Solemnidad: Domingo de Pentecostes
San Juan 20, 19-23:
“Ven Espíritu divino”.

Autor: Padre Pedro Crespo  

 

 

Hoy celebramos el día de Pentecostés, el día de la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles y sobre la Iglesia. El Espíritu Santo se manifiesta como don para entenderse (1ª lectura), se manifiesta para el bien común (2ª lectura), como paz y como perdón (Evangelio). Con la venida del Espíritu Santo comienza la misión de la Iglesia; los apóstoles pasan del miedo a la valentía para dar testimonio de Jesús. El Espíritu es quien da esa fuerza para la misión.

 

Estamos en el tiempo del Espíritu. El tiempo del Padre es la creación y toda la historia de Israel; el tiempo del Hijo es el tiempo de la encarnación y la redención; ahora es el tiempo de la santificación, el tiempo del Espíritu. Él es quien actúa en la Iglesia y en los cristianos para llevar adelante el mensaje del reino; por eso yo creo que el Espíritu tiene la misión de crear fraternidad entre las personas, de crear comunión.

 

Este aspecto lo resaltan las lecturas de esta fiesta:

 

La primera lectura, del libro de los hechos de los apóstoles, cuenta como el Espíritu, cuando vino sobre los apóstoles, se manifestó con el don de la “glosolalia”; es decir, que les dio posibilidad a los apóstoles de expresarse en distintos idiomas y de hacerse entender por todos. Este don hace referencia implícitamente al texto del Antiguo testamento de la torre de Babel: Los hombres quisieron construir una torre tan alta que llegara al cielo para hacerle la competencia a Dios; pero Dios confundió sus lenguas, de modo que no podían entenderse. El Espíritu Santo viene ahora, en nombre del Padre, a hacer posible el entendimiento entre las personas, a hacer realidad la fraternidad. El lenguaje del amor lo entiende todo el mundo.

 

El orgullo, la soberbia, crea división entre las personas; el Espíritu crea comunión, cercanía, diálogo, fraternidad. Para que el Espíritu actúe es necesaria una comunión entre las personas, la división dificulta el camino del Espíritu.

 

La segunda lectura de San Pablo nos dice que en cada uno de nosotros se manifiesta el Espíritu para el bien común; esa es la finalidad primera del Espíritu, el Bien Común; por eso dice que hay diversidad de dones, de servicios, de funciones, pero un mismo Espíritu. Dice San Pablo: “Lo mismo que el cuerpo  es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo”.

 

Los cristianos formamos el Cuerpo de Cristo; en cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común: todos somos necesarios para la comunión. Cuando entre nosotros no hay fraternidad, cuando entre nosotros hay división es señal de que no estamos dejando actuar al Espíritu, es señal de que estamos actuando por nuestra cuenta sin tener presente a Dios.

 

En el texto del Evangelio se nos dice que Jesucristo envía el Espíritu Santo después de haber resucitado y lo hace al mismo tiempo que envía a los apóstoles a la misión de anunciar el Evangelio; podríamos decir que el Espíritu, en los apóstoles, continúa la misión de Jesús. La misión es anunciar la Buena Noticia a todas las gentes, pero parece que ese anuncio tiene que ver mucho con la fraternidad y la comunión:

 

Ø  Pues Jesucristo se aparece deseando al paz: “paz a vosotros”. La paz es la reconciliación entre las personas y la reconciliación de las personas con Dios. La paz no es simple tranquilidad por ausencia de conflicto; por eso para conseguir la paz quizá hay que hacer violencia a las formas ficticias de paz.

 

Ø  Además dice el evangelio: “perdonad los pecados”; puesto que para que se dé la verdadera comunión o la paz entre las personas, es necesario el perdón mutuo; es necesario el perdón de Dios para que se pueda dar el perdón entre las personas.

 

Este es el día de Pentecostés: celebrar la presencia del Espíritu Santo entre nosotros como el gran creador de la comunión entre las personas y Dios; celebrar la cooperación con el Espíritu de tantas personas, que dedican su vida a crear fraternidad en las familias, en los pueblos...

 

Que el Espíritu se manifieste en cada uno de nosotros  para el bien común.