I Domingo de Cuaresma, Ciclo A

Autor:  Padre Oscar Balcázar Balcázar

 

 

Génesis 2, 7-9; 3, 1-7; Salmo 50; Romanos 5, 12-19; Mateo 4, 1-11

Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayudo de cuarenta días y cuarenta noches, al final sintió hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: “Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes”. Mas él respondió: “Esta escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.

Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre el alero del Templo, y le dice: “Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: A sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán para que no tropiece tu pie en piedra alguna”.

Jesús le dijo: “También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios”. De nuevo le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: “Todo esto te daré si postrándote me adoras”. Dícele entonces Jesús: “Apártate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto”. Entonces el diablo le deja. Y he aquí que se acercaron unos ángeles y le servían.


Mateo 4, 1-11

Cada año la cuaresma se nos propone como un tiempo propicio para dedicarnos con más frecuencia a la oración y a las prácticas piadosas que nos ayuden a la conversión sincera del corazón. Toda esta práctica nos hará más dóciles a la voluntad Divina.

El tiempo de la Cuaresma es el itinerario para prepararnos a celebrar el misterio de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, como el evento pascual del triunfo sobre la muerte y la reconciliación el hombre con nuestro Padre.

El Papa Juan Pablo II nos ha dirigido un mensaje para la cuaresma de este año, que lleva el título, según la cita del Dt. 30, 20: “... Él es tu vida y el vigor de tu ancianidad”.

En este mensaje, el Santo Padre nos pone en atención, que ante una mentalidad moderna, donde el significado y sentido de la persona humana queda sometido a criterios arbitrarios, es necesario comprender la función que las personas ancianas están llamadas a ejercer en la sociedad y en la Iglesia, y, de este modo, disponer también nuestro espíritu a la afectuosa acogida que a éstos se debe.

San Agustín afirma que la Cuaresma expresa la vida del hombre peregrino sobre la tierra. En este año dedicado a la Eucaristía, Cristo, Pan de Vida, sea nuestro sustento en nuestro desierto.

Mateo, que escribe para judíos convertidos al cristianismo, está haciendo presente el tiempo no sólo de la peregrinación a la tierra prometida, sino – como algunos sostienen – el tiempo de la crisis de fe de un conglomerado de personas, que aún incrédulas, no son todavía el pueblo de Dios, y estupefactas siguen a Moisés murmurando por toda la travesía por la que pasan. Por eso, el que Cristo sea llevado al desierto, está significando, la preparación del nuevo Israel, el Nuevo Pueblo de Dios, que como a Cristo se llama “el Nuevo Israel”; que a diferencia del primer grupo de hombres rebeldes-murmuradores, son los que viven, como Cristo lo ha expresado: obedientes a la voluntad del Padre, rechazando así toda insidia del diablo.

Cristo es llevado a un monte alto. Esto nos lleva, al texto del Éxodo, cuando Moisés, mandó expedicionarios para que den datos sobre la tierra de Jericó: La tierra Prometida, tierra de leche y miel. Cristo, figura del Hombre Nuevo, no ha venido para mostrarnos una tierra prometida en la tierra, como se lo presenta el tentador, sino que Él mismo inaugura el reino de los Cielos, como anticipo aquí en la tierra, si sólo adoramos a Dios-Padre como el único Dios, vida nuestra. Por eso Cristo dirá: “… quien busca su vida la perderá, pero quien la pierde por mi la encontrará…”. Pues el Padre y Él – Cristo – son Uno.

Continuando con el evangelio, tenemos que se descubren en cada una de las tentaciones, tres falsas concepciones de la misión del Mesías, que lamentablemente en nuestra época subyacen todavía y se expresan en el quehacer de la práctica de la vida de algunos creyentes.

Un mesianismo terreno, esta actitud la encontramos sobre todo, luego de la multiplicación de los panes, cuando las personas quieren hacerlo rey, y Jesús logra escapar. Es lo que el demonio le invita a realizar a Cristo Jesús, al decirle que convierta la piedra en pan. Tantas personas miran a Dios o creen por aquello que, de manera inmediata, les ha concedido en un momento dado, y piensan que así es como Dios debería actuar siempre. Lo más lamentable de toda esta actitud, es que son personas que son próximas a abandonar la fe, porque conciben el cristianismo de manera horizontal. Otra manera es ver un Mesías taumaturgo, o sea lo que está sucediendo en nuestros días, con todos los grupos esotéricos, de ocultismo, hasta llegar al que lee la mano; a quien las personas, incluso no creyentes, buscan con la intención de que se les interprete el sentido de la vida, o de los acontecimientos ocurridos o aquellos que se desean. En un pasaje del evangelio, Cristo, responde a aquellos que le piden signos para entender con que autoridad realiza los milagros y así creer en Él: “… no se les dará otra señal más que la de Jonás,…”. S. Pablo al respecto dice: “… mientras los judíos piden señales y los griegos sabiduría, nosotros predicamos a Cristo y Crucificado; escándalo para los judíos y necedad para los griegos, pero para los que creen fuerza de Dios,…”. Pues Cristo nos revela a un Dios histórico, su encarnación ha sido el signo más evidente de la revelación y acontecer de Dios; entonces la fe debe llevar, al hombre, a contemplarlo en su vida cotidiana; y como dice la escritura: “…quien quiera ser mi discípulo tome su cruz cada día y sígame,…”; y como dice otro pasaje: “venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo los aliviaré; porque mi yugo es suave y mi carga ligera”.

La ultima visión equivocada, un Mesías político, identificando la misión del Mesías con el poder y el bienestar. No es una visión que está lejos de nuestra realidad; pues Judas, tenía está idea del Mesías y, si la escritura nos lo dice, acerca de uno que convivió con Cristo por tres años, nos puede pasar también a nosotros. Sobre todo en un tiempo a la Iglesia se le identificó con el poder secular; y muchas veces sobre todo en las zonas agrarias al clérigo, se le considera un hombre con poder, no por el ministerio recibido en el sacramento. Incluso muchos contrarios a la Iglesia, utilizan este argumento para quererle restar autoridad moral, al presentarla como una institución de poder, de aquí la frase de Marx: la religión opio del pueblo; porque este es el actuar de los gobiernos absolutistas. No por casualidad, el Papa Juan Pablo II se reunió con los obispos en el último sínodo, en que se desarrolló el tema: Pastor gregis, en ella invitó a los pastores de la Iglesia a vivir los consejos evangélicos.

Por eso, tanto la primera lectura como la segunda, nos ayudan a comprender el texto del evangelio de este domingo. Pues el hombre, ante la seducción del mal, desea ser dios de sí mismo, y por lo tanto, esto le llevará a construirse una vida ficticia. Porque en este diseño que el hombre se elabora para sí, no hoy otro protagonista ni otros personajes más, sólo el propio hombre. Pues el pecado ha encerrado al hombre en sí mismo, y por lo tanto lo ha separado del otro, de su hoy existencial. Y como dice san Pablo: “…Él ha destruido el muro de odio que separaba a los dos pueblos, con su muerte de Cruz,…”.


Pbro. Oscar Balcazar Balcazar
Rector Seminario Diocesano "Corazon de Cristo"
Diócesis del Callao - Perú