“Fe: confianza, obediencia, vigilancia”.

Domingo XIX del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Autor: Padre Pedro Crespo 

 

 

Las lecturas de este domingo XIX del tiempo ordinario nos hablan de la fe. ¿Qué es la fe?. No se refiere a los contenidos de la fe: el Credo, el Kerigma (la muerte y resurrección de Jesús), sino que se refiere a una actitud de respuesta a Dios – la fe es una relación personal – que reconoce a Dios como el valor central de su vida y se pone en sus manos. 

Esta actitud se plasma y se expresa en una vivencia personal, en las celebraciones de los sacramentos y en un compromiso. 

La fe se expresa en una vivencia personal. Soy yo, no la sociedad, ni la tradición, ni la familia, quien cree en Dios. Como vivencia personal es: 

-          Confianza en los planes de Dios: como se fían Abrahán o María en los planes de Dios para sus vidas. Abrahán iba a ser Padre de los creyentes y María iba a ser Madre de Jesús. Sobre este aspecto de la confianza se decía en la primera lectura: “Al conocer con certeza la promesa de que se fiaban”. En la segunda lectura: “La fe es seguridad de lo que se espera y prueba de lo que no se ve”. 

-          En la segunda lectura se dice: “Por fe son recordados los antiguos, por fe obedeció Abrahán, por fe Sara obtuvo fuerza para fundar un linaje”. Hay que resaltar que la fe es obediencia a los planes de Dios, como obedeció Abrahán a los planes de Dios, pues estaba dispuesto a sacrificar a su propio hijo, ó como lo hizo María. 

-          Vigilancia. Como se dice en el evangelio, hay que estar vigilantes, porque no sabemos ni el día ni la hora. Estar vigilantes es vivir como últimos los tiempos que vivimos, como últimos porque no los volveremos a vivir más.  

Así, pues, tres dimensiones de la fe: confianza, obediencia y vigilancia. La confianza es la virtud que nos lleva a ponernos en las manos de Dios porque nos fiamos de él. La obediencia es la virtud que nos lleva a intentar hacer caso de Dios, de sus criterios, de sus valores, de su voluntad, antes que a estar centrados en nosotros mismos. La vigilancia es la virtud que nos ayuda a vivir despiertos, expectantes, en tensión, preparando todo para el encuentro definitivo con Cristo. 

Pero claro, toda esta riqueza de la fe en la relación personal con Dios no es sólo una vivencia interior, íntima y privada, sino que se tiene que expresar en las celebraciones de los sacramentos y en el compromiso de cada día. 

La fe es una actitud que se expresa en las celebraciones de los sacramentos. Quien tiene fe la celebra en los sacramentos. No es cierta la fe de quien dice que tiene más fe que nadie, pero no va a la Iglesia. Quiero decir que la relación personal con Dios no depende de una experiencia subjetiva, de lo que yo siento en relación con Dios según el momento vital que estoy viviendo, sino que depende de un encuentro real con Dios, que se da en los sacramentos. 

La fe es una actitud que se expresa en un compromiso. La fe es testimonio de lo que se cree, la fe se esfuerza porque los valores del Evangelio se hagan realidad en la sociedad en la que vivimos. Si esta relación personal con Dios no nos cambia, no nos implica personalmente, no nos lleva a vivir de una determinada manera: amando a los demás... no es una experiencia verdadera. 

Resumiendo: la fe es una actitud de respuesta que reconoce a Dios como el valor central de su vida y se pone en sus manos. Esta actitud es expresión de una vivencia personal de confianza, obediencia y vigilancia. Es una actitud que se expresa en las celebraciones de los sacramentos, principalmente en la Penitencia y la Eucaristía. Y es una actitud que se expresa en el compromiso por construir un mundo mejor. 

¡Qué el Señor bendiga y aumente nuestra fe!