IV Domingo de Adviento, Ciclo C
Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD  
 

 

 El domingo IV de Adviento, en los tres ciclos, tiene un acento marcadamente mariano; no olvidemos que estamos muy cerca de la Navidad. En el ciclo A se lee la revelación a San José por parte del ángel del Señor; en el ciclo B la anunciación  a María por el ángel Gabriel y en el ciclo C la visitación de la Virgen a su prima Isabel.  

            Podemos distinguir como dos bloques en la liturgia de la Palabra de este cuarto domingo: el primero, formado por la lectura profética, salmo responsorial  y la enseñanza apostólica; el segundo, constituido por el evangelio.           

            Primera Lectura: Lectura del profeta Miqueas 5, 1-4ª 

            Estamos   ante  una  de las profecías   mesiánicas más conocidas y sobre la cual  toda la tradición  patrística   se ha pronunciado  con más  fe  y apología  que preocupación  exegética.

            Quisieron   leer  en el Antiguo Testamento  lo que sólo  ha sido  escrito  en la revelación  del Nuevo.  Y lo que   es rigurosamente   verdadero  a la luz  del cristianismo  no es del mismo modo  desde la perspectiva  del profeta.

            Este  ha anunciado  la destrucción  del reino del Norte  y del Sur como castigo  de sus pecados.           

            Antes  de comenzar a analizar  esta perícopa del profeta Miqueas, será iluminador  hacer de él una presentación.   

El momento  histórico  de Miqueas: “Palabra de Yahveh que fue dirigida a Miqueas de Moréset, en tiempo de Jotam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá. Sus visiones sobre Samaria y Jerusalén”  (Miqueas 1, 1) coincide, en buena    medida, con  el de Isaías: “Visión que Isaías, hijo de Amós, vio tocante a Judá y Jerusalén en tiempo de Ozías, Jotam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá”  (Is 1, 1)  del que fue  contemporáneo. 

 Este período  está marcado  por la hegemonía  de Asiria, cuyo  rey , Salmanasar V,  conquista Samaría  en el año  722 a.C. y convierte  a Judá  en reino  vasallo. A la muerte  de Sargón  II (705 a. C.)  Se organiza  una revuelta anti-siria, a la que se suma  Ezequías. Las consecuencias  serán  desastrosas: Senaquerib, sucesor  de Sargón, invade  Judá, conquista  sus  principales  plazas  fuertes y llega a las mismas  puertas de Jerusalén. Al final, el ejército  asirio, urgido   por fuerzas  mayores  levanta el cerco, previo  pago de un fuerte  tributo por parte de Ezequías. Este  es, a  grandes   rasgos, el marco  histórico, en el que hay  que situar  el ministerio  profético de  Miqueas. 

            A través  de su obra , el profeta  se revela  como un  yahvista  convencido  a quien  hiere profundamente  la situación  de Jerusalén.

            El mensaje  de Miqueas tiene  tonos sombríos. El Señor  va a manifestar  su justicia  en el castigo de tanto pecado, en el castigo  devastador  de Samaría  y Jerusalén, pues ellas  mismas  son la personificación  del pecado . 

            Pero   Miqueas   deja una  puerta  abierta  a la esperanza. El castigo  se puede  transformar   en llamada  a la conversión. Y el   profeta  intuye  signos  de un futuro  diferente: el rey  mesiánico, descendiente  de David, del humilde  clan de Efrata;  la reunión   de las tribus   dispersas, inauguración  de la paz que se extiende  hasta los confines  de la tierra; Jerusalén   como centro  de atracción  universal y lugar  de encuentro   de los pueblos con Dios  y su palabra. 

            Los capítulos  4-5 son una Promesa  a Sión; la liturgia  solamente  toma los versículos  1-4 del capítulo  5: Venida  del rey  mesiánico.           

1. En cuanto  a ti, Belén  Efrata, la más  pequeña  entre los clanes  de Judá, de ti  sacaré  al que  ha de ser  soberano  de Israel: sus   orígenes  se remontan   a los tiempos  antiguos, a los  días  de antaño.

