XXXI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Autor: Padre Luis Rubio Remacha OCD
Durante tres domingos leemos la segunda carta de Pablo a los Tesalonicenses . La elección se debe a que ilumina la visión cristiana de los últimos tiempos, y estamos precisamente al final del año cristiano. Es una perspectiva, la escatológica, que está muy presente en estas últimas semanas del año.
Pero, sobre todo, el
evangelio, con la escena de Zaqueo, y la página
sapiencial de AT, nos ponen delante un mensaje
consolador y estimulante: el perdón de Dios. Ambas lecturas- junto
con el salmo- nos animan a todos, que
somos pecadores y necesitamos de esta misericordia de
Dios, a confiar en él.
Lectura
Primera: Del Libro de la
Sabiduría, 11, 22-12, 2
La lectura del libro de la Sabiduría es una magnífica oración, que podría ser puesta en labios de Zaqueo, o bien tomada como una contemplación de la comunidad ante el episodio salvífico que narra el evangelio.
El libro de la
Sabiduría, uno de los últimos del AT, nos ofrece
una reflexión sobre la grandeza de Dios “ El
mundo entero es ante ti como un grano de arena en la
balanza” Y a la vez su misericordia: “
te compadeces de todos... y no odias nada
de lo que has hecho”
Su autor
resalta que Dios perdona “a todos
perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida”
A los que
hace falta corregirles, lo hace con tolerancia y amor: “corriges
poco a poco a los que caen; a los que pecan les
recuerdas su pecado, para que se conviertan y
crean en ti”
El lirismo de
este texto no es menor que la profundidad de su
contenido. Es realmente una teología de la creación,
revelación ella misma del amor expansivo de Dios. No hay
aquí nada de divinización de la naturaleza , sino una
afirmación neta y precisa del respecto que Dios tiene
por sus obras, y del que en consecuencia, hemos de tener
nosotros, a causa de Dios. Esto llega a su culminación
en el hombre, en el que Dios ha puesto su “soplo incorruptible”
Esta lectura se inserta dentro de una serie de castigos de Dios contra los egipcios. Después del primer castigo ( 11, 5-14), el autor se detiene a hacer unas reflexiones sobre la moderación de Dios en castigar ( 11, 15-20) y sobre las razones de esta moderación ( 11, 21-12, 2).
A esta última
parte pertenece nuestra lectura.
21 Pues el actuar con
inmenso poder siempre está en tu mano.
¿Quién se podrá oponer a la fuerza de tu brazo?
22. Señor, el mundo
entero es ante ti como un grano de arena en la balanza, como gota
de rocío mañanero que cae sobre la tierra.
Aunque la Liturgia no hace uso del v. 21, quizá sea conveniente leerlo juntamente con el v. 22 para poder entender mejor éste.
Dios es
todo poderoso y nadie le puede privar de este
poder. El mundo entero representa en su
presencia algo así como una brizna de polvo que
ni siquiera es capaz de inclinar los brazos
de la balanza, algo así como la gota de rocío que
se evapora apenas sale el sol.
23. Te compadeces de
todos, porque todo lo puedes, cierras los ojos a los
pecados de los hombres, para que se arrepientan.
Pero precisamente
porque es todopoderoso es a la vez misericordioso. “No
ejecutaré el ardor de mi cólera, no volveré a destruir
a Efraín, porque soy Dios, no hombre... y no me gusta
destruir” (Os 11, 9)
El domingo 26 del Tiempo Ordinario leemos esta bella oración Colecta: “¡Oh Dios, que manifiestas tu poder especialmente con el perdón y la misericordia...!”
Desvía su mirada de los pecados de los hombres para darles tiempo a convertirse: “ Por mi vida, oráculo del Señor Yahveh, que yo no me complazco en la muerte del malvado, sino en que el malvado cambie de conducta y viva” ( Ez 33, 11).
24. Amas a
todos los seres y no odias nada de lo que has
hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías
creado.
El amor de
Dios hacia los hombres y hacia todas las cosas
se demuestra por el hecho de la creación y de la conservación.
Jamás Dios hubiera creado un ser, por
insignificante que sea, si no lo hubiera amado, y
no lo conservera ría en la existencia , si no lo siguiera
amando.
25. Y
¿cómo subsistirían las cosas si tú no lo hubieses
querido? ¿Cómo conservarían su existencia, si tú no las hubieses
llamado?
26. Pero a todos
perdonas, porque son tuyos, Señor amigo de la vida.
1. En todas
las cosas está tu soplo incorruptible.
Dios es Señor de todo y este dominio es un nuevo motivo para mirar con misericordia todo lo que le pertenece. El espíritu incorruptible de Dios habita en todas las cosas. Esto no quiere decir que sean por lo mismo inmortales, sino que, mientras el espíritu divino aliente en ellas, su existencia está asegurada; solamente cuando éste se retira , dejan de existir “Escondes tu rostro y se anonadan, les retiras tu soplo y expiran y a su polvo retornan. Envías tu soplo y son creados, y renuevas la faz de la tierra” (Salmo 104, 29-30)
El universo
aparece pues envuelto en la bondad amorosa de
Dios, que lo ha traído a la existencia y lo conserva.
2. Por eso, corriges
poco a poco a los que caen, les recuerdas su pecado y lo
reprendes, para que que se conviertan y crean en ti,
Señor.
El castigo es más
bien una advertencia en orden a hacer caer
al hombre en la cuenta de sus faltas, para que se aparte
del mal y crea en Dios.
El pensamiento de
los vv. 23s no es nuevo en Israel, pero jamás había sido
expresada con tanta energía y en forma de razonamiento la
universalidad de la misericordia de Dios por los pecadores, la
función determinante del amor en la creación y
conservación de los seres.
Muy acertado el
salmo responsorial: “Te ensalzaré, Dios mío, mi
rey” Las palabras del libro de la
Sabiduría se transforman en oración y en alabanza en el
salmo responsorial. El texto más paralelo es el
versículo: “El Señor es bueno con
todos, es cariñoso con todas sus criaturas”.
Una meditación serena de estas palabras
excluye de nuestro espíritu el temor, el fatalismo, la
discriminación. Invitan, al mismo tiempo, a la alabanza, al gozo, a la
confianza.
Segunda
Lectura: 2 Tes. 1, 11-2, 2: “Que
Jesús
sea vuestra
gloria
y vosotros
seáis
la gloria de El”
Con este texto empieza la lectura de una carta
paulina centrada en deshacer las falsas alarmas
sobre la venida de Cristo.
La respuesta
de Pablo es la oración por la comunidad, para que sea digna
de lo que esencialmente es: la Iglesia de Cristo. En el contexto
de la conclusión del año litúrgico, con sus referencias
escatológicas, esta llamada a la identidad de la comunidad cristiana
es muy oportuna: que el Señor encuentre a su Iglesia tal como
El la quiso y la quiere.
Los versículos
11-12 están tomados del capítulo 1, del pasaje formado
por los versículos 5-12, que tratan de:
El Señor vendrá como juez justo.
Quizá sea
conveniente una presentación del mismo para poder comprender
mejor los dichos versículos 11-12.
Este pasaje está
fuertemente marcado por el concepto de justicia divina y
las ideas de retribución vigentes en el Antiguo
Testamento. La terminología del mismo es típica de la
ley del talión. Dios no permanece impasible frente al mal. La
suerte de las víctimas no será la misma que la de
los verdugos. Los opresores, los injustos, los malvados, los incrédulos,
tendrán un castigo inexorable. En cambio los
creyentes, los perseguidos por haber aceptado
el evangelio, participarán en plenitud del triunfo definitivo
de Cristo.
¿ Cuánto
corresponde a la realidad cruda y desnuda, y
cuánto se debe al tradicional lenguaje
apocalíptico con el que el autor intenta describir
realidades y acontecimientos misteriosos e
inaccesibles al hombre?. Parece claro que los símbolos e
imágenes, tomados las más de las veces
del Antiguo Testamento, requieren una lectura inteligente
que no ha de ser necesariamente una lectura
literal.
Estamos, pues,
ante una relectura cristiana de datos procedentes
del Antiguo Testamento. El futuro del hombre y de
la historia, otrora en las manos de
Yahvé-Dios, ha sido confiado ahora a Cristo resucitado. El
juicio de Dios es ahora el juicio de Cristo.
La súplica final
(2 Tes 1, 11-12) subraya una vez
más el papel de protagonista que desempeña
Dios en el proceso salvífico del hombre. No basta la
buena voluntad del hombre. Se requiere que Dios Padre y
Jesucristo, el Señor, sostenga con su ayuda los esfuerzos
del creyente. El camino de la fe, tanto el comienzo como el
recorrido y la meta están bajo el signo del don
divino que se nos ha ofrecido y se nos sigue
ofreciendo en Cristo.
11. Hermanos: por
eso oramos sin cesar por vosotros, para que nuestro Dios
os haga dignos de su llamada y con su poder lleve a término
todo buen propósito o acción inspirada por la fe.
