signo de que el Señor hace maravillas sobre su pueblo.

           

 Este tercer domingo, que a primera vista parece no tener mucho sentido, es la presentación de Jesús por Mateo en la línea de la Epifanía, del  Bautismo de Jesús, de la Confesión de Juan Bautista acerca del Mesías. En el cuarto domingo  veremos a Jesús, presentando su programa: El Sermón de la Montaña.

 

 No quiero terminar sin hacer una referencia a la segunda lectura, tomada de la 1ª Carta a los corintios, 1, 10-13. 17. “ Hermanos: Os ruego  en nombre de  nuestro Señor  Jesucristo: poneos  de acuerdo  y no andéis  divididos. Estad  bien unidos  con un mismo  pensar  y sentir.”

 El primer  problema  abordado  por Pablo, entre los varios  que le plantean  los cristianos  de Corinto, es de la división  existente  en la comunidad. Cabe sospechar  que en el origen  de estas banderías  influyó  no poco el orgullo  intelectual   de las gentes de Corinto.

 

 ¿ Estaremos condenados a no entendernos?. ¿ El hombre por constitución será división  y no unidad?. En esta  semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, hagamos lo que esté de nuestra parte para ser lo que Dios quiere que seamos: unidad en el amor, pensando  y sintiendo y deseando siempre lo más recto, lo veraz, lo que es. Jesucristo no está vivido, es Uno.