Desde  antiguo  ha regido la ley  de escoger  a los débiles o pequeños.

El jefe  davídico de Israel  saldrá del distrito de Efatra. El profeta   no quiere  decir  que el Mesías   haya de nacer necesariamente   de Efatra, sino  que brotará  de la descendencia  de David.

            Jesé  y David   eran oriundos  de Belén: “Era David hijo de un efrateo de Belén de Judá, llamado Jesé, que tenía ocho hijos. En tiempo de Saúl este hombre era ya anciano, muy entrado en años.” (1 Sm 17,12).

            Después  de la conquista  de Canaán, Belén  fue ocupada  por el clan  efraita de la tribu de Judá. Por consiguiente, Belén  es designada  también con el nombre de Efrata.

 El “origen  remoto”  puede aludir  a los orígenes  de la dinastía, o en David   o más arriba, según  la genealogía  de Rut: “Estos son los descendientes de Farés: Farés engendró a Jesrón. Jesrón engendró a Ram  y Ram  engendró a Aminadab.

Aminadab engendró a Najsón y Najsón engendró a Salmón.

Salmón engendró a Booz y Booz engendró a Obed, Obed engendró a Jesé y Jesé engendró a David” (Rut, 4, 18-22)                         

2.  Por eso el Señor  abandonará  a los suyos hasta el tiempo  en que  dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces  los que aún  queden  volverán  a reunirse con sus hermanos  israelitas. 

La  restauración  anunciada  tiene un  momento  previsto, que el profeta   sólo sabe  proponer  en un enigma.

            El autor   deja   su profecía  en la penumbra, evita   detalles, prefiere  lo misterioso, porque,  con la misma  certeza con que   prevé la realidad futura, desconoce  el modo  de su realización

            En este versículo segundo encontramos una afirmación no fácil de entender: “hasta  el tiempo  en que dé a luz  la que ha de dar a luz”  

            Hemos apuntado cómo Miqueas es contemporáneo  de Isaías; quizá podamos comprender la afirmación de Miqueas a la luz del capítulo 7, 14  del profeta Isaías. “Pues bien, el Señor mismo  va a daros una señal: He aquí que una doncella está encinta   y va a dar a luz un hijo,  y le pondrá por nombre Emmanuel” 

            “La joven  es, en el  horizonte   histórico, la joven  esposa del rey, que todavía  no ha tenido  su primer  hijo. El nacimiento  del niño-Ezequías- garantiza  la continuidad  de la dinastía, actualiza  la promesa , anuncia  salvación; su   nombre   resume  la alianza  de Dios con el pueblo  por medio  del rey. 

 En la tradición   judía  la “joven” ( ‘alma)  se ha entendido  como “virgen”, y así  se ha interpretado  en las  versiones ; la tradición  cristiana  ha pensado  en la Virgen  y así  lo ha visto la liturgia . Es que  este oráculo  tiene un  horizonte  profético  profundo,  que se va  haciendo  patente  a las generaciones  sucesivas:  la garantía  de la continuidad  dinástica  tiene   su razón  de ser  en el heredero  mesiánico; la salvación  sigue   gravitando  hacia “ el  Salvador”; las   bendiciones  de la tierra  adelantan   la gran bendición  del Redentor; “ Dios-con-nosotros” está realmente en Cristo 

            Curioso   es el detalle  de presentar  en escena  sólo a la madre del niño, la doncella  que dará a luz, según Isaías. Querer  ve  en todo  este versículo  el origen  humano  del Mesías, en contraposición  con el v. 1: “ su origen  es desde antiguo”, como  expresión  del origen  eterno-divino , está fuera  de todo  contexto.  

            Podemos recordar cómo se dan  tres extractos en algunos oráculos: el primero sería el exegético; el segundo el mariológico y el tercero el litúrgico. 

3. Se mantendrá  firme  y pastoreará  con la fuerza  del Señor, y con  la majestad  del nombre  del Señor su Dios. Ellos  vivirán  seguros, porque  extenderá  su poder  hasta los confines  de la tierra. 

