XXVII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

San Mateo 21, 33-36: Parábola de los viñadores homicidas

Autor: Monseñor Rubén Oscar Frassia 

 

 

Evangelio según San Mateo 21, 33-36

 

Evangelio de hoy: Parábola de los viñadores homicidas

 

¡Qué cosa tan fuerte! Porque el dueño de la viña arrendó la tierra para que la trabajaran y que dieran frutos, pero no se aceptaron las señales. Y así nos puede pasar a todos nosotros.

 

Hay que darse cuenta, hermanos. Hay que hacer culto a la verdad. Hay que vivir en la verdad. Las cosas son lo que son, no lo que uno dice o lo que otros dicen lo que las cosas son.

 

Nosotros tenemos una vida para vivir en la verdad; y tenemos una vida que Dios nos la prestó para que la trabajemos, la cultivemos y demos frutos. Quien no da frutos, quien da uvas avinagradas, es quien obra de un modo irresponsable.

 

Esta responsabilidad, o irresponsabilidad, nos cabe a todos: hombre – mujer, padre – hijo, todos cristianos o no, sacerdote, religiosa, religioso, obispo, funcionario, docente, médico, ama de casa, gobernantes; todos tenemos una responsabilidad y se nos va a pedir cuentas a todos: ¿qué frutos hemos dado? Cada uno tiene la respuesta.

 

Pidamos al Señor que nosotros no rechacemos, como éstos viñadores que rechazaron a Jesús. Lo bueno del caso es no amargarse ni cerrarse, o no negar y mentir, sino tener una actitud de conversión personal para mejorar, para cambiar, para hacer nuevas las cosas, y eso lo podemos hacer con la gracia de Dios.

 

Demos frutos y no matemos al heredero, a Cristo, al hermano, a los otros, a uno mismo, a nuestra vida y a nuestra alma.

 

Queridos hermanos les dejo mi bendición, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.