Solemnidad de San Pedro y San pablo

Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD  

 

 

En los domingos del Tiempo Ordinario  las  Solemnidades prevalecen sobre el mismo Domingo; de aquí que las lecturas y los textos eucológicos  los  tomaremos, no del domingo XIII, sino de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, misa del día.  

            Nos fijaremos  en tres ideas en la presentación  del contenido de esta Solemnidad;

contemplaremos a San Pedro y a San Pablo como santos; como apóstoles y por último nuestro programa a seguir a imitación de estos Santos-Apóstoles.  

            Vamos a presentar en primer lugar parte del contenido de la Eucología de esta Solemnidad.  

            La Liturgia, aunque contiene  el pensamiento teológico acerca de Pedro y Pablo, no lo expresa de una forma exhaustiva, pues esto es casi imposible. Incluso, cuando presentemos la Liturgia de la Palabra, veremos cómo la exégesis  y la Teología  se dan la mano, se complementan. La figura de Pedro, que se desprende  de los textos bíblicos, queda interpretada  por el pensar de la Iglesia. Nosotros aquí no queremos hacer teología, sino exponer  la figura de estos dos santos, discípulos del Señor.  

Oración Colecta:  

Motivación: “Tú que nos llenas  de santa alegría en la celebración  de la fiesta de san  Pedro  y san Pablo”           

            Explicar  en unas pocas líneas qué ha supuesto   y qué supone, para la Iglesia de Roma  y para la Iglesia  universal, esta solemnidad, es una tarea  imposible.

            Los homilías  dedicadas  a esta solemnidad por los Santos  Padres,  son  el testimonio  sobrecogedor  de lo que  ha supuesto  esta celebración, para  el pueblo  santo de Dios de todos los tiempos  y de todas las latitudes. 

            Petición: “Haz que tu  Iglesia  se mantenga  siempre fiel  a la enseñanza  de aquellos  que fueron  fundamento   de nuestra  fe cristiana”. Todos los santos  enseñan con su vida coherente; algunos también con sus  escritos, incluso unos pocos  son reconocidos  como lumbreras, doctores de la Iglesia ; y está bien que pidamos en la celebración de estos santos  que somos  seguidores de su doctrina; pero en el caso de Pedo y Pablo esta petición, este deseo es especial; pues  reconocemos  su importancia  en la transmisión de la fe.  

            Oración  sobre  las Ofrendas  

Como se ve,  esta oración  no contiene  más  que dos peticiones sin motivación  que les acompañe. 

“Que la intercesión  de los apóstoles  acompañe  el sacrificio  que ofrecemos  en tu honor”             Transcribo  un trozo  de la catequesis  de Pablo VI, el día  28 de Junio  de 1966: “ [ La  fiesta  de san Pedro  y san Pablo...] interesa principalmente   y de manera  extraordinaria  a la Iglesia  de Roma, la cual  venera  en estos  dos mártires sus  “estrellas”, como  las llamaba  san Ambrosio. San León   Magno  comentaba : La fiesta  de hoy  debe  ser celebrada en nuestra ciudad con una veneración  especial, digna  de la que  resuena  en el mundo  entero, para que  donde  se hizo  tan glorioso el tránsito de los  dos apóstoles  principales, allí  también  campee  el primado  de la alegría, en el día  de su martirio”  

“Y nos  vuelva  agradables  a ti, al celebrar  este  santo  sacrificio  

 Pensamiento  particularmente  querido  de la eucología  litúrgica, que  tiene  muy presente  que, cada vez que la Iglesia ofrece el sacrifico  nuevo... ofrece no solamente  el sacrificio  de su Esposo  y Fundador, sino el sacrificio  de toda la Iglesia, el de todos   y cada uno  de nosotros ... 

Oración  después de la comunión  

“A los  que has alimentado con este sacramento” En la hora  del final  de la celebración  del sacrificio  de la nueva  y eterna alianza

Con  una motivación  propia  del  momento  final  de la celebración, son  formuladas  cuatro  peticiones  magníficas. 

La gracia  de vivir... en tu iglesia”. Es normal que en este día la realidad de la eclesialidad  sea vista y contemplada como un don; no el estar de cualquier manera, sino de una forma digna.        

