“Notas del Amor de Dios”.

Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesus, Ciclo C

Autor: Padre Pedro Crespo    

 

 

Celebramos la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. ¿Habrá algo en Jesús que no sea sagrado?. Sagrado es lo que está habitado por la presencia de Dios. Todo en Cristo es sagrado. Su Corazón es su persona. Es decir celebramos una fiesta de Jesucristo. Las connotaciones de “sagrado” y “corazón” nos hablan del Amor de Dios manifestado en Cristo. Celebramos, pues, el amor de Dios. ¿Cómo es ese amor? ¿Qué notas o características tiene?. 

Las lecturas de este día nos ponen en esa perspectiva: 

¨      La primera lectura nos habla de los cuidados del pastor por sus ovejas, en esa imagen tan sugestiva de que Dios es el Buen Pastor y su pueblo es el rebaño. El pastor busca a sus ovejas, las libra, las apacienta, las venda, cura a las enfermas... Es una imagen que Jesucristo se aplica a sí mismo, reflejando la solicitud amorosa de Dios por los hombres. 

¨      La segunda lectura expresa cómo nos amó Dios, hasta dónde, hasta dar la vida de su Hijo por nosotros. El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado. 

¨      El texto del Evangelio es una parábola que precede a la parábola del Hijo Pródigo: el pastor sale a buscar la oveja perdida. 

En estas lecturas podemos encontrar esas notas del amor de Dios: 

1º.- “Buscaré a mis ovejas”: 

Es una idea que aparece en la primera lectura y en el texto del evangelio. Dios no es pasivo en su amor con los hombres, sino que toma la iniciativa. La humanidad contrae una deuda con Dios por las ofensas que le ha proporcionado y Dios, en vez de esperarse a que el hombre recapacite y vuelva a su casa, sale en su búsqueda. Fijaos lo comprometido de la situación: si alguien te ofende lo lógico es que tú esperes a que el otro se acerque a ti a pedirte disculpas. Pues el amor de Dios se salta la lógica humana y toma la iniciativa. 

2º.- “Murió por nosotros cuando éramos pecadores”: 

El amor de Dios es un amor gratuito. Normalmente solemos pensar que los demás nos aprecian, nos quieren porque nosotros nos lo merecemos. Así, también vivimos nuestra religión intentando hacer méritos para que Dios nos quiera y nos premie. Pues el amor de Dios es previo a todo nuestro esfuerzo por ser buenos. Nos ama sin merecérnoslo. ¡Qué fácil es mar a quien te quiere, saludar a quien te saluda...! Dios toma la iniciativa y nos ama gratuitamente. 

3º.- “Libraré, apacentaré, vendaré, curaré...”: 

El amor de Dios no es sentimientos sino obras. Podemos caer en la trampa de confundir el amor con el sentimiento que tenemos. Cuando todo va bien, Dios es bueno, cuando va mal, quizá Dios no es tan bueno. Ó, amamos en los demás no su bien, sino la sensación o el sentimiento que producen en nosotros. Dios nos ama con obras: la entrega de su propio Hijo, su perdón, sus cuidados... obras que se materializan en tantas manos y corazones como le prestan sus colaboradores. ¿Alguien puede dudar del amor de Dios manifestado en Cristo y en sus seguidores? Si dudan no es por Dios, sino quizá porque nosotros no acertamos a manifestarlo. 

Y 4º.- “El amor de Dios se multiplica, se propaga”: 

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con El Espíritu Santo que se nos ha dado.  

Cuando se le pone puertas al amor, cuando los esposos se encierran en sus casas y se miran a los ojos y no salen a mirar el mundo, cuando sólo amamos a los de nuestro grupo, que piensan y obran como nosotros, cuando sólo amamos a los de nuestra familia... el amor se desvirtúa. El amor, incluso en Dios, rebosa, se propaga, se difunde, se comunica, se reparte...  

Dios tiene la iniciativa, te busca, te quiere sin que te lo merezcas, te ama gratuitamente, muestra para contigo su solicitud amorosa con sus cuidados y te hace manifestador de su propio amor. También tu corazón es sagrado.