III Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD  
 

 

             La Solemnidad de la Epifanía, la Fiesta del Bautismo de Jesús y el domingo II, en el cual leímos el evangelio de Juan: la conversión del agua en vino en Caná de Galilea, servían para la manifestación del Señor (su divinidad); los domingos 3-5 son la presentación de Jesús en su actividad apostólica.

                        La Liturgia de este III domingo tiene como un núcleo principal: el protagonismo de la Palabra de Dios. La lectura primera, el salmo responsorial y el evangelio se comprenden al tener presente la importancia de la Palabra.  

            Lectura  Primera: Nehemías  8, 1-4a, 5-6,8-10.

La lectura primera  en el  Tiempo Ordinario  siempre hace referencia de alguna forma  al Evangelio. A veces la elección es muy acertada y justificada; otras veces no tanto.

Vamos a examinar  esta lectura en sí, puesto que  realmente  tiene  un contenido considerable, no solamente  por la información, sino también por su significado. 

Este c.8  de Nehemías   es la  continuación  de Esd 8, 36: “Y se entregaron los decretos del rey a los sátrapas del rey y a los gobernadores de Transeufratina, los cuales  favorecieron al pueblo y la Casa de Dios” 

Es decir, se trata  de unos capítulos  ( Neh 8-10)  pertenecientes  a las Memorias  de Esdras, que se  han desplazado  e incrustado  aquí en el libro  de Nehemías. De hecho, el protagonista  de estos capítulos  es Esdras.

La proclamación  de la ley  de Moisés  es un momento  culminante  en el conjunto  formado  por los libros  de Esdras y Nehemías. Sucesivamente  hemos  asistido  a la restauración  del templo, a la purificación del pueblo  y a la  reconstrucción  de las murallas  de Jerusalén. La lectura   pública   de la ley  constituye  la última  etapa  de este proceso. El contexto   es claramente  litúrgico,  y  se sigue  un orden muy semejante  al que solía  seguirse  en las sinagogas: se convoca  a la asamblea, se prepara  a los  principiantes para que escuchen  con atención  y se proclama  la ley; finalmente  se añade  una explicación, que muy bien  pudiera ser   la traducción  al arameo, pues  el pueblo  no entendía  ya el hebreo. No está   claro  si lo que  Esdras  llama   ley  es una   redacción   postexílica  del Pentateuco  actual, o más bien  una parte  de él, como podría  ser algún  código  legal. En cualquier caso, este pasaje  proporciona  una preciosa  información  sobre  la importancia   y el influjo  de la ley  de Moisés  en la  reconstrucción  de la comunidad  posexílica. 

Después de haber presentado   de una forma global  el significado de esta perícopa, nos detenemos  en algunos  detalles  para de este modo  darnos cuenta mejor  de su importancia.  

1. Todo  el pueblo  se congregó  como un  solo  hombre  en la plaza  de la Puerta de las Aguas y pidió  a Esdras, el escriba, que trajera el libro  de la ley  de Moisés que el Señor  había  entregado  a Israel. 

Curiosamente  la gran asamblea  no se reúne  en el templo, como cabría  de esperar, sino en una  de las plazas  de la ciudad.

Se ha querido  ver en este contexto  secularizado”  y en el ritual  de la lectura  de la ley  el origen   de las celebraciones  sinagogales  que incluirían  la convocatoria  de la asamblea , preparación  de los participantes,  bendición , proclamación  de la ley  y explicación.

Quizá esto haya movido a los encargados del Leccionario a elegir esta lectura  en el domingo tercero, cuando Jesús en otra Sinagoga  hace su presentación.  

2. Así   lo hizo  el sacerdote  Esdras. El día  primero  del séptimo  mes trajo  el libro  de la ley  y ante  la asamblea  compuesta  por hombres, mujeres y cuantos  tenían  uso de razón. 

Leemos en Neh  7, 72: “Los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, los donados y todos los demás israelitas se establecieron en sus ciudades. Llegado el mes séptimo”. Este texto nos ayuda a situarnos  en el séptimo mes. 

