Fiesta: La Sagrada Familia: Jesús, María y José

San Mateo 2, 13-15.19-23

Autor: Monseñor Rubén Oscar Frassia 

 

 

Queridos hermanos:

¡Feliz Navidad!

Que el Señor esté presente en sus familias, en el corazón de todos ustedes. Que tengan mucha paz y serenidad, mucha alegría y mucho gozo. Que  el Señor los colme a todos con su presencia. Y si han sufrido o tenido nostalgias por tantos recuerdos de personas que a lo mejor no están, sepan que el Señor enjuga todas las lágrimas y nos consuela a todos abundantemente.    ¡Feliz Navidad para cada uno de ustedes! 

Hoy recordamos a la Sagrada Familia de Jesús, la Virgen María y San José

El Evangelio de hoy nos habla de las vicisitudes de esa Sagrada Familia. También ellos fueron emigrantes, errantes, tuvieron que huir a causa de la injusticia, de la intolerancia, del despotismo.

Tener que emigrar es tremendo, pensemos en cuántos pueblos, cuántas naciones, cuántas historias de hermanos nuestros que se tuvieron que ir de su tierra a causa de la raza, de la religión, de la injusticia, del despotismo, del hambre, de los problemas económicos.

Esta realidad es parte de nuestra historia y la Sagrada Familia nos enseña cómo ellos han vivido haciendo la voluntad de Dios. Nos enseña que si queremos vivir bien, en nuestra familia, tenemos que recurrir siempre a la Palabra de Dios, a la oración.

Si ustedes supieran cómo la fe ayuda a cuidar a nuestras familias. Qué  gran verdad aquello de “la familia que reza unida, permanece unida”, porque la oración nos mueve a cambiar el corazón y nos mueve a cambiar nuestras actitudes.

Todos sabemos que tenemos un principio universal, el amor. Pero el principio universal tiene una particular aplicación: “yo tengo que amar a cada uno con nombre y apellido”. Por lo tanto es fácil tener claro la universalidad de los principios, pero ¡qué difícil es concretar en particular y conservar la verdad en el amor, en la voluntad, en el cuidado y en el respeto. Como se dice habitualmente: “el doble discurso”, se habla mucho pero se hace poco; se dice una cosa y se hace otra, ¡es tremenda es división!

La Sagrada Familia nos viene a ayudar para que vivamos en unidad y en coherencia de pensamiento y de obra, de unidad de vida ¡eso es lo que tenemos que hacer! Profesamos, creemos, vivimos y practicamos lo que creemos y profesamos. Y lo propio en el amor es dar, más que recibir, ¡y es así! Porque a veces queremos poner todo en igualdad: damos y queremos recibir simultáneamente.

Yo diría hay que ser generosos:

Hay que dar aunque no te den,

Hay que amar aunque no te amen,

Hay que ser buenos aunque otros no sean buenos contigo.

Siempre el bien es superior al mal.

Decía bien esa frase que me gustó “las palabras cansan si no tienen verdad, las palabras cansan si no tienen amor” ¡Cuánta gente está cansada, porque no tienen verdad y porque no saben qué significa el amor!

Pidámosle al Señor, y a la Sagrada Familia, unidad de vida y que, lo que nosotros decimos, lo que nosotros profesamos, también lo practiquemos. Les deseo a todos que terminen bien este año y que comiencen, en la presencia de Dios, el año que viene. ¡Qué mejor final que finalizar con el Señor y qué mejor comienzo que comenzar con el Señor!

Les dejo mi bendición.