III Domingo de Pascua, Ciclo C

San Juan 21, 1-19: Tercera aparición de Jesús

Autor: Monseñor Rubén Oscar Frassia 

 

 

Evangelio según San Juan 21, 1-19

 

El Evangelio de hoy: Tercera aparición de Jesús

 

Es un texto muy rico donde encontramos, en primer lugar, a los pescadores, con Simón Pedro a la cabeza, que esa noche no habían pescado nada; pero ante la Palabra de Dios pescaron y pescaron en abundancia.

 

Cuando uno obra en fe, o con la fe, lo que Dios dice; o cuando uno obra en la fe lo que la Iglesia pide; o cuando uno obra en fe lo que el Evangelio exige, en su vida siempre habrá fecundidad.

 

Pero cuando uno desobedece, o quiere hacer prevalecer su criterio personal, o particular, sobre el criterio de la Iglesia, uno se equivoca. Y porque se equivoca, no recibe la fuerza del Espíritu Santo. Esto es muy importante de tener en cuenta: siempre Dios nos da la Gracia a todos nosotros.

 

Quiero decirles algo muy simple: la verdad no va a ser recibida, pues es inútil esperar, cuando nosotros no recibimos el Espíritu. ¿Qué quiero decir con esto? Si la verdad no es recibida, es inútil esperar recibir el Espíritu de Dios. Hay que ser obediente, hay que buscar la verdad y hay que tener fe para que Dios pueda obrar.

 

Por último, lo de Simón Pedro. Es algo singular. Jesús no está comparando, ni poniendo el amor de Pedro frente a los otros amores, de los otros Apóstoles. Pero le está pidiendo algo que es muy especial: la totalidad. ¿Me amas? Apacienta mis ovejas. Como que Dios está exigiendo, a Pedro, la confesión para la totalidad.

 

En la vida no se puede vivir con una voluntad de “ganas”. Se puede vivir con una voluntad de AMOR. Porque muchas veces no coinciden la voluntad de “ganas” con la voluntad de AMOR. Pero ¿qué tiene que prevalecer?: la voluntad del AMOR. Cuando una madre cocina, cuando un padre sale a trabajar, cuando el hijo tiene que ir a la escuela o estudiar para un examen o hacer un servicio.

 

Muchas veces no nos podemos reducir a las “ganas”. Pero sí hay que tener una motivación mayor, que es la voluntad del AMOR. Yo digo con esto que si no se hacen las cosas, no es porque no tengamos fuerzas y sí es porque no tenemos AMOR. Y como no tenemos voluntad de AMOR, no encontramos motivos para hacer las cosas que nos pide el Señor. ¡Bien clarito!

 

No digas que eres frágil, o que eres débil, di más bien que amas poco. Y porque amas poco, te encuentra que eres débil y que eres frágil.

 

Les dejo mi bendición.