Solemnidad. El Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Ciclo C.
Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD  
 

 

 En el Misal del año l570 (El misal del Concilio de Trento) esta fiesta era llamada así “En la fiesta del Cuerpo de Cristo”. El Misal del Vaticano II, del año l970 la designa así:” Solemnidad del Santísimo  Cuerpo  y Sangre de Cristo”. Afirmamos  que ha sido acertado el cambio, la variación. Una teología nueva y más amplia se expresa ya en el título.

            Es conveniente averiguar el origen de  esta Fiesta. Se dice que el principio de este culto a la Eucaristía  sea debido a una desviación del contenido de la misma, a una falta de profundidad en el conocimiento recto de la Teología de la Eucaristía

            Resumo muchísimo este aspecto histórico, me limito a decir  que las raíces más remotas de  esta Fiesta se encuentran en la veneración  típicamente  medieval del Santísimo Sacramento. El Papa  Urbano IV prescribe la fiesta para toda la Iglesia en el año  l264.

            Está bien que digamos algo acerca de la Procesión de esta festividad, no para suprimirla, sino para saberla interpretar bien y al realizarla correctamente, nuestro culto y amor al Santísimo sean   verdaderos.  La bula de Urbano IV no habla de ella, se tiene noticia por primera vez de su existencia en el año l277 en Colonia. Quizá sería importante saber algo más, pues queda un tanto desfigurado  su sentido, su finalidad, al querer  revestirla de cierta grandiosidad  y barroquismo e intentar repetir algunas cosas, que con el tiempo se le fueron añadiendo.

            Al comienzo del movimiento eucarístico surgió  un gran deseo en el hombre medieval de ver (no comer)  la hostia; este deseo llevó a elevarla después de la consagración, quizá de una manera excesiva. Tenemos testimonio de este hecho en el año l200 en París.           

 La Liturgia no puede expresar todo el Misterio, pues es una celebración puntual. Si esto sucede cuando se trata del Misterio-Acción, mucho más cuando esa Fiesta es una Idea, una concreción del Misterio. La Fiesta-Idea expresa y manifiesta la atención, la preocupación, la teología reinante, cuando surgió tal Fiesta. Esta recibe su interpretación del contexto en el cual aparece.

 La Piedad eucarística  medieval no parte de la acción  eucarística (de la Misa), sino que pone el acento en la veneración de las especies  eucarísticas independientemente de la celebración.

Esta incorrecta interpretación todavía la estamos viviendo.  Quizá esa falta de ilusión ante la Solemnidad del Cuerpo y Sangre del Señor  que algunos expresan, sea debido a esto: a una teología deficiente que motivó la existencia de esta Fiesta.

Se trata de la veneración  y de la adoración de unos de los elementos de la acción eucarística, esto es del pan consagrado.

Esta visión limitada e insuficiente se agrava todavía más, cuando esta Fiesta conmemora más la institución del sacramento (que tuvo lugar el Jueves Santo) que el acontecimiento pascual, en el  cual tuvo lugar la institución; ésta queda aislada, como un hecho independiente. Lo importante para esta Fiesta  es la presencia estática  y no la presencia dinámica, el aspecto esencialista (la presencia del Señor en las especies consagradas) y no el existencialista, vital, compromiso.   

            En la  Bula de Urbano IV de l264 se  expone una teología de la Eucaristía correcta, fundamentada en la tradición; pero al exponer lo que se pretende con la Fiesta, [que es lo que motiva la institución de esta Celebración,] se percibe una restricción  y aislamiento   teológico. Preferentemente  se trata de recordar solemnemente, una vez al año, la institución de la Eucaristía, como algo muy importante; pero  desconectado.

            La  idea, el aspecto de la Eucaristía que se quiso acentuar con la Fiesta del Cuerpo del Señor, no  respondía a la sana teología de la Eucaristía, expresada en los formularios litúrgicos. La Oración Colecta, de las Ofrendas y  después de la Comunión  del Misal del l570 han pasado a nuestro Misal. Después analizaremos la Oración primera. En el misal del concilio  de Trento el prefacio de esta Fiesta era del común, pues no tenía ninguno propio. La celebración hoy de esta Fiesta dispone de dos prefacios, que son acerca de la Eucaristía.