Mucho  se ha discutido  sobre  el contenido  de este libro  de la ley  de Moisés ( Neh 8, 1-2) traído  a Jerusalén  y leído  por Esdras en el marco  de la presente  celebración.  Para unos, sería  el libro  de la ley  encontrado por  Josías e identificado  con el libro  del Deuteronomio. Para otros, se trataría   de una primera   edición  muy  abreviada de nuestro  actual  Pentateuco. Finalmente,  hay  quien  piensa   que se trataría  ya del  actual  Pentateuco, del  se  habrían   seleccionado  determinados   fragmentos  para la lectura 

 3. Lo estuvo  leyendo  en la plaza  de la Puerta  de  las Aguas  desde la mañana  hasta  el mediodía. Todo el pueblo, hombres, mujeres  y cuantos  tenían  uso de razón, escuchaban  con atención  la lectura  del libro  de la ley. 

Tampoco   queda  suficientemente  claro  el procedimiento. Mientras que  en Neh 8, 3 se dice que Esdras  estuvo  leyendo  desde  la mañana  hasta el  mediodía. Neh  8, 7-8  sugiere  que los levitas  leían   y explicaban. 

Los versículos  4-6  no exigen ninguna explicación, pues su nitidez  es palpable.  En ellos vemos la veneración y el respeto, que  tiene la asamblea, que escucha  atenta, participando  con el cuerpo y con el espíritu  del mensaje leído.  

4. Esdras, el escriba, estaba  de pie  sobre  un estrado  de madera  levantado al efecto

5. Esdras  abrió  el libro a la  vista  de todo el pueblo, pues estaba  más alto  que todos, y, al abrirlo, todo el pueblo  se puso en pie. 

6. Esdras   bendijo  al Señor, el gran Dios;  y todo  el pueblo, alzando  las manos, respondió: Amén, amén.

            Después  se postraron  y, rostro  en tierra, adoraron  al Señor. 

            8. Leían  el libro  de la ley de  Dios clara y distintamente  explicando   el sentido, para  que pudieran  entender  lo que se leía. 

            La expresión  hebrea  “meporesh” que admite  ser traducida  por clara  y distintamente  ( Neh 8, 8), también   podría significar  “traducir”, lo que supondría  que el pueblo  ya no  entendía  el hebreo  y necesitaba la traducción  en arameo. Otros   sugieren  el significado  de por partes  o a trozos , lo que  implicaría  una lectura  por  fragmentos , tras la que  se incluiría  la correspondiente  explicación.

            Lo que no  ofrece  lugar  a dudas   es el papel  central  que empieza a adquirir  la ley, en general, y más   concretamente la  Torá escrita ( precursora  de nuestro Pentateuco)  en la vida   de la comunidad  judía a partir  del período  postexílico, cuando las instituciones  del antiguo  Israel  han dejado  de existir  y empieza a configurarse  un nuevo orden. No  es de  extrañar  que  se haya   querido  ver en Esdras  al padre  del nuevo  fenómeno   religioso  y social emergente, conocido  como Judaísmo.

            La reacción   final  es parecida  a  Esd 3, 12-13 y Jue, 2, 4. Sin embargo, Esdras   y Nehemías   quieren  darle   un sentido  festivo  y  jubiloso  al acontecimiento, como  sugiere   la conclusión  de la celebración, con un banquete  compartido, imitando  los  grandes    eventos  de la historia  pasada.  

            9. El  gobernador Nehemías, Esdras el sacerdote-escriba y los levitas  que instruían  al pueblo, dijeron todos:

            Este día  está consagrado  al Señor, nuestro Dios: no estéis  tristes  ni lloréis. Porque todo el pueblo  lloraba  al oír  las palabras  de la ley 

            El llanto   del pueblo  podía   deberse  a las amenazas  y reproches   que escuchaban, como en Jue 2, 4: “Así que el Angel de Yahveh dijo estas palabras a todos los israelitas, el pueblo se puso a llorar a gritos”. Era  un gesto    de compunción  anticipada que se debía  reservar  para la liturgia   penitencial.  De aquí la oportunidad e importancia  de la  segunda parte del versículo 9: “Este día  está consagrado  al Señor, nuestro Dios: no estéis  tristes  ni lloréis. Porque todo el pueblo  lloraba  al oír  las palabras  de la ley. 