Perseverando   en la fracción  del pan  en la doctrina  de los apóstoles”. La Eucaristía hace, constituye  la Iglesia  y ésta celebra la Eucaristía. El cristiano debe ser un hombre  de la Eucaristía.

Tengamos  un solo  corazón   y una sola alma”. La Comunidad  apostólica  siempre  será un punto referencial en nuestras vidas. Los padres de la Iglesia  hablan   de los dos cuerpos de Cristo: la Eucaristía y la comunidad. En la celebración actual de la  Eucaristía invocamos al Espíritu  sobre el pan y sobre  el divino  para que sean  el Cuerpo y la Sangre de Cristo; también invocamos sobre la asamblea para que  sea  “el cuerpo de Cristo” (la comunidad celebrativa).

            Arraigados  firmemente  en tu amor”.  Los apóstoles  Pedro y Pablo son mártires, testigos del amor de Cristo; así los cristianos  deben estar fundamentados en el amor  de Dios.  

Primera Lectura: Hechos  12, 1-11: Persecución y liberación de Pedro. 

Esta lectura, como veremos, contempla  a Pedro, no como el Primero de los Apóstoles, sino como elegido de Dios, como Santo. El Evangelio lo presentará como el Primero, como el cabeza de la Iglesia.  

 Vamos a situar  bien los  versículos  1-11, que forman parte de la perícopa: Hechos   12, 1-23.  Esta perícopa   es el último  episodio  del libro de los Hechos   que tiene  a Pedro  como protagonista. En Hch  12, 17  se dice , enigmáticamente, que   se fue  a otro lugar, después  de dejar  encargo  de que  comunicaran  su liberación  a Santiago. 

            El relato  posee  tres escenas: la persecución  desatada  por  Herodes ( Hch  12, 1-5), la liberación  de Pedro  ( Hch  12 6-19) y la muerte  de Herodes  ( Hch  12, 20-23)

La liberación  de Pedro, llena  de detalles pintorescos, tiene  semejanza  con Hch 5, 18-19) Finalmente, la muerte de Herodes  es interpretada  como un castigo divino.

            Analizamos  los versículos, haciendo un breve  comentario.           

 1. Por aquel tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la Iglesia para maltratarlos 

 Por aquel entonces, “en ese  crítico  momento”. Quizá no nos interesa ahondar  más en el significado  de esta afirmación.

El rey Herodes. Se trata de  Herodes  Agripa I; Arrestó  a algunos  miembros  de la Iglesia  para  maltratarlos. No  se dice  por qué  Herodes  toma  tales  medidas contra  los cristianos de Judea. De la descripción   de Lucas  se deduce  que es por capricho. 

2. “Hizo morir por la espada a Santiago, el hermano de Juan”.  

            Con frecuencia   es llamado Santiago  el Mayor  para distinguirlo  de Santiago el Menor: “Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé,”  ( Mc 15, 40)  y de  Santiago, hijo  de Alfeo: “Y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían, Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago” ( Hch 1, 13). No  hay que confundirlo  con  Santiago, el hermano de Jesús”

“ Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a Santiago, el hermano del Señor  ( Gal 1,19)

 No se  da razón  alguna  de por qué Santiago   fue  ejecutado.  

            3 “Al ver que esto les gustaba a los judíos, llegó también a prender a Pedro. Eran los días de los Azimos”

Era durante  la fiesta  de los Azimos. Literalmente, “ eran los días   del pan  sin levadura”. Lc 22, 1: “Se acercaba la fiesta de los Azimos, llamada Pascua.”. 

Lo que vamos a decir creo que es útil, no solamente  por saber mejor las cosas, sino porque Pedro esperaba  que su muerte  fuese inmediata. ¿ Qué se entiende por eran  los  días  de los Azimos?. 

            En realidad, había  dos fiestas. La Pascua se celebraba  el 14 de Nisán  ( el primer  mes del calendario babilónico-judío), cuando se sacrificaba  y se comía  el cordero pascual. En las últimas  horas  de la  tarde del  13 de Nisán   antes de sacrificar  el cordero,  debía  desaparecer  de la casa  toda levadura.  Este  período  de siete  días,  era en realidad, “la fiesta  del pan  sin levadura”. Con el tiempo, sin embargo, “ Pascua “  llegó a ser  el nombre  dado a los ocho días. 