            En el Misal del año l570 existía una Secuencia, que en la parte central (estrofas l0-20) representa  una composición  poética  doctrinal-dogmática, en la cual viene afirmada  la verdad de la transustanciación  o de la presencia  completa de Cristo en toda especie, (idea clave de la Fiesta). Hoy es libre la proclamación de esta Secuencia.  

            En el Misal del año l570 solo existían dos lecturas: l Cor ll, 23-29  y Jn 6,56-59; hoy tenemos 9 lecturas: tres para cada ciclo .Estas lecturas han ensanchado el ángulo de visión a la hora de contemplar la Eucaristía.

            Antes de pasar a examinar la Teología de la Eucaristía, expresada en la Liturgia de la Palabra y en los textos eucológicos, insinuamos una vez más lo siguiente: lo que se quiso conmemorar, celebrar, festejar con la Fiesta del Cuerpo de Cristo  es un aspecto de la Eucaristía, que empobrece la recta comprensión de la misma .Es de lamentar  que se siga olvidando todo el conjunto eucarístico, quedándonos en una parte.                         

            Es interesante saber qué teología  acerca de la Eucaristía se  desprende de la Eucología. Sólo   indicamos  lo referente a la oración Colecta.

                        “Oh Dios, que en este sacramento admirable  nos dejaste el memorial  de tu pasión;

            Te pedimos nos concedas venerar  de tal modo  los sagrados  misterios de tu Cuerpo  y de tu Sangre,

            Que experimentemos constantemente  en nosotros el fruto de tu redención” (Oración Colecta)

            Hemos recordado que esta bella oración ha pasado del misal del año l570 al Misal actual. No  queremos alargarnos; pero señalamos que la teología que se expresa  es correcta e ilumina el significado de la Fiesta. Ambienta  perfectamente  la Institución de la Eucaristía en una dimensión dinámica, abierta y no solo esencialista.

            Esta oración nos puede ayudar a celebrar  bien la Fiesta del Cuerpo y Sangre de  Cristo.  

             Primera Lectura: Génesis  14, 18-20: Melquisedec  ofreció  pan y vino 

18. En aquellos  días,  Melquisedec, rey  de Salem, ofreció  pan  y vino. Era sacerdote  del Dios  Altísimo.

19. Y bendijo  a Abrahán diciendo: “Bendito   sea Abrahán de parte  del Dios  Altísimo, que creó  el cielo   y la tierra.

20.  Y  bendito  sea  el Dios Altísimo que ha entregado  tus enemigos  a tus manos”.  Y Abrahán  le dio  el diezmo de cada cosa.

Vamos a presentar  el significado  de estos  tres versículos  para poder comprender  lo que hemos dicho más arriba y el por qué  de la elección de esta lectura en la Solemnidad del Cuerpo y Sangre del Señor.  

En el v. 16 leemos: “Recuperó  (Abraham) todo el botín  y también a Lot, su sobrino”.  Y en  el  v. 17: “ Cuando Abraham volvía  de  derrotar  a Codorlaomer y sus aliados, el rey de  Sodoma  el salió  al encuentro [...]  en el valle del  rey”

Podemos decir  que esta escena  de  Melquisedek   y Abraham  ( vv. 18-20) ha sido  asimismo  insertada   en el relato  del encuentro   de Abraham  con el rey  de Sodoma  ( 14, 17.21-24). El encuentro de Abraham y Melquisedek  tiene lugar en el valle del Rey (un valle  de las cercanías  de  Jerusalén).

            El lector  conoce  más o menos la figura de Abrahán; quizá no la figura de Melquisedek.

            El nombre   de “Melquisedek” sólo   es mencionado  una vez  más en el AT  (Sal  110, 4) «Tú eres por siempre sacerdote, según el orden de  Melquisedec.» 

