XXV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD  
 

 

Hace  dos   domingos   nos enseñaba  Jesús  a buscar  la verdadera  sabiduría,   distinguir  lo que  es  importante   y lo que  no lo es en nuestra vida, para renunciar, si es  el caso, a las cosas  secundarias y asegurarnos  las que en  verdad  valen  la pena.  

Hoy, de nuevo, se nos  pone  en la misma   perspectiva, esta vez  con relación  al dinero. Este es  un tema   siempre actual: ¿qué uso  debemos  hacer  del dinero, para que  no nos  estorbe, sino al contrario  nos favorezca en la   consecución de lo principal? 

Primera  Lectura: Del Libro de Amós, 8, 4-7. Contra  los que compran   por dinero al pobre.  

Lectura  bien elegida  como preparación para escuchar el evangelio en su versión más larga.   

Amós  era un  campesino, cultivador  de higos en el pueblo  de Técoa, cerca de Belén, a quien  Dios  llamó a que hablara  en su nombre  en el reino del Norte, en  Samaría , en el siglo  VIII antes de Cristo.

Como  otros   profetas  del AT, tuvo que levantar  valientemente   su voz  denunciando  abusos  contra  los derechos   humanos en la sociedad  de su tiempo. Amós  habla  de los que “oprimen   al pobre”, de  los que están  deseando  que pase  el día  de fiesta  para volver  a vender  y hacer trampas.  

Presentemos  ahora  estos  versículos  del capítulo 8, 4-7. 

Como si algo  se le hubiera  olvidado  en la denuncia, Amós  interrumpe de nuevo el relato  de las visiones, para pronunciar  un nuevo oráculo  contra Israel.

Su contenido  es una valiente  y detallada denuncia   de injusticias  sociales. Tan  realista  y objetiva, que, repetida  en nuestros días, gozaría   de la más  palpitante  actualidad.  

4. Escuchad  esto  los que  exprimís  al pobre, despojáis a los   miserables,

5. Diciendo: “¿cuándo  pasará  la luna  nueva  para vender   el  trigo, y el sábado  para ofrecer el  grano?”. Disminuís   la medida, aumentáis  el precio, usáis  balanzas con  trampa,

            La  ambición  de los poderosos   es tan insaciable, que  ya no  celebran  las fiestas  como dedicación  a Yahveh, sino como pesada  carga que,  al no poder  evitarla, esperan  nerviosos   a que pase  para poder  continuar  con sus  negocios. Su mentalidad  bien  podía  ser calificada  con el apelativo  moderno de  sociedad de consumo”. Faltaba  y falta   tiempo  para “negociar”, eufemismo   con que se  encubre  las injusticias  humanas   más repugnantes.

            Las medidas   disminuidas, los precios  aumentados, los pesos  con fraude. La    cesta  de la compra  del pobre es  presa  de las más   injustas  violaciones.   

La  luna  nueva:

 El  primer  día  de cada mes lunar  se prescribe en Nm.28, 11 se ofrezca  un  holocausto... “Los primeros de mes ofreceréis un holocausto a Yahveh: dos novillos, un carnero y siete corderos de un año, sin  tacha”            

 Esta  celebración  del primer  día de la luna   nueva  es de origen muy antiguo. Al igual que el  sábado, era  un día  de descanso  en que se  interrumpían  los  tratos  y negocios. Continuó  celebrándose  esta fiesta  hasta  finales del AT e incluso  dentro del período  del NT: Por tanto, que nadie os critique por cuestiones de comida o bebida, o a propósito de fiestas, de novilunios o sábados.  (Col 2,16).

            El origen  del sábado  como institución  es objeto de   discusiones, pero  desde luego  es muy antiguo. Se establece  un paralelismo  entre el sábado  y el primer  día de la luna  nueva  porque  ambos  son días  de descanso: “Así pues, de luna en luna nueva          y de sábado en sábado,  vendrá todo el mundo a prosternarse   ante mí - dice Yahveh.” (Is  66, 23)  

            La ley prohibía  a los israelitas   utilizar  medidas   fraudulentas: Has de tener un peso cabal y exacto, e igualmente una medida cabal y exacta, para que se prolonguen tus días en el suelo que Yahveh tu Dios te da (Dt 25, 15)

            No solamente  la Ley prohíbe  este  comportamiento, sino que repugna   y hiere la sensibilidad, que aprecia la justicia y la rectitud.  Todo hombre, mínimamente  recto, rechaza  y condena  tal actitud  en las medidas   y pesos.  

