I Domingo de Cuaresma, Ciclo C

San Lucas 4, 1-13: “Las tentaciones de Jesús”

Autor: Monseñor Rubén Oscar Frassia 

 

 

Evangelio según San Lucas 4, 1-13

 

El Evangelio de hoy: “Las tentaciones de Jesús”

 

Es el inicio concreto de la lucha que tiene el Señor. Él, como Dios, no podía ser tentado y como hombre permitió pasar por el crisol de la prueba de la tentación.

 

¡Qué cosa fuerte!, porque el Señor le “permite” esa osadía, esa estupidez, esa irracionalidad, y sin embargo es así: el Señor permite y responde con una autoridad magistral:

 

¡No tentarás al Señor!

¡El hombre no vive solamente de pan!

¡Adorarás al Señor, tu Dios y a El sólo rendirás culto!

¡No tentarás al Señor, tu Dios!

 

Tenemos que vivir este tiempo de Cuaresma. Darnos cuenta que ser cristiano y ser una buena persona, es algo que cuesta. ¡Cuesta ser bueno! ¡Y cuesta ser cristiano!

 

Pero yo les aseguro que la GRACIA siempre nos ayuda, y nos hace más fáciles las cosas. La Gracia nos ayuda a ser buenas personas y buenos cristianos, porque facilita pero no hace lo que cada uno tiene que hacer, integrar o responder.

 

La escucha de la Palabra de Dios, es fundamental en este tiempo de Cuaresma. Una actitud de conversión, porque nos hemos desviado del camino. Hemos avanzado de más o de menos; entramos por un camino equivocado; pues bien ¡hay que convertirse! Todos debemos convertirnos, yo, el Obispo, también.

 

La oración: hay que rezar más porque es la Primacía de Dios. No trata de modificar al hombre sino que, la Primacía de Dios, busca salvaguardar la libertad y la dignidad humanas. Dios es la garantía de que lo humano sea humano. Dios, que es libre, nos concedió libremente la libertad y la dignidad.

 

Cuando vamos en contra de los derechos de otros hermanos; cuando nos esclavizamos a cualquier costo, o por cualquier precio y por cualquier cosa; cuando enajenamos nuestra libertad porque nos sometemos, esclavizadamente, por pasión, por lujuria, por poder, por mentiras, o por tantas otras cosas, estamos debilitando y perdiendo la dignidad y la libertad. ¡Cristo, con su primacía, es el garante de nuestra dignidad humana y el ejercicio de nuestra libertad!

 

La Cuaresma, vista en esta clave, nos va a ayudar a encontrarnos, a reconocer que Dios tiene que ver con nosotros; y que nosotros queremos tener en cuenta a Dios. Por eso tenemos que escuchar la Palabra, queremos convertirnos, rezar y queremos tener una caridad fraterna.

 

Lo más importante es pedirle al Señor: no que nos quite la tribulación, no que nos quite la tentación, sino que nos de luz para darnos cuenta aquello que a veces se presente bajo apariencia de bien y es un mal. Y que tengamos siempre el señorío, la dignidad, la libertad y el obrar en consecuencia.

 

Hay Alguien que pagó por nosotros: ¡qué pesado debe ser el pecado! Cristo pagó por todos para que nosotros podamos vivir en  libertad y en dignidad. ¡No lo perdamos! ¡No lo vendamos! ¡Pongámoslo en práctica!

 

Que esta Cuaresma sea el tiempo de volver a El.

Les dejo mi bendición.