Mateo 4, 18-22

Autor: Pablo Cardona

Fuente: almudi.org (con permiso)  suscribirse

 

 

«Mientras caminaba junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón el llamado Pedro y Andrés su hermano, que echaban la red al mar, pues eran pescadores. Y les dijo: Seguidme y os haré pescadores de hombres. Ellos, al instante, dejaron las redes y le siguieron. Pasando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y Juan su hermano, que estaban en la barca con su padre Zebedeo remendando sus redes; y los llamó. Ellos, al instante, dejaron la barca y a su padre, y le siguieron». (Mateo 4, 18-22) 

1º. El Evangelista narra en estos versículos la llamada de Jesús a algunos de los que formarían parte del Colegio Apostólico.

Jesús busca a las personas que había de vincular a su labor.

Busca colaboradores para llevar a cabo su misión de Salvación y Redención.

Varios detalles:

+Y los busca habituados al trabajo, acostumbrados al esfuerzo y lucha constantes, sencillos de costumbres.

            +Es Jesús quien elige; se metió en la vida de los Apóstoles, como se mete en la nuestra, sin pedir permiso: Él es nuestro Señor.

+Una cosa digna de tener en cuenta: Por encima de los defectos humanos  -que los Evangelios no disimulan-  resalta, sin duda y de modo ejemplar, la generosidad y la prontitud con que los Apóstoles respondieron a la llamada de Cristo.

+Entrega generosa y libre.

La simple invitación al seguimiento bastó para ponerse incondicionalmente a disposición del Maestro.

            +Son de resaltar las palabras con que la Sagrada Escritura describe la entrega inmediata de estos Apóstoles: Pedro y Andrés  "inmediatamente" dejaron las redes y le siguieron.

Del mismo modo, Santiago y Juan "inmediatamente" dejaron la barca y a su padre y le siguieron...

+Estos hombres fueron generosos en responder al Señor.

+Deciden seguirle del todo, sin condiciones, sin cálculos, sin reservas.

            2º. Dios pasa y llama.

Si no se le responde al instante, Él puede seguir su camino y nosotros perderlo de vista.

Sería triste que nos quedásemos atrás, por querer  seguirle llevando con nosotros muchas cosas que no serán sino estorbo y peso muerto.

            Pensemos si nosotros respondemos con la misma generosidad y prontitud que lo hicieron estos Apóstoles.

Porque cada hombre nace con una vocación; y como la vida nuestra en la tierra es corta, hemos de aprovechar muy bien la capacidad de amar de nuestro corazón.

Porque la vocación es lo que da sentido a todo.

            Acabo con unas palabras de un autor moderno: (San Josemaría Escrivá: “También hoy, Jesús pasa por las orillas de nuestro mar en busca de nuevos colaboradores para que extiendan su reino. No te hagas el sordo; sé generoso para colaborar en su misión de construir un mundo fundado en el evangelio y en la paz, en la justicia y en la fraternidad entre todos los hombres”.

Esta meditación está tomada de: “Una cita con Dios” de Pablo Cardona. Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona.