I Domingo de Cuaresma, Ciclo C
Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD  
 

 

La Cuaresma es el camino hacia la Pascua. Para poder comprender toda la liturgia de la Palabra (bastante bien organizado) de este tiempo “fuerte” es necesario señalar tres niveles de este itinerario:.

Primera lectura: Dt  26, 4-10: Profesión de fe  del pueblo elegido 

            Estamos en el domingo primero de cuaresma  del ciclo C; en este ciclo las   primeras lecturas, del AT, repasan  grandes momentos  de la historia de la salvación.

            Vamos a seguir  tres  momentos  para poder comprender  el significado y el contenido de la perícopa  de la Liturgia de la Palabra. 

            Primer momento: presentar el contenido  global  de los  versículos  1-15 del capítulo  26 del Dt, pues aquí se encuentra el texto, que vamos a proclamar en la Eucaristía.

            En esta  perícopa  26, 1-15 se conserva   el recuerdo  de dos   ceremonias litúrgicas, una relacionada  con las primicias de los frutos  de la tierra ( Dt 26, 1-11) y con el diezmo  de las cosechas  ( Dt  26, 12-15). En  cada  una  de ellas, destaca  una confesión  del israelita al Señor. Mientras  que la primera  pone  el énfasis  en lo que  el Señor  hizo  a favor  de Israel, la segunda  subraya lo que ha hecho  o debe  hacer el israelita.  Además   de la relación  directa   con Dios,  ambas  ceremonias  ponen  al israelita  en contacto  con el prójimo. La ofrenda  de las primicias  del suelo   manifiesta  el agradecimiento  al Señor  por el don  de la tierra. El reparto  de los diezmos  entre los necesitados da a entender  que los bienes   de la tierra, gratuitamente   recibidos   del Señor, tienen   que alcanzar  para todos.

 Al   presentar    las primicias   ante el altar  y distribuir   los diezmos  entre  los menesterosos, Israel  proclama  y vive  su fe.  

Segundo momento: los  versículos  5b-9  son un resumen histórico, un “credo” de salvación. En el AT se encuentran algunos  resúmenes  históricos, entre los cuales  está éste.  

8. El Señor nos sacó   de Egipto   con mano   fuerte   y brazo   poderoso  en medio   de gran  temor, señales   y prodigios

9. Nos condujo   a este   lugar   y nos dio   esta tierra, que mana  leche   y miel.

La fórmula: el Señor  sacó  a Israel   de Egipto  contiene   el artículo  primero  y fundamental  de la fe  de Israel. Su alcance   e importancia se  perciben  en las huellas  que dejó  impresas  en la  conciencia   de Israel, de  las que   dan testimonio  numerosos    pasajes  del Antiguo Testamento.  

Si  el Señor  sacó  a Israel  de Egipto, fue   para   conducirlo  a un país  bueno  y espacioso, a una   tierra   que mana  leche y miel.

La donación  de la tierra, que  había   sido prometida  a los antepasados, se convierte   para Israel, en un  momento dado de su  historia,  en un acto  salvífico  tan importante   como la salida  misma de Egipto.

Salida  de Egipto  y entrada  en Canaán, constituyen  los polos  en torno  a los cuales   gira el breve  sumario  de la historia  de la salvación  en Dt  26, 5b-9 (  otros   sumarios  similares  pueden  verse   en Dt  6, 20-25; Jos  24, 2-13), expresión   clásica   de la fe  de Israel.

En dicho  sumario   histórico, se  subrayan  las diferencias  existentes  entre la situación  en Egipto  y en la tierra  de Canaán. Aquel   era un lugar   de servidumbre, éste   un lugar  de abundancia, en el que  los bienes  están  al servicio  de Israel.  El autor   de un  cambio  tan prodigioso, del paso  de la esclavitud  a la libertad, de la opresión  en tierra  extranjera al señorío  en tierra propia es  Yahvé –el Señor, el Dios de Israel.