            Las prerrogativas  sacerdotales   del rey  son asociadas a las antiguas  tradiciones  jerosolimitanas  sobre  Melquisedec; el rey  es,  por así decirlo , el sucesor  de Melquisedec  en su función   real y sacerdotal.

            El autor de la Carta a los Hebreos  en el capítulo 7, 1-17 comentará   este versículo   y además se extenderá en la comparación que  existe entre Melquisedec  y Jesucristo.

            Continuamos nuestro comentario:

            “Salem” ha de ser  equiparado  a Jerusalén.  Como el  salmo  110  religa  la  tradición  sobre  Melquisedek con el trono davídico. Y el salmo   76, 3 dice: “su tienda está en Salem,  su morada en Sión;” usa   el nombre de  Salem  para designar  Jerusalén, hemos  de atenernos  aquí  a una identificación  con dicha ciudad. 

            Quizá nos puede extrañar  llamar a Melquisedek, rey de Jerusalén, cuando sabemos que la monarquía  tuvo lugar mucho más tarde; pero no.

La  admisión  de la existencia  de un rey  preisraelita   de la ciudad de Jerusalén  no ofrece  la menor dificultad tras el hallazgo  de la correspondencia  cruzada   por los reyes   de las ciudades  siro-palestinenses  y el Faraón, durante  el siglo XIV  (   entre  ella  se han  encontrado  cartas de un príncipe  jerosolimitano).  

El nombre  de Melquisedek  es también  paleo cananeo (Rey Justo).   Asimismo  la acumulación  en una persona  de las dos   funciones de sacerdote  y rey  no era  rara  en el antiguo  Oriente ( por ejemplo, en  Fenicia).  

 La noticia   de un culto  al “Dios   supremo”  ( el  elión)  se halla  de todos  modos   atestiguada  de manera  sorprendente  por testimonios  extrabíblicos.

Dice   mucho  el hecho  de que se   fomentase  el culto  a este  el elión especialmente  en la Jerusalén  de la  época paleo cananea, esto es  preisraelita.  Pero  lo más  notable   es que  nuestro relato  viese  en el culto  a este dios, algo emparentado  con el culto a Yahvé; en la  veneración  del “ Dios  supremo  que ha creado  el cielo  y la tierra”

Melquisedek  está  muy  cerca- tal   es al menos   la opinión  sustentada  por este pasaje- de la fe  en ese único  Dios del mundo , que sólo  Israel  conocía.

El juramento  de Abrahán: “Alzo mi mano ante el Dios Altísimo, creador de cielos y tierra”  (14, 22)  parece   presuponer  incluso  una identidad entre Yahvé  y ese  “Dios supremo”.

El  homenaje  rendido  por  Abraham  a un ministro  de un culto pagano, resulta  algo   totalmente  inusitado  desde le punto  de vista  de la fe veterotestamentaria  en Yahvé. Desde  luego  la iniciativa   partió  de Melquisedek : él honra  con un banquete  al vencedor  que regresa  y pronuncia  sobre Abraham  la  bendición  de su Dios.

            Considera   conscientemente  al “Dios  supremo” como quien  ayudó a Abraham para que se alzase  con la victoria, e ignora   por completo   los planes   y misterios  del Dios  de  Israel.

 Pero   Abraham  se inclina  ante  esta bendición  y da  a Melquisedek  el diezmo, lo que  implica    reconocimiento  de un derecho  de propiedad  y supremacía. 

La mención   de pan  y vino  puede indicar  un  banquete  de alianza. Es muy  improbable  que Melquisedek  fuera  monoteísta, pero  es casi cierto  que el autor  entendió  este nombre “ el Dios supremo”  al único Dios de Israel.  

La bendición  de Melquisedek  pone   de relieve  el poder   de Dios, que obtuvo  la victoria. El diezmo  de Abraham  pudo, originariamente, formar  parte  de la alianza  entre ambos.