 En  2 Cr 35, 17 leemos  Los israelitas que se hallaban allí celebraron en ese tiempo la Pascua y la fiesta de los Azimos durante siete días.”  Las dos fiestas   se mencionan  juntas.           

4. “Le apresó, pues, le encarceló y le confió a cuatro escuadras de cuatro soldados para que le custodiasen, con la  intención de presentarle delante del pueblo después de la Pascua 

 Herodes  tenía  intención  de presentarlo al pueblo  después de Pascua. Probablemente  significa  un juicio en el que  la multitud  pudiera estar presente. Esta acción  contrasta  con le ejecución  sumaria  de Santiago. Pedro tenía presente que dentro de  unos días  iba a ser juzgado, cuando terminase  el tiempo de los panes sin levadura  

            5. “Así pues, Pedro estaba custodiado en la cárcel, mientras la Iglesia oraba insistentemente por él a Dios.”  

 Pedro fue mantenido  en prisión, mientras  la Iglesia   rezaba  fervientemente  a Dios por él. Lucas  está interesado  en relatar  la apropiada  reacción  de la Iglesia  cristiana  de Jerusalén  ante el  encarcelamiento  de Pedro 

            6. “Cuando ya Herodes le iba a presentar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con dos cadenas; también había ante la puerta unos centinelas custodiando la cárcel.” 

 La noche  antes del día en que Herodes iba a presentarlo al pueblo, Pedro  dormía  entre los dos soldados, atado con  dos cadenas. Al otro  lado  de la puerta unos centinelas  guardaban  también  la prisión. 

Antes de proseguir, podemos sintetizar lo que hemos expuesto.

  Se ha desatado  la persecución  contra la Iglesia. Lucas  no apunta  ninguna causa ni explicación  de la misma. Dentro del programa de Herodes  Agripa  entraba atacar   directamente   y a fondo  la nueva   “secta cristiana”, que se había separado del judaísmo. Esta  circunstancia  nos ayuda  a precisar, con relativa  exactitud, el tiempo  en el que  esta persecución  se desató contra la Iglesia, ya que Herodes  comenzó  a reinar  el año 41 y murió  el 44.  

¿Qué  pretende  Lucas  con esta  narración? En la primera  parte   ( vv. 1-4)  intenta  que el lector  adivine  la suerte  que le espera a Pedro si no se cruza  la providencia  con un verdadero  milagro.  El milagro, en efecto, que  era lo único  que podía  salvar a Pedro, se realizará: en el último  momento  será liberado  por el ángel  del Señor. 

            . La segunda parte  intenta   poner de relieve  la magnitud   del mismo. Ni  siquiera  los cristianos  podían  dar crédito a sus ojos  o a la noticia  de la liberación  de Pedro.

 Lucas  debe  explicar  dos cosas, la liberación  de Pedro  y la muerte de Herodes. La primera  era la más eficiente  para la comunidad  cristiana, ya que  la intervención  de Dios había  sido bien  clara.

            La liberación  de Pedro   era una prueba  evidente  del gran  poder  de Dios y de la ayuda que  prestaba  a los cristianos.

El suceso  de la liberación  de Pedro  se divide  en dos partes. En la primera  (vv. 7-8)  Dios interviene  en el suceso  por medio del ángel.  

            7. De pronto se presentó el Angel del Señor y la celda se llenó de luz. Le dio el ángel a Pedro en el costado, le despertó y le dijo: «Levántate aprisa.» Y cayeron las cadenas de sus manos.

            8. Le dijo el ángel: «Cíñete y cálzate las sandalias.» Así lo hizo. Añadió: «Ponte el manto y sígueme.» 

            Se nos  cuenta   de lo ocurrido  en la celda de la prisión y el proceso  de su  liberación. Pedro duerme, es decir se halla  completamente  “ pasivo” en dicho proceso de liberación ; no hace  gestión  de ninguna  clase, ni  siquiera  reza  o alaba  a Dios, como Pablo  y Silas  en una ocasión  parecida ( 16, 25) El duerme , y hubiese  dormido  toda la noche  de no haber  sido despertado  por el ángel. Cuando  despierta se halla desconcertado  por completo, no sabe qué hacer, se limita  a cumplir  las órdenes  que el ángel  le da. En resumen, la liberación  es obra  de Dios, no suya.           