Presentamos algunas aclaraciones  de los vv. 5-7 

5. Y tu dirás  ante el Señor  tu Dios: “Mi padre  era un  arameo   errante. Bajó  a Egipto   y se estableció   allí   como emigrante  en una  nación  grande, fuerte   y numerosa.

            Se refiere  a Jacob. Errante   significa   una condición  de desamparo  y riesgo.

Pueblo  grande   es fórmula  de la promesa  hecha  a Abrahán (Gn  12, 2).

De aquel  arameo  errante, sin patria  y sin  una tierra propia, ha surgido  el pueblo  que ahora  se asienta  en la tierra  donada por el Señor 

6. Los   egipcios   nos maltrataron, nos  oprimieron  y nos   impusieron  una dura esclavitud.

Todos sabemos el trato  que los israelitas tuvieron que soportar en Egipto. Creo que no hace falta que nos alarguemos aquí, pues es evidente  esta afirmación.  

7. Entonces   clamamos  al Señor, Dios  de nuestros antepasados, y el Señor escuchó  nuestra   voz  y vio  nuestra miseria, nuestra angustia   y nuestra   opresión.

Dios  de nuestros padres: el mismo  que eligió  a los patriarcas; no  es un  dios nuevo.

La confesión  de Dt   26, 5b-9 se halla   situada  actualmente  en medio de una plegaria  de acción  de gracias, perteneciente   al ritual  de la fiesta de las primicias  (Dt 26, 4.5a. 10.

El tercer momento: presentar esta ceremonia, que se encuentra en Dt 26, 4. 5a.10

Los  versículos  Dt 26,5b.10, construidos   en primera persona  del singular, chocan  con los versículos   restantes, construidos   en primera  persona  del plural. Aquellos  representan   probablemente   un texto  más primitivo, en el  que vinieron  a  entroncarse más tarde   Dt 26, 5b-9. Con  tal incorporación, un sumario  de la historia  salvífica  pasaba  a ocupar  el centro  de un rito  de primicias 

Anotamos alguna peculiaridad de los   vv. 4.5a.10

4. El sacerdote   recibirá  la cesta  de tus manos  y la pondrá  delante del altar  del Señor tu Dios.

La ceremonia  se compone  de rito, ofrenda de primicias  al Señor  por medio del sacerdote, y de   texto  recitado, que explica  su sentido: el resumen histórico  o “credo” de salvación. 

5. Y tu dirás  ante el Señor  tu Dios: el  resumen histórico o “credo” de salvación.

Todos los pueblos  vecinos  dan culto a sus dioses, ofreciéndoles  las primicias  de las cosechas y recitando una oración o plegaria; pero el pueblo de Israel  recita una plegaria  que es una síntesis de las hazañas  de Yahvé a favor de su pueblo.  

10. Por eso  traigo  las primicias   de esta tierra  que el Señor  me ha dado”. Dejarás   los frutos   delante  del Señor tu Dios,  te postrarás   en su presencia.

Explica  el por qué   entrega las primicias. Las primicias, que sólo son los primeros frutos  de la tierra, sino que indican el origen de la tierra, que ahora produce  esas primicias; origen histórico, es nuestra tierra, dada por el Señor.  

La Liturgia de la Palabra no trae los versículos 11-15 de este capítulo  26 del Dt., que explican  la ceremonia de los diezmos.  

Muy expresivo  el estribillo  del salmo responsorial: “Acompáñame, Señor, en la tribulación”

La elección de este salmo 90  (91)  se debe, principalmente, a su  presencia  en el evangelio   de las  tentaciones. Se ha   convertido  en un salmo   típico  de Cuaresma. En efecto: el camino   de la renovación  cristiana  es un camino de  desierto, que todos  podemos  andar  confiados   en la presencia  de Dios.  

Segunda lectura: Rm  10, 8-13: Cristo, salvación  para  todos  

La segunda lectura, en los tiempos Ordinarios, no hace referencia explícita ni a la lectura primera ni al evangelio; en los Tiempos  Fuertes, unas veces se relaciona con la primera lectura, otras veces con el evangelio y  en algunos  casos  con ambas.  Siempre  resulta  interesante una presentación de este  lectura, tomada  normalmente   de las Cartas de San  Pablo.

