IV Domingo de Cuaresma, Ciclo C
Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD  
 

 

Este domingo IV de Cuaresma es conocido como el domingo de “Laetare”. El Introito de la Misa así lo expresa: “Festejad a Jerusalén, gozad con ella  todos los que la amáis” (Is 66,10) No solo por las palabras del Introito podemos llamarlo así, sino mejor aún, por la riqueza de la Liturgia de la Palabra.

            También podemos designar a este domingo como él  de la reconciliación-nueva creación. “Señor, que reconcilias a los hombres contigo por tu Palabra hecha carne...” (Oración Colecta) El aspecto de una nueva  realidad se insinúa en la Oración después de la Comunión: “... Ilumina  nuestro espíritu  con la claridad  de tu gracia, para que  nuestros pensamientos  sean dignos de ti y aprendamos  a amarte de todo corazón.” 

            Primera Lectura: Del libro de Josué, 5, 9a.10-12  

Lectura  bien elegida. Quizá al principio  nos  puede resultar un tanto extraña; pero. Las dos  columnas  del “credo histórico-salvífico”  del pueblo de Israel  son: la salida de Egipto, que proclamábamos el domingo pasado; y la llegada a la tierra prometida. El pueblo de Dios ha llegado a la tierra prometida.

Empieza  una nueva  etapa con  la entrada  en Cananas.  La entrada  en la tierra  constituía  una nueva etapa  y muy importante. Esta  importancia  está   subrayada  por la celebración  de la  fiesta  de la pascua en las puertas  mismas  de la tierra   prometida. La circuncisión y la pascua  son la  versión   litúrgica del paso del Jordán para entrar en la tierra prometida.

La Liturgia  de la Palabra ha elegido  versículos  que hablan solamente  de la celebración de la Pascua  y su ritualidad; pero del hecho de la circuncisión  no dice nada.

Comentamos   estos  cuatro versículos. No va a ser   un comentario exhaustivo, sino orientativo.  

9a. El Señor   dijo a Josué: Hoy  os he   quitado  de encima  el oprobio de Egipto

Frase misteriosa, que no se sabe qué sentido puede tener. Puede   entenderse  que el oprobio  de Egipto   era la vergüenza   de verse  esclavizados en tierra  extranjera: esa   vergüenza  desaparece  cuando los israelitas  ocupan  la tierra prometida.

 Quizá también  haga  referencia a la circuncisión. Durante  la estancia  en el Desierto  no se practicó  la circuncisión  a ninguno.  Los  que salieron de Egipto, que habían sido circuncidados, todos murieron, ahora  los, que van a entrar en la tierra prometida, ninguno de ellos está circuncidado, lo cual puede resultar como un oprobio.

Esta es la explicación, que dan algunos a este versículo  9a.  

10. Los  israelitas  acamparon  en  Guigal y celebraron  la pascua  el día catorce  de aquel  mes,  por la tarde, en la llanura  de Jericó. 

No se dice  que la celebrasen  en ningún  santuario, pues   no ha sido  expresamente   mencionado  hasta ahora. La celebran  el día  14  del primer mes  (Abib/ Nisán), marzo-abril, primer plenilunio  del año, por la tarde, según la costumbre. Como  todo Israel  estaba   en un mismo campamento, la celebración  tenía  que  ser en común. 

11. Desde  el día siguiente  a la pascua  empezaron  a comer  de los frutos  de la tierra, panes  Azimos y trigo  tostado 

El hecho  de que  se hable  de los Azimos  y se omita  toda referencia  al cordero  sugiere  que lo que  aquí se nos  presenta  es la fiesta  más antigua: de los Azimos.  

 Guardarás la fiesta de los Azimos; siete días comerás Azimos como te he mandado, al tiempo señalado, esto es, en el mes de Abib, pues en el mes de Abib saliste de Egipto  (Ex 34, 18).  Posteriormente  se combinó  con el sacrificio  del cordero. Este ritual  se celebraba  la  tarde  del día  catorce  del primer mes y  parece   que no  era una fiesta  familiar, sino de toda la comunidad, tal como se deduce  de Dt 

En las   tradiciones   posteriores, una vez  que se  combinaron  las dos  fiestas  originariamente  independientes, la pascua  comenzaba  el día catorce y los Azimos  el día  quince  del mismo mes. Para armonizar  la fecha   del v.10,  los escribas  añadieron, aquí   y en el v. 12, la  frase “el día  siguiente la pascua” 

Trigo  tostado: Probablemente  se refiera  a espigas  frescas, como en  Lv 2, 14: “Si ofreces a Yahveh una oblación de primicias ofrecerás, como oblación de tus primicias, espigas tostadas al fuego  o grano tierno majado”. 

