I Domingo de Adviento, Ciclo C
San Lucas 21, 25-28. 34-36:
Se acerca vuestra liberación

Autor: Padre Miguel Esparza Fernández

 

 

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje... Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Tened cuidado: no se os embote la mente, con el vicio, la bebida y la preocupación del dinero, y se os eche encima de repente aquel día: porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir, y manteneos en pie ante el Hijo del Hombre.” (Lc 21,25-28. 34-36)

El mensaje de este domingo es, sin duda, un mensaje de esperanza. No tenemos más que fijarnos en esta expresión del texto evangélico: se acerca vuestra liberación. Y está dicha en medio del anuncio de una serie de serias calamidades.

Leyéndolo, nos parece algo imposible. Pueden más en nosotros los momentos difíciles anunciados que la superación de los mismos. Como nos sucede en el momento actual: son tantas las cosas que nos preocupan, que, a veces, no vemos una salida posible ni fácil. Y esto, tanto en lo individual como en lo colectivo: cada uno conoce sus limitaciones y dificultades personales; todos nos lamentamos por el fenómeno terrorista; a todos nos golpean y avergüenzan las situaciones (abundantes) de hambre y de guerra; a todos nos preocupan e inquietan las actitudes racistas que, a diario, se dan entre nosotros; a todos nos duele la situación de tantos niños de la calle; a todos nos atemorizan determinadas enfermedades...

En medio de esta situación, llega para nosotros la Palabra de Dios animándonos a la esperanza: se acerca vuestra liberación. ¿Es posible? Sí. Porque esa liberación es Cristo. Él vino, anunció y comenzó lo que llamó el Reino de Dios. Él vendrá a completar y perfeccionar todo. Por eso, lanzamos nuestra mirada hacia el futuro. No para desentendernos del presente, sino para descubrir su final. Habremos de pasar por la dureza de lo que tenemos entre manos, habremos de luchar procurando su cambio, habremos de experimentar la duda y el desaliento, pero, si no se oscurece la certeza de que todo eso tiene una desembocadura gloriosa, nuestra esperanza (que es oscuridad y espera, pero, a la vez, certeza) no se apagará. Y nos mantendrá en el esfuerzo, con la seguridad de que el Señor nos espera, y completará nuestro trabajo y plenificará la situación actual.

Esta es la verdad que nos repetimos y que queremos vivir con toda intensidad: se acerca vuestra liberación. Es posible el cambio y la mejora de todas las situaciones. Es posible si no falta nuestro esfuerzo. Este esfuerzo será fructuoso si se une al único Salvador, al único que puede dar sentido a nuestra vida y al mundo todo: Jesús, el Mesías, el Salvador. Será posible, en definitiva, si vivimos como auténticos creyentes cristianos.

Es un buen momento este tiempo de Adviento para renovar nuestra condición de cristianos. Esta incluye a) el descubrimiento (cada vez más hondo) y la acogida de Jesús como el Resucitado (el Salvador y portador de sentido para todo y para todos). Este es el origen de nuestro ser cristiano. Habrá que procurar una presencia abundante de la Su Palabra en nuestra vida; habrá que rezar mucho más de lo habitual; habrá que profundizar en el conocimiento de Su persona... b) compartir la fe en el Resucitado con tantos como participan de la misma. Este es el ámbito de comunión para los creyentes, la Iglesia. Habrá que procurar actuar más corresponsable y comprometidamente en nuestra comunidad: la celebración y la corresponsabilidad se hacen imprescindibles. C) testimoniar en el mundo nuestra condición de creyentes cristianos. Este es el ámbito de proclamación de los valores del Evangelio: el creyente y la Iglesia creen y viven para el mundo. Habrá que avivar en cada uno de nosotros el compromiso en la familia, en el trabajo, en la diversión, en la asociación, en la política...

Si nos esforzamos por vivir de esta manera, podremos comprobar que, efectivamente, se acerca, y se hace realidad, nuestra liberación. Porque todo será bien distinto para nosotros y en nuestro ambiente.


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