No  resulta  fácil darnos cuenta   qué quiere decirnos el Apóstol de los Gentiles en este fragmento, pues Los   textos   bíblicos   con los que  aquí Pablo  ilustra  y subraya  cuanto acaba  de decir, están utilizados  con bastante  libertad..  

8. En definitiva, ¿qué dice la Escritura? Que la  palabra  está   cerca de ti; en tu boca y en tu  corazón. Pues bien, ésta  es la palabra   de fe  que nosotros  anunciamos.

Lo mismo  que Moisés  intentó  convencer a los israelitas  de que  la observancia  de la ley  no requería  escalar  las alturas  ni descender a las profundidades:  

Sino que la palabra está bien cerca de ti, está en tu boca y en tu corazón para que la pongas en práctica. (Dt 30, 14)            

 Pablo juega  con las palabras  de Moisés, aplicándolas  en sentido  acomodaticio a Cristo mismo.

Nos  explicamos. Los  israelitas  se podían quejar  y de hecho se quejaban  de cómo  saber dónde está  el contenido, el mensaje de la Torá. Moisés  les responde mediante  un largo texto Dt 30, 11-14, donde les expone  y dónde  les dice  cómo  encontrar  este mensaje.

San Pablo  hace uso del versículo 14, pero dándole otro significado: ya no se trata  de  la palabra de la Torá, sino de Cristo mismo. Quizá podamos decir  que ha hecho bien San Pablo al interpretar  este texto en clave cristológica; pero  cuando intenta  explicarlo, da la sensación que violenta un poco la intención del texto de Dt 30, 14. Nos quedamos  con lo que Pablo quiere decirnos; pero hemos hecho bien al presentar  de dónde  Pablo toma la cita  y lo  que ésta en su contexto significaba.  

9. Porque si  proclamas  con tu boca  que Jesús  es el Señor y crees con tu corazón  que Dios   lo ha resucitado de entre  los muertos, te salvarás. 

Si confiesas: Hay que  pronunciar   la confesión   básica  de la fe   cristiana  y decirla   en serio. Pablo  pasa  a citar   la fórmula  confesional  ( quizá   incluso   kerigmática ) de la primitiva   Iglesia  palestinense, “ Jesús  es Señor”; “[...] y nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino con el Espíritu Santo” ( 1
Cor  12,3).  Se requiere   una fe  interior  que guíe  a la persona   entera; pero esa   fe  incluye  también  un  asentimiento  a una   expresión  de dicha  fe. Pablo   vuelve   a afirmar  la actividad   del Padre   en la resurrección   de Cristo            

10. En efecto, cuando  se cree  con el corazón  actúa  la fuerza salvadora  de Dios, y cuando  se proclama  con la boca   se alcanza  la salvación.

Este   versículo  formula   retóricamente   la relación   existente  entre la rectitud  y salvación  humanas  y la fe  y su expresión. El balance   subraya  aspectos  diferentes   del único  acto  básico  de adhesión  personal  a Cristo  y de su  efecto. No conviene   hacer   demasiado  hincapié  en las   diferencias  entre justificación  y salvación.  

11. Pues   dice la  Escritura: Quienquiera  que ponga  en él  su confianza  no quedará  defraudado.

Esta afirmación de San Pablo está tomada del profeta  Is 28, 16  Por eso, así dice el Señor Yahveh: «He aquí que yo pongo por fundamento en Sión  una piedra elegida,   angular, preciosa y fundamental: quien tuviere fe en ella no vacilará.”  

 La  piedra   puesta  por Yahvé  en Sión   ( la colina   oriental  de Jerusalén  sobre la cual  se construyó  el Templo)  era símbolo   de salvación  para quienes  confiaban en él. En el uso  de Pablo  la “piedra”  se refiere   a Cristo, y  el  menosprecio  de éste  la convierte  en piedra  de tropiezo. Pero   quienes   creen  en él no fracasarán  sobre esa piedra.