            6. Compráis  por dinero  al pobre, al  mísero por un par  de sandalias, vendiendo  hasta  el salvado del trigo. 

            El  abuso  llegó  a extremos  inhumanos. El pobre  y el necesitado , el obrero de hoy,   tenían   que vender  su libertad, su propio  constitutivo  de persona, aquello  que ni Dios  mismo osa  tocar, para poder  subsistir   a  un  nivel  infrahumano.

Salvado   del trigo: Significa   probablemente  que los rapaces  mercaderes  son tan  codiciosos, que ponen a la  venta hasta los  desperdicios ; también  puede significar  que mezclan  el grano  bueno   con el malo.  

7. Jura  el Señor  por la Gloria  de Jacob que no  olvidará  jamás   vuestras  acciones.

            El Señor  “jura” hacer justicia. Y la hará  “aquel día”, tan impreciso  como seguro, que irá  adquiriendo   a lo largo  de la literatura   profética  y apocalíptica  caracteres  típicamente escatológicos. Dios no se calla, no puede ocultar semejante  rechazo.            

            Estribillo  del salmo  responsorial: “Alabad al Señor, que ensalza  al pobre”

Entre  la última   frase  de la primera lectura   y la respuesta del salmo, se da una  perfecta  coherencia. El Señor, por medio  del profeta, se proclama  abogado  de los desvalidos. El pueblo  lo alaba  precisamente  por eso.  

            Segunda Lectura: De la  Primera Carta del  San Pablo a Timoteo, 2,1-8 

Seguimos   leyendo   la carta  de Pablo  a su discípulo  Timoteo, dándole  consignas   pastorales  para la  animación  de la comunidad: es una  de sus “cartas  pastorales”

Hoy describe  lo que ahora  llamamos  la oración  universal  de la Misa: Pablo  le dice  que oren  por todos  los hombres, también   por las autoridades.  

El motivo  de esta oración  es que “Dios quiere  que todos los hombres  se salven  y lleguen  al conocimiento  de la verdad” 

Da comienzo  aquí  el autor  a una serie  de instrucciones   para el buen   funcionamiento  de la comunidad. En primer lugar  recomienda  la oración  por todos los hombres, ya que a todos   quiere salvar  Dios. Destaca  el  clima  de optimismo  humanista  y de acogida  ecuménica sin discriminaciones  ni fanatismos  sectarios. 

Hacemos una presentación  detallada  hasta cierto punto de estos   ocho  versículos.  

1. Querido hermano: Te ruego, pues,  lo primero  de todo,   que hagáis   oraciones, plegarias, súplicas, acciones  de gracias  por todos  los hombres, 

Los  cristianos   deben orar   por todos los hombres  sin excepción. Los   cuatro   términos  alusivos  a la oración  no han  de tomarse  como una enumeración sistemática de los diferentes  tipos  de plegaria.  Con respecto  a la acción  de gracias , Pablo  expresa  repetidas veces  su propia  gratitud  hacia  Dios: Doy gracias a aquel que me revistió de fortaleza, a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me consideró digno de confianza al colocarme en el ministerio, ( 2 Tm 1,12) y urge  a sus lectores  para que unan  el agradecimiento   a la petición  en sus  oraciones: no  os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la  oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. (Flp  4, 6)            

2. Por  los reyes y por  todos  los que están  en el mundo, para que  podamos  llevar  una vida  tranquila  y apacible, con toda  piedad  y decoro. 

En Rom  13, 1-7 exhorta  el Apóstol   a sus   lectores   a que presten  obediencia  a las autoridades  civiles, recordándoles  que han sido  establecidas por Dios. Aquí   añade  la obligación  de rezar por ellas.

A Pablo  le preocupa  que haya paz para que así el cristiano  pueda vivir  su cristianismo. Poco a poco el mensaje  cristiano  querrá  “iluminar”  las  estructuras  sociales, incluso  criticarlas, cuando éstas no son honestas. Al principio al cristianismo le interesa que su mensaje sea querido y aceptado “en si”; después  el mismo cristianismo  exigirá una proyección  universalista.  

3. Esto  es bueno  y grato  ante los ojos   de nuestro Salvador, Dios

4. Que quiere  que todos  los hombres  se salven  y lleguen   al conocimiento  de la verdad.

La voluntad   de Dios  en el sentido  de que los cristianos   oren   por todos   los hombres  es consecuencia  de su deseo  de que todos  ellos se salven. Pablo  afirma  aquí claramente  la universalidad  de la voluntad  salvífica  de Dios,  sin abordar  el problema  de sus relaciones  con la voluntad  libre  del hombre  en su salvación.

