XVI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

San Mateo 13, 24 - 43: Parábola de la cizaña

Autor: Monseñor Rubén Oscar Frassia 

 

 

Evangelio según San Mateo 13, 24 - 43 

Parábola de la cizaña 

Esta es una parábola muy actual ¡Qué vigencia tiene!¡Qué aplicación en todo! Fijémonos en los conflictos que hemos tenido últimamente con respecto al campo, con el tema de las retenciones: tantas dificultades; tantas idas y venidas; siempre tenemos que pedir que se atienda a la realidad, al diálogo, a la justicia y que se ayude y se promueva toda la cultura del trabajo; que se favorezca a aquellos que trabajan por un presente y un futuro; no poner “palos en la rueda”. Yo pido, como obispo, que ambas partes tengan y procuren obtener, la intención del bien común para que el trigo sea trigo y siga produciendo frutos para nuestra patria, nuestras familias y que sea un ingreso para nuestra la correspondiente. Hago votos por eso. 

El Evangelio de hoy sigue dando luz a nuestra vida para que ninguno se sorprenda, ni viva de sorpresas. Veamos: ahí está la semilla sembrada para producir trigo y “alguien” plantó otra cosa. ¡Esto les pasa a todos!, cuando en la familia, en el trabajo, en la Iglesia, en la diócesis, en el mundo entero, Benedicto XVI o alguien quiere hacer el bien hay gente que lo decepciona y acepta perfectamente. Pero casi inmediatamente viene el “enemigo”, que no soporta que se haga un bien y ¡tac!, se lo tira abajo. 

Recuerdo un ejemplo concreto: cuando el Santo Padre fue a Estados Unidos, donde tuvo una actitud ejemplar, extraordinaria, un bien para la Iglesia de los Estados Unidos, para el mundo, para toda la sociedad, ¡estuvo bárbaro!, pero al día siguiente, cuando regresó a Roma los medios empezaron a decir que el Papa estaba enfermo ¡y tiraron por la borda todo lo bueno que el Papa había dicho, hecho y comunicado! Ahí está un ejemplo concreto de lo que es el trigo y lo que es la cizaña. Plantaron “la cosa” y ¡zas!, el campo de atención ya no eran las cosas que había dicho el Papa sino su posible enfermedad, haciendo que el público mirara para otro lado. 

Veamos cómo Dios trata el tema, dice: “no vamos a cortar ahora la cizaña, porque va a durar simultáneamente, con el trigo. Pero no la vamos a cortar porque si lo hacemos ahora, posiblemente también se pierda el trigo.”

¡Esa paciencia que Dios tiene!

¡Esa paciencia que Dios nos tiene!

¡Porque lo sabe esperar!

Por supuesto que es una paciencia apoyada en la verdad, en la justicia, pero fundamentalmente sostenida por la misericordia. ¡Dios nos tiene paciencia

Acordémonos, cada uno de nosotros, en nuestra vida, ante nuestros errores, ante nuestras equivocaciones, ante nuestras imperfecciones, ante nuestros pecados ¡Dios nos tiene paciencia!   

¿Y por qué nosotros no tenemos paciencia a los demás?

¿No será, quizás, porque nos hemos olvidado de la paciencia de Dios?

¿No será que, quizás, tengamos que empezar a mirar de nuevo a los demás con los ojos de Dios?

Ya sé lo que me pueden decir: "pero Dios es Dios y nosotros somos nosotros: humanos"  

¡Sí, somos humanos pero tenemos que vivir obrando conforme a la voluntad y al amor de Dios en nuestra vida!

Somos humanos pero Dios quiere que seamos cristianos. Y un cristiano tiene que vivir del Espíritu; y el Espíritu nos dice cómo obra Cristo y cómo debemos obrar nosotros. 

Queridos hermanos: tengamos paciencia, verdad, tolerancia, persuasión. Decía muy bien el querido Papa Juan XXIII "la dulzura es la plenitud de la fuerza." Se corrige más, se logra más, con una gotita de miel que con un tonel de vinagre, como decía San Francisco de Sales. 

Que Dios nos bendiga a todos, que nos tiene paciencia y que no abusemos de ella sino que obremos con mayor libertad y mayor prontitud frente a la paciencia divina, frente a su amor y misericordia; y que nosotros podamos responder como Dios nos pide, como Dios merece y como los demás necesitan. 

Les dejo mi bendición, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.