Al parecer, se trata   de justificar  la función  posterior  de Jerusalén  como lugar  donde mora  Dios  y del rey  de Jerusalén  como sacerdote, no según  el orden  levítico, sino  según  de Melquisedek.

Apuntamos algunas conclusiones  del texto de la Carta a los Hebreos, 7, 1-17.

Se considera  a Melquisedek  como prototipo  de Jesús, el Mesías. La comparación  entre Milquesdek  y el rey   hebreo al que  se dirige  el salmo  no se funda  en que este  último  sea   rey-sacerdote, como Melquisedek  lo era,  sino   en que es rey-sacerdote  de Jerusalén , como   Melquisedek ; así, el dominio  de la estirpe  davídica  es continuación  del que  poseía  el antiguo  soberano.

 Pero   el interés  de nuestro autor  hacia  el sacerdote-rey  de “Salén” se debe únicamente  al hecho  de  que posee un sacerdocio  eterno  y a su superioridad  con respecto  al de los   sacerdotes  levíticos.  

El  estribillo  del salmo  muy acertado por varios  motivos, porque su teología y porque en él se nombra  a Melquisedek.

“Tú  eres sacerdote  eterno, según el rito de Melquisedek” 

Segunda lectura: 1 Cor  11, 23-26: “Cada vez  que coméis   y bebéis, proclamáis  la muerte  del Señor

Este texto   es la más antigua  narración escrita  de la institución  de la eucaristía Un testimonio  emocionante  de cómo  Pablo  recibió  de la comunidad  primitiva, al convertirse , esta   tradición  “ que procede  del Señor”. La Eucaristía   es el bien  común   de la Iglesia, el banquete  en el que  ofrecemos   y participamos  de la muerte   sacrificial    de Cristo 

23. Por lo  que a mí  toca,  del Señor  recibí  la tradición que os   he   transmitido, a saber, que Jesús, el Señor, la noche en que iba   a ser entregado, tomó  pan.

Pablo ha recibido  esta narración en el ámbito  de una  tradición que se remonta  hasta  la celebración  de la última cena  celebrada por Jesús   la noche  de su despedida.

Es probable  que Pablo  haya  tomado  esta tradición  sobre la cena  de la comunidad  siríaca  de Antioquía (o quizá ya en Damasco)  

24. y, después   de dar gracias, lo partió  y dijo: “Esto es  mi  cuerpo entregado  por vosotros; haced   esto  en memoria  mía” 

Los sinópticos   defienden    el carácter pascual   de la última   cena de Jesús con sus discípulos  (  Mc    14,  12-16) ; en Juan  Jesús muere  la tarde del día, en el cual  se comerá  el cordero pascual ( Jn  18,  28; 19,  14).

En toda  comida de fiesta  en la cual se bebía vino, el amo de la casa  pronuncia  una alabanza  sobre el pan, rompe la hogaza  y distribuye  los trozos  a los comensales.

El amo   de la casa tiene  un trozo  de pan para él y, comenzando a comer, tiene lugar  el inicio de la comida en común. Después   de la comida, el amo  de casa concluye el convite, pronunciando  una acción de gracias sobre  el cáliz de vino.

En la última cena  Jesús   se comportó  con sus discípulos   cono  el amo  de casa que ofrece  la cena. Tomó   el pan  de la mesa, pronunció   la alabanza  y lo partió  el pan para distribuirlo  entre los  discípulos. En Pablo, la palabra pronunciada  al ofrecer el pan  que Jesús repartía: “Esto es   mi cuerpo  para vosotros” 

El auxiliar  es explicado  por el  mismo Pablo en: “La copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?” (1 Cor  10, 16) con la  afirmación de la participación  real  en el cuerpo de Cristo ofrecido  en la muerte   y con su sangre   derramada  sobre la cruz.

La palabra  sobre el pan  suena  así:  comiendo  del mismo pan que viene distribuido  los comensales  participan   de la eficacia  salvífica   del cuerpo de  Cristo  ofrecido en la muerte, y vienen incluidos   en la comunión  del cuerpo de Cristo. 