Se describe  la salvación  como “llegar  al conocimiento  de la verdad”. Las mismas   expresiones   de repiten   en 2 Tim  2, 25; 3, 7; Tit 1, 1. Conocer la verdad  cristiana  es una exigencia  fundamental  de la salvación.           

5. Pues   Dios   es uno, y uno  solo  es el mediador  entre Dios y los hombres, el hombre  Cristo  Jesús, 

La universalidad  de la voluntad  salvífica   de Dios se funda  en el hecho  de que Dios  es uno. El Dios único  creó a todos  los hombres, y su voluntad  es que  todos  se salven. Hay  un solo  mediador  entre Dios  y los hombres, el  hombre  Cristo  Jesús: Cristo  está en condiciones   de representar a todos los hombres ante Dios  porque   comparte  con ellos   su misma  naturaleza  humana  ( Heb 2, 14)  

6. Que se  entregó  en rescate por todos: éste  es el testimonio  en el tiempo apropiado: 

Este  versículo  desarrolla la nota  de universalidad  que resuena  a lo largo  de toda  esta sección: después   de afirmar  que los cristianos  han de orar  por todos los hombres y que  Dios quiere que todos  los hombres se salven, el autor  dice  que Cristo  se entregó  como rescate  por todos. Este   es el testimonio, dado  en el tiempo  oportuno: Cristo   murió   por todos  los hombres, y así  dio testimonio  de la voluntad salvífica  universal  del Padre. El “tiempo  oportuno  es el tiempo  elegido  por Dios  para la salvación  de los hombres, la “plenitud de los tiempos” 

7. para él  estoy  puesto  como anunciador  y apóstol-  digo  la  verdad, no miento-, maestro   de los paganos  en fe  y verdad.

Pablo   ha sido designado  para predicar este mensaje de salvación. Los  tres  términos  (predicador, apóstol, doctor) hacen  más enfática  esta afirmación. Doctor de los  gentiles  en fe  y verdad: Su misión   consiste en llevar   a los gentiles a la fe; el objeto de la fe  es la verdad   divina.  

8. Encargo  a los hombres que recen  en cualquier  lugar  alzando  las manos   limpias  de ira   y divisiones.

Alzar   las manos  con las palmas  vueltas   hacia arriba, como para  recibir  un don divino, es un  gesto de plegaria  atestiguado  en el judaísmo, en el paganismo y en el  cristianismo  primitivo. Manos santas: simbolizando la santidad  interior. Sin  ira   ni disputas: Estar   en paz  con el prójimo  es condición  necesaria  para la plegaria: Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre, que  está en los cielos, os perdone vuestras ofensas. (Mc 11,25).  

Evangelio: Del evangelio  según  San Lucas, 16, 1- 13 

 El tema   del capítulo   15 se centraba fundamentalmente  en torno  a la “alegría” por haber  encontrado  lo que estaba perdido; ahora, en cambio, la atención  se orienta  principalmente  hacia los  bienes materiales: qué  actitud  debe mantener  el discípulo  y cómo  debe usarlos  adecuadamente.  

Los elementos   del cap.  16  desarrollan   fundamentalmente   este mismo  tema. Dos  parábolas- el administrador desaprensivo  ( vv. 1-8a)  y el rico epulón  y el pobre Lázaro (  19-31; domingo 26)-  tratan  directamente   de las posesiones materiales; la primera  parábola  ( la de este domingo, 25)  va seguida  de tres  aplicaciones  concretas ( 8b-13)   y de una  clara  reprobación  de la avaricia  interna  de  los fariseos  ( 14-15).  Pero, entre  las dos, se insertan  dos dichos  de Jesús  que se desvían   de la temática  propuesta: las máximas  sobre la ley  ( vv. 16-17)  y la reprobación  del divorcio  ( v. 18). 

La Liturgia  de la Palabra  propone dos lecturas: una larga, que abarcaría los  trece versículos; y otra más  breve, los  versículos  10-14.  

Nosotros optamos  por la lectura más larga: La  Parábola  del administrador  desaprensivo  (vv. 1-8a)  y tres aplicaciones concretas (vv. 8b-13).  

Esta  parábola  del administrador  desaprensivo  es una  de las que  siempre  han causado  más  perplejidades a los comentaristas. La unidad de la parábola comprende  los  vv.  1-8a. 