En Is, las palabras  hacían  referencia  a la  preciosa    piedra angular  puesta por  Yahvé  en Sión ; Pablo  las adapta a la fe en Cristo  y las utiliza  como garantía  de salvación  para el creyente  cristiano. 

12. Y no  hay  distinción  entre  judío  y no judío , pues  uno  mismo   es el Señor de todos, rico  para todos  los que  lo invocan.

Todos   tienen  la oportunidad  de participar  igualmente  en la  nueva  rectitud  por la fe: “justicia de Dios por la fe en Jesucristo, para todos los que creen - pues no hay diferencia alguna”  ( Rom  3, 22)

Kyrios  sólo  puede   referirse  a Jesús, que es el Señor  resucitado  de judíos  y griegos.            

13. En   una palabra, todo  el que invoque  el nombre  del Señor  se salvará.

Esta  afirmación, que es profundamente teológica, está tomada del profeta Joel: “Y sucederá que todo el que invoque el nombre de Yahveh será salvo” (Jl 3, 5)

 En el AT, lo de “invocan el nombre del Señor”  designaba  a los israelitas  sinceros  y piadosos; en el NT, eso mismo  pasa  a decirse  de los cristianos.

Ahora  podríamos  “revestir” estas afirmaciones  con ciertas explicaciones teológicas; algunas  de tipo moralizante, otras  de talante cristológico-teológico; otras, llenas de contenido pastoral; prefiero  quedarme aquí, invitando a que cada uno que lea  esto, saque  sus conclusiones.  

Lectura del Evangelio: Lc 4, 1-13: Tentaciones  de Jesús.  

  Los evangelios son también  típicos: después de las tentaciones  y la transfiguración, leeremos  páginas  tan significativas  como la parábola  del hijo  pródigo  y de la mujer adúltera. 

Los  tres  primeros   capítulos  de san Lucas constituyen    como una especie  de introducción general  que presenta  a los actores  del evangelio, especialmente   Jesús. Sin embargo, entre Dios  y el hombre   queda  todavía   un personaje   que juega   un papel  preponderante: “el tentador” o el diablo. De su intención  y sus   funciones   habla  este  pasaje.

Las tentaciones   de Jesús  no constituyen   un hecho  que se ha  dado  simplemente   en el comienzo   de su vida, aunque  a  primera vista nos pudiera  parecer  que el texto  así   lo indica. Situadas  todavía   en el prólogo, que termina  precisamente en Lc 4, 13, las tentaciones    reflejan   una nota  que resuena  en todo  el evangelio:  viniendo  de Dios, y siendo  un hombre  de la tierra, Jesús  ha tenido   que enfrentarse  con la fuerza  amenazante  del mal  al que derrota. 

Las  tentaciones   de Satanás   se identifican   con el riesgo  de esclavitud  que  presuponen   los poderes   de este mundo. Está   en principio el riesgo  del “pan” por  medio  del cual se quiere  convertir  a Dios  en una simple  garantía  de prosperidad  material  y seguridad   económica  ( 4, 3-4). Está   después   el peligro  de la “política”  que se concreta   en el deseo  de mandar  y de ordenar  las estructuras  de este mundo, utilizando  para ello  los poderes  de Satanás, que es el principio  de todo  poder esclavizante ( 4, 5-8). Está   finalmente   el riesgo  de la confianza  radical  en el milagro, el  sometimiento  a una   verdad  espectacular   y externa  que nos libera  del humilde   esfuerzo  de la fe  de cada día  ( 4, 9-13).  

Lc 4,1-13,  es el texto evangélico de este primer domingo de Cuaresma, es la conclusión de la parte inicial del evangelio lucano, y como la preparación de la actividad  pública de Jesús. Creo que si tenemos presente esto, entenderemos algunas cosas, que pueden pasar desapercibidas.

