Solemnidad: San Pedro y San Pablo, apóstoles
San Mateo 16,13-19: Creo en la Iglesia... Apostólica

Autor: Padre Miguel Esparza Fernández

 

 

"Simón Pedro tomó la palabra y dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". Jesús le respondió: ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará..." (Mt 16,13-19)

Cuando hablamos de la importancia de la Iglesia como mediación salvadora, estamos diciendo que, hoy, Jesucristo se nos hace presente a través de la corporeización que la Iglesia le concede. Y, dentro de esa parte "corporal", tenemos que situar al Colegio Apostólico. Sí. Aquel grupo de discípulos cercanos y privilegiados van a ser los encargados de asegurar la presencia de Jesús, a lo largo de los tiempos. Evidentemente, no porque ellos hubieran de vivir entre nosotros para siempre. Sino porque otros muchos continuarían lo comenzado por ellos.

Lo entendemos muy bien esto en nuestra Iglesia Diocesana, que, recientemente, ha vivido de manera visible y entrañable el hecho de la sucesión apostólica, con el cambio de Obispo. Hemos cambiado de apóstol, pero no de ministerio, ni de Pastor (al que el apóstol representa), que sigue siendo Jesucristo. Y esto que sucede ahora, comenzó hace dos mil años con Pedro y los Once.

Cristo da origen a la Iglesia, Él sigue siendo su fundamento y cimiento. Pero, mediante los apóstoles y sus sucesores, se asegura la actuación salvadora de Dios en Jesucristo para nosotros; se garantiza la autenticidad de la fe proclamada, celebrada y vivida; se nos abre a la unión con todas las Iglesias; y se fortalece nuestra comunión. Todo esto encierra nuestra profesión de fe: "Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica". Y todo esto celebramos al conmemorar a dos de los principales Apóstoles: Pedro y Pablo.

Ahora bien, dentro del grupo de los Apóstoles, Pedro ocupa un lugar privilegiado: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia". Por eso, Pedro y sus sucesores, tendrán el ministerio de la universalidad y de la unidad para la Iglesia. Pedro será el punto de encuentro y la referencia obligada para la vida de la Iglesia Universal. Él será garantía de autenticidad. Él deberá preocuparse solícitamente por todos, incluidos los Pastores. Él procurará constantemente "dar firmeza" a los hermanos.

Es una fiesta de un hondo contenido eclesial. Descubrimos en ella la importancia de cada Iglesia Particular con su Obispo al frente, y de la Iglesia Universal, con el Papa como principio de unidad. ¡Ojalá y la vivamos de manera que se acreciente nuestro amor y compromiso por la Iglesia!