1. Decía  también a sus discípulos: Había  un hombre  rico  que tenía  un administrador, a quien  acusaron   ante su amo de malversar sus bienes.

2. El amo  lo llamó  y le dijo: ¿Qué es lo  que oigo  decir  de ti? Dame   cuenta   de tu administración, porque  no vas  a poder  seguir  desempeñando  ese cargo.

3. El administrador   se puso a pensar: ¿Qué  voy a hacer ahora que mi amo me quita  la administración?  Cavar ya no puedo; pedir  limosna  me da  vergüenza.

4. Ya sé  lo que voy  a hacer para que alguien me reciba  en su casa, cuando   me quiten  la administración.

5. Entonces  llamó  a todos los deudores  de su amo  y dijo al primero: ¿Cuánto   debes a mi amo?

6. Le contestó: Cien barriles  de aceite. Y él   le dijo: “Toma  tu recibo, siéntate y escribe en seguida  cincuenta.

7. A otro  le dijo: Y tú, ¿cuánto  debes? Le contestó: cien sacos   de trigo. El le dijo: Toma tu recibo  y escribe ochenta. 

8a.  Y el amo  felicitó  al administrador   injusto, por la  astucia con que había   procedido. 

¿Cuál   es, por consiguiente, el significado  de la parábola? No  es   una aprobación  de las irregularidades   atribuidas  al administrador (   vv. 1-2); tampoco    una aprobación  de la estafa  por falsificación  de cuentas. Posiblemente  es un  elogio  de la sagacidad   de un gerente  que, en  una situación  difícil, supo   rentabilizar en provecho  propio  aun sus   posibles   irregularidades. Así  es como  el administrador  desaprensivo  puede ser  un ejemplo  para el cristiano; no  por su  ostensible   falta  de escrúpulos  en la administración  de bienes  ajenos, sino  por lo acertado  de su actuación.

 

Alguien  podrá decir que resulta un poco “rebuscada”  y un tanto “peligrosa”  semejante enseñanza, positiva por cierto; pero no diáfana debido al ropaje  de la parábola, que presenta   aspectos  poco  morales  

Desde los mismos   comienzos   de la  tradición  evangélica se añadieron  a la parábola  del administrador  desaprensivo    algunos    dichos  de Jesús. Uno   sería (8b-9);   otro  (10-12)  y otro   (13).  No cabe  duda  que las  aplicaciones  proceden, originariamente, de contextos  distintos; pero, por lo menos, la primera de ellas  se vinculó  muy pronto  con la parábola  propiamente  dicha.

La interpretación  de estas  aplicaciones  de la parábola gira en torno  al tema  común  de la actitud  cristiana   frente  a los bienes  materiales.  

En la primera   aplicación   ( vv. 8b-9), el  sentido surge   del paralelismo  entre  “ los hijos  de este mundo”  y el  “ administrador”  ( v.  8b / / v. 8a). Ambos   coinciden   en la “sagacidad  con respecto  a su propia  generación, es decir, saben manejarse  en situaciones  comprometidas; y en eso   superan   decididamente  la candidez  con la que  actúan  “los hijos  de la luz”, los   discípulos, el cristiano. Ese  es el punto  de la enseñanza: la disparidad  de actitudes  frente a una situación  conflictiva. El v.  8b comenta   en un tono  generalizante  la conclusión  de la parábola  (v. 8ª) 

Ciertamente, los  hijos   de este mundo son  más astutos  con su gente que los hijos  de la luz. (v. 8b) 

Hijos    de este mundo: Así  designaba  la comunidad   de Qumrán  a todos   los que no  seguían  su  propia  interpretación  del judaísmo, es decir, la concepción esenia. En nuestro  pasaje, la expresión  hace referencia  al que vive  inmenso  y totalmente subyugado  por las categorías  del mundo, por lo visible  y lo  terrestre, sin preocuparse  en absoluto  por la dimensión  trascendente  de la existencia  humana.  

 Los  hijos  de la luz: La  expresión  se convertirá, más adelante, en una  descripción  del cristiano: “Mientras tenéis la luz, creed en la luz,  para que seáis hijos de luz.» Dicho esto, se marchó Jesús y se ocultó de ellos  (Jn  12, 36).

