Solemnidad. La Ascensión del Señor
Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD  
 

 

La Iglesia primitiva no conoció la fiesta de la Ascensión del Señor. Fue la Liturgia, la que posteriormente ha ido  separando y dividiendo  los diversos acontecimientos; pero conservando la visión total del Misterio.

            Quizá por un sentido de devoción  tendamos a aislar ciertos acontecimientos del Señor  para darle  mayor importancia, para prestarle mayor atención. Con la Ascensión del Señor puede suceder esto; de aquí que nuestra actitud sea más estática, adorante, silenciosa, contemplativa  sin querer olvidar   su significación en unión con los demás acontecimientos del Señor. Nuestra psicología, nuestra forma de ser, pretende  admirar  la Resurrección- Ascensión del Señor- Exaltación a la Derecha del Padre  como tres hechos consecutivos, dignos de la máxima celebración; la Teología,  los Evangelios, al mirar estos hechos, los contemplan como unidad.                                                              

            Primera Lectura: Hechos  1, 1-11: Despedida  y ascensión del Señor

Acertada  la elección de esta perícopa de los Hechos de los Apóstoles, pues es  otra  versión del hecho de la Ascensión del Señor.  

Los  versículos  1-11 son como el resumen   de detalles  ya expuestos  en el evangelio  de Lucas. Los  versículos  1-2  son como el prólogo de los Hechos.  

2. hasta  el día  en que subió  al cielo, después de haber  dado  sus instrucciones  bajo  la acción  del Espíritu  Santo a los apóstoles  que había  escogido.  

Merece la pena  pararnos un poco en este segundo versículo. En él Lucas   no dice   cuándo  fue  ese “día “. En Lc  24,  50-53 describió   la ascensión  como un acontecimiento  que sucedió  al atardecer del  día  en que se descubrió  la tumba vacía.  En los vv. 9- 11  Lucas  narrará  el hecho  mismo  de la  ascensión  como un  acontecimiento  perceptible  a la vista, que ocurrió  después   de un intervalo  de “cuarenta días”                         

            Después   de dar   instrucciones, por  medio  del Espíritu Santo. Después    de su muerte  y resurrección, Cristo  usa el Espíritu  de Dios  en la instrucción  de sus apóstoles. Esta  es la primera  de las cincuenta  y siete  veces que aparece “el Espíritu “en los Hechos. Lucas no nos dice  cómo  el Espíritu  “instruye “ a los  apóstoles, pero  eso es algo  que aprendemos  a medida  que leemos  entre líneas  la historia  que se desarrolla  en los Hechos.   

Los  versículos  3-8  presentan  la despedida de Jesús  

3. Después   de su pasión, Jesús se les presentó con muchas   y evidentes  pruebas de que  estaba  vivo, apareciéndoseles  durante   cuarenta  días  y hablándoles  del reino de Dios.

            Apareciéndoseles durante  cuarenta  días:  

Lucas  relata  así  las múltiples   manifestaciones   de Cristo  resucitado  después de la crucifixión,  un detalle  recibido   de la primera tradición.

Hay comentaristas   que tratan   de darle  a “cuarenta  días”  un significado  simbólico, como  en muchas   ocasiones  en el Antiguo  Testamento. En todo caso  hay que  relacionar  los “cuarenta  días” con los próximos  “cincuenta días” de Pentecostés.  

Hablándoles   del reino  de Dios: El “reino de Dios” fue  un tema   constante  en el evangelio  lucano; a veces  este contenido es  expresado  solamente como   el reino”.  

4. Un día, mientras comían juntos, les ordenó: No salgáis  de Jerusalén; aguardad más bien la promesa  que os hice  de parte  del Padre.

Les mandó  no ausentarse  de Jerusalén:

 Se    repite  la instrucción  dada  en Lc  24, 49b: “vosotros   quedaos  aquí en la ciudad”.

De esta manera   Jerusalén   es puesta  de relieve, pues  en el v. 8  se convertirá   en el punto  focal. Lucas  empalma  así el comienzo  de los Hechos   con el final  del evangelio.

            Aguardad más bien la promesa  que os hice  de parte  del Padre:

 El Lc  24, 49 se describe  a Cristo resucitado  haciendo  esta promesa en el nombre  de su Padre, pero allí  no se explica  la promesa...  

