I Domingo de Cuaresma, Ciclo C.

San Lucas 4,1-13: Por la paz social en la Argentina

Autor: Mons. Miguel Esteban Hesayne

           

La sociedad mundial comenzó el nuevo milenio, eufórica. Todo era progreso, adelanto, modernidad, ceremonias  con discursos triunfalista y actos celebratorios llenos de encanto… A poco tiempo, cenizas, dolor y muertes, inseguridad y violencia. Cenizas  como  quedaron  de los mega fuegos artificiales de los festejos del nuevo milenio. Y como si fuera poco, llegó el derrumbe de las potencias financieras que no tiene mira de recuperar la economía mundial.

Como en tantos cataclismos sociales está aconteciendo el caos social en la sociedad  actual tal cual aconteció en la bíblica Babel. Caos social que derrumba a la sociedad humana cuando olvida la advertencia del Salmista: “Si Dios no construye la casa,// de nada sirve que se esfuercen // los constructores./// “Si Dios no vigila la ciudad,// de nada sirve que se desvelen// los vigilantes. (S. 127,1.2)

Es lo que está pasando en la Argentina actual. Se ha extendido como mancha de aceite sobre el tejido social una mentalidad de autonomía absoluta del individuo sin referencia alguna ni a Dios ni a los demás seres humanos. Y de hecho, la noticia, día a día, de violación criminal  de personas por robos, por abuso sexual, por fraudes y difamación, deja traslucir que se está construyendo una Argentina en base al principio salvaje de que “el hombre es como un lobo para otro hombre”.                                                                                                                                                              

Y la Iglesia, es decir, la comunidad cristiana, cada cristiano/a ¿Qué tenemos que hacer? ¿Meros espectadores displicentes, atemorizados, indignados, acostumbrados  al pantallazo de la T.V. o a la noticia radial mezclada con tantas otras noticias?

La Iglesia -comunidad de creyentes en Jesús muerto y resucitado- hemos de tomar como tarea prioritaria, en toda nuestra actividad, la misión de poner a Dios en la vida ciudadana. Se ha de tomar conciencia que para esto hemos sido bautizados. El hombre o mujer -bautizados- es alguien a quien Jesús le ha entregado el cuidado de otras personas. El hombre o mujer cristianos no viven para sí sino para Dios al servicio de otros hermanos o hermanas, nos comenta S.Pablo. Es la maravillosa misión que nos encomienda Jesús en persona al llamarnos a formar su Iglesia cuyos miembros olvidan o no han sido suficientemente enseñados. Por eso, todos los años durante cuarenta días antes de la Semana Santa, estamos convocados a repensar nuestro ser de bautizados en  la sociedad en la que nos movemos.

Estos cuarenta días, llamados Cuaresma, se inician en los Templos Católicos con un rito muy antiguo pero con un significado muy actual. Se nos hace la señal de la Cruz con un poco de ceniza a tiempo que el celebrante nos invita a creer en el Evangelio de Jesucristo.

La Cuaresma es para renovar el compromiso bautismal. Es para, día a día, celebrar la Pascua del Señor Jesús. Es para personalizarla con nombre y apellido de cada bautizado. Sí,  la Cuaresma es para reflotar la conciencia de que el bautizado por su unión vital con Jesús está capacitado para poner a Dios en la sociedad de su existencia cotidiana.

Entonces la Iglesia: comunidad de hombres y mujeres  incorporados a la  mismísima Vida de Jesús resucitado,  a través de su actividad ciudadana, tienen la misión de reconstruir - con los demás hombres y mujeres honestos de buena voluntad- el tejido social argentino con valores humanos fundamentales: Verdad y Justicia, Libertad y Amor. Se es cristiano para ser testigo del Evangelio de Jesús. El testigo ha de ser auténtico y el auténtico es el que hace lo que dice y dice lo que vive. El cristiano es testigo de la Paz. Es testigo de la Muerte y Resurrección de Jesús Y Jesús murió para reunir en un solo Pueblo a la humanidad. Resucitó para que la humanidad fuera capaz de disfrutar una vida en PAZ

Mujeres y varones, argentinos -miembros de la Iglesia, ¿qué tenemos que hacer ante la falta de Paz Social en la Argentina actual? Renovar nuestra Fe en Jesús y su Evangelio y entregarnos a recrear espacios de justicia social en libertad con un sólido amor en fraternidad ciudadana. En esta dimensión, el protagonista insustituible es el laicado eclesial. Resuena actual la voz de Paulo VI: El campo propio de la actividad misionera del laicado es el mundo vasto y complejo de la política y lo social, de la economía, de las ciencias y  las artes, de los medios de comunicación. (EN 70)

En sucesivas homilías iremos desarrollando la misión laical desde el corazón de la Iglesia al corazón del mundo y en particular al mundo de los argentinos.