Solemnidad. Santísima Trinidad
Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD  
 

 

 Es necesario comenzar diciendo que una cosa es proclamar, confesar, creer en el Dogma de la Trinidad y otra cosa  distinta: su celebración litúrgica. Algunos, quizá por no tener presente esta distinción,  afirman  que no haría falta una celebración litúrgica de este Misterio             

 Somos conscientes de lo que decimos al expresar que la celebración litúrgica ritual en esta ocasión, queda pobre, pues no tiene en cuenta algunas dimensiones del Misterio Trinitario, que los espirituales, especialmente los contemplativos, también la teología actual, han indicado  a la hora de contemplar este misterio  en su aspecto celebrativo  existencial.  La Liturgia no dice nada de la Trinidad como paradigma de comunión, de amor; tampoco declara  nada acerca de su  Inhabitación  en el alma. 

            Los Padres de la Iglesia distinguen  entre la Theología  y la Oikonomía, designando  con el primer  término el misterio  de la  vida íntima  de Dios Trinidad ( aquí está el fundamento de la Fiesta  litúrgica de este Misterio), con el segundo  todas las obras  de Dios  por las que se revela  y comunica su vida  ( historia de Salvación celebrada en la Liturgia como acontecimiento).  

             La Celebración de la Solemnidad de la Trinidad (Theología) nos ayuda a entender la Oikonomía del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.  La Liturgia de  la Palabra, que la Liturgia nos presenta  y que nosotros   expondremos, acentúa  e indica más  la dimensión de la Oikonomía; quizá  la Eucología  se mueve más en la Theología  de la Santísima  Trinidad.

            Lo que acabamos de exponer nos anima a  celebrar litúrgicamente este Gran Misterio. Podemos añadir otras razones que avalen esta conveniencia; casi me atrevería  a decir esta necesidad celebrativa.  Otra razón es la siguiente: 

            Todo  hombre entra en relación con la Trinidad mediante el bautismo; por eso  renace a una vida  nueva: hecho hijo del Padre que ha dispuesto su regeneración, hermano  de Cristo que se la ha merecido  con la sangre de la Cruz, y templo del Espíritu Santo que le infunde  el Espíritu de adopción.

            Ante Dios  el bautizado no es solo una criatura, sino un hijo  introducido  a la intimidad de su vida trinitaria  para que viva  en sociedad  con las personas  divinas  que moran en él.             

            Es conveniente celebrar el día del padre, el día de la madre; pero el niño necesita sentir experimentar la celebración de los padres como comunidad, a la cual está introducido el niño. La Solemnidad de la Trinidad es la celebración del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo como comunidad, como ejemplo, como ideal a seguir.

            Es importante que celebremos la Solemnidad de la Trinidad. La devoción a la Santísima  Trinidad se inició  en el siglo X; la Fiesta fue acogida  en el año  l334 por Juan XXII en el calendario  romano, fijándola  en el domingo  después de Pentecostés. 

            Adelantamos lo siguiente: de los  formularios resulta claro que se trata  primeramente  de una alabanza, de una confesión de la Trinidad. El motivo de la alabanza  ahora no es un acontecimiento  de la historia de la Salvación (esto lo hemos celebrado en el Año Litúrgico), sino de una  verdad dogmática. Los liturgistas  la llaman Fiesta de Idea. Lo mismo repetirán cuando se hable de la Solemnidad  del Cuerpo y Sangre de Cristo; y de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.

             Antes  de presentar la Liturgia de la Palabra  del ciclo C, recordamos  lo que dijimos  más arriba: La Liturgia de la Palabra bíblica de esta Solemnidad  desarrolla la dimensión de la Oikonomía 

Primera  Lectura: Del Libro de los Proverbios, 8, 22-31: Su origen    divino  

La sabiduría  se presenta   bajo dos  aspectos. Por una   parte, sabiduría  práctica (Prov  8,  12-21). Por otra  parte, sabiduría  en sus  relaciones  con Dios  ( Prov  8, 22-31), en  el que  tiene  su origen . Distinta  de Dios, pero   fruto  de su misma   vida; criatura  de Dios, pero anterior  al mundo; presente   en su  organización, como confidente. 

