XV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD  

 

 

            Los domingos quince  y dieciséis  del Tiempo Ordinario forman una pequeña  unidad que conviene  relacionar. El tema que unifica los dos  domingos  es la misión de los doce. En este domingo XV, es la figura  del enviado la que se subraya. En el domingo siguiente se continúa  la descripción  de las  relaciones  entre Jesús  y los Doce ( Mc 6-30-34).

 

            La primera lectura está tomada del libro de Amós. “ No soy  profeta  ni hijo  de profeta, sino pastor  y cultivador de higos. El Señor me sacó  de junto al rebaño  y me dijo: ve  y profetiza  a mi pueblo de Israel.

            Amós resulta incómodo al sumo sacerdote de Betel, Amasías, por esto mismo éste le quiere quitar de en medio. Los profetas auténticos siempre “ molestan”. Amós será figura del profeta de Nazaret, que envía a sus discípulos a que hagan y predican lo mismo que él hace y predica.

            El profeta, cultivador de higos, reacciona valientemente, recordándole al sumo sacerdote que él no es profeta profesional, es decir, por voluntad propia ni por interés  personal, sino que  fue llamado  por Dios para recordar al pueblo Su voluntad.

 

            ¿ Qué predicaba el profeta  Amós, qué deben anunciar los discípulos del Señor?. El Salmo responsorial nos indica algo:” Muéstranos, Señor, tu misericordia  y danos tu salvación” ( Estribillo).

            Nunca  se debería olvidar en la predicación que  Dios es misericordioso, que es compasivo, que es bondadoso. A veces presentamos un  Dios del temor, de la ira, del castigo, del mal humor.

 

            “ ¡ Oh Dios!, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que  puedan volver al buen camino” ( Oración Colecta).

            El profeta debe predicar la verdad de Dios; la verdad de las cosas. Callar la verdad es cobardía. Nunca será lícito predicar la mentira, el engaño. El hombre necesita la verdad, la luz, para poder caminar, para poder ser él mismo. Cuando se le indica la verdad, se le hace un bien inmenso.

            El Profeta de Nazaret se presentará como el Camino, la Verdad, la Luz, la Vida.

 

            El profeta debe denunciar lo que es indigno de un cristiano, la falsedad, el engaño, la doble personalidad. “ Concede a todos los cristianos  rechazar lo que es indigno de este nombre  y cumplir  cuanto en él se significa  ( Segunda parte de la Oración Colecta).

 

            El Profeta debe proclamar la salvación, que viene de Dios. Dios es libertador, quiere nuestro bien, nunca nuestro mal. Dios rompe ciertos espejismos, que nos hacen confundir las cosas: la mentira con la verdad; la muerte con la vida; la esclavitud con la libertad. “Alimentados  con esta eucaristía, te pedimos, Señor, que cuantas veces celebramos  este sacramento, se acreciente en nosotros el fruto de la salvación” ( Oración después de la Comunión)

 

            La segunda lectura, como sabemos, del tiempo Ordinario no hace referencia al Evangelio proclamado, por lo tanto no es necesario hacer un esfuerzo para en la homilía para unir las tres lecturas.

            Iniciamos  en este domingo XV la Carta a los Efesios. La escucharemos  durante siete domingos, hasta el  XXI inclusive.

            Hoy leemos l, 3-14 ( El plan  divino  de la salvación).Aunque soy consciente que no es necesario un comentario del mismo en la homilía, no obstante, debido a  su importancia y a su  uso frecuente en la Liturgia de las Horas ( Todos los lunes feriales en la Vísperas), lo voy a intentar, pues creo que será útil, no solamente para aumentar la riqueza de la liturgia de la Palabra de este domingo, sino también para proclamarlo mejor, cuando lo hagamos en la Liturgia de las Horas.

 

            El vocabulario  usado a lo largo del himno  acentúa el amor gratuito de Dios del  cual  proviene  toda esta bendición.

            Las cartas paulinas  empiezan normalmente  con una acción de gracias alusiva a la comunidad concreta a la que van dirigidas. En Efesios pasa el autor a alabar a Dios por haber  revelado el plan de salvación.

            El himno  tiene un fuerte  acento bautismal con  su referencia a la filiación, al perdón  de los pecados, a la incorporación a Cristo y al sello del Espíritu. Ha sido comparado con 1 Pe l, 3-l2 por su carácter pascual  y bautismal.

            La bendición  se dirige  al Padre como fuente última  de todas las gracias  concedidas a los hombres. Atendiendo  a la obra  que se atribuye  a cada una de las personas  divinas, la dividimos  en las tres partes siguientes:

            El Padre nos elige  y predestina ( Ef. , l 3-6); El Hijo  nos redime ( Ef 1,7-12); El Espíritu  Santo sello  y prenda de nuestra salvación ( Ef l, l3-l4).