5. Porque Juan   Bautizó  con agua, pero vosotros  seréis  bautizados   con Espíritu  Santo dentro  de pocos días

Juan  bautizó  con agua: El testimonio  de Juan, “yo  os bautizo con agua  (Lc 3,  16b),

Seréis  bautizados   con Espíritu  Santo:

 El verbo   griego  baptizein puede significar  simplemente “lavar,  empapar, remojar, sumergir ( dentro  del agua)”, pero   desarrolló  una connotación   religiosa  entre los judíos  de habla  griega, debido a sus abluciones   rituales  y purificadoras.

Este   bautismo  con el Espíritu  tiene  también  un antecedente  veterotestamentario: “ Rociaré  sobre vosotros  agua pura...,  y un  espíritu  renovado  infundiré  en nuestro interior”  ( Ez  36, 25-26)

En la opinión  lucana, Cristo, “exaltado a la derecha  de Dios”, recibirá  “del Padre  el Espíritu  santo  prometido” y “lo derramará “(Hch  2, 23)  

Dentro de pocos días: Tiene  presente  el día de Pentecostés, a los cincuenta días.  Lucas en el libro de los Hechos  da mucha importancia  al tiempo como “kronos”, medida del mismo. Lo importante  es el tiempo  como Kairós de Dios, tiempo de salvación.  

6. Los que  le acompañaban  le preguntaron: Señor, ¿vas a restablecer ahora  el reino  de Israel? 

La pregunta  que los apóstoles   hacen  al Cristo   resucitado   en este episodio  es igualmente  importante: “ Señor, ¿ es ahora  cuando  vas a  restablecer el reino  de Israel?”. 

            Puesto   que Jesús  no arrebata  el gobierno   de Judea  de los romanos  durante  su ministerio  terreno, era lógico  y natural  que sus seguidores  le hicieran  a él, como  Señor  resucitado, esta pregunta (  Lc   24,  21).   

La pregunta   sobre  “el tiempo” deja claro que  Lucas   piensa  en un período  que ahora  comienza, el período   de la  Iglesia sometida  a prueba, como diferente  del período   de Jesús, el período de su  ministerio  terreno.  Aunque  Cristo   crucificado   no contesta  a  la pregunta   de los apóstoles   sobre  “ el tiempo”, ésta pone    de manifiesto  cómo la ascensión  de Cristo  actúa  como un límite   que marca  otra fase  de la historia  de la salvación  que ahora   comienza. Señala   precisamente   el período de la  Iglesia como el tiempo  en el que  los seguidores   de Cristo deben   ser sus testigos.  

7. El les dijo   no os toca a vosotros  conocer  los tiempos   o momentos  que el Padre  ha fijado  con su poder. 

Cristo  resucitado   rehúsa  contestar  la cuestión  política   planteada  por sus seguidores. Su respuesta  no es  una   reprimenda  o un reproche, sino parte  de la  instrucción  que él tiene  que dar  a sus seguidores.

Sólo  el Padre  celestial  sabe  el tiempo  en que vendrá  la forma definitiva  del reino. De lo  que sigue   se desprende   que el reino  espera  el testimonio  que  acerca de él debe  ser llevado  hasta  “el confín  de la tierra” 

8. Vosotros   recibiréis  la fuerza  del Espíritu  Santo, que vendrá  sobre   vosotros , y seréis  mis  testigos  en Jerusalén, en toda  Judea, en Samaría  y hasta   los confines  de la tierra. 

Recibiréis   poder  cuando  el Espíritu  santo venga  sobre  vosotros:

Este  es el poder  “de lo alto”, del cual  Cristo habló  en Lc  24, 49: “«Mirad, y voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que  seáis revestidos de poder desde lo alto.»           

El   versículo   8 es, en realidad, el versículo  programático  de los Hechos; el fija   la esfera    de acción  de la propagación  de la palabra  de Dios

Y seréis   mis  testigos: Esta declaración  resume  el tema  central  de los Hechos;  los apóstoles   deben  dar testimonio  a todos los pueblos  de lo que  Jesús   “hizo y enseñó”

Los apóstoles   deben   llevar  el mensaje  de Cristo resucitado    hasta  “el confín  de la tierra”. Su testimonio  debe procurar  que esta nueva “palabra  de Dios” sea proclamada  a todos los hombres, pues  los apóstoles  de Jesús  no son sólo sus seguidores  , sino  sus enviados  para dar  testimonio  de él.