La sabiduría   procede   de Dios   y es  absolutamente  anterior  al universo. Esta  prioridad  implica  superioridad   por encima   de todas las cosas   creadas. Los verbos  de los vv. 22-25, que describen  el origen   de la  Sabiduría, pueden    relacionarse  con la generación y el nacimiento. Muchas   de las imágenes  proceden  de la mitología  cananea, pero  no hay  huellas  de dependencia  por lo que  respecta  al contenido.  

La Sabiduría   ofrece   el perfil   y los rasgos    de una persona.  Pero, ¿  cómo   entenderla?, ¿ Como   una actividad  o atributo  divino  dotado  de identidad  personal, o como   una    extraña  y audaz  figura  poética?. La cuestión  es importante  debido  a la influencia   ejercida por este pasaje   en la   especulación  cristológica. 

Este    texto  ( Prov  8, 22-31)  junto   con otros  que hablan de la sabiduría  personificada  y anterior a la creación  ( Eclo  24; Sap 7-9)  hace de puente   con el Nuevo  Testamento  y prepara  el terreno  para la  presentación  de Jesucristo  como  palabra  de Dios, creadora  y eterna  (  Jn  1, 1-2)  y como sabiduría  de Dios  ( Mt  11, 19- 20; Lc  11, 49; 1 Cor 1,  24-30).  

Hay dos temas  claves: Creada la sabiduría  antes  de toda criatura  (vv.  22-26), la   sabiduría   toma parte  activa   en la obra  de la creación (vv. 27-31). Estos son  los dos temas  que desarrollan   las dos estrofas que forman   nuestro poema. Poema   de gran calidad  literaria  y profunda  inspiración  teológica 

22. .El Señor  me creó  al principio  de sus tareas, antes  de sus obras  más antiguas

“El   Señor  me creó”: ocasionó  una seria    dificultad   con los arrianos, que  empleaban  este texto  para defender  la naturaleza  creada del Logos.  

Antes  de sus obras  más antiguas: puede expresar  excelencia  o prioridad   temporal. San Pablo  en la carta a los Col   1, 15 entiende  la expresión  como referida a  Cristo  

23. Fui  formada  en un pasado  lejano, antes   de los orígenes  de la tierra 

“Un pasado  lejano”: El hebreo   no tiene  ninguna palabra   que signifique  “eternidad”; el verbo con el cual se desea expresar este concepto, a entender  lo   siguiente: un período  indefinido  de tiempo.  

Fui formada: Leemos en el salmo   139, 13: “Tú  has formado  mi interior; me tejiste en el vientre  de mi madre” 

El acento  recae  sobre el “antes” primordial  que en una  u otra   forma   se repite  hasta diez  veces 

24. Cuando aún  no había  océanos, fui  engendrada, cuando  aún  no existían  los profundos  manantiales

25. Antes  que   los montes fueran   asentados, antes   de las colinas, fui engendrada.

26. No había  hecho aún  la tierra  ni los campos, ni los  primeros  terrones   del orbe

      Estos  tres versículos   reiteran  en forma   negativa lo que los dos  anteriores  habían   dicho de  manera   positiva. 

La   preexistencia  de la sabiduría  se describe  de acuerdo  con el plan  de la cosmogonía bíblica.  

27. Cuando establecía   los cielos, allí  estaba yo, cuando trazaba  la bóveda sobre  la superficie  del océano,

28. Cuando   condensaban  las nubes  en lo alto, cuando fijaba  las fuentes  del océano.

29. Cuando  señalaba  al mar  su límite para que  las aguas  no rebasaran  sus orillas, cuando  echaba  los cimientos  de la tierra 

Estos  tres versículos  se apoyan en el  término “cuando”, repetido  cinco veces, correspondientes   a los momentos  de la creación. Una  vez  creada como   primicia, la sabiduría  no permanecerá  inactiva sino que  presidirá  e inspirará  el resto  de la obra  de la creación. Este  papel  activo  de la sabiduría  se ve confirmado  por otros   textos  análogos. 

30. A su lado  estaba  yo, como confidente, día  tras día  le alegraba, y jugaba  sin cesar  en su  presencia,

31. jugaba  con el orbe  de la tierra, y mi alegría  era estar   con los  hombres. 

En estos dos versículos finales   la sabiduría   está  presentada  como la niña pequeña  de la casa  que se divierte  y divierte, no sólo  al padre  de familia, sino  también  a los hermanos.  