La figura  del rey   pastor  David se evoca  en este verso, empalmando  con la imagen  pastoril: “Voy a reunir a Jacob todo entero,  voy a recoger al Resto de Israel;  los agruparé como ovejas en el aprisco,   como rebaño en medio del pastizal,  harán estrépito lejos de los hombre  ( 2, 12)  

Será  rey  por la gracia  de Dios, porque  de él   recibirá  el poder  y en  su  nombre  lo ejercerá ; para esto  tenía   que ser pequeño y volver  a sus raíces   insignificantes, para  que su  orgullo  esté  puesto todo en el Señor.  

Lo que de  él se predice  es lo característico  de los tiempos  mesiánicos: que el será  jefe-pastor davídico, que su  gobierno  será realizado  en virtud  de la fuerza  del Señor  y que su  reino  será   un reino  de paz,  de tranquilidad, “ hasta los confines   de la tierra”, donde   todos los hijos  de Israel   volverán  a tener  un puesto.  

4. El  mismo  será la paz.

 

 La  profecía, lo mismo  que traspasó  la barrera  del tiempo  de Miqueas hasta  alcanzar  a Jesús , así también   ha traspasado  la temporeidad navideña  para realizarse  diariamente  en la vida  de cada hombre  que  nace a Cristo   por el bautismo  o que completa   en sí mismo  lo que falta  a la redención  del Señor. Belén, el símbolo  de la pequeñez, se ha convertido  así en  prototipo  de cuanto es grande  a los ojos  de Dios.   

Hoy debemos gritar con el salmo  responsorial: “Oh Dios, restáuranos, que brille  tu rostro y nos salve” (Salmo  79). Este salmo describe las características de este rey: “Pastor de Israel... Despierta  tu poder y ven a salvarnos...Ven a visitar  tu viña...Danos vida.”  

Segunda Lectura: De la Carta los Hebreos, 10, 5-10  

            No debe sorprendernos esta lectura  de la carta a los Hebreos en este domingo IV de Adviento. San Juan presentará a Jesús como el cumplidor de la voluntad del Padre; su comida consistirá en esto.

            La Liturgia nos quiere enseñar Quién  Ese que esperamos. Cuáles son sus disposiciones  y actitudes.

            Presentemos  el texto según el Leccionario. 

5. Hermanos: Cuando  Cristo  entró  en el mundo, dijo: Tú no quieres   sacrificios ni ofrendas; pero  me has preparado  un cuerpo[1]; 6.   no aceptas  holocaustos ni víctimas  expiatorias.7.  Entonces yo dije lo que está  escrito  en el libro: “Aquí  estoy,  oh  Dios  para hacer  tu voluntad”8.  Primero  dice: “no quieres ni aceptas   sacrificios   ni ofrendas, holocaustos n  víctimas expiatorias”- que se ofrecen   según la ley-9.Después  añade: Aquí  estoy  yo para hacer tu voluntad. Niega lo primero, para afirmar lo segundo.10.  Y conforme  a esa  voluntad todos   quedamos  santificados  por la oblación  del cuerpo de Jesucristo, hecha  una  vez  para siempre. 

            Los versículos 5-7 corresponden  a los  versículos  7-9  del salmo  40: “ Sacrificios  y oblaciones  no deseas- tú  has abierto   mis oídos- holocaustos  y víctimas  no pides. Y así   digo: “Aquí  vengo”. En el rollo  del libro  está escrito  que yo debo  hacer  tu voluntad, mi  Dios, y es mi deseo, llevar  tu ley en el fondo  de mí mismo”

Estos versículos  proclaman   la superioridad   de la obediencia  sobre  los sacrificios  y holocaustos: “Pero Samuel dijo: ¿Acaso se complace Yahveh en los holocaustos y sacrificios   como en la obediencia a la palabra de Yahveh?  Mejor es obedecer que sacrificar,   mejor la docilidad que la grasa de los carneros”  (1 Sm 15,22); “Porque yo quiero amor, no sacrificio,  conocimiento de Dios, más que holocausto” (Oseas 6,6)  