            10. Nehemías añadió: id  a casa y comed manjares  apetitosos, bebed  licores  dulces  y mandad  su porción  a los que  no han  preparado  nada, pues este  día ha sido  consagrado a nuestro Señor.¡ No  os aflijáis, que el Señor  se alegra  al veros  fuertes.

            El gozo   ha de ser  compartido  por todos   como enseña  Dt 26, 11: “Luego te regocijarás por todos los bienes que Yahveh tu Dios te haya dado a ti y a tu casa, y también se regocijará el levita y el forastero que viven en medio de ti.”           

            En los Laudes  del domingo  de Cuaresma  leemos como lectura breve parte del versículo 9  y 10 de Nehemías.  

            El estribillo  del salmo responsorial es expresivo: “Tus palabras, Señor, son  espíritu  y  vida”. Los  auditores  de Esdras  y nosotros   mismos podemos  hacer nuestras  las palabras  del salmo 18, palabras  de alabanza  a la Ley  del Señor. No obstante, la mejor  alabanza  que puede hacerse  a la ley  del Señor  es una vida  que sea fiel  reflejo  de la misma.  

Segunda Lectura: 1 Cor 12, 12-14.27: Diversidad  de miembros,  un solo cuerpo  

Antes de comenzar, recordamos  algo ya sabido: la segunda lectura en el Tiempo Ordinario  no hace referencia al Evangelio  ni  a la Lectura Primera, es “independiente”. 

Continuamos   la lectura   exactamente  en el punto  donde   la dejamos  el domingo  pasado. La unidad   y la diversidad  de los dones  del Espíritu  tienen  un medio  de expresión  muy clásico  en San Pablo: la imagen  del cuerpo humano. Por el  bautismo  y la confirmación  los hombres  somos incorporados  a la persona  de Cristo  resucitado. Esta imagen, junto  con la de “pueblo de Dios” y “templo  del Espíritu Santo”, es una  de las más  completas  para significar  lo que es la Iglesia.  

            Leíamos el domingo pasado la primera parte del capítulo 12 de la  Primera Carta a los corintios; en este domingo  tercero  como lectura  larga  la Liturgia nos presenta  los vv. 12-30; quizá en este caso sea mejor  tomar la segunda opción: la lectura breve: vv.12-14. 27. Son los versículos  que más nos interesan    en esta ocasión.         

Pronto   los carismáticos   de Corinto  crearon   problemas  al juzgarse   un tanto   desligados  de la Iglesia-institución  y creerse  con facultad   par moverse  a sus anchas, libres  de toda norma, en el seno  de la comunidad.

            Pablo  da  por supuesta la bondad  fundamental   de los carismas. Afirma  claramente   la conveniencia, por no decir  necesidad, del pluralismo  carismático. Ilustra  su afirmación  con el ejemplo  del cuerpo humano, motivo  muy socorrido  en el mundo  greco-latino para   referirse  a los deberes   comunitarios. 

            Presentamos  estos cuatro versículos  antes indicados.  

12. Del mismo  modo que el cuerpo  es uno   y tiene  muchos miembros, y todos   los miembros  del cuerpo, por  muchos que sean , no forman  más que  un cuerpo, así  también  Cristo. 

Muchos miembros: La diversidad   se enraíza  en la unidad. Los   diferentes   miembros  comparten  todos   una existencia  común.  Cristo: como en: “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?” (6,15), este nombre se aplica a la comunidad.