Aunque   la sabiduría  no es todavía  una persona   sino una personificación, sin embargo  este texto  de Prov 8, 22-31 representa  un paso  importante  en el camino  hacia la revelación  del dogma  trinitario.

La personificación  de la sabiduría  había   empezado  como puro  artificio  literario (Prov   14, 1). En   Prov 1,  20-33 y 3, 16-19 la personificación  va ganando  en realismo   y entidad. Aquí  en Prov 8  la sabiduría  aparece   hablando  en primera persona  de sí misma.

El salmo  expresa muy bien  la admiración   por la obra  creadora de Dios: “Qué admirable   es tu nombre  en toda la tierra” 

Segunda Lectura: De la Carta a los Romanos, 5, 1-5 

Pablo   entona  un canto  de alabanza  a Dios, nombrando  a sus  tres  Personas. Por obra  de Cristo, ahora  estamos reconciliados  con Dios Padre y “nos  gloriamos  apoyados   en la esperanza  de la gloria de ser hijos  de Dios”. Incluso  en las   tribulaciones, por eso  es lo que nos da esperanza  y fuerza, “  porque  el amor de Dios  ha sido  derramado en nuestros  corazones  con el Espíritu  Santos  que se nos ha dado”

El contenido   de estos versículos   es  de una  gran riqueza   teológica que será  ampliamente   desarrollada  sobre todo  en Rom  8. Aquí sólo  se esboza. ¿Qué supone, pues, para Pablo el que los cristianos, en cuanto  creyentes, tengan  acceso a la salvación? En primer lugar  la paz.  No simplemente  en el sentido  psicológico  de tranquilidad  y serenidad  de ánimo , sino en el sentido  teológico  semita  de positiva    relación  con Dios   y por  tanto  de plenitud   de bienes, ya que Dios  es fuente de todo bien.  En segundo  lugar, la esperanza.  La esperanza   como realidad  presente  que nos permite  superar  las más diversas  y duras adversidades, y como  apertura   a un futuro  glorioso.  

1. Hermanos: Ya que  hemos   recibido  la justificación  por la fe, estamos  en paz con Dios, por medio  de nuestro   Señor Jesucristo. 

Estamos  en paz  con Dios: El primer efecto  de la  justificación  que experimenta  el cristiano  es la paz; la reconciliación  en vez  del alejamiento .  

Por medio  de nuestro   Señor Jesucristo: Pablo  usa   frecuentemente  esta frase  en el cap. 5  (en una  u otra forma). Afirma  su eficaz  influjo  actual  sobre  los hombres, en su condición  de Kyrios resucitado  

2. Por él   hemos obtenido  con la fe el acceso  a esta gracia en que  estamos: y nos gloriamos  apoyados  en la esperanza  de la gloria  de los hijos de  Dios. 

La paz  que el cristiano  experimenta  se deriva  de haber  sido introducido  en la esfera  del favor   y la gracia  de Dios  por Cristo. De hecho, Jesús   lo ha reconciliado  al  introducirlo  en la sala  real  de audiencia  y en la presencia  de Dios.  

y nos gloriamos  apoyados  en la esperanza  de la gloria  de los hijos de  Dios: El segundo  efecto  de la justificación  es la esperanza  confiada. El cristiano  que se gloria  pone   su gloria   en algo  que está  más allá  de su  normal  capacidad natural: en una esperanza. Pero   la esperanza  es realmente  tan gratuita   como la fe, y,  en última  instancia, esta  gloria  se apoya  en Dios. Lo que   espera  el cristiano  es que se le comunique  la gloria   de Dios, que todavía  está por alcanzar , aunque  el cristiano  ya ha sido  introducido  en la esfera  de la “gracia”  

3. Más aún, hasta  nos gloriamos  en las tribulaciones, sabiendo  que la tribulación  produce  constancia,

Incluso  en nuestras  tribulaciones:  dado  que la base  real  de esta esperanza  es el favor   divino, tiene  la fuerza  suficiente  para dar  al cristiano  confianza   incluso  frente  a las tribulaciones  

4. La  constancia, virtud  probada, la virtud, esperanza: Pablo  no está  propugnando  una especie  de pelagianismo  cuando dice  que la tribulación  produce  paciencia, la paciencia  temple, y el temple   esperanza.  La base de todo ello  es la  gracia divina. Tampoco está mal el recordar  su dimensión ascética sin olvidar la dimensión  teológica. La gracia divina  ayuda  en su dimensión ascética a que estas virtudes, probadas, sean dignas  de consistencia y de credibilidad.  