Ese   testimonio  debe ser  llevado, antes de nada, a “Jerusalén”,  luego  a “toda   Judea y Samaria”, y finalmente  al confín de la tierra”  (1, 8). De este modo, Lucas  resume  el desarrollo  de la narración  de los Hechos.  

            Los  versículos  9-11 narran la Ascensión del Señor 

En esta   narración   Lucas  presenta  un relato  de la exaltación  de Cristo  resucitado: cómo fue llevado  al cielo  y se despidió, por última vez, del grupo de sus  seguidores.

Este relato, en realidad, una narración, o mejor una  descripción  de la exaltación  de Cristo, que usa  elementos  escénicos  de  la apocalíptica para presentar  en forma   visible  la partida  final  de Cristo  del grupo  de discípulos. Lucas subraya  la percepción  visible  de la partida-desaparición  de Cristo. De este modo  los apóstoles   se convierten  en testigos   directos  de la exaltación  de Cristo. Así, la última  aparición  de Cristo  desde la gloria  acaba, en una  forma  visiblemente   perceptible, con su partida- desaparición  final  del grupo de seguidores.

 

9. Después  de  decir  esto, lo vieron   elevarse, hasta   que una nube  lo ocultó  de su vista

 Lo  vieron   elevarse, hasta   que una nube  lo ocupó   de su vista: En el  Antiguo  Testamento  se usa  la nube   como elemento  escénico  apocalíptico, un  instrumento  de la presencia , poder  o gloria  de Dios.               

10. Mientras  estaban  mirando  atentamente  al cielo  viendo  cómo se  marchaba, se acercaron  dos hombres con vestidos   blancos

Mientras  estaban  mirando  atentamente  al cielo  viendo  cómo se  marchaba:  

Según   una concepción  antigua  del mundo, la exaltación  implica  subida  o paso  a través  de “los cielos”, o a través  de las esferas  concéntricas celestiales.  Estas  son formas  condicionadas  por el modo  de hablar  de aquel  tiempo  sobre el tránsito a la presencia  del Padre. 

La exaltación adquirirá  después un valor teológico; pero el término “exaltación” procede de esta realidad visual, espacial.  

Dos hombres con vestidos  blancos: Se presentaron  de pronto  junto  a ellos  dos hombres  con vestiduras  blancas.   Los dos hombres  son identificados  como “ángeles”. Las “vestiduras blancas  tienen  por objeto  sugerir  su naturaleza  espiritual  o de otro  mundo.  

11. Y les dijeron: Galileos, ¿por qué   seguís  mirando  al cielo? Este Jesús que acaba  de subir de vuestro lado  al cielo, vendrá  como lo  habéis  visto  marcharse.  

“Hombres  de Galilea”.  Los apóstoles  son designados  por su origen  geográfico  en una  parte  del distrito  de Judea del  que  la mayoría  procede, pero  a medida  que la historia  lucana  se desarrolla , “hombres de  Galilea”  podría   adquirir  geográficamente  una extensión más amplia.  

¿Por qué  estáis   parados  mirando  al cielo?  Se describe  la partida  final  de Cristo   resucitado.

Este  Jesús, que ha sido  arrebatado  de entre vosotros  al cielo:  Esta  aparición, en la que  Jesús  es exaltado  al cielo, significa  que su función  terrenal ha llegado a su término ; desde  ahora  ya no  se le verá  en forma  visible  y ejercerá  su influencia  sobre la humanidad  desde  la gloria  celestial  y a través  de su Espíritu.  

Volverá  así  como lo habéis   visto  ir al cielo:

vendrá” , refiriéndose  al  retorno  con elementos  apocalípticos,  y el adverbio  “así”,  describe  el hecho:  del cielo, con nubes y acompañado  de ángeles, pero también   significa” tan   real  y tan  ciertamente “.Si el tiempo de la  vuelta   es desconocido , su certeza  no lo es. Entre   la exaltación   de Cristo  y su parusía  está  el tiempo  del testimonio  de sus seguidores, el período  de la Iglesia  sometida  a prueba.  