Es de  subrayar  al respecto  que Pablo  identifica  sorprendentemente  en este pasaje  a la entera  comunidad, no ya con la Iglesia,  sino con Cristo mismo. Parece, pues evidente  que con  una fórmula  sintética el apóstol  quiere  presentar  a la iglesia  como el cuerpo  total de Cristo. Un  cuerpo  del que  se afirma  una pluralidad  diversificada  de miembros, cada uno  con su carisma  peculiar. No basta que los miembros  sean varios; se precisa  que sean  variados, que sean distintos. Miembros, por lo demás, que se necesitan  entre si  y se  preocupan  los unos  de los otros.  

13. Porque   todos   nosotros, judíos   o no judíos, esclavos  o libres, hemos  recibido  un mismo  Espíritu  en el bautismo, a fin  de formar  un solo  cuerpo;  y todos   hemos   bebido  también  del mismo  Espíritu 

            En el   v. 13  Pablo  prosigue: puesto   que nosotros  (miembros de la Iglesia) hemos sido bautizados  mediante  un solo Espíritu.

            Un solo cuerpo: indica  además de una expresión localista (en  un solo cuerpo); también  una  consecuencia: formar un solo cuerpo.  

            Cuerpo de Cristo”  es una expresión que viene de la  tradición de la Cena: “La copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?” (1 Cor  10, 16); además   Pablo en el v. 27  designa   sin más  a la comunidad  de Corinto  como “cuerpo de Cristo”. 

 Es  difícil  que “ un solo cuerpo”  del v. 13  exprese solo la unidad, y  no  la comunión  concreta, producida   del sacrificio    del cuerpo  de Cristo  en la muerte, y del  Espíritu  de Dios  dado en el Bautismo. 

Unidad en las ideas, pero también la comunión en el amor. El bautismo no suprime  las diferencias exteriores, mas por medio   del Espíritu  de Dios viene  fundada  una nueva comunión  en la cual las estructuras  y los valores  del viejo mundo  no tienen   ya ningún  significado. El único   Espíritu  (de Dios  y de Cristo)  determina   la unidad  de la Iglesia          

Está claro que,  si bien  Pablo   utiliza  la comparación  con el cuerpo  humano, el punto  de mira  es siempre  la Iglesia, cuerpo de  Cristo, en la que  la unidad    fundamental  y pluralismo  carismático  deben  ser aspectos  complementarios.

De hecho, el   mismo  Espíritu  que está  en el origen  del pluralismo  carismático  ( 1 Cor  12, 7-11)  lo está   también  en el de la necesaria  unidad  fundamental  como firme  garantía  contra  todo proceso  disgregador (  1Cor  12, 13)

Así  pues, ni una  estéril  uniformidad, ni  una inoperante  dispersión. 

14. Por su parte, el cuerpo  no está  compuesto  de un solo miembro, sino de muchos.

            Lo mismo  que el cuerpo   humano  necesita  miembros diferentes ( vv. 14-20), así la  Iglesia  necesita  diversidad  de dones  espirituales , cada uno  de los cuales  hace una aportación  concreta.  

27. Ahora bien, vosotros formáis  el cuerpo de Cristo y cada uno  por su parte es un miembro.

En este versículo  Pablo pasa de la  imagen del cuerpo  a la realidad  de la Iglesia, en la cual  la unidad, debida al Espíritu  de Dios  y de Cristo; expresa  esta realidad de la Iglesia  con la definición  “cuerpo de  Cristo”. La comunidad   de Jesús  no depende  de las obras religiosas  o morales, sino  de la llamada  divina   mediante  la Palabra y el Espíritu.  

Le lectura  Breve ha suprimido  en primer lugar los vv. 15-26, que hacen referencia al cuerpo humano; son fáciles de entender; también al final  los versículos  28-30, que hablan de los diversos  carismas en concreto  y  nosotros sintetizamos  del modo siguiente:

Pablo  concluye  insinuando   que no  todos  los carismas   son iguales. Existe   una jerarquía   de valores. A la cabeza están   los apóstoles, los que hablan   de parte  de Dios (profetas),  los encargados de enseñar. Después   vienen otros  carismas. En todo   caso   según  Pablo  la realidad  carismática  abarca  la vida entera  de la comunidad. Es significativo  que entre   los  carismáticos  de primera fila  estén  también  los responsables  de la Iglesia. Desconoce  Pablo  la separación-  cuánto más  la oposición- entre  Espíritu  e institución, entre carisma  y autoridad. La finalidad   del ejercicio  del gobierno  en la Iglesia  es exactamente  la misma finalidad de los carismas: que la comunidad   crezca.  