            A esta  primera  escena  sigue   la segunda  (vv.9-10):   

9. Y salió siguiéndole. No acababa de darse cuenta de que era verdad cuanto hacía el ángel, sino que se figuraba ver una visión.

10. Pasaron la primera y segunda guardia y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. Esta se les abrió por sí misma. Salieron y anduvieron hasta el final de una calle. Y de pronto el ángel le dejó. 

Se nos  refiere  cómo  el ángel  y Pedro  llegan  hasta  la calle  sin  obstáculo  alguno, abriéndose  las puertas  a su paso. Una vez  en la calle, cuando  Pedro  ya no tiene necesidad  del ángel liberador, éste desaparece. Cuando  ya todo  ha pasado  Pedro  vuelve  en sí.

 11.  Pedro volvió en sí y dijo: «Ahora me doy cuenta realmente de que el Señor ha enviado su ángel y me ha arrancado  de las manos de Herodes y de todo lo que esperaba el pueblo de los judíos.» 

            Pedro volvió  en sí. Literalmente, “llegando  a ser él”, “recobrando  el juicio” Pedro  se da cuenta  de que el cielo  lo ha librado. Pedro  muestra  cómo  el plan salvífico de Dios surte efecto.            

            El salmo responsorial  muy bien traído. Los versículos  8-9  son transparentes  y el estribillo  amplía  la esclavitud de la cual ha sido liberado el salmista; en este caso Pedro.

            Estribillo: “El Señor  me libró  de todas mis ansias” 

El ángel  del Señor  acampa  en torno a sus fieles y los protege. Gustad  y ved  qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. (Salmo 33, 8-9)  

Segunda  Lectura: 2ª  Carta   del Apóstol  san Pablo a  Timoteo, 4, 6-8. 17-18  

            La segunda lectura  no habla de Pedro, sino de Pablo. El Evangelio nos presentará la figura de Pedro como el Primero. Quizá podemos  calificar a Pablo como el primero en el orden del saber, de la doctrina  y Juan en el orden del amor; Pedro siempre representará el poder jerárquico.  

 El capítulo  4 de esta carta  lleva por título: Fidelidad al  ministerio. Los versículos  6-8  presentan  cómo  Pablo  ha realizado  fielmente  su misión. Los vv.17-18 como parte de una confesión, de la manifestación de Pablo. 

Podemos adelantar  un poco lo que diremos después. Hay dos   maneras  de dar la vida por Cristo: una   gastarla  día a día  tratando  de que todos  lo conozcan ( 2 Cor  12, 15); otra,  derramar  la sangre  por su causa. Imitar  a Pablo, que supo  darla  de las dos maneras, es  un reto para sus discípulos. Este pasaje  de la segunda   carta a Timoteo  es el mejor epitafio  sobre el sepulcro  de Pablo. Al fin  del atleta   ha conquistado  la ansiada  corona  de salvación por la que  corría  desde antiguo (1 Cor  9, 24-27).

Hoy nadie admite que Pablo haya  dicho esto de sí mismo; sino que alguien, que conocía bien a Pablo, lo ha puesto en sus labios, en su boca. Pablo  aceptaría  esto, no ya porque se trata de algo bello, positivo, sino porque expresa la verdad. 

6. Porque yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. 

Pablo  espera  ser enviado a la muerte  muy pronto  y considera  el derramamiento   de su sangre como  una libación  ( un rito  sacrificial  en que  se derramaba  un líquido, generalmente  vino o aceite: “y con el primer cordero, una décima de medida de flor de harina, amasada con un cuarto de sextario de aceite de oliva molida, y como libación un cuarto de sextario de vino.” (Ex  29, 40). Pablo  quiere decir  que cede  su martirio  en honor de Dios y tiene  valor  para la salvación  de las almas: “Por esto todo lo soporto por los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que está en Cristo Jesús con la gloria eterna” (2 Tim. 2, 10). Ha llegado el momento de mi partida: Morir  es como  partir  de esta vida  y retornar  a Cristo  (Flp 1, 23): “Me siento apremiado por las dos partes: por una parte, deseo partir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor.” 