12. Entonces  dejó de caer el maná, y los  israelitas ya no  volvieron  a tener  maná ; aquel año se alimentaron  de los  frutos  de la tierra  de Canaán.

El final   de esta época se expresa  dramáticamente  con el cese del milagro del   maná.

Aquel año: El año  cuadragésimo   desde  que se inició  el éxodo: “Los israelitas comieron el maná por espacio de cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada. Lo estuvieron comiendo hasta que llegaron a los confines del país de Canaán”  (Ex  16, 35).

 El narrador  señala   que con aquella  pascua  en la tierra  santa  acaba  una época de la historia de la salvación y comienza  otra. Hasta  entonces  se habían  alimentado  del maná, pero éste cesa automáticamente  en cuanto  este signo  tangible  de la providencia  divina  pierde su  razón de ser. 

La celebración   de esta pascua, la primera  desde el éxodo, junto con el paso  del Jordán, cierran  el período  de Moisés y la  travesía  por el desierto  que comenzaron  con la pascua  y el paso  del mar Rojo 

Acertado el estribillo del salmo responsorial: “Gustad  y ved  qué bueno es el Señor”. Este estribillo lo ponemos en la boca del hijo pródigo; también en los labios del hijo mayor, cuando se ha dado cuenta de lo que es su padre, de cómo le ama. También  queremos escucharlo en su acción de gracias de los israelitas, que han llegado a la Tierra Prometida  

Segunda Lectura: De la Segunda Carta a los Corintios, 5, 17-21 

Es uno- o el más importante- texto  acerca   del misterio  y del ministerio  de la reconciliación. Dentro   del conjunto  temático  de la Cuaresma  del ciclo C, esta  lectura   de Pablo   es capital.  

El hombre  respecto a  Dios   es ofensor, deudor, culpable. Como  por su cuenta  no puede   reconciliarse, toca a Dios  reconciliarlo consigo; lo hace por medio  de Cristo, que carga  con las culpas  ajenas para que les  sean perdonadas. Sólo   así el  hombre  perdonado  vuelve  a ser “inocente”. La  reconciliación  es radical, equivale  a una nueva   “creación”; se ofrece  y comunica  por el mensaje  apostólico, “ministerio de la reconciliación”. El hombre simplemente   “se deja”  reconciliar, responde  a la oferta   removiendo  obstáculos   y aceptando.  

Para  profundizar   en la acción  renovadora   y transformadora  de Cristo, Pablo acude  ahora a una  palabra  poco utilizada  en el Nuevo Testamento pero de múltiples  resonancias   veterotestamentarias. Todo   es  ya  nuevo  porque todo  ha sido  reconciliado  con Dios por medio de Cristo.

Se diría  que Pablo  está viviendo  la angustia  del distanciamiento  con sus queridos hijos de Corinto y la   necesidad  de  reconciliación  se hace apremiante. Pero   la  reconciliación  entre los corintios  y Pablo  sólo será  posible  si antes   tiene lugar   la reconciliación  entre los corintios  y Dios.

De ahí  la ardiente  llamada  del apóstol  a dejarse   reconciliar  con Dios. Llamada  que es válida   para   los cristianos  de todos los tiempos : los hombres  tienen necesidad  de vivir   en paz unos con otros ; pero difícilmente  lo lograrán  si no  viven  en paz  con Dios.  

Anotemos algunas peculiaridades de los versículos  para así darnos más cuenta de su contenido y significado.  

17. De modo que  si alguien  vive en Cristo, es una  nueva  criatura; lo viejo  ha pasado  y ha  aparecido  algo nuevo. 

Nueva  criatura: La obra   redentora  de Cristo  cambia  radicalmente a los que se dejan  influir   por ella.

Lo viejo: Lo viejo, la antigua alianza, ya no  existe. La palabra  nuevo  designa no  precisamente  algo  que ha   acabado de  aparecer, sino más bien  una manera  nueva  de ser  que se diferencia  esencialmente   de lo que antes  era habitual   

18. Todo viene  de Dios que nos ha  reconciliado  consigo mismo  por medio  de Cristo  y nos  ha confiado  el ministerio  de la reconciliación. 

Dios ha tomado él solo la iniciativa, reconciliando  consigo  a los hombres pecadores. “Todo   esto viene  de Dios

 De la reconciliación  Pablo  habla  también  en Rom 5, 10: “Si cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! 