5. Igualmente, después   de cenar, tomó   el cáliz  y dijo: “Este cáliz   es la nueva   alianza sellada con mi sangre; cuantas veces  bebáis  de él, hacedlo  en memoria   mía”.

Toda la narración  de Pablo está dominada  por la idea de la instauración  del nuevo orden  salvífico escatológico  en virtud de la muerte  expiatoria  y vicaria de Cristo.

Igualmente: “Del mismo modo” se refiere   al acto  de tomar  el cáliz, a la acción de gracias y al hacerlo girar sobre los comensales. El cáliz  es el vaso  de vino después de la comida, sobre el cual  viene pronunciada  la acción de gracias  (en la cena Pascual era el tercer vaso).

“Después de   haber cenado, tomó el cáliz”: se refiere  al tercer cáliz  de la cena Pascual, en este ambiente  Jesús  en la última  Cena, interpretó  el sentido  de su muerte inmanente.  

Este cáliz   es la nueva   alianza sellada con mi sangre:  

En la  tradición  paulina   las palabras  con se   ofrece el cáliz  hablan  de la nueva   alianza; es necesaria una alianza  nueva, ya porque en la antigua no se llegaba  a una  plena obediencia a Dios, sea   porque en la  instauración  del nuevo orden  escatológico  de la salvación.  Lo que principalmente se pretende  es  la inserción  de los creyentes   en la eficacia salvífica   de la muerte en cruz  de Jesús 

 La sangre de  Jesús   derramada  en la cruz  es entendida  como el sacrificio de expiación  con el cual Dios ha cancelado  los pecados de la humanidad, reconciliando consigo el mundo. Mediante   la muerte  y resurrección  de Jesús  se ha realizado  la promesa del profeta Jeremías: “He aquí que días vienen - oráculo de Yahveh - en que yo pactaré con la casa de Israel (y con la casa de Judá) una nueva alianza” (Jer. 31, 31s), relativa a la conclusión  de un nuevo pacto   al final de los tiempos.  

La palabra   con que viene  ofrecido  el vino en Pablo  significa  que, bebiendo de este cáliz, los comensales  del Señor  tienen parte en la eficacia  salvífica   de la sangre   derramada  de  Jesús, y vienen  introducidos    en el nuevo orden  escatológico  de la salvación   que Dios  ha prometido a todos los pueblos.  

En Corintio  la doble distribución  del pan y del vino  era realizada  conjuntamente  después de la comida, del banquete.

Quizá esta forma de celebrar   fuese ya practicada en Antioquía  (o quizá  ya de la primitiva  comunidad  de Jerusalén) y que Pablo había introducido en Corinto.  

Hacedlo  en memoria   mía”: “En memoria” (mi recuerdo)  viene   de la tradición  judía: “Este será un día memorable para vosotros, y lo celebraréis como fiesta en honor de Yahveh de generación en generación. Decretaréis que sea fiesta para siempre” (Ex 12, 14).

Los  cristianos  “ recuerdan “ a su Señor, el redentor  en cuanto  en la celebración  de la cena del Señor  de continuo   vuelven  a participar  de la eficacia  salvífica  de su muerte  y le dan gracias   ( en el día del Señor, Did. 14, 1)

El orden  de repetir  ( ciertamente  añadido más tarde )  es el mandamiento  de distribuir  por siempre   el pan y el vino  y, conjuntamente, las palabras  con las cuales estos gestos  vienen ofrecidos  en la cena del Señor  de la comunidad cristiana. 

La muerta  violenta  de Jesús  es interpretada   como un suceso salvífico  que  repercute en beneficio  de “muchos” Y les dijo: «Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos. (Mc  14,  24).

La expresión de Marcos “por muchos”  debe ser más antigua  del “por vosotros” de Pablo.

 “Muchos”  en sentido inclusivo equivale a “todos”           

26. Así pues, siempre  que  coméis  de este pan  y bebéis  de este cáliz , anunciáis  la muerte  del Señor  hasta que  él venga.