 

            Bendito sea: El himno comienza con la tradicional fórmula semítica de reconocimiento  o acción de gracias a Dios, consistente  en pronunciar una  bendición  seguida de una lista de los favores  o grandes  obras de Dios-

            En Cristo: Esta expresión  en diferentes  formas como “en él”, se repite  más de treinta  veces en Ef., subrayando  la unidad de los hombres en Cristo a través de su incorporación a una comunidad visible regida por él.

            Antes de la fundación del mundo: desde toda la eternidad, para demostrar que la elección  no es accidental, sino  que forma  parte del plan divino desde el principio.

            Predestinados a la adopción: No se trata aquí de la predestinación personal, sino de una hermandad  seleccionada de hijos para que se salve por Cristo.

            Por Jesucristo: Participando en su filiación  única.

            Para alabanza de su gracia: Los hombres al comprender el plan de Dios, deben  alabarle  y darle  gracias.

            En su  hijo amado: El término “amado” tiene  una referencia  bautismal.

            En él tenemos redención: Redención implica  liberar a una persona o grupo que se encuentra bajo  el poder de alguien o en esclavitud.

            El misterio: Las más antiguas  apariciones del término  mysterion tienen  ya un sentido religioso, aludiendo a doctrinas o ritos secretos  y a la iniciación en ellos. Gradualmente  pasó a significar un “secreto” de cualquier tipo. En el AT  se usa en este sentido  y también en el de una revelación procedente de Dios.

            En Efesios  significa  el plan escondido de Dios  de crear  una comunidad  universal de los hombres en Cristo.

            En la Plenitud de los tiempos: El término traducido por tiempo es “Kairós”, no se  refiere al  discurrir  del tiempo, como sería “ chronos”. Alude  a una nueva  era en la cual Dios actuará con poder.

            En los cielos  y sobre la tierra: Significa el universo. Según la mentalidad bíblica, el hombre  está  íntimamente  relacionado con el universo.

            En él  también nosotros  hemos sido  llamados a la herencia: En el AT  se llamaba frecuentemente herencia de Dios al pueblo judío.

            Que hace  todas las cosas: Todo lo que  Dios quiere, lo realiza.

            Nosotros que fuimos  los primeros  en esperar en Cristo: Esta frase  puede referirse al pueblo  judío o a los judeo-cristianos.

            En él  también vosotros: los gentiles

            La buena  noticia de vuestra salvación: Pablo  usa  generalmente  salvación  en sentido  escatológico. En Efesios, este proceso  se da ya por iniciado.

            Fuisteis sellados: Marca habitual de posesión

            Prenda de nuestra herencia: La íntima presencia santificadora del Espíritu es la garantía  de que Dios ha cumplido  su promesa y que la llevará hasta su perfección.

            El Espíritu  Santo sello y prenda de nuestra salvación. Santo Tomás advierte la diferencia entre “prenda” ( Vulgata) y “arra” ( griego).La primera es algo distinto de la cosa  por la que se da como garantía y se devuelve cuando ésta  se entrega  a su dueño. La segunda, en cambio, no es algo  distinto de la cosa por la que se da como garantía, sino una parte  de ella, que, por consiguiente,  no hay  que devolver sino completar.

           

            Ahora ya podemos comprender mejor este bello himno de Efesios, que proclamamos todos los lunes en las vísperas.

 

             Vamos ahora a comentar, aunque sea brevemente,  el Evangelio proclamado ( Mc 6,7-13).

            El fracaso  en Nazaret ( Evangelio del domingo XIV) no puede  hacer claudicar  a Jesús en su misión. Debe seguir  adelante  hasta lograr  su objetivo de ser  reconocido  en su verdadera identidad. Se abre  así la tercera  etapa de su ministerio  en Galilea. En ella  Jesús se entrega  a una peregrinación  constante y,  al mismo tiempo, se recluye  más  en el estrecho  círculo  de sus discípulos. Esta etapa  termina  también con la incomprensión, esta vez  de sus discípulos.  ( Mc 8,11-21).

 

            Marcos había  dicho con anterioridad ( 3, l4) que Jesús  había constituido el grupo de los doce: para que estuvieran con él  y para enviarlos a predicar.

            Los doce son enviados de dos en dos. Era ésta una costumbre conocida en el judaísmo. Ante todo  para que puedan  ayudarse; pero también como signo testimonial. En la legislación  del AT, en los casos  judiciales importantes era necesario la declaración de más de un testigo.

            Los enviados reciben poder sobre los espíritus malignos; de este modo  se remarca la conexión  con Jesús mismo.

            El gesto de sacudirse  el polvo de los pies  era tradicional para indicar que se rompía  la comunión con alguien.

            Ya en el  judaísmo el aceite era tenido  como remedio  eficaz para algunas  enfermedades; para los primeros cristianos se convirtió  en un signo de la ayuda de Dios a los enfermos.

 

            “Llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles  poder  sobre los espíritus  inmundos. Les  ordenó  que no tomaran nada para el camino, excepto  un bastón “.  El discípulo debe confiar más en el poder de Dios que en las demás cosas. Llenos de esperanza y seguros de la actuación de Dios.