El salmo 40  es un salmo mixto, compuesto  por un himno   de acción de gracias (Sal 40, 2-11)  y una  súplica  individual  (Sal 40, 12-18). A la mitad de la primera parte el salmista proclama  la superioridad  de la obediencia  y la fidelidad  a Dios  sobre los sacrificios y holocaustos. Es una  crítica a las prácticas  cultuales externas  y una afirmación  de la necesidad  de la interiozación  de las relaciones  con Dios. Dios no quiere  sacrificios (40, 7; 50,  8-13; 51, 18). En éste   se trata  de tener  el oído abierto  para cumplir la voluntad  del Señor, es decir , lo que  está escrito  en “el libro” , que se supone   que es el de la Ley : el salmista  proclama  que la lleva   dentro   de sus entrañas.  

La misma   ley  que mandaba  repetir  los sacrificios  estaba  dando  testimonio  de su ineficacia. No se repite  lo que es eficaz. Además, lo que es   exterior  al  hombre  no sirve  para purificar  el corazón  del hombre , es decir , su interior, su conciencia, que es lo que  verdaderamente  tiene  que ser purificado. Cristo, en cambio, purifica  interiormente  porque   se ofrece  a sí mismo, su propia   existencia, su misma vida. 

5. Hermanos: Cuando  Cristo  entró  en el mundo, dijo: Tú no quieres   sacrificios ni ofrendas; pero  me has preparado  un cuerpo[2]; 6.   no aceptas  holocaustos ni víctimas  expiatorias.7.  Entonces yo dije lo que está  escrito  en el libro: “Aquí  estoy,  oh  Dios  para hacer  tu voluntad”.  

Las palabras  del Salmo 40, 7-9 se atribuyen  aquí al  Hijo en su encarnación. El  significado  del salmo   es que Dios  prefiere  la obediencia  al sacrificio ; no es  que se repudien  los ritos, pero se  afirma  su relativa  inferioridad. Como la  obediencia  de Jesús  a la voluntad  de Dios  se expresó  mediante  la ofrenda  voluntaria  de su propio  cuerpo  en la muerte, le resulta  especialmente   aplicable  la lectura   del v.7b, según el texto de los LXX, es especialmente   aplicable   a él, hasta el punto  de que se  ha llegado  a pensar  que dicha lectura  tal vez fuera introducida  en los LXX debido  a la influencia  de Hb. 

8.  Primero  dice: “no quieres ni aceptas   sacrificios   ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias”- que se ofrecen   según la ley 

Estos   términos   empleados  para designar   los sacrificios  probablemente  pretenden  abarcar  los cuatro  tipos   principales: ofrendas   de paz ( “sacrificios”), ofrendas de cereales ( “oblaciones”) holocaustos  y sacrificios  por le pecado. Estos últimos  incluyen  los sacrificios  de reparación: “y como sacrificio de reparación por el pecado cometido, llevará a Yahveh una hembra de ganado menor, oveja o cabra, como sacrificio por el pecado. Y el sacerdote hará por él expiación de su pecado.

Cuando sus recursos no alcancen para una res menor, presentará a Yahveh, como sacrificio de reparación por su pecado, dos tórtolas o dos pichones, uno como sacrificio por el pecado y otro en holocausto” (Lv 5, 6-7)  

            -9.Después  añade: Aquí  estoy  yo para hacer tu voluntad. Niega lo primero, para afirmar lo segundo.  

La preferencia   de Dios  por la obediencia  antes  que por  el sacrificio  se interpreta  como un rechazo  de los sacrificios  del AT y como  una sustitución  de éstos  por la ofrenda  de sí mismo  hecha  por Jesús. 

10.  Y conforme  a esa  voluntad todos   quedamos  santificados  por la oblación  del cuerpo de Jesucristo, hecha  una  vez  para siempre  

            “Esta  voluntad”  es la voluntad  de Dios cumplida  por Cristo, que  ofrece  en su muerte  el cuerpo  que Dios  “preparó” para él. La ofrenda  del cuerpo  de Jesús  significa   lo mismo  que el derramamiento  de su sangre; ambos   expresan  la ofrenda   total  de sí mismo  realizada por Cristo.  

