Juan 1,19-28:
Lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros * En medio de vosotros hay uno que no conocéisAutor: Fr. Nelson Medina F., O.P
Sitio Web: fraynelson.com
Temas de las lecturas: Lo que habéis
oído desde el principio permanezca en vosotros * En medio de vosotros hay uno
que no conocéis
Textos para este día:
1Juan 2,22-28:
Queridos hermanos: ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que
Jesús es el Cristo? Ése es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo
el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee
también al Padre. En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio
permanezca en vosotros. Si permanece en vosotros lo que habéis oído desde el
principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre; y ésta es la
promesa que él mismo nos hizo: la vida eterna.
Os he escrito esto respecto a los que tratan de engañaros. Y en cuanto a
vosotros, la unción que de él habéis recibido permanece en vosotros, y no
necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su unción os enseña acerca de todas
las cosas -y es verdadera y no mentirosa- según os enseñó, permanecéis en él. Y
ahora, hijos, permaneced en él para que, cuando se manifieste, tengamos plena
confianza y no quedemos avergonzados lejos de él en su venida.
Juan 1,19-28:
Éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde
Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan a que le preguntaran: "¿Tú quién eres?" Él
confesó sin reservas: "Yo no soy el Mesías." Le preguntaron: "¿Entonces, qué?
¿Eres tú Elías?" Él dijo: "No lo soy." "¿Eres tú el Profeta?" Respondió: "No." Y
le dijeron: "¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han
enviado, ¿qué dices de ti mismo?" Él contestó: "Yo soy la voz que grita en el
desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías."
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: "Entonces, ¿por qué bautizas
si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?" Juan les respondió: "Yo
bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene
detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia." Esto
pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.
Homilía:
Temas de las lecturas: Lo que habéis oído desde el principio permanezca
en vosotros * En medio de vosotros hay uno que no conocéis
1. La mentira más grande del mundo
1.1 Desde la óptica de Juan hay una verdad que es la más grande del mundo. Esa
verdad está en la carne de Cristo, en cuanto, en esa carne hemos visto, oído y
palpado la revelación que Dios nos ha dado de su amor y su salvación.
1.2 Según esto, la gran mentira es negar esa revelación que tiene precio y valor
de sangre del Hijo de Dios. Y eso es lo propio del anticristo; eso es lo propio
de aquel o aquellos que se oponen al Señor Jesús.
1.3 Por eso es fuerte la exhortación: "permanezcan en lo que han oído" (1 Jn
2,24). Es una advertencia severa, que podríamos poner en paralelo con las
palabras, también graves, del apóstol Pablo: " Me maravillo de que tan pronto
hayáis abandonado al que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un
evangelio diferente; que en realidad no es otro evangelio, sólo que hay algunos
que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Pero si aun
nosotros, o un ángel del cielo, os anunciara otro evangelio contrario al que os
hemos anunciado, sea anatema" (Gál 1,6-8).
1.4 Este tipo de moniciones nos previenen contra las "novedades", un tema que
aparece muchas veces en el Nuevo Testamento. El Evangelio es simple,
contundente, eficaz; las novedades, que no son profundizaciones sino traiciones
al Evangelio, son retorcidas, tratan más de seducir que de salvar; acarician
nuestra conducta, no la cambian.
2. En medio de ustedes hay uno que no conocen
2.1 El texto del evangelio de hoy, por su parte, prolonga nuestra
lectura del evangelio de Juan. El prólogo, que ocupó los primeros dieciocho
versículos, y que ya fue leído dos veces en este tiempo de navidad, nos lanzó al
misterio sublime de la encarnación como revelación de la gloria; ahora seguimos
la lectura de este cuarto evangelio, desde el versículo diecinueve. Es otro modo
de presenciar la llegada del misterio de la Palabra Encarnada: no al estilo de
Mateo o Lucas que nos brindan algunas escenas de Jesús bebé o párvulo, sino, si
se quiere, desde la teología.
2.2 Juan, en efecto, antes de presentarnos a Cristo en escena, presenta al
precursor, al Bautista. Lo importante de esta parte es que nos queden claras
algunas cosas: la distancia y a la vez el orden que une al Precursor con el
Mesías; la grandeza de aquel que se acerca; y la convicción de que "no le
conocemos".
2.3 Este último punto merece ser destacado: para recibir a la Palabra
necesitamos entender que no es ninguna de nuestras palabras. Conocer nuestra
ignorancia; saber que no le conocemos es un buen modo de disponernos a
conocerle. Así Juan nos prepara para ver a Jesús actuando y predicando.