            Los tres sinópticos  hablan de este hecho; pero cada uno le imprime su peculiaridad. La perícopa  de las  tentaciones mesiánicas  y del ayuno de cuarenta días es absolutamente  clásica  para este domingo.           

1. Jesús   regresó  del Jordán  lleno  del Espíritu  Santo. El   Espíritu  lo condujo  al desierto 

Lucas cambia el orden de las tentaciones  y  ubica la última  en  Jerusalén.

Además   del mensaje  cristológico  que hay   en ellas, Jesús, Hijo  y Siervo,   es el paradigma  de la  nueva   humanidad  que vence   al mal  mediante  el Espíritu  y la  fe obediente, encontramos   también  un mensaje  eclesiológico. La confianza   y la fe  en  la bondad  de su Dios y Padre, y en la   palabra  de Dios  como el armamento  más seguro  en todo conflicto, son un  modelo  para todos  los cristianos, que   también  están  dotados  con el Espíritu Santo.  

            Se marchó  del Jordán: Lucas con esta  afirmación quiere establecer la relación  entre las  tentaciones  y el bautismo.  

            Lleno   del Espíritu  Santo  es una expresión  lucana ampliamente  testimoniada  en Hechos  (6, 7; 7, 55; 11, 24). En el tercer  Evangelio  el Espíritu  no solo conduce  a Jesús  al desierto , sino que le  acompaña  durante  cuarenta  días, como el Señor  había  hecho  con Israel: “ Acuérdate de todo el camino  que Yahvé  tu Dios  te ha  hecho  andar  durante  estos  cuarenta años  en el desierto  ( Dt 8, 2)  

Conducido  por el Espíritu: El Espíritu, otorgado  a Jesús  en su bautismo, no lo conduce  a la tentación, sino  que es  el poder  que lo sostiene  durante  ella. Quizá podamos   unir  esta afirmación con el texto de Romanos  8, 14: “En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios”

Con este don  del Espíritu, Jesús  puede  afrontar  una experiencia  que sintetiza  todo un aspecto  de su ministerio público. Si Jesús  vence  al demonio  es porque  está “lleno  del Espíritu Santo”.

 “Desierto: se refiere  indudablemente   a la región  esteparia   y salvaje de Judea. Tal vez  se pueda  ver una  connotación  del desierto   como lugar  de encuentro  y contacto  con Dios: “Por eso yo voy a seducirla;  la llevaré al desierto y hablaré a su corazón” ( Os 2, 16); pero  probablemente   se concibe   ese lugar  solitario  como la morada  de bestias  salvajes y de demonios: “Allí tendrán aprisco bestias del desierto  y se llenarán sus casas de mochuelos.  Allí morarán las avestruces  y los sátiros brincarán allí” (Is  13,  21)

Jesús, por tanto, se enfrenta  a esa doble  dimensión del desierto.  

2. Donde  el diablo  lo puso  a prueba  durante  cuarenta  días. En todos  esos días no comió  nada, y al final  sintió  hambre.

Donde  el diablo  lo puso  a prueba: El verbo peirazein puede significar :  a)  “intentar”, “procurar”; b) “tantear”,  con buena  intención; c) “poner  a prueba”, con intención  siniestra  o perversa. El sentido  en este  pasaje  es el último  de los expuestos. No es  que  se quiera  poner  a prueba  la fe de Jesús, sino que  se intenta  frustrar  el plan  divino  de salvación.  

Cuarenta días” En la  tradición  bíblica, “cuarenta” equivale  a un período suficiente largo de tiempo: “Jonás comenzó a adentrarse en la ciudad, e hizo un día de camino proclamando: «Dentro de cuarenta días Nínive será destruida.»” (Jon  3, 4)

Los   cuarenta  días” hay  que  interpretarlos como número redondo. Bien  puede  ser  que hagan   referencia  a Dt 8, 2: “Recuerda   el camino  que el Señor , tu Dios, te ha  hecho  recorrer  estos  cuarenta  años por el desierto”. El relato    de Mateo añade  una precisión : “cuarenta   días   y cuarenta  noches”  ( Mt 4, 1) que puede  ser una  alusión  al tiempo  que Moisés  pasó  en la montaña  del Sinaí ( Ex 24, 18)  o al tiempo  de camino  que empleó  Elías   para llegar al monte de Dios , el Horeb  ( 1 Re  19,  8).