7. He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe.

Se usa  la imagen  del púgil  en la arena: “Así pues, yo corro, no como a la ventura; y ejerzo el pugilato, no como dando golpes en el vacío,” (1 Cor  9, 26).  He  rematado  la carrera: se toma  esta imagen  del mundo  de los corredores. He  guardado   la fe: Pablo   ha defendido  y conservado  el depósito  de la fe: “que conserves el mandato sin tacha ni culpa hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo,”  (1 Tm 6, 14)           

            8. “Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia que aquel Día me entregará el Señor, el justo Juez; y no solamente a mí, sino también a todos los que hayan esperado con amor su Manifestación

Se toma  esta imagen  de las competiciones  atléticas, en que los  ganadores  obtenían  una corona  de  laurel, pino u olivo: “Y lo mismo el atleta; no recibe la corona si no ha competido según el reglamento” (1 Tim 2, 5). Aquel día: la parusía, el día  del juicio: “Concédale el Señor encontrar misericordia ante el Señor aquel Día. Además, cuántos buenos servicios me prestó en  Efeso, tú lo sabes mejor” (2 Tim 1. 18)

Todos   los que  han  querido   su manifestación: Todos los que, por amor a Cristo, han vivido  una vida  cristiana  como preparación  a su manifestación.            

            17.” Pero el Señor me asistió y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran  todos los gentiles. Y fui = librado de la boca del león.”

            El abandono   de todos   sus amigos, su confianza  en Dios y la referencia   al salmo  22,21: “Libra mi alma de la espada,  mi única de las garras del león “muestran el sufrimiento de Pablo  como una imitación   de la pasión de Cristo. Pero, en medio  de la deslealtad general, Pablo  se  consuela  en la fidelidad  de unos pocos.

            Realmente  Pablo fue un hombre de grandes experiencias: por una parte la cercanía de Jesucristo. Pablo aparece  como uno de los más enamorados de Jesucristo. Vive la vida de Cristo y habla de una forma  maravillosa  de lo que es Cristo para el cristiano: tanto  de los que vienen de judaísmo como de la gentilidad. Roma acoge  a judíos  y a paganos.

             18. “El Señor me librará de toda obra mala y me salvará guardándome para su Reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.”            

            El final  de este versículo  es una gran doxología  litúrgica-celebrativa. Dios merece ser alabado, ensalzado, festejado.

            El principio de este versículo  no habla  de ninguna liberación física, por lo tanto no es  fuente de información histórica, sino que trata más bien de una liberación: moral-psicológica- teologal. La libertad de Pablo no se puede limitar  a este mundo, sino  que es un rescatado para el “reino celestial”.  

            Creemos que ha acertado  la Liturgia al tomar como segunda lectura de la misa esta perícopa  bíblica, pues indica  y presenta: a Pablo como santo, como un hombre, que se ha gastado por Dios. Pablo no es aquí  el apóstol de los gentiles, el sabio, el doctor, sino el místico, el que se lo juega todo a una carta, sabiendo que acertará, pues no depende de la suerte, sino de Cristo, quien se complacede  en su apóstol Pablo. 

            Evangelio: Mateo 16,  13-19: Confesión de Pedro 

            Podemos decir que este evangelio es indicado para la celebración de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo. Completa la visión de la lectura primera de los Hechos de los Apóstoles, donde Pedro, como notábamos, era contemplado  como santo, como elegido por el Señor.  

El pasaje  con que  se cierra  la segunda  parte  del evangelio  nos sitúa  en un momento  muy importante  de la vida de Jesús: el rechazo  de su pueblo  y el fracaso  aparente de su misión. Sin embargo, sus discípulos  por la boca  de Pedro reconocen  que Jesús  es el Mesías, el Hijo  del Dios  vivo: títulos   que resumen   la fe de la Iglesia de Mateo.