Evangelio: Lucas, 1,1-4; 4, 14-21 

En este domingo   se inaugura   la lectura   continua  del evangelio  de Lucas.  

El texto   evangélico  de hoy  está formado  por dos  fragmentos, muy separados  uno del otro en el texto de Lucas. El primero   es el prólogo  que pone el evangelista  a toda su obra-el evangelio y los Hechos; el segundo  es la primera parte de la narración  del inicio  del ministerio  de Jesús  en Galilea, concretamente  en Nazaret, “donde  se había criado 

1. Ya  que muchos  se han propuesto componer  un relato  de los acontecimientos   que se  han  cumplido  entre nosotros,

2. Según  nos  lo transmitieron  quienes  desde  el principio  fueron   testigos   oculares y ministros  de la palabra,

3. Me ha  parecido  también a mí, después  de haber  investigado  cuidadosamente  todo lo sucedido  desde el principio, escribirte   una exposición  ordenada, ilustre Teófilo,

4.  para que  llegues  a comprender  la autenticidad  de las enseñanzas  que has  recibido.  

Estos cuatro versículos  forman el Prólogo; es el único de este género en todo el Nuevo Testamento. 

            Imitando  el estilo  de los historiadores   de su tiempo, Lucas   coloca  al comienzo   de su obra   un breve prólogo , en el que informa  de su  propósito  y del método  empleado  en la composición  de su evangelio. El no  es testigo  ocular  de lo que narra, pero se ha   informado  cuidadosamente  para contarlo   todo   con rigor. Sin embargo , su   principal  objetivo  no es histórico , sino religioso , pues pretende  confirmar  las enseñanzas   que han recibido  sus destinatarios, representados  en este ilustre  Teófilo  a quien dedica  su obra  que comprende  el evangelio   y el libro  de los Hechos

            Esta  “construcción” ofrece  una base  muy  interesante  para explicar  qué son  los “evangelios”: están  los hechos ( la predicación  de Jesús, su muerte  y resurrección), están  los testigos  oculares  que luego  se  convirtieron  en transmisores   y predicadores  de la Palabra, están- finalmente- los que deciden  escribirlo  por su orden. 

            El otro fragmento  está tomado del capítulo 4, 14-21. Lucas en        4, 14-30 a diferencia  de Marcos  y Mateo, inicia  la misión  de Galilea  en Nazaret, el pueblo  de Jesús. Lo hace  en el marco  de la sinagoga, donde Jesús proclama  que se ha cumplido   un texto de Isaías, en el que  se  describe de qué manera  concreta  llevará  a cabo  su tarea el Mesías. Esta escena  es como  el programa  de lo que va  a ser  el ministerio  de Jesús , y prefigura  todo  lo que va  a ocurrir : se anuncia   la salvación  para todos  los hombres,  los incrédulos  piden  signos, el pueblo  judío  rechaza  su predicación  e intenta  matarlo  (  anuncio  de su muerte), pero  la libertad  soberana  de Jesús  vence  a sus enemigos  ( recuerdo  de su resurrección) y la evangelización   sigue su camino. Lucas   anuncia    también  en este texto  programático  el camino  futuro  de la Iglesia  y las  condiciones   de su fidelidad  al resucitado.            

            Los    dos  versículos  introductorios  (14-15)  contienen  expresiones  y términos   especialmente  queridos  de Lucas. No sólo  se subraya  la intervención  del Espíritu , sino que  Lc  se complace  en señalar  el entusiasmo  con que la  multitud  celebra  la presencia  de Jesús. 

Mientras   Mc  1, 14s lanza  una llamada  a la penitencia  porque  el reino  está cerca, Lc  destaca la llamada  dirigida  a los humildes  para que acepten  el reino  del Espíritu . 

