V Domingo de Pascua, Ciclo A
San Juan 14, 1-12: Cristo es el camino la verdad y la vida; Quien cree en Él no quedará desilusionado.

Autor: Monseñor Rubén Oscar Frassia 

 

 

Evangelio según San Juan 14, 1-12

 

 

Evangelio de hoy:

Cristo es el camino la verdad y la vida;

Quien cree en Él no quedará desilusionado.

 

Queridos hermanos, fijémonos en la Pascua: la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. Jesucristo es el Señor, es el Señor que da la respuesta. ¡Qué gran verdad nos dice el Papa Benedicto XVI, cuando expresa que la ciencia ayuda, la sicología puede ayudar, la política puede ayudar, otras disciplinas pueden ayudar, pero el único que redime al hombre es Cristo, es Dios! ¡El único que da una respuesta absoluta y definitiva es el Señor! Y todos nosotros tenemos que reconocerlo, aceptarlo, creerle, seguirlo, ya que así llegaremos a un verdadero conocimiento.

 

¡Claro! Muchas veces decimos “yo conozco”, pero sólo conocemos intelectualmente algo; no vamos a la profundidad de nuestro ser para conocer las cosas que son más profundas y más reales. ¿Y cuáles son esas cosas profundas y reales? Aquello que es invisible, que es esencial a nuestros ojos, a nuestra vida. Por eso el conocimiento, es un conocimiento que está impregnado de la fe y es entrar en comunión del amor con Él. Y aún con aquél que el Padre ha enviado.

 

La Iglesia debe continuar la obra de Cristo e indicar el camino para que todos nosotros, Pueblo de Dios, podamos alcanzar al Padre. De Él venimos, con Él caminamos, a Él regresamos, pero no lo hacemos de cualquier manera: es el Señor que es camino, el Señor que nos da la verdad, para que nuestra vida tenga consistencia y es el Señor quien nos da la vida para que nuestra vida se transforme en algo más profundo, algo más serio, yo diría más real, y no una vida vacía y superficial.

 

Somos piedras vivas pero también tenemos que cumplir con las obras. La fe y la vida. La fe y las obras. Las dos realidades tienen que estar muy presente como también lo deben estar la Palabra de Dios y los Sacramentos que nos comunican la verdad y la vida. Seremos piedras vivas y cumpliremos su obra, si estamos en torno a Cristo que es la piedra angular, que es el sostén todo edificio.

 

Si tu corazón se desvanece, toma la fuerza de El.

Si tu mente tiene necesidad de luz y no saliendo en las tinieblas.

Si tu amor es poco eficaz y pasajero, ten recursos al amor de Dios y permanece en su amor, un amor que no pasa jamás.

“¡Aquel que me come, vivirá por mí y vivirá en mí!”

 

Si sufres la soledad, debes encontrar la fuerza en Dios y en la Iglesia.

La Iglesia es comunidad de vivientes y tiene que ser una verdadera familia.

Si te quieres envanecer, debes saber que tú no eres la raíz, sino que LA RAIZ es la que te lleva a ti. ¿Qué significa esto? Nuestra raíz es Cristo y desde ahí, desde Cristo lo definitivo, reconstituimos y resolvemos todas las demás definitividades.

 

Lo divino viene a nosotros y lo humano lo recibe. Dos verdades que van juntas: la realidad divina y la realidad humana pero que ambas deben ser encontradas en Jesucristo, el Señor, para que nosotros también podamos fructificar y dar vida, “y vida en abundancia”.

 

Vamos a hacer muchas obras si estamos unidos a El.

Vamos a ser muy fecundos si el Señor está presente en nosotros.

Vamos a hacer cosas extraordinarias; vamos a dar un testimonio extraordinario; seremos discípulos y testigos, si el Señor está presente en nosotros.

 

Lo primero y principal: deja que el Señor te toque para que puedas luego anunciar.

¡No anunciarás si no te dejas tocar por Cristo!

¡No cumplirás con tu misión si no te encuentras personalmente con el Señor!

 

Queridos hermanos, que seamos verdaderos discípulos y verdaderos testigos. Ambas realidades forman la vida de un creyente, de un cristiano.

 

Les dejo mi bendición: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

.