II Domingo de Cuaresma, Ciclo A

Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD 

 

 

En los tres ciclos en el domingo II de Cuaresma  se nos narra el hecho de la Transfiguración del Señor, según  cada uno de los tres sinópticos.

Además este acontecimiento en la Vida del Señor es una Fiesta Litúrgica, celebrada el día seis de Agosto.

            ¿ Por qué  se nos relata o qué significado tiene suceso?. Los discípulos  se sienten  desanimados  después de escuchar  el anuncio de la pasión de Jesús  y de conocer  lo que  pide a aquellos  que quieren seguirle. Es necesario subir la moral  de los discípulos; por esto mismo en la cuaresma ( tiempo de conversión, de ascesis etc.)  es útil la presentación de Jesús como el Transfigurado, ya que el domingo pasado era contemplado como el Tentado.

La Transfiguración  utiliza  muchas alusiones  al AT  para presentar  a Jesús  como el Siervo/ Hijo  del hombre ( aspecto del domingo pasado) que en este  momento  va a revelarse  en su condición  de Hijo de Dios, que sustituye  a Moisés  y a Elías.

            El leccionario de la Misa no presta atención al momento de la Transfiguración; bastantes biblias sí. “ En aquel tiempo” así comienza el leccionario; algunas biblias: “ Seis  días  después.”  Al comenzar así la narración de la Transfiguración  se conecta con la revelación de Jesús  como Siervo/ Hijo  del hombre del capítulo 16.

            En el ciclo A es San Mateo, capítulo 17, 1-9, quien nos refiere la Transfiguración; vamos a analizar  el hecho. “ Y se  transfiguró  ante ellos. Su rostro   brillaba  como el sol  y sus vestidos  se volvieron  blancos  como la luz.” El hecho  de que su “ rostro  brillaba  como el sol”  demuestra  que Jesús  está en la presencia de Dios  y refleja  ese resplandor  tal y como  se promete  en Is 60, 19-20: “... porque el Señor  será tu luz perpetua  y se habrán  acabado  los días  de tu luto. Lo mismo que  Moisés  había  reflejado  el resplandor de Dios en el monte Sinaí: “ ... Moisés  no sabía, al bajar  del monte, que su rostro  irradiaba  luminosidad  por haber  hablado  con el Señor” ( Ex 34, 29-35)

“ En esto, vieron  a Moisés  y a Elías  que conversaban  con Jesús.” Moisés  y Elías  habían llegado a la presencia  de Dios  en el monte Sinaí, eran  mensajeros  de la revelación divina  y se les  consideraba  como los grandes  jefes  religiosos  de Israel: “ Recordad  la ley  de mi siervo  Moisés, los mandatos   y leyes  que yo les prescribí en el Horeb para todo Israel.

Yo os enviaré  al  profeta  Elías antes de que llegue el día del Señor...”  ( Mal 3, 22-23)

            Pedro queda muy impresionado y reacciona lógicamente, aunque sin saber lo que dice: “ Pedro  tomó  la palabra  y dijo  a Jesús: Señor, ¡ qué bien  estamos  aquí! Si quieres hago tres tiendas: una  para ti, otra para  Moisés y otra  para Elías.” Habla de  construir  tres tiendas, los cobijos  temporales utilizados  para la fiesta de las Tiendas, símbolo  de celebración  y regocijo ante Dios. De esta Fiesta de las Tiendas  se nos habla en el Dt 16, 13-15.

            “ Aún  estaba hablando, cuando  una nube  luminosa los cubrió.” La nube brillante  simboliza  la presencia   resplandeciente de Dios: “ La columna  de nube  no abandonaba al pueblo durante el día, ni la de fuego  durante la noche.”  ( Ex 13,22). Es de notar la finura y la exquisitez del texto: durante el día una nube protectora; durante la noche una luz  luminosa.

y una voz   desde la nube  decía: este es  mi Hijo  amado, en quien  me complazco, escuchadlo.” Antes  de que Pedro  termine de hablar, se oye  una voz, que  repite  exactamente la declaración  divina  hecha  en el bautismo de Jesús ( Mt 3, 17), con el añadido “ ¡ Escuchadlo!. Creo que esta última palabra tiene un significado muy importante, pues además de ser  un eco de un texto bíblico del AT; en la Transfiguración  Jesús se presente como Mesías  y como Maestro, pues sus enseñanzas  deben ser atendidas.