 Las  palabras  de Jesús  a Pedro  (Mt 16 17-19)  sólo  se encuentran   en este evangelio, pero poseen   una   extraordinaria  importancia. Jesús  declara  dichoso a Pedro , no por sus méritos, sino  porque  el Padre  le ha  concedido  el don  de reconocerlo  como Mesías. El  cambio de nombre  indica el nuevo  encargo  que Jesús  le confiere: ser piedra  de cimiento  para el nuevo  Israel que   empieza a ser congregado. Este nuevo Israel es la Iglesia, la asamblea   del pueblo elegido, cuya misión  será arrancar  a los hombres  del imperio  de la muerte. A través  de esta Iglesia  viene el reino  de Dios, que es semejante  a una ciudad, cuyas  llaves  se entregan  a Pedro. El  es quien  recibe   el encargo  de ser mayordomo y supervisor ( Is  22, 19-22), con autoridad   para interpretar la ley  ( esto  significaba  entre los judíos  la expresión “ atar y desatar”  y adaptarlas   a  las   nuevas  situaciones).  

Estos versículos  están cargados de teología, que nosotros aquí no exponemos, sino que solamente  hacemos una exégesis de los mismos. Con ellos llegamos a  lo que durante  mucho tiempo  se ha considerado  como el centro  o la médula  de la narración  evangélica. Por primera vez  interroga  Jesús  a sus discípulos  sobre su persona, y  Pedro confiesa  explícitamente  la dignidad  mesiánica  del Maestro 

            La perícopa se divide en tres partes: a) diálogo  con los discípulos 13-16; b) un pequeño discurso de Jesús 17-19; c) el v. 20. Desempeña sin duda   una función  importante  en todo el evangelio. El texto está relacionado  con la perícopa siguiente 16, 21-28 (Primer anuncio de la pasión. Reacción de Pedro) 

            Analizamos los versículos:  

13. Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: « ¿Quién dicen los hombres  que es el Hijo del hombre?» 

 Mientras en Marcos y Lucas  Jesús  habla  en primera persona ( ¿Quién  soy   yo al decir   de las gentes?, en Mateo  dice: ¿ qué dicen   los hombres  a propósito del hijo del  hombre?.  Se ha visto  con frecuencia  en este  dato una prueba  del carácter  tardío  de la  redacción  mateana y una intención  de oponer  este Hijo  del hombre  al hijo de Dios del v. 16 . En  los  tres sinópticos, Jesús  se designa  constantemente  a sí mismo  con la expresión:   Hijo de  hombre. El hijo   del hombre  designa   al juez  celeste  de los últimos  días, según  la apocalíptica  judía.  Nuestra  perícopa  tiene  por fin  demostrar que Jesús  es a un tiempo  el  Revelador  de los últimos días  (  Hijo de hombre, Cristo, Hijo de Dios)  y un hombre  que se acerca  a la soledad  y a la muerte.

Sobre el “Hijo  del hombre”  poseen   los discípulos   (¡y aún  más los lectores cristianos  del evangelio!)  un saber  previo, porque  Jesús  les había  dicho ya algo  de su misión : “«Cuando os persigan en una ciudad huid a otra, y si también en ésta os persiguen, marchaos a otra. Yo os aseguro: no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre.” (10, 23); “El respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;” (13, 37); “El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad,” (13, 41).

            Los  no iniciados   no habían  entendido  hasta entonces  las declaraciones  públicas  de Jesús  acerca del Hijo  del hombre: “Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores." Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras.» (11, 19); “Porque de la misma manera que Jonás = estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, = así también el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches.” (12, 40)

 Desde ese momento  hasta la pasión, Jesús  no volverá  a  hablar  públicamente  del Hijo  del hombre.

Sólo  en la gran  escena  del interrogatorio  ante el sanedrín, se  referirá  a su persona  como el Hijo  del hombre, cuando  el sumo  sacerdote   le pregunta  si es  el Cristo  e hijo de Dios (  26, 64): “Dícele Jesús: «Sí, tú lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de ahora veréis = al hijo del hombre sentado a  la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo.» = 

14. Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas.»           

             En la  respuesta  de los discípulos  sorprende  ante todo  la variedad   de opiniones  que circulan  a propósito  de Jesús. Todos  piensan   que Jesús   podría   ser un enviado   de Dios.

            Los discípulos  refieren  las opiniones  de la gente:  unos,  como el malvado  Herodes  Antipa  ( 14, 2), creen que Jesús  es el Juan Bautista resucitado; otros, que  es Elías.  Jesús  no es ninguno  de los dos personajes.  Otros   lo tienen  por Jeremías.  No sabemos  si este profeta tenía   una significación  especial  para Mateo, que cita  expresamente a Jeremías  en 2, 17 y 27, 9. 

