XIII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B
San Marcos 5, 21-43: “Jesús es la vida del ser humano”.

Autor: Padre Pedro Crespo  

 

 

Hoy celebramos el domingo XIII de este tiempo. Como idea central de este domingo, podríamos decir que las lecturas nos hablan de la muerte y de la vida. La segunda lectura es una invitación a ser solidarios con quienes tienen necesidad. La primera lectura nos dice que Dios no hizo la muerte, ni la quiere, sino que la muerte entró en el mundo por envidia del diablo. El texto del Evangelio está en consonancia con esta lectura, pues nos dice que Jesús curó a una mujer que tenía flujos de sangre y resucitó a la hija de Jairo. 

El mensaje, de un modo resumido, podría ser este: Dios es un Dios de vivos, no de muertos; Dios es un Dios amigo de la vida, no de la muerte. Fijaos que es una idea fácil de entender, pero que suele ser discutida en las vivencias más personales cuando se pasa por situaciones trágicas de muerte: Dios no quiere la muerte de nadie, Dios no hizo la muerte. La muerte, el mal, tienen otro origen: la envidia del diablo. Dios hizo al ser humano inmortal, según nos cuenta el relato del Génesis; el diablo se entristeció del bien del hombre (eso es la envidia) y tuvo que hacer algo para destruir el bien que el hombre poseía: sedujo al hombre para que éste hiciera el mal. El libro del Génesis nos dice que la muerte entró en el mundo como consecuencia del mal. La muerte en sentido físico y la muerte en sentido espiritual. En sentido físico es el final de la vida que conocemos; en sentido espiritual es la cerrazón al amor. En sentido más actual podríamos decir que la muerte entra en el mundo como consecuencia de las leyes de la naturaleza y como consecuencia de la libertad del hombre. La naturaleza tiene unas leyes en las que entra el desgaste de la materia, de la que estamos hechos. La libertad del hombre es capaz de actuar en contra de él mismo. Todos tenemos ejemplos a los que nos podemos remitir. 

Esta es, pues, una afirmación fundamental: Dios es un Dios de vivos, que no quiere la muerte de nadie. La permite, pero no la quiere, ni la provoca. 

El texto del Evangelio es una concreción de esta afirmación fundamental: Jesucristo manifiesta la vida que Dios nos viene a traer, cura a una hemorroisa, que tenía flujos de sangre, y resucita a la hija de Jairo. Los milagros que hace Jesucristo no son tanto para solucionar problemas puntuales, que es lo que queremos la mayoría, que me solucionen mi problema, sino que son manifestación del Reino de Dios. Jesús anuncia el Reino de la Vida y lo hace con ejemplos. También podríamos decir que los milagros que Jesucristo hace no son para suscitar fe (algunos pensaban que los hacía por el poder de Belzebú), sino que la requieren para que se puedan realizar. 

Jesucristo viene a anunciar el Reino de Dios, el reino de la verdad, de la justicia, del amor, de la paz, de la Vida... La vida que anuncia Jesucristo es una vida plena aquí en la tierra y una vida eterna en el cielo. 

Esto quiere decir que para que la vida del ser humano sea plena aquí en la tierra, además de procurar tener cubiertas las necesidades primarias: ropa, alimento, casa... las personas tenemos que vivir desde los valores de Dios: la misericordia, la justicia, la paz, la mansedumbre... porque sino no podremos alcanzar la felicidad. Jesús es la vida del ser humano. Todo lo que dignifica al ser humano es querido por Dios. Todo lo que atenta contra la dignidad del ser humano, atenta contra Dios. 

Para que la vida sea plena tiene que tener ciertos horizontes mentales y espirituales. Nada entristece y deprime más a las personas que el quedarse sin “salidas” a sus dificultades, el quedarse sin tener hacia donde caminar, el quedarse sin horizonte. El horizonte, el futuro, al que debemos mirar para plenificar nuestro presente, nuestra vida, en la Otra Vida, la vida eterna. Esta verdad: no todo termina con la muerte, sino que después viene la resurrección, debería ensanchar nuestro presente, debería iluminar nuestro caminar... 

Que esta celebración sea un redescubrimiento de que nuestro Dios es un Dios que apuesta por la vida. Que esta celebración sea un impulso a trabajar porque la vida de Dios llegue a todas las personas.