Dignos de su
llamada: La llamada del paganismo al
cristianismo, es también un poner en camino hacia la
gloria: “iluminando los ojos de vuestro corazón
para que conozcáis cuál es la esperanza a que habéis sido llamados por él; cuál
la riqueza de la gloria otorgada por él en herencia a los santos”
(Ef 1. 18)
La perseverancia en la vocación debe ser considerada como un don: “Que El, el Dios de la paz, os santifique plenamente, y que todo vuestro ser, el espíritu, el alma y el cuerpo, se conserve sin mancha hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tes 5, 23)
lleve a término todo buen propósito o acción inspirada por la fe: Dios debe secundar todos los esfuerzos humanos de progreso.
Buen propósito:
denota las buenas disposiciones personales de un
hombre.
12. Así, el nombre
de nuestro Señor Jesucristo será glorificado en
vosotros, y vosotros en él, según la gracia de
nuestro Dios y de Jesucristo, el Señor
El nombre:
La persona misma de Cristo. En el antiguo Oriente,
el nombre sintetiza el poder de la persona. Todo depende
del favor y de la gracia de Dios y Cristo.
Los versículos
1-2 del capítulo 2 están tomados del pasaje formado por los
versículos 1-12: Momento y
circunstancia de la venida.
Es la parte
central de la carta y sin duda también la de
más difícil interpretación. La intención última del
autor es recuperar la paz y la serenidad para una
comunidad perturbada por inquietantes doctrinas
escatológicas. Si la venida gloriosa de
Cristo está a punto de clausurar la historia
e inaugurar la ciudad definitiva del más
allá, ¿para qué seguir construyendo la ciudad
terrena? Pero si las cosas no son así – y el
autor de 2 Tes piensa que no lo
son-, es urgente exhortar a todos a que asuman
sus responsabilidades.
Para lograr
este objetivo el autor de esta segunda carta desautoriza
a quienes pretenden instrumentalizar en su
favor las enseñanzas de Pablo ( 2 Te 2, 1-3); pero
al mismo tiempo las perspectivas escatológicas
de 1 Te, según las cuales la manifestación final de Jesucristo
se preveía inminente.
Parece que el autor de la carta está pensando en comunidades que han vivido y siguen viviendo momentos críticos , pero que aguantan valientemente .
El pensamiento
del autor de 2 Tes no es histórico, ni
filosófico, ni político, sino teológico. De ahí que detrás de la masiva
utilización de elementos apocalípticos, lo que
de veras se transparenta es un mensaje religioso
en parte coyuntural y en parte permanente.
1. Sobre la
venida de nuestro Señor Jesucristo y el
momento de nuestra reunión con él
Pablo escribe sobre el acontecimiento que todos los cristianos están esperando, en 1 Tes 4, 14: “Porque si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús.”
“Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor” (Ibid 17).
Ante esta realidad caben diversas posturas; Pablo les dice a los Tesalonicenses cuál debe ser la correcta y la cual deben aceptar y poner en práctica.
2. Os rogamos,
hermanos, que no os alarméis por revelaciones, rumores o supuestas
cartas nuestras en las que se diga que el día
del Señor es inminente.
2a:
Os rogamos, hermanos, que no os alarméis
Algo ha turbado la paz de los tesalonicenses para que estén en un estado de ánimo agitado. Quizá no han sabido interpretar bien algunas opiniones o dichos y esto ha sido la causa de tal agitación. Pablo les dice cómo se deben interpretar estos dichos.
2b:
por revelaciones, rumores o supuestas cartas
nuestras en las que se diga que el día del
Señor es inminente:
Tres son las causas posibles: 1) un espíritu: don carismático. Probablemente de profecía: “No extingáis el Espíritu; no despreciéis las profecías; examinadlo todo y quedaos con lo bueno.” ( 1 Tes 5, 19-21); 2) alguna declaración : discurso carismático de sabiduría o ciencia: “Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu;” ( 1 Cor 12, 8) ; 3) o una carta atribuida a nosotros: aunque Pablo tiene cuidado de autenticar esta carta : “El saludo va de mi mano, Pablo. Esta es la firma en todas mis cartas; así escribo” (3, 17).
se diga que
el día del Señor es inminente: No
sabemos cómo entenderían los tesalonicenses esta
falsa doctrina, pero el hecho es que animó a algunos
de ellos a la holgazanería ( 2 Tes
3, 6-12)
Evangelio:
Lucas,
19, 1-10: “El
Hijo del hombre
ha venido
a buscar
y a salvar
lo que estaba
perdido”
La escena
de Zaqueo cierra el camino de Jesús hacia Jerusalén. Sucede en
Jericó, lugar
simbólico que ya aparece en la parábola del samaritano
misericordioso. El centro de la escena es Jesús, el Hijo
del hombre, y su obra salvífica. El Señor continúa entrando en
la casa de los pecadores, que son nuestras iglesias, para
santificarnos con su presencia.