“el ministerio  de la reconciliación”: Con esto  Pablo se dirige   a  su  predicación, que en el capítulo 3  ha sido descrito  como “ministerio  de la nueva alianza”   

19. Porque era  Dios  el que reconciliaba  consigo  al mundo en Cristo, sin tener  en cuenta  los pecados  de los hombres, y el que nos hacía  depositarios  del mensaje  de la reconciliación. 

 “El mundo”,  o sea  la entera   humanidad   pecadora.   El modo cómo ha acaecido la reconciliación: no  teniendo en cuenta  los pecados  de los hombres.  

Dios realiza  la reconciliación “no apuntando” o  no imputando los delitos: “Dichoso el hombre a quien Yahveh  no le cuenta el delito” (Sal   32, 2).  

20. Somos, pues,  embajadores de Cristo,  y es  como si Dios  mismo  os exhortara  por medio de nosotros. En nombre  de Cristo  os suplicamos  que os dejéis  reconciliar  con Dios. 

Los ministros  no son  meramente  representantes  oficiales, sino que prolongan  la misión  de Cristo de manera única.  

21. Al  que  no conoció  pecado, por nosotros lo hizo pecado, a fin de que nosotros   viniésemos  a ser justicia de Dios en él  

En este versículo  Pablo  trata todavía  y con más precisión  del acto de la reconciliación  de Dios  y del perdón de los pecados. Este es el único pasaje  en el cual Pablo  habla directamente  de la ausencia de pecado  en Jesús; esta idea  se presupone   en muchas afirmaciones. En la muerte de Jesús  Pablo   ve realizadas  las afirmaciones  sobre  el Siervo de Dios  (Is  53, 5.12). Es probable  que en el versículo  21  Pablo haya  seguido  una fórmula de fe  judeocristiana, en la cual  Jesús  era víctima  por los pecados.

 Pecado= víctima  por los pecados: “Sacará el novillo fuera del campamento y lo quemará como el novillo anterior. Este es el sacrificio por el pecado  de la asamblea.” (Lev  4, 21).  

La “Justicia  de Dios” es aquí  el resultado  de la acción reconciliadora  de Dios, y designa “la cualidad   de la nueva vida  concedida a los creyentes  en fuerza del sacrificio  expiatorio  de Cristo”.

La elección  de términos  abstractos “pecado” y “justicia” de Dios, en vez de las expresiones concretas  “pecadores” y “justos” tiene su más profunda razón objetiva  en la “vicariedad  includente” del hecho expiatorio en el cual  los hombres pecadores  están unidos  en su ser  con Cristo crucificado  y resucitado.  

Evangelio: Lucas, 15, 1-3. 11-32: El  padre  misericordioso.

Este capítulo  15 es considerado como el “corazón”  del evangelio según san Lucas. Jesús aparece  como el representante  del Dios misericordioso. “Sed  misericordiosos  como  vuestro  Padre  es misericordioso” (6, 36).

       Las parábolas  del perdón (15, 3-7.8-10. 11-32) defienden   e iluminan   la actitud   del Cristo    que perdona   los pecados   de los hombres, rompe  sus   barreras religiosas    y convoca  a los perdidos al reino.

       Los representantes   de Israel  murmuran  y se oponen ; se sienten  orgullosos   de su seguridad  moral, piensan   que al religión  les pertenece y no soportan  que alguien  hable de un Dios  que es de los otros.

       El Dios   de Jesús  está rompiendo  sus estructuras de seguridades humanas  y la misma  visión  del misterio en que se  apoya  su piedad y esperanza.

       Presentamos una síntesis  de la teología de la parábola  y después  anotaremos algunas peculiaridades de algunos versículos.

Sin recurrir  a una exégesis  alegorizante, es posible  encontrar  en la parábola  una enseñanza  bien precisa  sobre el pecado  y su naturaleza. 

 Es   bastante  claro    que la parábola  se propone  contrastar  dos conceptos  de pecado  y dos conceptos   de “justicia” Sin  representar  en sentido  estricto  a los fariseos, el hijo  mayor  tiene  un concepto  de “justicia” muy similar al de aquéllos: fundado sobre  la idea de  “retribución”; se  preocupa  sobre todo  de salvaguardar  el orden  externo, más que asegurar  la existencia  de relaciones  personales  entre el hombre  y Dios. Ciertamente el hermano  mayor  forma  parte  de la familia, pero  su espíritu   es más bien  el de un mercenario, no el de un hermano, ni el de un hijo.  Para él  el pecado  es la violación  de una estructura  exterior, la  desobediencia  a un precepto, es decir  una “trasgresión”, que se manifiesta   visiblemente.

