San Lucas 21, 25-28. 34-36:
Suscitaré a David un vástago legítimo * Que el Señor os fortalezca internamente, para cuando Jesús vuelva * Se acerca vuestra liberaciónAutor: Fr. Nelson Medina F., O.P
Sitio Web: fraynelson.com
Lecturas de la S. Biblia
Temas de las lecturas: Suscitaré a David un vástago legítimo * Que el
Señor os fortalezca internamente, para cuando Jesús vuelva * Se acerca vuestra
liberación
Textos para este día:
Jeremías 33, 14-16:
"Mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que cumpliré la
promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá.
En aquellos días y en aquella hora, suscitaré a David un vástago legítimo, que
hará justicia y derecho en la tierra.
En aquellos días se salvará Judá, y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la
llamarán así: "Señor-nuestra-justicia"."
1 Tesalonicenses 3, 12-4, 2:
Hermanos: Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y
de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos.
Y que así os fortalezca internamente, para que, cuando Jesús, nuestro Señor,
vuelva acompañado de todos sus santos, os presentéis santos e irreprensibles
ante Dios, nuestro Padre.
En fin, hermanos, por Cristo Jesús os rogamos y exhortamos: habéis aprendido de
nosotros cómo proceder para agradar a Dios; pues proceded así y seguid adelante.
Ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús.
San Lucas 21, 25-28. 34-36:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Habrá signos en el
sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes,
enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin
aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues
los astros se tambalearán.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra
liberación.
Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de
la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo
sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por
venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre."
Homilía
Temas de las lecturas: Suscitaré a David un vástago legítimo * Que el
Señor os fortalezca internamente, para cuando Jesús vuelva * Se acerca vuestra
liberación
1. "Vienen Días...", el Ejercicio de la Esperanza
1.1 Con la celebración de hoy iniciamos el tiempo litúrgico del
Adviento. Las lecturas de este domingo, así como todas las de este tiempo, son
una enseñanza profunda, coherente y bella sobre la esperanza en su sentido más
alto y más vigoroso. Hemos de prepararnos entonces para descubrir la riqueza que
se anuncia en eso que parece tan sencillo a veces y tan difícil otras veces:
esperar.
1.2 La primera lectura nos da una clave: "vienen días." Hay adviento allí donde
hay una mirada al futuro. Cuando nos quedamos mirando sólo al tiempo pasado
llegamos a volvernos incapaces de dar un rumbo a nuestra vida, como también
sucede al manejar un auto: no es posible conducir hacia delante mirando sólo el
espejo retrovisor. Y la vida, queramos o no, sigue, va hacia delante. El
adviento es mirada hacia lo que viene.
1.3 Pero no esperamos cualquier clase de día. Los días no vienen por sí solos.
Hay Alguien que nos envía los días que vienen, hay Alguien que le da color y
calor a la Historia. Tal es el núcleo de la fe judía y de la fe cristiana en
cuanto ancladas en un mundo real y humano: hay Alguien que anuncia los días,
pues hemos escuchado: "Vienen días, dice el Señor."
1.4 Podemos decir más: Aquel que con su palabra que anuncia un futuro es Aquel
que con su palabra selló con su promesa nuestro pasado. La Historia, pues, tiene
una cadencia, una dirección que va de la promesa al cumplimiento. La promesa
está en el pasado; el cumplimiento está en el futuro. ¿Y en el presente? El
presente se posa en la cuerda tensa que va de la promesa al cumplimiento, y
cuando se ha posado en esa línea de fuerza y de vida se llama ESPERANZA.
1.5 ¿Y qué anuncia Dios para ese tiempo nuevo? Con ser tan breve el texto de la
primera lectura, hay por lo menos cuatro cosas que encontramos ahí. Dios anuncia
el restablecimiento de la Casa de David, la práctica de la justicia en la
tierra, la paz para Jerusalén y la llegada de la salvación. Estas cuatro claves,
que conforman como un "programa", nos orientan también sobre lo que será el
tiempo del Adviento, desde estos anuncios más generales hasta la concreción en
Cristo de toda nuestra esperanza y nuestra alegría.
2. Aprender a Esperar
2.1 La segunda lectura está tomada de uno de los primeros documentos
del Nuevo Testamento, tal vez el primero de todos en ser redactado. Y este dato
es importante, porque sabemos bien que aquella primera generación de cristianos
vivió de un modo singularmente intenso la esperanza. Aguardaban ellos el pronto,
casi inmediato retorno de Cristo. Tal es el clima en el que surge esta Primera
Carta a los Tesalonicenses.
2.2 En ese sentido, la segunda lectura de este domingo nos ofrece un perfil
interior del alma cristiana en actitud de genuina esperanza. Entresaquemos
algunos rasgos que servirán para nuestra propia preparación espiritual en este
adviento.
2.3 Pablo insiste en primer lugar en el amor mutuo. Y esto es interesante,
porque de entrada quita la idea de una esperanza individualista, que sólo puede
ser hija de una falsa idea de la salvación como un acto que sucede en solitario,
aislado de la comunidad: "Dios y yo en una botella." Toda esperanza genuina
brota del deseo de un bien que nos llega de la Comunidad y apunta a un bien que
se anhela para la Comunidad. Lo demás, no viene del Espíritu de Jesús.
2.4 La segunda enseñanza del apóstol es la sobriedad. La conciencia del retorno
del Señor es una invitación a tomar en serio toda su palabra, todo su legado,
toda la fuerza de su luz. Es hacer conciencia de la gracia que ha bendecido
nuestro pasado y la gloria que él anuncia para nuestro futuro.
3. Oración y Vigilancia
3.1 El evangelio, por su parte, nos trae el llamado apremiante de
Cristo, en el contexto de la conmoción universal que habrá de preceder a su
retorno glorioso.
3.2 De ahí aprendemos varias cosas. Primero, que el adviento es algo más que la
preparación para recordar la Navidad. De hecho, el tiempo litúrgico del adviento
tiene dos fases bien diferenciadas, como hemos comentado en otras ocasiones: la
primera, que empieza este domingo, en realidad mira al retorno de Cristo, es
decir a su llegada definitiva; la segunda, que empieza en la semana anterior a
la Navidad, sí se centra en las circunstancias propias del nacimiento de Nuestro
Señor, como una "prenda" que afianza nuestra esperanza en el cumplimiento
definitivo de las promesas.
3.3 Aprendemos también en este evangelio que, así como hay una historia marcada
por la esperanza, que es la de los genuinos creyentes, hay también "historias",
en un plural de disolución y confusión, que van selladas por la distracción y la
dispersión. Cristo es claro: "el exceso de comida, las borracheras y las
preocupaciones de la vida" pueden atontarnos, dispersarnos, distraernos hasta un
punto en que ya no reconocemos ni la presencia de sus bendiciones ni la promesa
de su salvación. Para quienes llegan a este estado, el retorno de Cristo será
como una "trampa."
3.4 De ahí los dos grandes consejos que protegen el don de la esperanza: orar y
vigilar. Si recordamos, fueron también las dos recomendaciones de Cristo en el
Huerto de Getsemaní. Aquella ocasión nos decía: "vigilad y orad" (Mc 14,38); hoy
nos dice: "estén atentos, pues, y oren en todo tiempo" (Lc 21,36). Hay algo
profundo aquí: el adviento de la Iglesia, aunque marcado con una alegría
inmensa, tiene también su aspecto de "Getsemaní." Mientras aguardamos al Señor,
de algún modo hemos de recorrer el camino que él anduvo y participar de su
pasión para acoger con pleno corazón su pascua.