            Resumiendo el primer bloque, señalamos: el grito de la humanidad, indicado en el salmo responsorial; el anuncio del nacimiento del  rey de Israel en Belén; por último, el deseo de este rey  de no apartarse nada del querer de Dios, tomando la actitud adecuada.              

            Evangelio: Lucas 1, 39-45: Encuentro de María  con Isabel  

La figura de María  ocupa el evangelio  de este cuarto domingo. María, no sólo espera al Mesías, sino que lo comunica a los demás. María es la gran teófora, portadora de Dios. La Visitación, en este contexto, no es principalmente un acto de caridad de María hacia su prima Isabel, sino el marco adecuado para una gran revelación 

No entenderíamos  el mensaje  que Lucas  quiere    transmitirnos  en los vv. 39-45 si acentuáramos demasiado  la preocupación  social y la caridad  de María  en la visita   a su anciana  y embarazada  pariente  Isabel. La intención   de Lucas  en la escena  de la “visitación”  es de naturaleza  teológica. Une  a las dos futuras madres  para que ambas  puedan  alabar  a Dios, que está  presente  en sus vidas, y para presentar  el hijo  de Isabel  como el “precursor” de hijo de María.  

39. En aquellos   días, María  se puso  en camino y fue  aprisa  a la montaña, a un pueblo  de Judá 

María  se pone en camino, sola; no se habla aquí de José.  De prisa”. No es nota psicológica, sino una actitud teologal. Se quiere subrayar  la obediencia  de María. Los hombres  y las mujeres de la Biblia” se ponen en marcha  apenas  se hace sentir la acción de Dios.

Lucas  no afirma  que  María  se fue inmediatamente a visitar  a su prima  ; dice  sólo  que no se  retrasó  en el camino  que la conducía a su prima, por la alegría  y el deseo  de comunicar  la buena  noticia a quien   podía  entenderla  y de compartir  con otros  parte  de la gracia  que estaba en ella. Una vez que está de camino, no se detiene, le urge llegar al lugar a donde se dirige.  

40    Entró   en casa  de Zacarías y saludó  a Isabel 

María llega a su destino “En casa de Zacarías”, no dice  en casa de Isabel, pues  indica la forma de pensar de entonces. Lucas 2,56 dirá: “En casa de María”. Aquí se quiere señalar  la situación  excepcional de los padres de Jesús; la madre ocupa el primer lugar, por lo tanto su casa es designada con el nombre de la esposa. El saludo  no se limita a desear el bienestar del otro, sino que se intenta conseguirlo 

.41 En cuanto  Isabel  oyó  el saludo de María, saltó  la criatura  en su vientre. Se llenó  Isabel  del Espíritu  Santo 

Juan  ha saltado  en el vientre  de Isabel  porque  María lleva en su seno a su Señor

El “salto” de Esaú  y Jacob en el vientre  de  Rebeca ( Gen 25, 22)  presenta un paralelo  con el  salto”  de Juan : tal  acción  presagia   relaciones   futuras. Juan reconoce  a su Señor, a Jesús. Por el don  del Espíritu   Santo, Isabel  recibe  la autorización  para interpretar  el salto de Juan. Así, el Bautista ejerce desde el seno de su madre su función de profeta  y de precursor.      

            42  y dijo a voz en grito. “¡Bendita  tú entre  las mujeres y bendito  el fruto  de tu vientre! 

            Con palabras que evocan  la liberación  del pueblo judío, emitidas  por el canto de  Débora “¡Bendita entre las mujeres sea  Yael   (la mujer de Jéber el quenita),  entre las mujeres que habitan en tiendas, bendita sea!” (Jueces  5, 24)  y Judit: “Ozías dijo a Judit: « ¡Bendita seas, hija del Dios Altísimo  más que todas las mujeres de la tierra! Y  bendito sea Dios, el Señor,  Creador del cielo y de la tierra,   que te ha guiado para cortar la cabeza  del jefe de nuestros enemigos.” (Jdt 13,18). 

             Isabel  alaba  a María, cuya  contribución a la liberación  es el nacimiento  del que trae la paz:” «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.»  (Lc  2, 14) 

“El fruto  de tu seno”  (Lc  1, 42)  es una  expresión bíblica. “Bendito será el fruto de tus entrañas,” (Dt 28, 4).  