Este versículo es la  interpretación  y el comentario del apóstol.  

Pablo  desea expresar  el significado teológico de la  Cena del Señor. Toda celebración de la misma   debe ser una proclamación  de aquella muerte de Jesús.  Sobre el plano  lingüístico  la forma  verbal “proclamar”  puede entenderse  como imperativo   o como indicativo.  La proclamación  tiene lugar   mediante  las palabras  que interpretan   la muerte de Jesús. Con esto  se piensa   especialmente   en el anuncio  de la narración  de la institución y la proclamación  de la muerte salvífica   de Jesús  o una oración de la cena.  

En la expresión  “hasta que venga”,  es decir,  en la parusía.

 “Hasta”  no tiene un significado  meramente temporal, sino final: “Por amor de Sión no he de callar,  por amor de Jerusalén no he de estar quedo,  hasta que salga como resplandor su justicia,  y su salvación brille como antorcha.” (Is  62, 1)  

 Evangelio: Lucas  9, 11b-17 “Comieron  todos  y se saciaron”

La multiplicación  de los panes   y de los  peces, en el desierto, es un signo  profético  de la eucaristía. De toda  la escena, el leccionario  destaca  la abundancia  de la comida   y la libertad  para gustar de ella. Eso es realmente la eucaristía: un banquete  espléndido  ( ¡ nadie puede  darnos   lo que nos da  Jesús! el pan   de vida eterna    en la mesa   del reino) , ¡ y  sólo  hace falta  acercarse!.  

En el gesto  de la multiplicación  de los panes  Jesús   revela su condición de ser  el que aporta  la salvación definitiva a los hombres de todos los tiempos

 Una  salvación  que el Antiguo  Testamento  describe  como un banquete  de abundancia. Pero   además   el texto   es un claro reflejo  de la Eucaristía  celebrada  por la Iglesia   primitiva. Los doce, que  han predicado   el evangelio  del reino   se reúnen   con la gente,  como lo hará la Iglesia, para celebrar  el banquete  del Señor.  

Según   Mt y  Mc  hubo dos   multiplicaciones  de panes, mientras que Lucas  solamente  refiere una; su relato depende  con bastante  claridad de  Mc  6, 30-44, pasaje   que narra  el primero  de los dos  milagros, aquél   en el que  Jesús alimentó   a cinco mil hombres.

 11b. Jesús  los  acogió  y estuvo   hablándoles  del reino  de Dios  y curando  a los que lo necesitaban.

Lo mismo  que la multitud   había acogido  a Jesús  en otros   lugares  ( 8, 40), ahora    Jesús acoge  a la multitud  ( 9, 11),  y continúa  hablando  hasta  el declinar  del día. Jesús   renuncia  a su propósito  de pasar  un rato  en la intimidad, con sus   discípulos.

12. Cuando el día   comenzó a declinar, se acercaron  los doce  y le dijeron: despide  a la gente  para que  se vayan  a las aldeas  y caseríos  del contorno   a buscar  albergue y comida, porque aquí   estamos en despoblado.

Cuando el día   comenzó a declinar: La referencia   al atardecer  sugiere  la hora  de la comida  vespertina; pero aquí significa  la realidad de darles cobijo y comida  a los hombrees que siguen a Jesús.

En los  tres sinópticos  los discípulos  proponen  a Jesús   que despida  a la multitud, en el cuarto   Evangelio, en cambio, es Jesús  quien toma   la iniciativa (6, 5).  

13. Jesús les dijo: dadles  vosotros  de comer. Ellos   le replicaron: no  tenemos  más que cinco   panes   y dos peces, a no ser  que vayamos   nosotros  a comprar  alimentos   para toda  esa gente.  

 Jesús les dijo: dadles  vosotros  de comer: Se podría  ver  en   estas palabras   de Jesús   una alusión  al conocido  pasaje  de 2 Re 4, 42-44: “Vino un hombre de Baal Salisa y llevó al hombre de Dios primicias de pan, veinte panes de cebada y grano fresco en espiga; y dijo Eliseo: «Dáselo a la gente para que coman.»