La escena
de Zaqueo contiene resonancias de todos los
temas del “camino”. Se podría hacer una especie de
repaso y síntesis de todo lo que han sido los grandes
temas de Lucas durante este largo período de
lectura.
La persona de
Jesús:
Aparece una vez más como la gran revelación de la misericordia divina: pasa por Jericó dirigiéndose a Jerusalén ( simbolismo de la participación de Jesús en los sufrimientos del hombre, que queda aún más destacado con la auto-invitación de Jesús en casa de Zaqueo):
1.
En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó
y atravesaba la ciudad.
Zaqueo, a su vez,
es la imagen del “pobre”, el pecador que reconoce su pecado y
se convierte eficazmente.
2. Un hombre
llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico,
3. Trataba
de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía,
porque era bajo de estatura.
Hay un ejercicio
de todas las enseñanzas del camino, en su persona: la búsqueda de
Jesús, la conversión sincera, la correcta utilización de
las riquezas engañosas, la oración humilde y sin engaño. Las parábolas
de la oración y las advertencias sobre las riquezas- frecuentes
durante este ciclo de Lucas- confluyen en esta escena.
4. Corrió más
adelante y se subió a una higuera para verlo, porque tenía
que pasar por allí.
Zaqueo se sube
a un árbol... para ver quién era Jesús. No se trata de un
conocimiento físico, de simple curiosidad, sino de un profundo conocimiento,
expresión de alguien, que necesita encontrar la verdad, la
razón de su existir y ser.
5. Jesús, al llegar
a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: Zaqueo, baja en
seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa.
Jesús
levantó los ojos y dijo a Zaqueo... – La misericordia
de Jesús es la misericordia de Dios, descrita en la primera
lectura
6. El bajó en
seguida y lo recibió muy contento.
Como en tantas otras ocasiones, come con los pecadores ( Zaqueo) para manifestar que ha venido a “buscar” y salvar a los que tenían necesidad de médico.
La palabra
“buscar” pone en conexión la escena de Zaqueo con
las parábolas de la misericordia: el pastor “busca”
la oveja, la mujer “busca” la moneda, el hijo pródigo “ retorna” a
la casa del padre.
7. Al ver
esto, todos murmuraban diciendo: Ha entrado a hospedarse en
casa de un pecador.
Esta
misericordia, por otro lado, permanece siempre incomprensible
para los que se auto justifican: todos criticaban
a Jesús ( recordemos la escena de la pecadora en casa
del fariseo, y tantas otras...)
8. Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: Mira , la mitad de mis bienes , Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más.
Zaqueo procura
reparar el daño de acuerdo con la reglamentación del Pentateuco, por
ejemplo, Ex 21, 37: “cuatro ovejas por oveja (robada)”
El encuentro
entre Jesús y Zaqueo es un acontecimiento de salvación:
9. Jesús le
contestó: hoy ha sido la salvación de esta casa; también
éste es hijo de Abrahán.
Los Hechos de los
Apóstoles nos traen repetidas noticias de
las “casas”, es decir, de las familias que entran en la comunidad de
los salvados por la fe y el bautismo. Este acontecimiento
es personal- “¡éste!”
– pero enlaza con la comunidad de los creyentes-“es hijo de
Abrahán”- y se enmarca dentro del gran designio
universal de la salvación que Cristo trae al mundo.
10. Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido: Tal como lo presenta el evangelio según Lucas, Jesús ha sido enviado no sólo a proclamar el Reino de Dios ( Lc 4, 43) o a dar cumplimiento a las profecías de consolación del libro de Isaías ( Lc 4, 18-19), sino a actuar como pastor de su pueblo descarriado, según las palabras de Yahvé a Ezequiel.
No hay limitaciones para la salvación, del mismo modo que también es universal la realidad del pecado del hombre.
Jesús, Zaqueo: la
salvación para cada hombre y para todos.
El “hoy” de Jesús en casa de Zaqueo es válido especialmente para nuestra celebración eucarística. No en vano la perícopa de Zaqueo ha sido utilizada por la liturgia como evangelio de la Dedicación de las Iglesias.
La presencia de
Jesús “constituye” la casa del hombre en el
verdadero templo, donde Dios y el hombre se encuentran
en el acontecimiento de salvación. Es especialmente en la Eucaristía
donde se nos ofrece constantemente la salvación de
Jesucristo.