            15. Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?»            

            Jesús  pregunta  ahora a los discípulos   por su opinión  personal. Pedro  formula  la respuesta  de los discípulos.

 Simón Pedro  es la única vez  que aparece de este modo. La felicitación   dirigida  personalmente  a Pedro indica  que  él  es el centro  de atención.

            Jesús  no pregunta  a sus discípulos  por su esencia  intemporal, sino  por su misión  histórica  en relación  con Dios y con su pueblo, cosa que  confirmará  la respuesta  de Pedro. El ser de Cristo  es la misión  que tiene  que cumplir   en la tierra  al servicio  de Dios  y de los hombres 

16.  Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.».          

Pedro, llamado aquí  Simón Pedro  para preparar  lo que sigue, responde, sin duda   en nombre  de los discípulos, pero  no simplemente  como  su portavoz, pues  será   felicitado  personalmente por El.  Mateo añade: “El Hijo de Dios vivo”.  Los exégetas  interpretan  diversamente  esta adición  de Mateo. Para algunos   exégetas: La confesión  de Pedro  proclama  a la vez  la mesianidad de Jesús  y su divinidad  (Hijo de Dios vivo. 

 Los versículos 17-19  no  tienen  paralelo   en Mc  y Lc. Algunos   escritores  han sugerido  que los versículos  han sido  sacados  de su contexto  original, posterior  a la resurrección, y que  pueden   compararse  con  Jn 21, 15-19, donde se atribuye a Pedro  una posición  peculiar en la  narración  de los sucesos  posteriores a la resurrección. 

      ¿Realmente  dijo estas palabras Jesús?

No podemos  dar una respuesta ni afirmativa ni negativa.

¡Qué difícil  resulta saber las “mismas palabras del Señor”!

Creo que el problema  en cuanto su exégesis  estriba  en esto: ¿ Interpretan  válidamente  dichos versículos  la obra  y la persona  de Jesús 

            17. Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.   

      La dicha de Pedro  es haber   reconocido  y confesado  a Cristo .Ha sido  objeto de una   revelación  divina  

            18. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.            

            El nombre  griego  petros=  piedra  no era usado, según parece, como  nombre propio antes de la era  cristiana. Según  el primer evangelio, es Jesús  quien  aplica  aquí por  vez primera a Simón  este sobre nombre  de Pedro,  explicándolo   inmediatamente.

Jesús   edificará  su Iglesia  sobre la persona  de Pedro, sobre  Pedro en  cuanto confesor, y no  sobre  su fe.

            Adviértase  lo siguiente: 1)  El Cristo de Mateo  toma la iniciativa  y conserva la  autoridad  en esta edificación; es él  quien  construirá, no Pedro. 2) El futuro  edificaré  se refiere  al tiempo   que seguirá  a la muerte   y resurrección  de Jesús. 3)  En efecto, esta Iglesia  no es el grupo  de los discípulos  de Jesús ni el reino final, sino la comunidad mesiánica que Jesús reúne  y que después  de su muerte, anunciará  su nombre a la  humanidad

 Esta  promesa   o profecía  del Cristo  de Mateo no  se dirige   estrictamente  más que a Pedro, sin la menor  alusión a eventuales   “sucesores”.  Es la persona  histórica  de Pedro, como apóstol  y confesor  de la fe, que constituye  la piedra o el  fundamento  único  sobre el que Cristo  edifica su Iglesia. Lo que  sabemos  de los primeros  días de la  Iglesia  en  Jerusalén, por los  Hechos  de los Apóstoles  y las cartas, confirma  esta declaración del Cristo de Mateo            .

              eres Pedro: Jesús  da a entonces  a Simón  bar-Jonás  un nombre nuevo le encomienda   una misión. Simón  recibe  el nombre por que  habitualmente  se le conoce  en el NT; los que dudan   de que Jesús  pronunció  estas palabras olvidan  que  el NT no tiene  ningún otro  pasaje en que se explique  este cambio de nombre. “Pedro” procede del griego  petros, forma  masculinizada  del nombre femenino  petra, “roca”, que equivale  al arameo  kepha. Sobre  esta roca: Queda   claro que Pedro  es la roca sobre la que habrá de edificarse la ekklesia, pero no  lo está  en qué sentido  es él  el fundamento. El término  ekklesía  se  utiliza  solamente   aquí  y en 18, 17  a lo largo  de todos  los evangelios; es muy  dudoso  que Jesús  en persona  utilizara este término, que es la  forma corriente  de designar  a la comunidad  cristiana  en las epístolas. Que Jesús  lo usara  o no nada tiene  que ver  con la cuestión  de si la comunidad  primitiva  lo entendió  correctamente  al pensar  que era  intención  suya   crear una  comunidad permanente.

