Solemnidad de Pentecostés
Juan 20, 19-23: El Espíritu Santo y la política

Autor: Mons. Miguel Esteban Hesayne
 

¿Qué tiene que ver Dios con la política? Mahatma Gandhi llegó a decir que si alguien afirmaba que Dios no tiene nada que ver con la política, ése tal no sabe quién es Dios. Y lógicamente se puede añadir que no sabe qué es el Hombre porque el clásico filósofo Aristóteles lo ha definido, en forma pintoresca, como el “animal político”.

            Por esta razón, quedó al descubierto la profundidad de la crisis argentina cuando se escuchó el grito de que “se vayan todos los políticos”. Si así se hubiera procedido, la Argentina hubiera entrado en un caos irremediable. Ciertamente, la reacción popular  ha mostrado, a las claras, el proceder corrupto de no pocos dirigentes políticos que han llegado a denigrar una de las más nobles e imprescindibles tareas humanas. Cuando el más alto servicio necesario  para el desarrollo de la sociedad humana, se corrompe, la reacción social puede llegar a la más peligrosa irracionalidad contra si misma.

            Para no ir muy lejos en la Historia… después de padecer regímenes totalitarios contra la  razón y la libertad en los años 60, se levantó el grito “la Imaginación al Poder”- “Prohibido prohibir”… En nuestro país y en gran parte de Latinoamérica en los 70 frente a la injusticia por una parte y una pretendida seudo-reorganización  social se gritó “las armas al poder” implantándose una absurda violencia y cultura de la muerte.- Ante tales actitudes se engendró la inhumana violencia hasta pretender  justificarla y legalizarla. Felizmente a mitad de la década del 80 la sociedad argentina optó, clamorosamente, por la Democracia, buscando una estructura  más humana para ordenar la vida ciudadana. La Democracia, de por sí,  es una estructura receptiva de los cuatro fundamentales valores evangélicos: Verdad-Justicia-Libertad-Amor, cuatro pilares de la Paz  sólida y verdadera. Es decir del Shalom, el saludo de Jesús Resucitado.

            Sin embargo, la Democracia argentina, que nació sumamente débil, no ha madurado y el veneno de la violencia y el cáncer de la corrupción de décadas pasadas continúan su letal acción disgregando más y más el tejido social argentino.- ¿Qué está pasando? Es que la mejor de las estructuras sociales y políticas, por sí mismas, no son eficaces para construir una comunidad de personas humanas. La estructura está conducida  por la persona y está al servicio de la persona humana. Y la  persona es lo que contiene en el corazón, en su interioridad. Popularmente se dice: “Persona de buen corazón” ó “de mal corazón” según sea su conducta, su ética. De aquí, la advertencia de Jesús “Porque de dentro del corazón del hombre salen las malas ideas: inmoralidades, robos, homicidios, adulterios, codicias, perversidades, fraudes, desenfreno, envidias, calumnias, arrogancia, desatino” (Mt. 15, 19) En consecuencia, al reclamo de estructuras nuevas, Paulo VI aclaraba que no las habrá si no hay corazones nuevos.

            A la luz de la Fe Cristiana, para lograr democracia real y no como hasta ahora una democracia simplemente declamada, se requiere una sociedad formada por hombres y mujeres probos que animen una convivencia ciudadana en Paz. Dios en su infinito amor,   ha enviado a su propio Hijo -Jesús- para que con su muerte y resurrección, la Humanidad pudiera recibir el Espíritu Santo cuya misión es recrear corazones nuevos, limpios, honestos, plenamente humanos y humanizantes, santos. Corazones convertidos al Evangelio de Jesús,  capaces de revertir las estructuras injustas en justas. Es el grito que falta: ¡El Espíritu Santo al Poder! La  Democracia no será falseada sino que facilitará el servicio ciudadano en bien de todos en justicia equitativa, desde un amor solidario real y eficiente. Es el Pentecostés (animación del Espíritu Santo) que necesita la Argentina. Y acontece cuando  hay cristianas/os coherentes con su Fe ú hombres ó mujeres de buena voluntad,  dispuestos a servir y no servirse del Poder.  Acontece cuando  los políticos ponen el Poder al servicio del Pueblo en real  honestidad.