A este concepto típicamente hebreo  de “pecado”, compartido   por el hijo  mayor,  la parábola   opone    una ofensa a Dios: “Padre, he pecado  contrae el cielo  y contra ti” (vv. 18 y 21) 

El secreto   está en comprender  dónde  se encuentra  la ofensa. Quizá en el  haber  devorado la hacienda”,   como piensan    ciertos autores, lo mismo que el hijo  mayor ( v. 30) Más bien, según la parábola, el hijo  pródigo  ha ofendido  a su padre  al rechazar ser su hijo, es decir, recibir  todo de su  amor, pretendiendo   ser dueño  de sí mismo. Este pecado   lo expresa  el hijo  pródigo  al abandonar  la casa paterna  ( v. 13), según un  concepto   bíblico:  el pecador   se aleja  del Padre celestial; si se convierte  regresa a él

A través  de su pecado, o más bien a través  del perdón  de su padre modelado  sobre el pecado, el hijo arrepentido  descubre  el amor paterno, reencuentra – o experimenta  por primera vez-  los sentimientos del hijo. 

15. Entonces  fue  a servir  a casa  de un hombre  de aquel país, quien le mandó  a sus campos  a cuidar  cerdos.  

La vida   disoluta  del pródigo  se había  agravado  por el hecho  de que se había  ido a vivir  con los no hebreos, y a trabajar  para un   criador   de cerdos. Vigilarlos, cuidarlos era  una ocupación  “impura”; estar   dispuesto  a comer  su propia   comida indicaba  una forma  de degradación  imperdonable.  

El  contraste   es de lo más  hiriente: un joven  judío y, además, de buena  familia, obligado  a hacer  de porquerizo.

El cerdo  se consideraba  “impuro”  en el judaísmo. Este detalle  es un indicio   de la degradación  moral  a la que  se ve sometido  el muchacho. La actitud  rabínica  sobre semejante  actividad  puede   colegirse  de la siguiente  imprecación: “ Maldito  el criador   de cerdos , y maldito   el que instruye   a su hijo  en la sabiduría   griega. 

18.  Me pondré  en camino, volveré  a casa de mi padre  y le diré: Padre, he pecado  contra el cielo  y contra ti.

 

He pecado  contra el cielo   y ante ti. O también: “He ofendido  a Dios  y te he

Ofendido  a ti”. La mención   del “cielo”  sustituye   al nombre de Dios; en la ofensa

que ha hecho  a su padre, el hijo  reconoce  una dimensión  más profunda: la ofensa

al propio Dios. 

19. Ya no  merezco  llamarme  hijo tuyo; trátame   como a uno  de tus jornaleros 

       Una  vez otorgada  la donación, el hijo   no tenía   ningún derecho  legal  a la ayuda  de su padre. Pero, derechos  o no derechos, la conciencia   de la villanía  de su comportamiento  le afecta  psicológicamente, hasta el punto  de reconocer  que no merece la consideración  de  hijo de tal padre.  

24.       porque   este hijo mío  había muerto  y ha vuelto a la vida, se había  perdido  y lo hemos  encontrado”. Y se  pusieron  a celebrar  la fiesta.

 

       Estaba  muerto   y ha vuelto a la vida: Así   terminará   también la parábola   (v. 32). En  nuestro   pasaje-   tanto en el v.  24  como en el v.  32- la interpretación, igualmente   figurativa, de nekros  admite   dos posibilidades : “ dado  por muerto” , ya que había dejado de  pertenecer  al ámbito  de la familia, o “moralmente muerto”, por el  desenfrenado  tren de vida.

 

31. Pero el padre le respondió: “Hijo, tú estás  siempre conmigo, y todo lo mío   es tuyo,

       Tú siempre  estás conmigo: Expresión de bondad del padre; ni   un solo  reproche, ni  un  desmentido, ni un comentario sobre la   fidelidad  del hijo. Todo eso se supone en un hijo fiel.  

       32. Pero   tenemos que  alegrarnos y hacer fiesta, porque  este hermano  tuyo  estaba  muerto  y ha vuelto a la vida, estaba  perdido  y ha sido  encontrado.

Este hermano  tuyo: El Padre   corrige   las palabras  de su hijo  mayor en el (  v. 30 )

Las dos partes  de la parábola  se cierran con la misma  tonalidad, centrada   en el amor paterno. Las palabras  del padre  no pueden menos  de expresar, en cada  uno de los casos, el amor hacia sus dos hijos. De principio  al fin, en toda  la parábola, el verdadero   protagonista  es el padre 

El capítulo   15  del Evangelio según Lucas se cierra  con la proclamación  lapidaria de que por encima  de todo, incluso  del pecado más inconcebible, está  el amor  y la comprensión  del padre.