Estuvo  sin comer: Los   “cuarenta  días”  de ayuno  puede  ser una  indicación  dependiente  de las narraciones  del AT, que hablan  de los  cuarenta  días de ayuno  de Moisés: “Moisés estuvo allí con Yahveh cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua. Y escribió en las tablas las palabras de la alianza, las diez palabras”  (Ex 34, 28)

No comió   nada: No se  trata  de un ayuno  penitencial. El ayuno   es símbolo  de la plenitud  de Espíritu  que posee  Jesús,  y de su  impotencia, contingencia  y humillación  ante  un Dios  omnipotente  que, generosamente, da  y mantiene  la vida.  

3. El diablo  le dijo entonces: Si eres  Hijo  de Dios, di a esta  piedra que se convierta   en pan.

Si eres  Hijo   de Dios: Tanto aquí  como en el v.9, Jesús   es llamado   “Hijo de Dios”, una   clara   referencia  a su bautismo (3, 22). Jesús,  Hijo   y Siervo  de Dios, que cumple  el   plan  de Dios  en la creación  y en la  historia de Israel, es fiel  al plan   divino.

La  táctica   del demonio  consiste  en poner  a prueba  la condición filial  de Jesús, aprovecharse   de su situación  de hambre e intentar, en  definitiva, desbaratar  su papel  en la historia  de salvación

Di  a esta  piedra que se convierta   en pan: Jesús  está  sólo, bastará  transformar  una sola  piedra  en un pan  para satisfacer  su necesidad  de subsistencia. Mateo  en 4, 3 habla  de estas piedras.  

4. Jesús les respondió: Está  escrito: No solo  de pan  vive el  hombre.

Al estar  sin alimentarse durante   tanto tiempo, el ser humano  Jesús  está, obviamente, hambriento,  y es  vulnerable  a la tentación  del diablo. Jesús combate  al diablo  con las armas  de la palabra   poderosa  de Dios

La seducción  del diablo  queda   rechazada  con una cita  del libro del Dt 8, 3.  

5. Lo llevó después el diablo  a un lugar alto  y le mostró  en un  instante  todos  los  reinos  de la tierra.

Lucas   ha acentuado  más    la  indicación  temporal  que la  mención  de un espacio; el demonio  muestra a Jesús  todos los reinos  del mundo  “ en un instante”. 

Todos  los reinos  del mundo: alude  claramente  a los dominios   políticos. 

6. El diablo  le dijo: Te daré  todo  el poder de estos reinos  y su gloria, porque  a mí  me lo han  dado  y yo  puedo dárselo  a quien quiera 

Este  v.6  es una  adición  lucana y no aparece   en Mt. Debemos  notar aquí  la idea  joánica de que el mundo  está  bajo  el poder  del demonio. Se libra   una batalla  a muerte de proporciones   cósmicas. 

7. Si te postras ante mí, todo  será tuyo.

El diablo  se presenta  como el “príncipe”  o el “dios” de este mundo, reclamando  autoridad  sobre él  y, consiguientemente, exigiendo  culto  y reverencia. El reto  consiste  en que  Jesús  se decida  a aceptar  el dominio  sobre el mundo  de manos  de Satanás, y que, en vez  de rendir  homenaje al Padre, se lo rinda  al demonio, es decir  a un subordinado. La intención  de Satanás   es tener  de rodillas  ante él  al Hijo del Padre que está  en el cielo.