Según la concepción antigua, es el hijo  el que confiere su dignidad a una mujer: la bendición  por tanto tiene su  fuente  y su finalidad en el fruto de María. La bendición acompaña  a los que han recibido  una misión de Dios, pero no excluye  las tribulaciones 

43    ¿Quién  soy yo  para que me  visite  la madre  de mi Señor? 

Isabel queda sorprendida, gratamente sorprendida. Lo importante aquí  no es  el gesto de humildad, sino la confesión que hace: “la madre de mi Señor”. El tema  del arca  portadora de la presencia misteriosa  de Dios en medio de su pueblo hace de telón de lo que está sucediendo

Con  “la madre  de mi Señor” (Lc 1, 43)  se atribuye  por primera vez  con toda claridad el título  de Kyrios a Jesús. 

44 Porque  en  cuanto tu saludo  llegó a mis oídos, la criatura   saltó  de alegría  en mi vientre 

La alegría   de Juan  es la respuesta  apropiada  al cumplimiento  de la promesa  de Dios  en Jesús.  

El niño  de Isabel  “saltó  de gozo” en presencia  de Jesús (v.44), como  las montañas  del Sal 114 ante la presencia de Dios 

Un  salto   de alegría  ( 44) por la presencia de María  y también  porque, en aquel momento, se cumplió  para el niño  Juan  la profecía  del ángel: “Estará   lleno  del Espíritu  Santo  ya desde  el seno  de su madre” ( 1, 15)  

45¡Dichosa tú, que has creído!, porque   lo que  te ha  dicho  el Señor  se cumplirá” 

 En  Lc 1, 45 se declara  nuevamente  “bendita” a María, pero  esta vez se emplea  el término   makaria, como   en las  “Bienaventuranzas” (6, 20-23). Los macarismos  no  expresan  un deseo, sino que  afirman  una existencia  de una “felicidad”, de un  estado.  

Dios bendice y el hombre se alegra. La dicha aquí, no es un don, sino un premio, una conquista. María, portadora de Dios, es bendita, favorecida, agraciada, colmada de  bienes.

María, como creyente modelo: “Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» (Lc 1, 38), es alabada por su confianza   en la fidelidad  de Dios.  

Cuando uno se siente tratado de este modo por el Señor, solo cabe una salida: la fe, la gratitud, hacer lo que se le propone 

Isabel se adelanta al futuro, a lo que sucederá  después. Isabel hace de profetisa  en lo que atañe a María. Juan el Bautista, el hijo de Zacarías y de Isabel, comienza ahora ya su misión: ser precursor del Señor, señalando su presencia: unas veces con la palabra y otras, la mayoría  de las veces, con la vida, con las actitudes, con el gozo y la alegría. “Lo que  se te ha dicho el Señor se cumplirá”.  

            Si ante la presencia del Señor en el vientre materno, Juan e Isabel no quedan indiferentes, sino que exclaman, gritan, cantan y saltan de gozo; no debe ser menos  nuestro gozo, cuando contemplemos  a este Niño, ya nacido, en brazos de su Madre.  

            “Señor, que este pueblo,... se prepare  con tanto  mayor fervor a celebrar el misterio del nacimiento de tu Hijo cuanto más se acerca  la fiesta de Navidad” (Oración después de la Comunión)

            María, la portadora de Dios en su vientre, nos invita a aceptarle  y a adorarle, cuando nos le presente en su regazo


[1] En  el v. 7b del salmo, el TM lee: “me has  abierto  oídos”. La  mayoría  de los mss de los LXX contienen  la lectura  dada en Hb “me has  preparado  un cuerpo”.

[2] En  el v. 7b del salmo, el TM lee: “me has  abierto  oídos”. La  mayoría  de los mss de los LXX contienen  la lectura  dada en Hb “me has  preparado  un cuerpo”. TM= texto massomético. Indico esto por qué  según qué Biblia  usemos  el salmo  40,7b  es traducido de otro modo.