Estas palabras están tomadas  del Dt l8, 15: “ El Señor  tu Dios  suscitará  en medio de tus hermanos  un profeta como yo; a él lo escucharéis.”  Aquí, en la Transfiguración, apuntan a Jesús  como el profeta  que sustituye a Moisés. En el pasado, Elías fue considerado a veces como  ese profeta. Ahora, Jesús  releva a ambos  como el Siervo  por excelencia.

Y cuando  bajaban  del monte, Jesús  les ordenó: No contéis a nadie  esta visión  hasta  que el Hijo del Hombre haya  resucitado  de entre los muertos.”  Solo después de la Resurrección  será la gente  capaz de  entender  toda la  trascendencia  de la visión.

 

            Si en el Bautismo Jesús es presentado como el Mesías en su doble aspecto: Divino y Humano. Si en Desierto, en donde Jesús es Tentado, se contempla más su Humanidad que su Divinidad  ( o por lo menos se nos da a entender cómo concebir Esta); en la Transfiguración brilla su Divinidad anticipadamente. El camino de Jesús será siempre de  Cruz y de Gloria.

            He querido conscientemente entretenerme en el análisis de la Transfiguración y no sólo  de una forma global  indicar su significado.

 

            La lectura primera está tomada del libro del Génesis 12,1-4. Si en los tiempos Ordinarios hace siempre referencia al Evangelio, en estos dos primeros domingos no. La línea  de las primeras  lecturas, en la Cuaresma del ciclo A, está  representada  por los momentos  más significativos  de la historia de Salvación del AT. Estos versículos del capítulo 12 nos presentan la vocación de Abrahán. Primeramente la llamada por parte de Dios: “ En aquellos días, el Señor  dijo a Abrahán: sal de tu tierra y de la casa de tu padre hacia la tierra que te mostraré.”

La  segunda  es la promesa hecha a Abrahán por parte de Dios. Intentando explicar un poco esta Promesa, podemos desdoblarla en seis direcciones: “ Haré de ti  un gran pueblo.” Quien tiene una  mujer estéril  ( Gn 11,30)  y es viejo al iniciar la emigración ( Gn 12, 4)  se convertirá  en una  gran nación. “ Te bendeciré.” Al empobrecido, al que lo tiene que dejarlo todo, se le asegura  un bienestar. “ Haré  famoso  tu nombre.”  En oposición a los constructores de la torre de Babel: “... así nos  haremos famosos y no nos  dispersaremos sobre la faz de la tierra...”  ( Gn 11,4 ), el nombre de Abrahán  será  grande. “ ... y será una bendición.”  El patriarca, solo  y abandonado, será una bendición. “ Bendeciré  a los que  te bendigan,  maldeciré a los que te maldigan.” Las promesas  se extienden  a todos  los amigos  del amigo de Dios. “ Con tu nombre  se bendecirán  todas las familias del mundo.” El Patriarca es fuente  de bendición  para todos. Abrahán no es patrimonio exclusivo del pueblo de Israel, sino que pertenece a toda la humanidad. Con sus dos hijos: Ismael ( hijo de la esclava)  e Isaac ( hijo de la libre)  su presencia  es perenne.

            La tercera parte del texto elegido como lectura primera es la reacción de Abrahán: “ ... marchó, como le había  dicho el Señor.” Partió  lleno de confianza, aceptación   los riesgos, que supone una marcha  hacia lo desconocido. Apliquemos a Abrahán parte de la estrofa tres de la Noche Oscura de San Juan de la Cruz: “ En la noche dichosa/... sin otra luz  y guía / sino la que  en el corazón  ardía”

            La segunda lectura está tomada de la 2 Tim.1, 8-10. Nos quedamos con el versículo 8: “ Querido hermano: Toma parte  en los duros  trabajos  del Evangelio, según las  fuerzas  que Dios  te dé.”

            Escuchar a Jesús  exige una respuesta al estilo de Abrahán  y  un comportamiento semejante al que San Pablo le pide a su hijo espiritual Timoteo.