El mensaje   de los intérpretes  angélicos  reitera  que estos  “hombres de Galilea” no lo verán  ya más, sino  hasta el tiempo  de la parusía, cuando vuelva   “del cielo”

            Expresivo  el estribillo del salmo responsorial: “Dios asciende  entre  aclamaciones, el  Señor, al son  de trompetas” 

Segunda Lectura: Efesios, 1, 17-23: Supremacía  de Cristo.  

La las lecturas  primera   y del evangelio  nos hablan del hecho de la Ascensión del Señor; esta densa lectura  a los Efesios  nos presenta   el sentido  y la repercusión  para nosotros  del acontecimiento de la Ascensión.  

El apóstol    da gracias   por la fe  y el amor  de los  cristianos  a quienes   se dirige (vv. 15-16). En los  vv.  17-19 Pide  el conocimiento  de la esperanza  que les ha sido  revelada a los cristianos  por Dios  en Cristo   

Subyugado  por el tema   que su intercesión  evoca, el apóstol  inicia-  como quien dice - un nuevo  himno  de alabanza, que ensalza lo que Dios ha obrado  en Cristo (20-23).

 17. Que el  Dios de nuestro  Señor  Jesucristo, el Padre  de la gloria , os conceda  un espíritu  de sabiduría  y una  revelación  que os permita  conocerlo   plenamente. 

“el Dios de  nuestro Señor Jesucristo”,  como se  había  hecho  ya en 1, 3. Pero, además ,  se designa  a Dios  con la expresión  litúrgica “ Padre  de la gloria”  Esto  no quiere decir  sólo  que la gloria  es característica  esencial  de este “Padre”, sino  también  que de él  procede  la gloria, la cual  tiene en él  su esencia.

Gloria y poder  son en san Pablo  conceptos   intercambiables  El esplendor  de Dios es el  esplendor   de su poder, y el  poder  de Dios  es el poder  de su esplendor.  

En nuestro   contexto   se habla   del Padre poderoso  en su esplendor, del  Dios y Padre  cuyo  poder se deja   sentir  en su  irradiación   iluminadora  y da conocimiento.

Es verdad  que el don que se pide  a Dios  es denominado  primeramente por el apóstol  espíritu de sabiduría y revelación. 

La “sabiduría”,  que  quisiera  darse  como don  del Espíritu  y en cuya  forma  el Espíritu   quisiera   darse  a los miembros   de la comunidad, es aquella  “Sofía” pneumática  que Dios   prodigó abundantemente  a la Iglesia  según 1, 8: “que ha prodigado sobre nosotros  en toda sabiduría e inteligencia”, para que ella   comprenda  el misterio de la voluntad  de Dios: don   que él ahora   desea   seguir dando, y dándolo  más plenamente, porque  se trata   de aquel don  que jamás  se da  de una vez   para siempre. Esta sabiduría, una vez  dada,  va siendo  poseída como  un don  incesantemente  nuevo.

La sabiduría  y el don de  revelación sirven  para el conocimiento de Dios.

 El conocimiento es una experiencia  de fe  y de amor. Este conocimiento es obra del Espíritu, no se trata de un conocimiento conceptual, sino experiencial, místico.   

18. Que ilumine los ojos de vuestro  corazón, para que conozcáis cuál  es la esperanza  a la que  habéis   sido  llamados, cuál   la inmensa   gloria  otorgada  en herencia  a los santos  ( a su pueblo, traducción  según algunos exégetas.) 

Que ilumine  los ojos  del corazón”: El corazón, cuyos ojos   permanecen   iluminados   y se  van haciendo  cada vez  más luminosos, es aquello   que nos pone  a tono y nos determina  para adoptar  nuestras decisiones  o realizar   nuestros cambios.

  Dios “ hizo  que  en nuestros corazones  resplandeciera  la luz, para que brillara el conocimiento  de la gloria  de Dios   en la faz  de Cristo”  ( 2 Cor  4, 6).  

Conocimiento de nuestra  esperanza: La intercesión  del apóstol  tiene por objeto  que Dios  conceda  a los santos  y creyentes el conocimiento  de su esperanza.

El apóstol  pide  a Dios  que los cristianos  procedentes  de la gentilidad  conozcan la esencia  de la esperanza  que se les ha abierto  con el llamamiento del evangelio, para que estos cristianos,  como llamados  que son, permanezcan  en esa  esperanza.  

¿Cuál  es esa esperanza que se revela  en el llamamiento?  Se la describe  según dos  facetas: en primer  lugar, con respecto  a su esencia; en segundo lugar, con  respecto  a su realización.

En primer  lugar, el apóstol  pide  que los creyentes comprendan- si es que  quieren comprender la esperanza: “ cuál  es la riqueza  de la gloria  de su herencia  entre los santos” ( La posesión  de la herencia  celestial) que Dios  confiere, herencia  de la que- en Espíritu- somos partícipes ya desde   ahora, pero  que algún día  será posesión  nuestra  de manera definitiva. 

Los santos,  según   el lenguaje  judío  y el  antiguo  testamento  son los ángeles.  

Por consiguiente, la esperanza   que se abre  en el llamamiento   divino  es el país  divino del cielo, el país celestial  donde   Dios mora  en medio de sus ángeles. La esperanza   es, pues, el “lugar” “de la riqueza de su gloria”. Así   como Dios  mismo  tiene   gloria  en plenitud, así también  la tiene   su país del cielo. Partiendo  de él, del  “Padre del resplandor”, irradia  el abundante    resplandor  de su poder  en su “presencia entre los ángeles” Precisamente  esta “presencia” de Dios  entre los ángeles  es también  nuestra esperanza: esa esperanza  que hay que conocer.  

Es  una faceta  de la esperanza: el bien  esperado, como tal.  La otra   faceta    de la esperanza  es el poder  de Dios  que nos capacita  para esta  presencia  divina. Por el conocimiento  de la gloria  de aquella  heredad nace  el vivo  deseo  de poseerla;  y por el conocimiento  del poder  de Dios nace  la certeza  de conseguirla. La gloria   de Dios nos   capacita  para  esa misma  gloria. Y así  como allí  se habla  de la “riqueza” de su gloria, así  aquí  se habla  de la “extraordinaria    grandeza” de su  poder.  

El texto siguiente: “A Aquel que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir o pensar, conforme al poder que actúa en nosotros”  (3, 20) es una  explicación  de nuestro pasaje.  

19. Y  cuál   la excelsa  grandeza  de su poder  para   con nosotros, los creyentes, manifestada a  través  de su fuerza  poderosa. 

Se trata   también   aquí   de la “extraordinaria  grandeza” del poder de Dios  que actúa  en nosotros   y con nosotros  los  creyentes.

Este  extraordinario  poder” de Dios, que el creyente experimenta  en sí mismo, está   en consonancia   con la energía desplegada  por Dios   al resucitar   a Cristo entre los muertos.

La energía  que actuó  en ella, actúa  también  en nosotros  los creyentes.  

20. Es la fuerza    que Dios   desplegó  en Cristo al resucitarlo  de entre los muertos  y sentarlo  a su derecha  en los cielos. 

Ahora bien, la resurrección  de entre los muertos   es para san  Pablo,  en nuestro pasaje, únicamente  el presupuesto  y el tránsito   a la exaltación. Esta se describe  en primer lugar   con las palabras  de la Sal 110, diciendo que Dios le sentó a su derecha. Este gesto  confiere  al Resucitado  participación  en el poder soberano   de Dios, como se indica  por el hecho  de sentarlo  “ a la  derecha”  de Dios, en virtud  de una antigua  tradición  que conocemos  también   por otros  pasajes del nuevo  testamento.

Este “lugar”  del Exaltado- el espacio  del poder y dominio  de Dios-  es determinado  aún  más concretamente  con dos  datos característicos. En primer lugar, por la expresión  que ya conocemos   por 1, 3: “en los cielos, en Cristo”. El  modo  de ser   “a la derecha de Dios” es un modo  de ser “en los cielos”. Cristo  ocupa   ahora    los cielos; él  domina, por ser  el Resucitado  de entre los muertos, los cielos.  Por el hecho  de que Cristo, en virtud  de su resurrección  de entre los muertos , haya  sido partícipe  de la soberanía  de Dios  en los cielos, está también  por encima  y es superior   a todos los  demás poderes    transcendentes.  