Su servidor dijo: « ¿Cómo voy a dar esto a cien hombres?» El dijo: «Dáselo a la gente para que coman, porque así  dice Yahveh: Comerán y sobrará.»

Se lo dio, comieron y dejaron de sobra, según la palabra de Yahveh.”  

14.  Eran unos  cinco mil hombres. Dijo  entonces Jesús  a sus discípulos: mandadles  que se sienten   por grupos de cincuenta.

Eran unos  cinco mil hombres: Es una expresión  adecuada   de la sensación  de impotencia  de los apóstoles   ante “toda  esta multitud” 

15. Así lo hicieron  y acomodaron a todos:

Es posible  que haya  un simbolismo  recóndito  en los “cinco  panes”, “cinco mil  hombres” y “grupos  de cincuenta”; pero   no es evidente   ni fácil  de determinar.

16. Luego  Jesús tomó  los cinco panes  y los dos  peces, levantó  los ojos   al cielo, pronunció  la bendición, los partió  y se los  iba  dando a los discípulos    para que  los distribuyeran  entre la gente

Un aspecto  que necesariamente  llama   la atención, al leer  Lc 9, 16, es la  propia formulación  del versículo; el paralelismo  con la fórmula  de la institución  de la Eucaristía ( Lc  22, 19)  es sorprendente . El paralelismo  entre  las diversas  narraciones   sinópticas   de la multiplicación  de los panes   y de la institución  de la eucaristía  es tan  estrecho, que no  se puede  explicar  más  que por un influjo  del rito  sobre la narración.  

Tomó: Con este  verbo  da comienzo  una serie  de cinco  acciones  de Jesús

Levantó   los ojos  al cielo:

 La expresión   es veterotestamentaria: “Y sacándole afuera, le dijo: «Mira al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas.» Y le dijo: «Así será tu descendencia.”  (Gn  15, 5)  

Los  bendijo: Lucas  añade   expresamente  el complemento  directo “los”, de modo  que  Jesús  bendice   los panes  y los peces. En  Marcos    ( Mc  6, 41) y  en Mateo  ( Mt  14, 19), el verbo   no lleva  ninguna clase  de  complemento; lo que quiere decir  que no se trata de bendición del pan ni los peces, sino  pronunciar  la bendición”

Los partió  en trozos: En la   redacción  de Lucas, que añade   el complemento  directo  “los”, los panes y los peces  se multiplican  precisamente  en ese acto de  bendecir   y partirlos.

Se los dio: En el Evangelio  según  Juan  es el propio  Jesús  el que  reparte  el alimento; en cambio, en las narraciones  sinópticas, Jesús  se lo da  a los discípulos, para que ellos, a su vez, distribuyan   esa abundancia  que de él procede.  

17. Comieron  todos hasta   quedar  saciados, y de los trozos  sobrantes  recogieron  doce canastos.

Hasta quedar   saciados: hace referencia  a la insospechada  abundancia   con que Dios  ha prometido  saciar a su pueblo: “Sus provisiones bendeciré sin tasa,  a sus pobres hartaré de pan,”  (Sal 132, 15)  

Y de los trozos  sobrantes  recogieron  doce canastos:  

Las “sobras”  son signo  de la esplendidez  con la que  Dios sacia  a su pueblo por la intervención  de Jesús.

En los formularios   de la posterior   celebración litúrgica  de la Eucaristía  se usa  la palabra klasma (fragmento)  para designar  las “partículas “del pan  eucarístico (Didache).

En total, doce   cestos: en el número   “doce”  hay que  ver,  indiscutiblemente, una referencia  simbólica a “los doce”, que intervienen   directamente   en el episodio; cada uno  vuelve  con un cesto de sobras, suficiente   para  alimentar  a otra multitud.

La actitud  adorante es necesaria; pero no es suficiente; debemos comer el Cuerpo del Señor para ser uno con El y con los hermanos.