             E,  indirectamente, insta   al discípulo   a que proceda  con esa misma   sagacidad  frente  a las exigencias    del Reino, porque  lo que está en juego  es la proyección  trascendente, la dimensión   escatológica de su comportamiento (9)  

9. Y yo os digo: Ganaos  amigos  con el dinero   injusto para que cuando  os falte, os reciban  en las moradas  eternas.  

Siempre he pretendido  intentar explicar qué es lo que se proclama, no siempre lo he conseguido, aunque lo he deseado y anhelado, recurriendo a varios  comentaristas. 

 Expongo con humildad  lo que  he podido  obtener  acerca  de este versículo  9. 

            Y yo os digo: La fórmula   es,  evidentemente, un indicio  de que esta nueva aplicación, directamente  atribuida  a Jesús, pertenecía, en realidad, a un   contexto  distinto. 

            Ganaos  amigos  con el dinero   injusto:

Literalmente: “haceos  amigos  con el dinero  de la injusticia/ de la  iniquidad”.  Otra cosa  que no se dice  es cómo   ganarse  esos amigos; tal vez, ¿dando  limosna?  

            Dinero   injusto: En algunos   textos   de Qumrán  encontramos  dos expresiones  muy afines: “riqueza de violencia” y “riqueza  de mal”.  

            Quizá el adjetivo  “injusto” tiene en nosotros una resonancia peculiar, máxime, en un mundo profundamente corrupto y por lo tanto intentamos  rechazar el dinero “injusto”, adquirido  por caminos tortuosos. Quizá el  adjetivo “injusto”, de iniquidad, quiera expresar: dinero de este mundo de iniquidad, en comparación de otros valores: “pobreza por el reino de Dios 

            Cuando  se  acabe: Se refiere  al dinero, y,  concretamente, en una situación   de crisis, en un apuro.

Algunas citas   patrísticas  y determinados  manuscritos  de la  tradición  textual “koiné”  cambian  a la segunda persona  del plural:  cuando “acabéis”;  es decir   cuando  os llegue  la muerte, cuando la vida  llegue a su término.

 Las  moradas  eternas: La expresión  no sale    más que aquí  en todo el Nuevo   Testamento; su  significado  puede  orientarnos  a la mansión eterna, al cielo.

El sentido  de la exhortación  es el siguiente: aprended a hacer  uso sagaz de vuestra riqueza- el dinero   injusto- para  aseguraros   vuestra situación  en el eschaton, en el mundo definitivo. 

La mención   del “dinero  injusto”  no implica   una recomendación  y , mucho menos, una justificación  de un principio tan difundido  como el de que  “el fin  justifica  los medios”; nunca podrá  legitimarse  el uso  de un  procedimiento   tortuoso   para alcanzar  un resultado, en sí mismo   bueno y razonable 

En los vv.  10-12- segunda aplicación- se aborda  el tema  desde un ángulo  diferente.

10. El que   es de fiar  en  lo menudo, también  en lo importante es de fiar; el que  no es honrado  en lo menudo, tampoco  en lo  importante es honrado.

11. Si no  fuisteis  de fiar  en el vil  dinero, ¿quién  os confiará  lo que vale de veras?

12. Si no  fuisteis   de fiar  en lo ajeno, ¿lo vuestro  quién os lo dará? 

Este segundo   aforismo  resulta  más difícil de comprender. Algunos manuscritos   leen “nuestro” en vez  de “vuestro”; si realmente  es así, ya resulta  más fácil su sentido. Dado el caso  que leamos “vuestro”, podemos explicar  este versículo del siguiente modo. Bienes  “ajenos”  al hombre  son los que   quedan   fuera y pasan; “vuestros”  son los bienes  que Dios entrega  al creyente y éste los administra rectamente.

La   tercera  aplicación  (v. 13):  

Ningún  siervo  puede servir  a dos  amos: porque    o bien   aborrecerá  a uno  y amará  al otro, o  bien  se dedicará  al primero  y no hará  caso del segundo. No podéis  servir  a Dios  y al dinero. 

En    realidad, no tiene que  nada   que ver  directamente   con la parábola, se sintetiza, de manera  global, la actitud   genérica   frente  al dinero.

La formulación  es de una  radicalidad  absoluta: o  Dios  o el dinero; no hay  más alternativa. Uno de  esos dos polos regirá  necesariamente  la existencia, porque el servicio  a ambos  es incompatible.  

            Si  separamos  la parábola   ( vv. 1-8ª)  de las  aplicaciones   concretas ( vv. 8b-13)  añadidas  por la tradición  cristiana , ya en sus orígenes, el mensaje  de la narración  es, en sí, coherente  y claro, aunque  su expresión nos resulte  difícil  y  un tanto extraña.