San Mateo 13,10-17:
El Señor bajará al monte Sinaí a la vista del pueblo * A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos noAutor: Fr. Nelson Medina F., O.P
Sitio Web: fraynelson.com
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: El Señor bajará al
monte Sinaí a la vista del pueblo * A vosotros se os ha concedido conocer los
secretos del reino de los cielos y a ellos no
Textos para este día:
Éxodo 19,1-2.9-11.16-20b:
Aquél el día, a los tres meses de salir de Egipto, los israelitas
llegaron al desierto de Sinaí; saliendo de Rafidín, llegaron al desierto de
Sinaí y acamparon allí, frente al monte. El Señor dijo a Moisés: "Voy a
acercarme a ti en una nube espesa, para que el pueblo pueda escuchar lo que te
digo, y te crea en adelante." Moisés comunicó al Señor lo que el pueblo había
dicho. Y el Señor le dijo: "Vuelve a tu pueblo, purifícalos hoy y mañana, que se
laven la ropa y estén preparados para pasado mañana; pues el Señor bajará al
monte Sinaí a la vista del pueblo."
Al tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube
sobre el monte y un poderoso resonar de trompeta; y todo el pueblo que estaba en
el campamento se echó a temblar. Moisés hizo salir al pueblo del campamento para
ir al encuentro de Dios y se detuvieron al pie del monte. Todo el Sinaí humeaba,
porque el Señor había descendido sobre él en forma de fuego. Subía humo como de
un horno, y todo el monte retemblaba con violencia. El sonar de la trompeta se
hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba, y Dios le respondía con el trueno. El
Señor bajó al monte Sinaí, a la cumbre del monte, y llamó a Moisés a la cima de
la montaña.
San Mateo 13,10-17:
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los discípulos y le
preguntaron: "¿Por qué les hablas en parábolas?" Él les contestó: "A vosotros se
os ha concedido conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no.
Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene se le
quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver
y escuchan sin oír ni entender. Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías:
"Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está
embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos;
para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni
convertirse para que yo los cure."
¡Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Os aseguro
que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y
oír lo que oís y no lo oyeron."
Homilía
Temas de las lecturas: El Señor bajará al monte Sinaí a la vista del
pueblo * A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de los
cielos y a ellos no
1. El día que Dios se dejó ver...
1.1 En el texto de la primera lectura de hoy aparece un tema que
ocupará casi todo el Antiguo Testamento: ver a Dios.
1.2 La invisibilidad de Dios es señal de su grandeza y de su misterio, pero a la
vez es raíz de la dificultad misma del acto de la fe, y por consiguiente, de la
esperanza y del amor, que sólo pueden seguir a la fe.
1.3 Dios se deja ver. Su presencia es imponente. Aparentemente todos quedarán
convencidos, pero el desarrollo de los acontecimientos mostrará que no es así.
La misma multitud que hoy vemos atónita ante la manifestación del poder divino,
luego querrá "ver más", y por eso, según leemos en el capítulo 32 del Éxodo,
querrá hacerse un "dios visible".
1.4 De todo esto aprendemos varias cosas: Primero, que no siempre ver ayuda. A
veces "ver" es el comienzo de "querer controlar". Segundo, el temor crea
conversiones ficticias. Tercero, necesitamos un Dios que se deje ver, porque si
no le conocemos no creeremos en él, pero que aun así oculte de sí lo suficiente
para que comprendamos que él es el Señor y no una fuerza en nuestras manos o un
poder para nuestros deseos. Es decir: necesitamos de Jesucristo.
2. La parábola, lenguaje predilecto de Jesús
2.1 Según lo anterior, podemos comprender un poco mejor el estilo de
Cristo como Maestro. Sus parábolas son a la vez "revelación" y "ocultamiento".
2.2 Las parábolas no muestran tanto como para que creamos que ya conocemos y
dominamos a Dios. Tampoco ocultan tanto como para que nos exasperemos en la
oscuridad de nuestras dudas, deseos o temores.
2.3 Parece caprichosa y casi injusta la respuesta de Jesús a la pregunta sobre
por qué enseña en parábolas: ¿por qué "se ha concedido" a unos entender y a
otros no? A esta pregunta no tenemos una respuesta última y completamente
satisfactoria. Sabemos, sin embargo, dos cosas: que eso que "se ha concedido"
tiene que ver con el misterio mismo de la gracia y su obra en nosotros, y que en
esta disposición divina no hay injusticia.
2.4 No es injusto, en efecto, que Dios regale a quien quiera. Lo que es regalo,
no es debido. Si fuera debido, no sería regalo. Goce, pues, quien recibe en lo
que recibe, pero no se queje de lo que no reciba.