Vamos a analizar  estos versículos:  

14. Jesús, lleno   de la fuerza   del Espíritu, regresó  a Galilea, y su  fama  se extendió  por toda  la comarca.            Descripción  previa   del ministerio  de Jesús  en Galilea. Por la  fuerza  del Espíritu: La proclamación  del reino  de Dios, con  palabras  y hechos, procede  del Espíritu  creador  de Dios. Galilea: Para Lucas  no sólo  tiene   relevancia  teológica   Jerusalén (la ciudad   del cumplimiento  de la promesa  de Dios),  sino también  Galilea.  

15. Enseñaba  en las  sinagogas y todo el mundo  hablaba  bien de él. 

Enseñaba: Lucas    introduce  uno de sus  temas  dominantes: la presentación  de Jesús como  maestro.  Muchos  pasajes del evangelio nos presentan a Jesús,  enseñando  en el templo  y en la sinagoga.

Mediante  este tema , Lucas  subraya la autoridad  que tiene  Jesús  para hablar  al pueblo  sobre Dios  y su plan  de salvación; también implica  que, en cuanto  maestro  tiene discípulos  para quienes  su proceder  es normativo .

 

Sus sinagogas: notemos  que, con frecuencia, la cuestión  sobre la identidad  de Jesús  se produce  en una sinagoga, tanto en Lucas, como en Hechos. Mediante  el motivo de la Sinagoga, Lucas  subraya  que Jesús  está en continuidad  con las antiguas  promesas de Dios. Pero también se producen  persecuciones  y hostilidades  contra Jesús  dentro de la sinagoga y contra sus discípulos.

Jairo, un  jefe  de una sinagoga  ( 8,41), acoge  favorablemente  a Jesús; otro, sin embargo, cuyo  nombre  desconocemos, le es  claramente   hostil: “Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: Hay  seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado.” (13,  14)

La comunidad lucana   lucha  por dialogar  con sus hermanas  y hermanos  judíos  sobre Jesús  como aquel  que cumple  sus Escrituras  comunes.  

16. Llegó de Nazaret, donde se había  criado. Según   su costumbre, entró  en la sinagoga  un sábado y se levantó  para hacer la lectura.

            Parece  que,  durante  el siglo  I d.C., el culto  sinagogal  del sábado  consistía  en el cántico  de un salmo, la recitación del  Shema  Israel y las   18 bendiciones, una lectura  de la Torá y otra  de los Profetas, una homilía  sobre  el significado  de estas lecturas , una bendición  del presidente  y la bendición  sacerdotal  de Nm 6, 24-27.  

            Sábado: Este  es el primero  de los seis  incidentes  provocados  por la actividad  de Jesús  en día  de sábado. Nos encontramos  ante   un relato  programático  para interpretar  las actividades   que Jesús  realizaba  en sábado: el sábado  está  subordinado  a Jesús porque él  es el cumplimiento  escatológico  de las promesas  de Dios  para el hambriento, el enfermo  y el encarcelado.

            Como  era su costumbre: Lucas  subraya  la continuidad  entre  lo antiguo  y lo nuevo; Jesús   está  en la línea  de la mejor   tradición  de Israel.    

Se consigna  aquí la primera   visita  de Jesús  a Nazaret después de iniciado  su ministerio 

17. Le  entregaron  el libro  del profeta Isaías y,  al desenrollarlo,  encontró  el pasaje  donde está  escrito: 

Encontró  el pasaje: Nos hallamos   ante  la teología  lucana   de promesa-cumplimiento. Este  texto   isaiano  no se  encontraba  en ninguno de los rollos  de la sinagoga. Es una  composición  de Is  61,1-2 e Is  58,6, que deja  traslucir  el colorido  propio  de la cristología  lucana.  

18. El  espíritu   del Señor está sobre mí, porque  me ha  ungido  para anunciar  la  buena   noticia  a los pobres; me  ha enviado  a proclamar  la liberación a los cautivos  y dar  vista  a los ciegos, a libertar  a los oprimidos.  

