V Domingo de Cuaresma, Ciclo B
Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD  
 
 
          Si Tuviéramos que decir cuáles son los temas de la cuaresma de este año; nos referimos a la liturgia dominical, señalaríamos dos: la Alianza  y la Cruz, ésta expresada de diversas maneras.  

            Han fracasado, por  culpa del hombre, las diferentes Alianzas: Con Noé, con Abrahán, con Moisés.

            “Mirad que llegan días-oráculo del Señor- en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva” ( 1ª lectura, del profeta Jeremías). Es la  única vez que aparece  la expresión “nueva alianza” en el AT.

            La novedad no está en los elementos esenciales de la alianza ( pues son los mismos para todas), sino en el terreno  de su cumplimiento  y de los medios para conseguirlo. “... Así será la alianza que haré con ellos... Meteré mi ley  en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos  serán mi pueblo”

            Si hasta ahora todo había sido  ritual, externo, jurídico... escrito en tablas de piedra... llegan días  en que la religión  será personal, interior, vivencial.

            El corazón como lugar de una escritura es invención propia de Jeremías  ( l7,l),aunque  existe  un paralelo  muy cercano en algunos textos del libro del Deuteronomio.

            “Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: reconoce al Señor”. Dios será algo indispensable, sin El no se podrá vivir. Existirá como un conocimiento instintivo, connatural. Este conocimiento consiste en tener  en cuenta a Dios, prácticamente, en todo acto y en toda situación; es como una actitud vital.  

            De aquí la petición de un corazón nuevo, según el querer de Dios:” ¡Oh Dios!,crea en mí un corazón  puro” ( Estribillo del salmo responsorial).  

            Este corto oráculo ( Jeremías 3l,3l-34) puede ser  calificado con toda justicia como el “testamento espiritual de Jeremías”; todo su mensaje  ha quedado  condensado  en estas pocas palabras. Jeremías  resume  y sintetiza  toda la experiencia  de su vida  íntima  y toda la enseñanza de la historia. 

            Cristo es la Nueva Alianza. Con El  es Dios definitivamente nuestro Dios  y nosotros su pueblo. Como en la alianza antigua, también  hay aquí un sacrificio  que la sella  y confirma: es Cristo mismo. 

            “ Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre” ( Evangelio del día, de San Juan, l2)  Glorificación mediante la pasión. El Evangelio de Juan presenta la cruz como el lugar de la entronización  y de la victoria  de Jesús. La pasión de Jesús  es presentada como su “elevación. Elevación que incluye  fundamentalmente la elevación a la cruz y  a la gloria.

            La doxa ( gloria), en la lengua hebrea, designa la trascendencia, el poder y la manifestación de Dios. La buena fama, la estima y el honor, éste es el significado de la palabra doxa en la lengua griega.

            Muriendo Jesús, es glorificado y glorifica al Padre:”Padre, glorifica tu nombre”. Que tu poder y tu manifestación sean aceptados.

            Esta glorificación se halla  traducida en los sinópticos  por el “hágase tu voluntad” . Glorificación  que ha tenido  lugar:” Entonces vino una voz del cielo: - lo he glorificado y volveré a glorificarlo” , porque  las obras de Jesús  han sido  hechas  como respuesta  incondicional  a la voluntad del Padre. Y seguirá glorificándolo. Ahora se alude al futuro, porque esta voluntad del Padre será todavía más exigente en la muerte-resurrección.  

            Era necesario  que Cristo muriera, como el grano de trigo, para que nosotros viviésemos. Sería  una falsa  imagen de Jesús, si le viéramos como un superhombre, impasible, por encima de todo sentimiento  de dolor  o de miedo.

Jesús, cuando muere, no fracasa, pues su manifestación alcanza niveles muy altos; pero su muerte reviste las características de dolor, de sufrimiento, de angustia.

            El evangelio no esconde la agitación lógica de Jesús ante la perspectiva de su muerte, pero muestra  que la supera con creces, gracias a su disponibilidad total al plan de Dios.Por eso, Jesús no pide que se le perdone la muerte, sino saberla asumir  con libertad y conciencia, como parte de su misión. “Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: Padre, líbrame  de esta hora. Pero  si por esto  he venido, para  esta hora”. Ante la perspectiva  de una muerte  cruel e inminente, Jesús  puede  sentir, y  de hecho siente, angustia.

            Estos versículos ( 27-30  del capítulo l2 de San Juan) son el equivalente más estricto  de los relatos sinópticos  de la agonía.

            Son compatibles los dos aspectos a la hora de hablar de la muerte de Jesús: el aspecto de triunfo ( según el significado  de gloria  en la lengua hebrea)  y el aspecto kenótico, sufrimiento ( común a los sinópticos  y a San Juan.

            La Resurrección de Jesús no es simplemente un corolario de su vida ( interpretación que muchas veces expresamos en las catequesis, en las homilías); pero no debemos hablar de la Resurrección como si  no exigiera  una muerte  y una muerte de Cruz. Jesús, cuando muere, da la impresión de que ha fracasado, pues la muerte indica impotencia, derrota; esto no debemos olvidar, pues San Juan no lo ignora, sino que lo acentúa; pero la misma muerte para el cuarto evangelista es la glorificación del Padre, pues su Voluntad es aceptada  y es elevación del Hijo, pues manifiesta la trascendencia, la manifestación, la revelación máxima del Padre.  

            Las  tres alianzas ( las veíamos en los tres primeros domingos) habían fracasado, se habían roto por culpa del hombre; en el cuarto domingo,  la primera lectura hacía esta interpretación. En este domingo quinto se anuncia una nueva alianza, que jamás se romperá. La sangre de esta nueva alianza  será la sangre de Jesucristo. 

            La muerte de Jesús, no-solo es glorificación del Padre y de El mismo, sino también causa de salvación para todos los hombres.” Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré  a todos hacia mí”. ( Evangelio) .” El, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer...Se ha convertido para todos los que le obedecen  en autor  de salvación eterna” ( Segunda lectura, de la Carta a los Hebreos).  

            Si alguno piensa que resulta extraña la necesidad de morir para dar la vida, recuerde  que esta paradoja también se da en la naturaleza. El grano  de trigo nada produce  por sí mismo; sólo cuando parece que ha muerto  y ha sido enterrado, produce  fruto  mucho  más abundante  que él mismo. “ Os aseguro que si el grano de trigo  no cae en tierra y muere, queda  infecundo; pero si muere, da mucho fruto”.