“Vida Consagrada y Familia: Huellas de la Trinidad en la Historia”.

Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo, Ciclo C

Virgen de la Candelaria

Autor: Padre Pedro Crespo    

 

 

Estamos celebrando el día de la Candelaria, una fiesta mariana. Sin embargo, litúrgicamente, se centra en Cristo, presentado en el templo y reconocido por Simeón como Luz de las naciones. Festividad que, en sus lecturas, nos invita a presentarnos a nosotros mismos como ofrenda agradable a Dios.

 

Celebramos en este día la X jornada de la Vida Consagrada; jornada que instituyó el Papa Juan Pablo II en el año 1.997. Es, por tanto, relativamente reciente. El lema de este año es: “Vida Consagrada y Familia: Huellas de la Trinidad en la Historia”. Lema que paso a comentar.

 

El Dios en el que creemos los católicos, como confesamos en el credo es un Dios Trinidad: Un solo Dios y tres personas. La peculiaridad frente a otras divinidades de otras confesiones es que no es un Dios solitario, sino que vive en comunión entre las tres personas, por medio de una relación personal. Comunión y relación son, pues, dos conceptos básicos en la comprensión de nuestro Dios.

 

Cuando Dios realiza la obra de la creación, deja la impronta de su ser en su obra, de la misma manera que un artista se expresa en su música, en su pintura, en su arte...  Dios lo hizo creando al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, hasta el punto de que hay algún teólogo protestante, próximo a la postura católica, que dice que la imagen de Dios es el hombre y la mujer, en su relación; no considerados aisladamente. En esa creación, Dios manda al hombre y a la mujer que sean fecundos y que dominen la tierra.

 

La familia es una huella de Dios en la historia; la familia es un lugar privilegiado donde se dan la comunión entre sus miembros y la mejor relación personal. Podemos decir que la familia es lo más parecido a Dios. Alguna vez hemos explicado el misterio de la Santísima Trinidad diciendo que es una familia con tres miembros: Padre, Madre e Hijo. La familia es escuela de humanidad, pues los valores que se aprenden en ella es difícil que se puedan aprender en cualquier otra instancia social. La familia es como una iglesia doméstica.

 

El encuentro del Papa con las familias en Valencia puso de manifiesto la gran importancia que la Iglesia concede a la familia como célula de la sociedad y como factor decisivo en la transmisión de la fe. Nuestro Plan Diocesano de Pastoral recoge esta preocupación en un importante objetivo del mismo. Aquí, en Daimiel, se ha creado una comisión de sacerdotes, religiosas y seglares para lanzar la pastoral familiar. Precisamente mañana hay convocado un primer encuentro, a las 17h. en el salón de san Pedro.

 

La Vida Religiosa es otra huella de Dios en la historia. Para los que han hecho la opción de seguir a Jesús, renunciando a crear una familia según los criterios de la sangre, la Vida Religiosa se presenta como una verdadera familia, en donde los conceptos de Comunión y Relación adquieren un especial significado. Se vive en algo más que en fraternidad, en comunidad, fomentando una auténtica relación personal.

 

Cuando uno ya tiene unos años descubre con mayor claridad los problemas de las familias y de las comunidades de religiosas expresados en las dificultades de la convivencia, que terminan siendo pequeños obstáculos, que se superan con amor, para descubrir la gracia de la convivencia. La convivencia estrecha que se da en las familias y en la vida religiosa puede crear tensiones en las relaciones, pero normalmente son factores que contribuyen a que haya una mejor armonía, una mayor comunión, una relación más personal.

 

Le pedimos hoy a la Luz que es Cristo que ilumine nuestras familias y nuestras comunidades de religiosas y de religiosos:

 

q  Para que sigamos creciendo en respeto y aceptación del otro, tal y como es, con su edad, sus opciones, sus criterios políticos, sus posicionamientos ante la vida, su carácter, sus manías, sus limitaciones, sus posibilidades...

 

q  Para que respetemos los ritmos personales de cada uno, el ritmo del niño o del anciano, el ritmo del joven o el impedido... Cada uno es huella de Dios en su historia concreta.

 

q  Para que sean lugares donde siempre se crezca en el Amor oblativo como el de Jesús y en un perdón misericordioso como el del Padre.

 

q  ...

 

q  En definitiva pedimos que Cristo ilumine nuestras familias y nuestras comunidades para que sean espacios donde todos aprendamos a presentarnos a Dios como ofrenda agradable.

 

Hay una cita que me gusta resaltar para expresar cómo debe ser esa relación personal de comunión, con la que termino estas palabras:

 

Quisiera amarte sin ahogarte,

apreciarte sin juzgarte,

acompañarte sin invadirte,

invitarte sin exigirte,

corregirte sin acusarte

y ayudarte sin insultarte.

Y si puedo conseguir los mismo de ti

entonces podremos encontrarnos de verdad

y enriquecernos mutuamente”. (Virginia Satir)

 

Así se crea Familia y Comunión y se explicitan las huellas de la Trinidad en la Historia.