Domingo de Pascua, Ciclo C
Juan 20, 1-9 o Lucas 24, 13-35:
Mensaje Pascual 2007

Autor: Mons. Miguel Esteban Hesayne
 

¡Feliz Pascua!  Es una buena costumbre saludarnos con esta expresión. Pero, se ha desgastado a tal punto que   en Semana Santa  se da hasta  como aviso comercial. Por eso que debemos recuperar su profundo significado.

¡Feliz Pascua! ha de ser un augurio orante y cargado de compromiso cristiano.

Porque en el domingo de Pascua celebramos de manera puntual el paso de Jesús de la muerte  a la vida. Al augurarnos ¡Feliz Pascua! nos comprometemos a celebrar la vida humana en todas sus dimensiones. Celebrar la vida humana es promover, defender, gozar, dignificar la vida humana. En primera instancia la propia, la personal y en consecuencia en donde la encontremos y en la situación que la encontremos.

            ¡Feliz Pascua! Es oración y compromiso. Saludar con un ¡Feliz Pascua!, en clave cristiana, es un ruego a Jesús Resucitado que nos conceda participar de su muerte y resurrección, es decir, iniciarnos ya en esta tierra en el gozo de la Vida Gloriosa que El está viviendo en plenitud. Augurar ¡Feliz Pascua! nos compromete con la Vida que nos ha conquistado Jesús con su propia resurrección. Porque Jesús muriendo venció la muerte y resucitando se ha transformado en fuente de vida para los que creen en El como enviado por el Padre Dios. Por eso su rotunda afirmación: “Yo he venido para tengan vida y vida en abundancia” (Jn. 10,10)

            El augurio pascual no es una simple costumbre de “gente piadosa” o etiqueta comercial... Encierra el reconocimiento de la vida humana como valor absoluto en torno al cual se agrupan, como en racimo, todos los valores y derechos a los que se debe aspirar en todas las fases de la existencia de la persona humana y en cualquier contexto político, social, económico de la Nación. La celebración de la Pascua  no es un mero hecho religioso hacia dentro de la Iglesia. Ha de tener una repercusión transformante de la convivencia humana. Jesús, con su muerte y resurrección, ha sido constituido Señor de la historia humana y no solo Señor de la Iglesia. El  grupo humano creyente en su Pascua,  precisamente, en razón de su Fe Pascual, está llamado a ofrecer al mundo, con el testimonio de su propia existencia, la posibilidad  de una sociedad  capaz de pasar de inhumana, agresiva e injusta a una sociedad humana y humanizante sin excluidos y con plena vigencia de la equidad de las riquezas mediante  la vigencia de la justicia social.  

            Si se repite mecánicamente un Feliz Pascua como simple saludo cultural-religioso, seguiremos cayendo más y más en la alienación religiosa, lejos del proyecto comunitario humano de Jesús que murió y resucitó para instaurar una nueva convivencia ciudadana. Pascua tiene repercusión familiar-social-política desde la FE DE CADA CREYENTE EN  JESÚS MUERTO Y RESUCITADO.

            Sí, saludemos con  un ¡¡¡Feliz Pascua!!! a plena luz de nuestra Fe Cristiana con gozo y agradecimiento al Abba de Jesús que  nos “mostró” su misericordioso AMOR y nos ofrece la posibilidad de lograrnos en una nueva creación, mediante una fraterna convivencia al entregarnos a su propio Hijo unigénito desde las entrañas de María de Nazaret Sí, Jesús nace muere y resucita para ser nuestra Verdad, nuestra Vida de Amor.

Sí, ¡Feliz Pascua! porque Pascua es la plena revelación de Dios-Amor. Jesús en su muerte y resurrección dio cumplimiento al anuncio del Apóstol Juan 3, 16 “tanto amó Dios al mundo que le dio su unigénito Hijo”-El amor de Dios es Jesús mismo, muriendo por nosotros y resucitado para nosotros. Por eso, vivamos la felicidad pascual convirtiéndonos más y más a Jesús viviendo conforme a su Evangelio.