5. y la  esperanza  no defrauda, porque el amor  de Dios  ha sido  derramado  en nuestros  con el  Espíritu  que se  nos ha dado.  

La esperanza   de la gloria   de Dios no es  ilusoria, pues tiene  como fundamento  el amor  de Dios a los hombres. El cristiano, por consiguiente, nunca  se sentirá  obstaculizado  por una  esperanza  defraudadora ; hay   aquí  una comparación  implícita   con la  esperanza  meramente humana, que puede  defraudar.  

El amor  de Dios: No  “nuestro amor a Dios”, sino  el “amor  de Dios  a nosotros”

En el AT,  el “derramarse” de   un  atributo  divino  es una  expresión  corriente, un lugar común. Recordemos el texto de Joel  3, 1-2: “Sucederá después de esto          que yo derramaré mi Espíritu en toda carne. Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Hasta en los siervos y las siervas  derramaré mi Espíritu en aquellos días   

Mediante  su santo Espíritu: El don  del Espíritu  es la prueba  (o  quizá el medio)  de la efusión  del amor divino. Significa   por antonomasia  la presencia  de Dios  en el hombre justificado: “La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!”  (Gál  4, 6)                                                

Evangelio: Jn  16, 12-15: Quinto anuncio  del Paráclito  

El  último anuncio  del Paráclito  insiste   en que será él quien  lleve a los  discípulos   a descubrir   toda la  dimensión  y alcance  de lo que  Jesús  es y significa . No aportará   una revelación  nueva, sino  que llevará al descubrimiento  en profundidad   de la que  ha traído  Jesús.

Presentamos el significado  de estos cinco versículos  del capítulo 16, que la Liturgia  proclama en la Solemnidad de la Santísima  Trinidad en el ciclo C.  

12. En aquel   tiempo, dijo  Jesús  a sus discípulos: “Muchas   cosas me quedan   por deciros, pero   no podéis  cargar  con ellas  por ahora;

Aquí   Jesús  afirma   explícitamente que aún  tiene  que decir  muchas  cosas  a los discípulos, pero que  ellos  no pueden  sobrellevarlas  y que   por lo mismo   no se las dice    de momento. El Paráclito  no es  sólo  su intérprete, sino también  su “continuador”

La marcha   de Jesús  y la venida   del Paráclito  se presentaron metafóricamente en el  v. 7, como   el cambio  de dos personas: “... Os conviene  que yo  me vaya, porque  si no  me voy, el Paráclito  no vendrá  a vosotros; pero  si me voy, os lo enviaré”.  

 En los  vv. 8-11 (Cuarto  anuncio  del Paráclito)  el Espíritu  adoptaba  una función peculiar  frente al mundo. Y así  ahora  se pone  también  de relieve  su misión  “autónoma” frente  a la comunidad  de discípulos; pero   los vv. 14 s vuelven  a llamar la atención  de forma  abierta  sobre el hecho  de que el Paráclito  sólo toma  de lo que escucha  a Jesús; él no  oscurece  la posición  reveladora  de Jesús. La  perspectiva, centrada   por completo  en la comunidad, ha llevado a este modo de hablar.  

Bajo  el “comprender”, literalmente  soportar”, late  la imagen  del  acarreo  de cargas  pesadas, lo que  reconduce  a la situación  de “tristeza” de la que arranca  el  discurso  

13.  cuando venga él, el Espíritu   de la Verdad, os guiará  hasta la  verdad plena. Pues  lo que hable  no será suyo: hablará  de lo que  oye  y os comunicará  lo que está  por venir.

 En este quinto anuncio  del Paráclito, el último, es presentado a los ojos de los

De los discípulos   como  Espíritu  de la verdad”,  cual  guía  que habrá  de conducirles  a la verdad completa. En comparación  con otras  funciones que se le asignan  al Paráclito  en Jn, ésta  es la que  cobra mayor  relieve  en la experiencia  cristiana  y la que  más se apoya  en la idea  que la escuela   joánica  tiene  de sí misma.