 8. Jesús   respondió: Está escrito: Adorarás  al Señor  tu Dios, y sólo  a él  le darás  culto.

Al  rechazar  un mesianismo  político, Jesús  cita de nuevo  Dt: “A Yahveh tu Dios temerás, a él le servirás, por su nombre jurarás”  (Dt 6, 13). Lucas  hace su propia  traducción.

Podríamos   confirmar  esto con alguna cita  más: “No te mostrarás ante sus dioses, ni les darás culto, ni imitarás su conducta; al contrario, los destruirás por completo y romperás sus estelas” (Ex 23, 24)            

9. Entonces  lo llevó  a Jerusalén, lo puso  en el alero  del templo   y le dijo: Si eres  Hijo de Dios, tírate desde aquí;

            Las  tentaciones  de Jesús  llegan  a su punto culminante   precisamente  en Jerusalén, la ciudad  en la que  se va a consumar  su destino  de muerte

En  realidad, no sabemos    exactamente   qué parte  del templo  es la que  Lucas  llama “el alero”

            Si eres  Hijo de Dios, tírate desde aquí;

El último  reto  que el demonio   lanza  a Jesús, en su  condición  de Hijo, es a que  use sus  poderes para manifestarse  con plena  ostentación  ante  sus contemporáneos, acomodándose  así a las ideas  vigentes  sobre  lo que  sería  un verdadero  enviado  de Dios.

Existía   una máxima   que dice así: “ Nuestros  maestros   han  enseñado:  Cuando  el rey, el Mesías, se manifieste, aparecerá  de pie  sobre  el tejado  del  templo”

10. Porque  está escrito: darás  órdenes  a sus  ángeles  para que   te guarden;

Lucas   pone   en labios   del demonio  una cita  del Sal 91, 11: “que él dará orden sobre ti a sus ángeles de guardarte en todos tus caminos”.            

11. Te llevarán  en brazos  y tu pie  no  tropezará  en piedra alguna 

Literalmente: “Te llevarán ellos en sus manos,  para que en piedra no tropiece tu pie  (Sal 91, 12)

El Sal 91  se considera  frecuentemente  como “sapiencial”;  en él  se presenta  a Dios como  el protector  de sus fieles: no  tendrán   que enfrentarse  con peligro  alguno  porque  el Señor  enviará a sus ángeles  para que los   protejan 

12. Jesús   le respondió: Está escrito: No tentarás  al Señor  tu Dios.

            No tentaréis a Yahveh vuestro Dios, como le habéis tentado en Massá” (Dt 6,16)  

Jesús   se niega  a usar  sus poderes  de Hijo  para ceder a un reto  absurdo  que cuestiona  su seguridad personal. Jesús, tentado  por el demonio,  pone   en guardia  sobre  la pretensión  de tentar  a Dios. Implícitamente, queda   rechazada  la osadía  del demonio, que no  debería   haberse  atrevido  a poner  a prueba  a Jesús , porque  eso   supone,  en definitiva, poner  a prueba  al propio  Dios.

13. Cuando terminó   de poner  a prueba  a Jesús, el diablo  se alejó  de él hasta  el momento  oportuno

Una  frase   que resume las  tres   escenas  precedentes. La  “triple”  tentación – sentido  del número “tres”-  representa   globalmente   todas  las   que van  a asaltar  a Jesús.

Se  alejó  de él hasta  el momento oportuno

kairós”, en el Nuevo   Testamento, tiene   el significado  genérico  de “momento”, “período  de tiempo” y  también  un sentido  específico  de “fecha   determinada”

Está claro  que se  refiere  al segundo   asalto del demonio  contra  el designio  salvífico   del Padre cuando  llegue  la hora  de la pasión  y muerte  de Jesús, concretamente en Lc   22,3: “Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era del número de los Doce”;  Todos  los días  estaba  con vosotros  en el templo, y no  me pusisteis  las manos encima; pero ésta es vuestra  hora: la hora del poder de las tinieblas”  ( Lc 22,53). La oposición  a la persona  de Jesús, simbolizada  aquí  en las tentaciones, continuará a lo largo  de todo su  ministerio público.