IV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
San Lucas 4, 21-30: Enseñanzas de Jesús en Nazareth
Autor: Monseñor Rubén Oscar Frassia
Evangelio según San Lucas 4, 21-30
Enseñanzas de
Jesús en Nazareth
Este Evangelio nos habla
de lo que es la FE y cómo el Señor exige la fe para poder obrar. Los
interlocutores de aquel entonces, un grupo de judíos que estaban en la Sinagoga,
entendieron muy bien la enseñanza. Entendieron muy bien qué se les estaba
diciendo, que ellos no tenían fe y que el Señor no obraba allí debido a su
incredulidad.
El Señor siempre nos pide,
en nuestra vida y ante los acontecimientos, una actitud de confianza, una
actitud de fe. Porque las cosas no son mágicas sino que hay un diálogo personal
donde Dios obra, pero donde también exige y reclama nuestra actitud de confianza
y de fe.
Si avanzamos un poco más
en la lectura del texto evangélico, nos damos cuenta que El es un Profeta,
porque está discerniendo, explicando, comunicando, anunciando. Y esto es muy
importante, porque todos nosotros también somos profetas por nuestro bautismo.
Todos los bautizados, los cristianos, tenemos tres aptitudes: sacerdote, profeta
y rey.
Todo cristiano bautizado
es profeta.
Todo cristiano bautizado
es sacerdote.
Todo cristiano bautizado
es rey.
Profeta es el que anuncia.
Pero ANUNCIA PORQUE CREE. Por lo tanto denuncia, discierne, explica, se
adelanta. Pero todo porque el profeta tiene FE.
Desacomoda, desarticula,
incomoda, contra los abusos de poder; contra las tantas falsas idolatrías;
contra tantas injusticias; o contra aquellos que pretenden tener el monopolio de
Dios y que pretenden encerrar a Dios, adueñarse de Dios. El profeta denuncia
todo eso.
Simultáneamente, el
profeta tiene la comunicación de un santo que es buscar y hacer la voluntad de
Dios.
Pidamos esta capacidad de
discernimiento, esta capacidad de pensar: qué tenemos que discernir; qué cosas
hacemos; qué cosas no debemos hacer; qué cosas recibimos; qué cosas aceptamos;
qué cosas debemos rechazar. Porque la fe exige, de nuestra parte, una posición,
un compromiso y una decisión. Por eso uno tiene que pensar, tomar decisiones y
comprometerse.
Pidamos al Señor vivir la
fuerza del bautismo y que ejerzamos en nuestra vida el ser profetas. Porque
todos somos capaces para hablar, para anunciar, para indicar, para decir que
Jesucristo es el Señor. Pero no sólo en la palabra sino también en la vida, en
los acontecimientos, en la Iglesia, en el mundo y en las leyes.
Les dejo mi bendición y
hasta la semana próxima.