19. proclamar  un  año  de gracia  del Señor: 

Este  texto  está formado  por  Is  61, 1a.b.d; 58, 6d;  61,2a. Se omite   la frase  de 61, 1c: “Para vendar   los corazones  desgarrados”  y  la frase de 61,2b

La presentación  de Jesús  citando  un texto de  Isaías subraya   su convicción   personal  de que la actuación  del Espíritu  domina  toda su existencia.  Lo que  Isaías   anunció  a sus contemporáneos  se anuncia  ahora a los pobres, a los cautivos, a los ciegos, a los oprimidos  del tiempo  de Jesús.  Lo que  anunció  proféticamente  a los desterrados  que volvían  a Jerusalén, Lucas  lo trasforma  en una predicación , que se va  a cumplir   en la persona, en la palabra  y en la acción  de Jesús de Nazaret. Pero   su propio  pueblo  no lo comprende, y le rechaza.

La cita   profética  que se aduce  en este  pasaje  ha llevado  a algunos   comentaristas a pensar    que Lucas  quiere presentar  a Jesús   como “el Siervo  del Señor”. La cita   de Isaías   (Is 61, 1-2; 58, 6) no forma   parte de los cánticos  del Siervo. Por tanto, hay que excluir   absolutamente  esa referencia.

La concepción  de los profetas  como “siervos del Señor, ungidos  por él” no es  extraña  al judaísmo  palestinense   precristiano.  

El  espíritu   del Señor está sobre mí:

Debemos tener presente qué significa  espíritu  según el texto de Isaías 61, 1 y  qué quiere decir San Lucas, cuando en su Evangelio, habla del espíritu  y del Espíritu.  

Según el sentir  del profeta Isaías, que se hace eco  de la aportación de otros autores, espíritu es: 

 Expresión    de una   especial  acción   divina: “El espíritu de Yahveh vino sobre él, fue juez de Israel y salió a la guerra. Yahveh puso en sus manos a Kusán Riseatáyim, rey de Edom y triunfó sobre Kusán Riseatáyim” (Jue 3,10)

El espíritu  había sido  prometido   al rey  mesiánico: “Saldrá un vástago del tronco de Jesé, y un retoño de sus raíces brotará. Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia,  espíritu de consejo y fortaleza,          espíritu de ciencia y temor de Yahveh.”   (Is  11, 1-2)  

Posteriormente,  se le garantizó  a todo  el pueblo  mesiánico: “derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de oración; y mirarán  hacia mí.”  (Zac  12, 10).  

El tercer Isaías  percibe al espíritu  fuera   de los ámbitos   del sacerdocio  y la realeza, y considera  que su objetivo  era ungir   al profeta.  

Me ha ungido: Esta   realidad   está  relacionada  con la predicación  y la escucha; designa  aquella  iluminación  interior  que es  necesaria  para conocer   la palabra   de Dios   y tener  la fuerza  para seguirla.  

Para  anunciar  la  buena noticia: 

De esta manera  queda  presentada la función profética  de la misión  de Jesús  en términos  del tercer  Isaías. Poner   en labios   de Jesús  esa cita  de Isaías  no quiere decir  que inmediatamente  adquiera  el pleno  valor  cristológico de su interpretación   cristiana. Lo que   se quiere  poner  de relieve  es que lo que  anunció  “Isaías” es lo que  ahora   “realiza” Jesús.

A los pobres

El  tercer  Isaías anuncia  la consolación  de Sión  a varios  grupos   de la comunidad  posexílica que se han  ido  reuniendo  en Jerusalén. En su cita  de Isaías, Lucas  menciona  cuatro  de estos grupos. El primero  está   constituido por “los pobres”; se observa  ya una prefiguración  de la insistencia  de la narración  de Lucas   en este  grupo  social: “Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios  ( Lc  6, 20)  

La  libertad  a los cautivos:

