“Orar es hablar con quien sabemos nos ama”.

XVII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

Autor: Padre Pedro Crespo    

 

 

La celebración de este domingo XVII del tiempo ordinario, domingo último de Julio, es una invitación  a orar (“Hablar con quien sabemos nos ama”, que decía Santa Teresa) con insistencia, sin desanimarnos. También recordamos a todos los misioneros que nacieron en nuestra diócesis y que están en tierras de misión. Hoy es la jornada del misionero diocesano: “Enviados de Dios amor”. 

La idea de orar con insistencia aparece en la primera lectura y en el evangelio: 

-          Primera lectura: Abraham pide con insistencia a Dios que tenga misericordia con Sodoma por los pocos justos que haya en ella. Por su insistencia Abraham es escuchado. 

-          Evangelio: Lucas nos cuenta la parábola del amigo inoportuno, que consigue lo que necesita por pedirlo con insistencia. Por eso dice: “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá”. 

Fijaos que el tipo de oración que aparece en las lecturas de hoy es una oración de petición; no es una oración de alabanza, de acción de gracias, de lamento,... Resalto esta idea: 

-          Porque hay quien dice que la oración de petición es la mas interesada y, por tanto, la que menos agrada a Dios. 

-          Porque Dios conoce lo que necesitamos y, por tanto no habría que pedírselo. Estos días leyendo un libro de José María Cabodevilla, “Discurso sobre el Padrenuestro”, he encontrado una respuesta preciosa a esta objeción a la oración de petición. Si pedimos a Dios no es para informarle de lo que necesitamos, pues él ya lo sabe; si no que pedimos para darnos cuenta de que estamos pidiendo, de que estamos rezando, de que no todo depende de nosotros, para darnos cuenta de nuestra pobreza, de nuestra contingencia, de nuestro ser hijos de Dios y necesitados de él. Podríamos decir que la oración de petición hace más bien a quien la reza que a Dios. 

Oración de petición es la que enseñó Jesús a sus apóstoles cuando le pidieron que les enseñara a orar: el Padrenuestro. El padre nuestro de Lucas tiene cinco peticiones, mientras que el de Mateo tiene siete. La primera parte es la referida a Dios, su nombre, su reino. La segunda es la referida al hombre, el pan, el perdón, la tentación. 

Padre. Es un modo cercano de llamar a Dios: Ab – ba (Papaito). Dios no es un ser lejano, desentendido del hombre, si no que es nuestro Padre. ¿Cómo no le va a interesar a un Padre las necesidades de sus hijos?. 

Santificado sea tu nombre. En la cultura judía el nombre representa a la persona. El nombre de Dios se santifica no tomándolo en vano y glorificándolo con las buenas obras. 

Venga tu reino. Que se haga realidad entre nosotros la realidad del reino, un mundo mejor lleno de verdad, de justicia, de vida, de paz, de amor. 

Danos cada día nuestro pan del mañana. Adelántanos ya hoy algo del pan celestial que nos darás en el futuro. 

Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a los que nos deben algo. Terrible frase: le pedimos a Dios que nos perdone en la medida en que nosotros hemos perdonado a los demás. 

Y no nos dejes caer en la tentación. La tentación es una sugerencia interior o exterior para obrar el mal; en sí misma no es pecado; lo malo no es sentir, sino consentir. No nos dejes caer en la tentación del tener, del poder o del gozar. 

Pedimos hoy de un modo especial por todos nuestros misioneros y misioneras que salieron de nuestras parroquias, de nuestra diócesis, hacia otras comunidades más necesitadas; por todas sus actividades y proyectos... para que con la ayuda de todos la misión siga adelante, mostrando el amor que Dios nos tiene y nos envía.