La “verdad”, en la que  el Paráclito   introduce   por completo  a los discípulos   o les guía  a ella, no puede  entenderse  de otro modo  que en  el resto  de cuarto  Evangelio:  es la revelación  que promete  la vida  y que  ha traído  Jesucristo. Se trata  de la penetración  profunda  en el contenido  de la revelación  y simultáneamente  de su aplicación  al comportamiento  de la comunidad  en medio del mundo. 

Pues  lo que hable  no será suyo: hablará  de lo que  oye:   Al igual   que se dice  de Jesús  como revelador  terrestre y de sus relaciones  con el Padre que le ha enviado: “Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre,   entonces sabréis que Yo Soy,  y que no hago nada por mi propia cuenta;  sino que, lo que el Padre me ha enseñado,  eso es lo que hablo   ( 8, 28)  

 Si  aquí  se prolonga   por un lado  la idea  de envío, también  este  acento  en la presente   sentencia  del Paráclito  tiende  a resaltar  la conexión  de éste con Jesús , la continuidad  de su revelación: “porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros” ( 16, 14)

Y os comunicará  lo que está  por venir:

No   puede entenderse  como algo  completamente   nuevo  más de la   revelación  de Jesús, algo así como la manifestación  de sucesos futuros. Al Paráclito  no se le atribuye  más que la capacidad  de conducir  a la comunidad  en el futuro, de esclarecer  lo que  le aguarda.  En cuanto  al contenido, el Paráclito  no anunciará  nada nuevo, sino que  expondrá  el mensaje  de Jesús  a la comunidad de un modo  nuevo, de acuerdo  con la situación  de ésta  y con lo que  la espera.

La “verdad”  mantiene   también aquí  una relación  con la conducta  moral. El Espíritu  anuncia  a los discípulos  lo que llega, en cuanto  que a ellos   les afecta, a fin de que actúen  en consonancia. 

14. El me glorificará, porque  recibirá   de mí  lo que os  irá  comunicando.

15. Todo lo que   tiene  el Padre  es mío. Por eso  os he dicho que tomará  de lo mío  y os lo anunciará. 

En la última Cena, Jesús  promete  a sus discípulos  que les enviará  al  Espíritu Santo. Lo hace con unas  afirmaciones  que destacan  expresivamente  la unión   y el protagonismo  de las  tres divinas  Personas.

Presentamos conjuntamente  el contenido  de estos dos versículos, en los cuales  aparecen  las  tres Divinas  Personas  de la Santísima  Trinidad.   

En el lenguaje  joánico  se dice  que el Paráclito  glorificará” a Jesús. La auténtica  glorificación” de Jesús, es decir, su  reconocimiento   y entronización   para culminar   su obra, la realiza  el Padre; pero  en la consumación  de la obra   soteriológica  de Jesús  participa   el Paráclito, contribuyendo  así a su  glorificación”. 

La manera  de hablar enlaza  estrechamente  con la oración sacerdotal  del cap. 17: el Paráclito  tomará  de lo que  es posesión de Jesús, al igual  que éste  ha dado a los discípulos  las palabras   recibidas  del Padre: “porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos” ( 17, 8)  

            La frase   fundamental “todo  lo que tiene el Padre  es mío”, se repite  por lo que hace  al contenido, en 17, 10: “y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío”  

            Se advierte  aquí  la presencia  de la escuela  joánica, que explica  el hecho revelador, que arranca    del Padre, por la participación  del Hijo  en la “propiedad” paterna, y presenta  a su vez la acción  del Paráclito con una  participación en los bienes de Jesús.  De   cara a la revelación  el Padre  ha puesto  todas las cosas   a disposición del Hijo: “El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano” (3, 35), y  de esa  abundancia  toma el Paráclito.  Y así, Jesús  es confirmado  por el Paráclito  como aquél  al que todo  se le ha confiado.            

            El pasaje  incita  a consideraciones  trinitarias ( y quizá hoy, Solemnidad de la Trinidad, debemos tener esto en cuenta), pero  su  propósito   es cristológico: mostrar  la realidad  desbordante  y absoluta  de la revelación  en Jesucristo. A ella   permanece  ligada  toda la revelación  posterior, toda la exposición  e interpretación  realizada   “en Espíritu” con vistas  a la comunidad, en la medida   en que lo   requieran   las circunstancias.