            En este contexto, la razón  de que  a Pedro  se le llame roca  es la fe  que acaba  de demostrar  en su confesión.  Ha dado  voz  a la fe  de los discípulos; el grupo  que Jesús  ha formado  permanecerá  sobre la base  de la fe en Jesús como Mesías. Pedro  es el portavoz y el modelo  de  esa fe. Mientras  esta fe  se mantenga, “las puertas del seol” nada  podrán  contra  el grupo.

Puertas del infierno: la frase   se refiere  no al poder  del mal, sino al de la muerte, pues el seol  es la morada  bíblica  de los muertos. La exégesis  de este versículo  es más teológica que bíblica. La Tradición de la Iglesia  ha interpretado  de un modo concreto este versículo, que quizá  desdice del significado exegético.

            Sería muy interesante  ahondar en la relación: exégesis  y la teología. Los católicos  nos amparamos  más en la teología  que en la exégesis  aislada. Quizá los protestantes  hacen lo contrario.                        

  1.  A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que  desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»

Yo te daré  se refiere  al mismo  período que el futuro  del versículo  precedente: el Cristo  de Mateo  promete  a Pedro  que después  de su resurrección  darás  estas llaves  a Pedro

Las llaves  del reino: conferir   las llaves  es una clara  afirmación  de que  se pone  a alguien  en posición  de jefe  dotado  de autoridad. La frase  es un eco  de Is 22, 22: “Pondré la llave de la casa de David  sobre su hombro; abrirá, y nadie cerrará,          cerrará, y nadie abrirá. “. La llave  era el símbolo  del cargo  de  jefe  del palacio, el más  alto entre  los dignatarios  de la corte  israelita; de esta forma  se declara  a Pedro  jefe  de palacio  en la efesia.

            La Teología   aplicó a la misma  Iglesia  este poder en unión con el Papa.  La Iglesia está por encima del Papa, pues éste es parte de la misma Iglesia; pero en cualquier determinación es el Papa  en unión con la Iglesia, quien decide. Siempre el error   del  “conciliarismo” persigue  a la  Teología.  Creo que falta aclarar más la relación  Iglesia-Papa (sucesor de Pedro). La exégesis  no dice nada acerca de esto.  

Todo  lo que  ates... desates: El significado  del cargo   conferido  se especifica  más con la entrega  del poder de atar  y desatar. Esta  expresión    es oscura; carece  de trasfondo  en el lenguaje   bíblico,  y en  el judaísmo  rabínico se refiere  a las sentencias   rabínicas; atar es emitir  una sentencia  que impone  una obligación, y desatar  significa  sentenciar  levantando   una obligación.  La misma  frase  se utiliza, aplicándola  a la Iglesia  en conjunto, en  18. 18: “Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo”. La  frase  ciertamente  significa  el ejercicio  de la autoridad, pero  no se especifican  la naturaleza  y el uso  de la misma.

 De otros   pasajes  del NT  se desprende   claramente  que Pedro  ocupa  una posición  especial  en el Iglesia  primitiva:   « ¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha  solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.» (Lc  22, 31-32)  

      Concluyendo: hemos intentado presentar la figura de San Pedro y San Pablo, no apoyándonos en la teología principalmente, sino en la Eucología  y en la Liturgia de la Palabra, elegida para esta Solemnidad.

      Una  conferencia  puede resultar  muy interesante; una homilía  moralizante  puede tener sus ventajas: simplicidad, “normal”, practicidad; una homilía fundamentada en la exégesis  adquiere una densidad, una claridad, que empuja  a celebrar con gozo la Solemnidad de lo celebrado: el Martirio  de San Pedro y San Pablo, sus “dies natalis”  para el cielo.