XX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Mt 15,21-28:
¿Qué sociedad Argentina queremos?

Autor: Mons. Miguel Esteban Hesayne

 

 

Nuestra sociedad argentina está enferma. Síntomas: corrupción-criminalidad-soborno-frivolidad. En síntesis: desprecio por la vida humana; hedonista y consumista. Es una sociedad sin Dios y se ha creado ídolos. Las noticias en todos los medios y a diario, son una  versión actualizada de  la carta de San Pablo a los Romanos 1, 18-32.

Y lo más grave, es que nuestra niñez y juventud crece y se educa con una mentalidad nihilista. Nada importa  a no ser  “salir con la suya”… “darse el gusto”. A tal punto los adultos  han perdido el valor de la persona humana que en la medida que crece la mortalidad infantil -según estadísticas oficiales-, hoteles lujosos brindan exquisitas comodidades a las mascotas de los huéspedes. Y mientras en las frías madrugadas, hombres y mujeres revuelven residuos de comidas, ven carteles de publicidad  de ricos alimentos para perros y gatos… ¿Cómo no va a crecer el resentimiento y hasta la criminalidad  en la adolescencia y juventud que desde su niñez  han padecido hambre y desnudez  y por sus ojos y oídos escuchan y ven  una propaganda  ostentosa para el bienestar de unos pocos con participación regalada a sus mascotas?  Esta sociedad, a la cual pertenecemos y estamos involucrados… ha festejado el Día del Niño… ¿Cuántos papás y mamás que les regalaron “cosas” los están educando en el valor de ser persona, en el valor de las demás personas? ¿A cuántos de esos niños o niñas se los educa en una real jerarquía de valores de suerte que aprecien más al harapiento que ven por la calle que a su juguete o bicicleta…? Si desde la niñez no se los educa en el respeto y la admiración de la maravilla que es una persona humana por ser tal… jamás se entenderán y menos se cumplirán los Derechos Humanos. El ser humano en el estado y condición que se encuentre, es lo más grandioso que Dios ha creado. En la organización de la Sociedad cuando no se parte de la comprensión de esta realidad, hasta la misma defensa de los Derechos Humanos, se corrompe. Como acontece cuando no se respeta al mismo violador de los Derechos Humanos o con la impunidad que no lo contenga o con la venganza que lo maltrata. Es el caso que se ha generalizado de los escraches con la pretendida motivación de la defensa de  Derechos Humanos. O cuando defienden propios derechos violando los derechos de otros. El mal sólo se destruye,  construyendo  el bien. La oscuridad sólo se disipa encendiendo la luz. La Paz se logra con la Paz. Los Derechos Humanos se promueven defendiendo los Derechos de la persona sea víctima o victimaria en verdad-justicia y amor solidario.

Felizmente, no todo está perdido en nuestra sociedad argentina. Muchas y muchos creemos en Dios. El que es coherente con la aceptación de Dios interviniendo la historia humana, connaturalmente se inicia ya en un elemental y valioso respeto por la vida humana. Los que creemos en el Dios de Jesucristo, la coherencia con esta Fe Cristiana nos lleva a respetar cada persona humana hasta la misma veneración.

Ante la persona menos importante, nos toca muy hondo la rotunda revelación de Jesús:

Lo que ustedes hicieron para ayudar a una de las personas menos importantes de este mundo, a quienes yo considero como hermanos, es como si la hubieran hecho para mi”[1]

Ante las noticias de gente sin comida, o ropa, o techo digno, en nuestros oídos de la Fe en Jesús, resuena su lacónica frase “Denles ustedes de comer”[2] Y nos “hemos de poner” con lo que podamos; al menos con perseverante oración para la conversión de los responsables de tamaña injusticia y de los pudientes en dinero y poder civil.

Ante la mentalidad de la acumulación  financiera, con la energía pascual de la Misa se ha de cambiar por la mentalidad del compartir fraterno y equitativo.

 

[1] Mateo 25,40

[2] Marcos 6,37