En relación  con el ministerio de Jesús, esta   frase puede entenderse  como una referencia  a los prisioneros  de sus deudas; es decir, la libertad  sería    una condonación.  El  texto   de Is 61,1  se usa  con conexión  con Lv 25, 10-13: “Declararéis santo el año cincuenta, y proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su familia. Este  año cincuenta será para vosotros un jubileo: no sembraréis, ni segaréis los rebrotes, ni vendimiaréis la viña que ha quedado sin podar, porque es el jubileo, que será sagrado para vosotros. Comeréis lo que el campo dé de sí. En este año jubilar recobraréis cada uno vuestra propiedad.”. También podemos  aducir el testimonio del Dt  15, 2: “En esto consiste la remisión. Todo acreedor que posea una prenda personal obtenida de su prójimo, le hará remisión; no apremiará a su prójimo ni a su hermano, si se invoca la remisión en honor de Yahveh”.

Estos textos   se refieren  a la “condonación  de las  deudas”  con motivo  del año  del  jubileo. 

            Podemos decir, ampliando  el texto, que la cautividad  no sólo se refiere  a lo económico, sino a toda clase  de esclavitud.  Este texto hace referencia al cautivo y también a quien  motiva  esta cautividad. El cautivo debe sentir una libertad interior, que nadie se la puede  quitar; pero el creyente, a quien se le debe una deuda, debe intentar  perdonarla. La caridad es superior a la justicia distributiva.  

            La vista  a los ciegos:

            Es  el tercer   grupo  de desvalidos  que se menciona  en la cita  de Isaías. La ceguera  en su sentido real y metafórico. En Lc  7, 22 se  volverá a hacer  mención   específica   de  “los ciegos”.  

Proclamar  un  año  de gracia  del Señor 

La frase  de Isaías  que describe  un período  de gracia que ha de traer  la liberación  de Sión ( cfr. el año jubilar) se usa  aquí  para proclamar  y presentar  el “tiempo  de Jesús” y la nueva  forma de salvación  que comporta  este tiempo. Esta  es la formulación  lucana  del kerigma  en la narración   evangélica, en  contraste  con la  presentación  que hace  Marcos: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.” (Mc 1, 15).                                    

20. Después   enrolló  el libro, se lo dio  al ayudante y se sentó. Todos  los que estaban  en la sinagoga  tenían  sus ojos  clavados  en él. 

El personal   de la sinagoga  incluía, además  del “presidente” a los “ancianos” y a un  cierto  número  de “encargados”

Se sentó

Para  leer la Escritura  había que ponerse  de pie, pero  el comentario se hacía, generalmente   sentado.  

Tenían  sus ojos  clavados  en él:

El verbo  atenizein (mirar  fijamente)  es uno  de los términos   favoritos  de Lucas. En la mayoría    de los casos   se trata  de una mirada  intensa  como expresión  de estima  y de confianza; éste  es, sin duda, el matiz del término  en este pasaje. Es un modo  de expresar  la reacción  de la asamblea, que, inicialmente, se muestra  llena de admiración   y de  agradable  sorpresa. 

21. Y comenzó  a decirles: Hoy  se ha  cumplido  el pasaje  de la Escritura que acabáis  de escuchar.

Hoy”:

Dada   su posición  enfática   al comienzo  de la frase, señala  un punto  importante  en la perspectiva  histórica   de Lucas. Este “hoy”  contrasta  con la declaración  paulina: “Ahora  es tiempo propicio, ahora  es día  de salvación  ( 2 Cor  6, 2),  con la que  el Apóstol  identifica  su propio   tiempo  con el ésjaton  definitivo.  

Se ha  cumplido  el pasaje  de la Escritura que acabáis  de escuchar.

En la   narración   de Marcos, cuando  Jesús proclama  el Reino, su anuncio  es: “Se ha  cumplido  el tiempo”; mientras  que en Lucas  lo que se cumple  no es el tiempo, sino “la Escritura”. Lo que   Isaías   había prometido  como “consolación de Sión” se hace realidad  presente  de una manera  nueva  y con un sentido  particular. La consolación   de Sión   vuelve  a hacerse  realidad: “Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo”  (Lc 2, 25).