Solemnidad: La Ascensión del Señor, Ciclo B

San Marcos 16, 15-20: El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Mr. 10, 15-20.

Autor: Padre Marcelino Izquierdo OCD 

 

Hechos de los Apóstoles 1, 1-11
Salmo 46
Efesios 1, 17-23
San Marcos 16, 15-20

El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Mr. 10, 15-20.

Suelo decir con relativa frecuencia, que en nuestro Credo, no sé si la frase es exacta, hay una verdad fundamental, y que todas las demás, dimanan con la mayor naturalidad, de ella. Y esta verdad fundamental, la encontramos en las primeras palabras de Credo .Y es ésta: Creo en Dios Padre. Una vez admitida, y más aún digerida, todas las demás, de una o de otra manera, se encuentran en ella como en síntesis.

Esto puede parecer extraño. Con un ejemplo lo entenderás maravillosamente. Cuando me dicen, que ésta mujer es madre de este niño, no tienen la menor necesidad de aclararme, que lo asea, que si cae enfermo, pasa los días y las noches junto a su lecho, que goza cuando a él lo ve alegre, y que se entristece cuando lo ve triste, que se sacrifica, y que en todo momento está pensando en él, etc etc. Todo esto está encerrado en estas palabras: es su madre. Es lo que he querido decir, cuando he afirmado, que la verdad fundamental de nuestro Credo, es ésta: Dios mi Padre. Todo lo demás: que se hizo hombre, que convivió con nosotros, que perdona todos y cada uno de nuestros pecados, que se quedó para siempre entre nosotros en la Eucaristía etc. etc. todo esto, en alguna manera lo he afirmado ya, cuando he dicho, cuando en afirmado que Dios es mi Padre. Lo que de verdad, me llena de alegría, y me hace saltar de gozo, es esto: pensar que Dios es mi Padre

Lo que sí he reflexionado más de una vez o me repreguntado, es, ¿cómo Dios teniendo en su mano un abanico de posibilidades para demostrarnos su amor, escoge el hacerse hombre y convive con nosotros? La respuesta, creo es sencilla,: Dios nos ama sobremanera. Las personas que se aman, que se quieren, lo sabemos todos por experiencia, quieren estar juntos. La amistad, el amor, pide, diría yo, exige, eso, la cercanía. Quiere acercarse a nosotros, y por ello, se hace hombre y convive con nosotros. La amistad y el amor, lo acabamos de decir, "exigen cercanía".

Juan de la Cruz que sabe mucho de amores, sintetizó cuanto llevamos dicho, en estos delicados y maravillosos versos:

mira que la dolencia
de amor, no se cura
sino con la presencia y la figura.

Lo que he dicho: el amor pide, más aún, exige cercanía. Si puede ser física, mejor. Cuando amamos mucho a una persona, qué pocas veces está ausente de nuestro corazón.

Y cuando Jesús parte para el cielo, el día de la Ascensión, nos dice: "No os dejaré huérfanos. Yo estaré con vosotros hasta el fin de los tempos".

¿No os habéis preguntado ante estas palabras de Jesús: "estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos", ¿dónde lo encontramos? Volvemos por necesidad a Juan de la Cruz. Él, de exquisita sensibilidad, nos dice:

Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura
y yéndolos mirando,
con sola figura
vestidos los dejó de su hermosura.

Es decir, si tienes los ojos limpios, descubrirás a Dios en todas y cada una de las criaturas. De San Francisco de Asís cuentan, que siendo ya anciano, salía todas las tardes a dar un paseo alrededor del monasterio, y todo le hablaba de Dios, y con su bastoncito, golpeaba con dulzura a las florecillas, al mismo tiempo que les decía: " Seguid. seguid alabando al Señor". Y, ya de regreso al convento, decía a sus frailes: " La naturaleza es un gran sacramento".

¿Quieres descubrir a Dios en este mudo? Hoy, Domingo de la Ascensión, miles de niños y niñas han hecho su Primera Comunión. Si te encuentras con alguno en la calle, mírale atento a sus ojos y verás como descubres a Dios. ¿Dónde se encuentra Dios? Lo he dicho más de una vez, para mí uno de los argumentos más fuertes para descubrir a Dios, para creer que Cristo sigue vivo, es, cuando un chico o una chica, en lo mejor de su vida, en este mundo tan secularizado, donde todo, o casi todo, les empuja hacia atrás, él o ella, dan el paso adelante, y dicen "Sí" al Señor. ¿Dónde se encuentra Dios? En tantos y tantas religiosas, que permanecen fieles a su promesa que un día hicieran, y, qué duda cabe, con un sin número de posibles limitaciones, puede haber parpadeado la lámpara, pero su luz sigue encendida.

En todo esto podemos encontrar a Dios. Pero, de modo especial, agiganta los ojos de la fe, y verás a Dios, en lo más pobres, en los más necesitados. Como te digo, agiganta los ojos de a fe, y te será muy difícil negar a Cristo, cuando un pobre, en su nombre, te pide algo.

Todas las despedidas tienen algo de tristeza y nostalgia. Cuando Jesús sube al Padre, dice a sus discípulos: "No estéis tristes. Voy a la casa del Padre a prepararos sitio". Sí, en las despedidas, más que en el encuentro, surge con toda la fuerza el amor, la nostalgia y la ternura.

Oí contar a una religiosa, que había venido de vacaciones de África, que al finalizar éstas y comenzar un día a preparar la maleta, la madre le dice con palabras entrecortadas: "Hija, no comiences tan pronto a preparar la maleta que me parece que comienzas a marcharte".

Ciertamente el día de la Ascensión es como una "despedida" de Jesús, cargada, como todas las despedidas, de un algo de tristeza y nostalgia y mucho de ternura. Pero también de mucha, mucha alegría, porque va a la casa del Padre a prepararnos un lugar. Y termino con estas significativas palabras de Lord Byrone: "Cuando nos acercamos a la casa es dulce el oír como ladra el perrito al sentir nuestra presencia, como si quisiera darnos la bienvenida". También un día marcharemos a la casa del Padre, y es confortable pensar, que Cristo nos espera allí con una dulce sonrisa. ¿Qué más podemos desear?