Domingo de Resurrección, Ciclo B
Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD  
 
 
“El día en que actuó el Señor” es la gran fiesta de los que creemos en Jesucristo, el Señor.

       Algo muy importante ha sucedido y ha tenido lugar en un día determinado:” El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún  estaba oscuro” ( Evangelio del día)

            Según la tradición común, el descubrimiento  del sepulcro abierto y vacío tuvo lugar, no, “al tercer día”, en el que sitúan  el acontecimiento  de la resurrección  las fórmulas  kerigmáticas, sino a los dos días de la crucifixión, es decir, el día que sigue al sábado, fecha que para los cristianos corresponde  al domingo, el día de su asamblea litúrgica.

            En este día los cristianos  de todos los tiempos y lugares se reunirán para la celebración de la muerte y resurrección del Señor. La muerte y resurrección de Jesús  son hechos  que van íntimamente  unidos en el anuncio cristiano desde los primeros tiempos, como lo  testimonian los diversos  escritos del Nuevo Testamento. 

            ¿ Qué ha sucedido, pues, en este día?.” Este es el día en que actuó el Señor: sea  nuestra alegría  y nuestro gozo” ( Estribillo del salmo responsorial). Dios ha hecho maravillas: resucitar a su Hijo. Ha realizado su Gran Obra.

            En la Oración Colecta de la Misa así lo recordamos: “Señor, Dios, que en este día nos has abierto las puertas de la vida por medio de tu Hijo, vencedor de la muerte”  La Resurrección es para el Señor y es para nosotros. 

            ¿ Es verdad  todo esto: que Cristo Resucitó? . “ Entonces  entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos” ( Evangelio).

            Las dos formas  primeras de expresar la resurrección  fueron las apariciones  y el sepulcro vacío. En el evangelio  de hoy se habla, no de apariciones, sino del sepulcro vacío. María Magdalena reacciona, diciendo que han robado el cuerpo del Señor:”...María Magdalena  fue al sepulcro... y vio  la losa quitada del sepulcro... Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.

            Dos reacciones diversas: la de Juan es creer en la Resurrección del Señor; la de María Magdalena, alguien se ha llevado el cuerpo del Señor.            

            Juan concreta que María Magdalena  va al sepulcro “cuando  aún estaba oscuro” ( a diferencia de Marcos ),quien escribe “ a la salida del sol”.¿ Quién está en la verdad, Marcos o Juan?. A Juan no le preocupa la verdad  cronológica, sino la enseñanza simbólica. Quizá  quiere indicarnos que la ausencia de Jesús produce en nosotros una oscuridad, que nadie puede eliminar.           

            “... Llegó  también  Simón Pedro detrás de él ( el discípulo que quería Jesús) y entró  en el sepulcro... Entonces  entró  también el otro discípulo , el que había llegado primero al sepulcro; vio  y creyó. “ ( Evangelio). Nada se nos dice de si Pedro creó; del discípulo que corría más y entró después, se narra que vio y creyó.

            ¿ Por qué creó este segundo discípulo?. En virtud  de su unión profunda con Jesús, el discípulo  reconoce el misterio de su presencia a través de su ausencia . 

            Ninguno de los evangelistas  describe la resurrección del Señor en sí; es decir, ¿cómo fue?. Los evangelios  y l cor l5, 4-7, dan testimonio del hecho de la resurrección; pero  lo hacen refiriéndose a la tuma vacía  en la mañana de Pascua  y a las apariciones de Cristo resucitado a los discípulos, que tendrá lugar en otras ocasiones.  

            Los discípulos comunican, cuentan y narran a los demás el hecho de la Resurrección. No pueden dejar de hacerlo, no pueden callar. Los apóstoles han sido  testigos  de cómo  pasó haciendo Jesús el bien  y fueron testigos  también  de su resurrección  que proclamaban. “ Nosotros  somos testigos  de todo lo que hizo en Judea  y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día  y nos lo hizo ver, no a todo el pueblo, sino a los testigos que él había  designado: a nosotros, que hemos  comido  y bebido con él después de su resurrección”  ( Segunda lectura ).

            Nuestra fe en Cristo  resucitado se apoya en la fe ( testimonio ) de los apóstoles. Esta fe ( testimonio) encuentra  también  dentro de nosotros una confirmación y despierta una exigencia.

            La confirmación  de esa fe  es obra del mismo Espíritu de Cristo resucitado que alienta en nuestro interior. El Espíritu  es el regalo pascual.

            Lucas nos dirá que ese encuentro con el Espíritu Santo tiene lugar el día de Pentecostés. Para San Juan tiene lugar el día de Pascua al atardecer, cuando concluye el día según el cómputo judío.  

            Los discípulos no pueden dejar de contar esta experiencia, que es fruto de una realidad y también obra del Espíritu.

            La Resurrección es un hecho histórico; pero su captación es un regalo, no es una deducción de la razón.  

            ¿ Qué debemos hacer?. “Hermanos: ya que habéis  resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está  Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba,  no a los de la tierra”  ( Segunda lectura, de la Carta a los Colosenses).

            Debemos “levantar”  continuamente los ojos al cielo. Nuestra búsqueda especial; no buscamos lo que los hombres suelen anhelar. Somos peregrinos. Quien acepta el hecho de la Resurrección de Cristo, es una nueva criatura, ha renacido del pecado a la vida.

            Como decíamos antes: la Resurrección es un bien para Cristo; pero para nosotros  es un don, que nos compromete, no solamente a aceptarlo, sino hacerlo fructificar.

            “... Concede a los que  celebramos la Solemnidad  de la Resurrección de Jesucristo, ser renovados  por tu Espíritu  para  resucitar en el reino de la luz  y de la vida “  ( Oración Colecta).

            Cuando fue María Magdalena al sepulcro, era noche, le falta la luz, pues no había experimentado que Jesús había resucitado. Nosotros, que creemos la resurrección de Jesús  y en ella  nos apoyamos, vamos hacia el reino de la luz  y de la vida.

            La Pascua del Señor, fiesta de luz ( el cirio pascual) y de la vida ( fuente bautismal. La muerte se dirige a la vida; las tinieblas a la luz.

            María Magdalena  fue de noche y no encontró la vida ( la habían borrado); nosotros, que hemos  visto la tumba vacía, creemos y por esto mismo nos dirigimos al  reino de la luz  y de la verdad.