            Mediante   la asistencia  del Espíritu  se le abre  a la comunidad  en profundidad  la verdad  del Ev.  Y el mensaje  le aporta   cada vez más  nueva fuerza. En el Espíritu  y por el  Espíritu  la Iglesia conoce  lo que Jesús  le ha dicho, otorgado   y prometido. Por difícil  que siempre  pueda resultar el proceso  de hallar  la verdad, jamás   deja de ser  cierto aquello  de “por el  Espíritu  que nos  ha dado, conocemos  que permanece  la  verdad  en nosotros” ( 1 Jn 3, 24)  

            La Eucología:                        

            La antigua  Iglesia hispánica, en los siglos  V al VII, enseñó magníficamente  la fe trinitaria, sobre todo en los concilios de Toledo, y de su liturgia procede el prefacio  propio de esta Solemnidad.  Es consolador  saber que nuestro Dios es “uno solo, pero no solitario” (Concilio  VI de Toledo, año 638).  

            “Dios, Padre todopoderoso, que has enviado al mundo la Palabra de la verdad y el Espíritu de la santificación para revelar a los hombres tu admirable  misterio”.  

 Es la primera parte de la Oración Colecta de esta Fiesta. Esta parte ha sido  retocada, acentuando el aspecto de la economía de la Salvación.

            “Concédenos profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad  y adorar su Unidad todopoderosa”  (Segunda parte de la Oración Colecta). En esta parte se hace hincapié en el Misterio. Quizá resulta fría esta petición; pero es luminosa. Los dogmas no son solo para ser creídos, sino para ser vividos.              

            “Que con tu Unico Hijo y el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor; no una sola Persona, sino  tres Personas  en una sola naturaleza”

            “De modo que, al proclamar nuestra fe en la verdadera  y eterna divinidad, adoramos  tres Personas distintas, de única naturaleza  e iguales en su dignidad”  (Prefacio).

            Pablo VI, en el Credo del Pueblo de Dios, explica el por qué  de este procedimiento a la hora de hablar del Misterio de la Santísima Trinidad:

            “Para la formulación del dogma de la Trinidad, la Iglesia  debió  crear una terminología  propia  con ayuda de nociones de origen filosófico:” substancia”, “persona” o “hipostasis”, “relación”, etc. Al hacer esto, no sometía la fe a una sabiduría humana, sino que  daba  un sentido  nuevo, sorprendente, a estos  términos destinados  también a significar  en adelante un Misterio inefable,” infinitamente  más allá de todo lo que podemos  concebir  según la medida humana”

            Este cierto que este Prefacio es poco emotivo; pero cuando uno descubre que solo existe un solo Dios  y  Tres personas; se impresiona  y exulta de gozo. Este Prefacio es un bosquejo, un boceto; dejemos que la Fiesta, que la Celebración lo llene de vida, de gozo, de ilusión.  

            Para finalizar, quiero señalar algunos rasgos, algunas actitudes, que nos pueden ayudar a Celebrar esta Solemnidad.

            Si para  dar gracias acostumbramos  cantar un Te Deum, la Fiesta de la Santísima Trinidad  viene a ser  un Te Deum después de las grandes  solemnidades de la Iglesia. Esta Fiesta, que ocurre el primer domingo después de Pentecostés, ha de recordarnos  que cada  domingo  es en  realidad  una fiesta  de la Santísima Trinidad; cada domingo  está consagrado  y dedicado a Dios  Trino y Uno.

            El  Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, llamada doxología menor, está reclamando  la gran doxología  que es el Gloria   in excelsis de la Misa, que es un himno inspiradísimo a la Santísima Trinidad.

            Todos los días en la Eucaristía concluimos la Gran Plegaria:” Por Cristo, con El  y en El, a ti Dios Padre Omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor  y toda gloria  por los siglos de los siglos”

            No  hay modo  más hermoso  de honrar a la Trinidad  sacrosanta y atestiguarle  amor, que vivir  en plenitud sus dones y, por ello, abrirse a la acción del Espíritu Santo, para  comportarse  como hijos del Padre  y hermanos de Cristo. 

            Repito: lo mismo que el niño celebra el día del padre y el día de la madre, también necesita como algo vital el sentir que los constituyen una comunidad, que le acoge, que lo protege.

            Cuando se quiere hablar de la Santísima Trinidad: hay que dejar que la Oikonomía ilumine a la Theología y que ésta aconseje y oriente a aquélla