21.  Por encima  de todo  principado, potestad , poder y señorío;  y por encima  de cualquier  otro título  que se   precie   de tal  no sólo  en este mundo, sino también  en el venidero.

En 4, 10 se dice: “Este que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo”.  Este texto nos ayuda a comprender el versículo   21.  

Esta superioridad  de Cristo  que reina  en los cielos se halla  caracterizada   en Col 2, 10: “Y  vosotros alcanzáis la plenitud en él, que es la Cabeza de todo Principado y de toda Potestad”; también podemos citar a  Flp  2, 9: “Por lo cual Dios le exaltó          y le otorgó el Nombre,  que está sobre todo nombre”.  

Los   poderes   sobre los cuales  Cristo   es superior,  tienen   también-  como tales-  diferentes  nombres. Sin embargo, en san Pablo  no encontramos  una ordenación  sistemática  de tales “seres”.  Estas  expresiones están tomadas principalmente  de las especulaciones  de la apocalíptica  judía acerca   de los ángeles.

No hace falta  intentar  explicar  el significado  de cada  poder, pues es una enumeración indicativa, no exhaustiva.

Ahora   bien, la idea de que el “lugar”, el “poder”  y el “nombre” de Cristo  son superiores  a todos  los poderes  de los eones  actuales   y futuros, manifiestos y ocultos, y lo son  en virtud  del poder  de Dios  que resucita a los muertos  y exalta  haciendo sentarse  a su derecha , ese poder  que actuó  en Cristo,   esta idea se compendia  y se acentúa una vez más  con una palabra  de la Escritura:  

22a.  Todo lo ha puesto  Dios bajo  los pies  de Cristo 

San Pablo  cita  el pasaje   de  Sal 8, 7: “E hiciste señor de las obras de tus manos,   todo fue puesto por ti bajo sus pies”   y 110, 1: “Oráculo de Yahveh a mi Señor: Siéntate a mi diestra,  hasta que yo haga de tus enemigos el estrado de tus             pies”  Subraya  que Cristo  no sólo  es superior a todos  los demás  poderes y nombres, sino  que todos  ellos   han sido  sometidos  formalmente a  él   por Dios y puestos   a sus pies.  

22b. Constituyéndolo  cabeza  suprema  de la Iglesia: Esta  es  otra acción   de la  fuerza   de Dios  que se manifestó  en Cristo. La actividad  de Dios  en Cristo,  consiste   supremamente  en que Dios concede   a Cristo ser cabeza de la Iglesia, la cual   es su  cuerpo   y su pléroma y ahora, por serlo, posee a Cristo  como cabeza.  

23. Que es  su cuerpo,  y,  por lo mismo, plenitud  del que llena  totalmente   el universo.

En este versículo  Pablo se presenta  emocionado, no encuentra palabras   para expresar lo que quiere comunicarnos; dice más de lo que  sus palabras expresan.  

La Iglesia, a la que  Dios  dio a Cristo como Cabeza, es denominada  primeramente  Cuerpo  de Cristo”.  Con ello  surge  en nuestra   carta  un concepto  que es  de importancia  fundamental  para la comprensión  de la Iglesia  que en ella se ofrece.

 No podemos alargarnos  en la explicación  de la Iglesia universal, cuerpo de Cristo.

La iglesia es el “espacio”  de esa “plenitud” de Dios y de Cristo. La Iglesia   es la dimensión  de la plenitud  de Cristo, dimensión  por medio  de la cual  y hacia  la cual  Cristo  atrae todas las cosas.   

Nos quedamos  en situación adorante, silenciosa, ante la grandeza  del poder de Dios en Cristo y en nosotros.  

Evangelio: Lucas  24, 46-53: Aparición  a los discípulos  y despedida de Jesús. 

Vamos a detenernos   en la presentación de los versículos  50-53, que son la  versión del hecho de la Ascensión según  Lucas en su Evangelio. Ya hemos  expuesto  el contenido  de los versículos  46-49  al comentar la perícopa  de los Hechos de los Apóstoles, no obstante   comentaré  algo el contenido de alguno de estos versículos.   

46.  Y les   dijo: estaba  escrito que el Mesías tenía que  morir  y resucitar de entre los muertos  al tercer día 

 De hecho, es imposible  encontrar  en el Antiguo  Testamento cualquier  referencia  explícita  a la pasión  y resurrección  del Mesías y,  mucho  menos , a que resucitará “ al  tercer día” . Todo  esto es una interpretación   lucana  del Antiguo Testamento, al servicio  de su propia  cristología.

 La  idea  de un Mesías  sufriente   no se encuentra  en el Antiguo Testamento  ni en los escritos  del judaísmo  precristiano. 

47. Y que  en su nombre  se anunciará  a todas las naciones, comenzando  desde Jerusalén, la conversión  y el perdón  de los pecados

En su nombre: Tema   frecuente  en Act (2, 38; 3,6; 4, 10.30). Esta  frase  expresa   la fe  en la divinidad  de Jesús; lo que   antes sólo   se aplicaba  a Yahvé, ahora  se dice  de Jesús. 

Perdón  de los pecados” figura  también   en la misión  de Jesús a los discípulos, en Jn  20, 22 

50. Después  los llevó fuera  de la ciudad hasta un lugar  cercano a Betania y, alzando  las manos, los bendigo  

Si bien  se mira,  la descripción  de la ascensión  de Jesús  en Hch  1, 9-11 no dice  mucho más que la  reseñada  en Lc  24, 51b. El problema  está   en que, según  Lc  24, la  ascensión  tuvo  lugar  en la noche  del domingo  de Pascua, mientras  que la descripción  de Hch  1, 9-11 se   refiere  a un suceso  que tuvo lugar  al cabo  de “cuarenta días”

Los llevó   fuera. Lucas  juega  con el tema  del éxodo  y utiliza  el verbo  gr. exagein, que es empleado  por los  LXX  para describir  cómo Dios  saca a su pueblo  de la   esclavitud  de Egipto  mediante el éxodo. Jesús   está  a punto  de concluir  su éxodo  hacia su Padre.

Alzando  las manos... los   bendecía: parece  haber  una alusión  consciente  a Eclo 50, 20-24, donde encontramos   la siguiente   secuencia: bendición  del sumo  sacerdote Simón, adoración y alabanza  de la asamblea. Esta es la única  vez  en todo el evangelio  en que se dice  que Jesús  bendice  a la gente.  

 51. Y mientras  los bendecía  se separó  de ellos  y fue elevado  al cielo.

 La bendición   patriarcal  es un rasgo   conocido  en el Antiguo  Testamento (   Gn  27, 27; 49,  28). Sin  embargo quizás    en 24, 50s, Lucas tenga presente  la bendición  sacerdotal, en   relación   con Lv 9, 22  

 52. Ellos,  después  de postrarse  ante él, se volvieron  a Jerusalén  rebosantes  de alegría.

Se postraron  ante él: Alcanzamos   el clímax  de los   vv. 36-53, y por supuesto   de todo el evangelio , pues ésta  es la primera  y única  vez  en la que  dice  Lucas  que los discípulos  adoran a  Jesús .

Gran alegría: Lucas  ofrece   uno de sus  temas  favoritos en los  versículos finales. Evidentemente, el Espíritu  de Pentecostés otorga  a la persona  una mayor  fortaleza. Evidentemente, el Espíritu de Pentecostés otorga  a la persona  una mayor  fortaleza, junto  con una  unión  más firme, personal  y consciente  con Jesús 

53. Y estaban  continuamente  en el templo  bendiciendo  a Dios.

Continuamente   en el templo: En el sentido  de que la Iglesia  constituye  la nueva  Jerusalén  y el nuevo  templo, donde toda   la humanidad  tributa  culto  a Dios en y por Jesús .

Bendiciendo: En sentido  escriturístico: proclamaban  las   grandes  acciones  redentoras  de Dios, que eran  continuamente  experimentadas  de nuevo  por la Iglesia.  

La  ascensión   de Jesús  expresa  la  exaltación  como  una dimensión  de su resurrección,  más  que como  un acontecimiento  diferente. El gozo, el gran  signo mesiánico y escatológico que llena  todo el evangelio  de la infancia, alcanza a los apóstoles  que se reúnen  en el templo  para orar en espera  del envío del Espíritu, que impulsará  la misión  de la Iglesia. Lo que  empieza  en el templo, termina  en él.