XIX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana 



Lectura del Evangelio según San Lucas 12:32-48

 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No temas, pequeño rebaño, porque al Padre le agradó darte el Reino. Vendan lo que tienen y repártanlo en limosnas. Háganse unas bolsas que no se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no pueden llegar ni ladrón ni polilla que destruya. Porque donde está su tesoro, ahí también estará su corazón. Tengan la ropa puesta y mantengan encendidas sus lámparas. Estén como hombres que esperan que su patrón regrese de un casamiento para abrirle apenas llegue y golpee a la puerta. Felices los sirvientes a los cuales el patrón encuentre despiertos a su llegada. Yo les digo que él mismo los atenderá, los hará sentarse a su mesa y los servirá uno por uno. Felices si los encuentra así aunque venga a la medianoche o de madrugada. Entiendan bien esto: si el dueño de casa supiera a qué hora va a venir un ladrón, estaría preparado para no permitirle entrar en su casa. Ustedes también estén preparados, porque en el momento menos pensado vendrá el Hijo del Hombre”.

Comentario breve:

Hoy leemos una colección de enseñanzas de Jesús dichas con el fin de ayudar a sus discípulos durante el período de espera hasta su regreso a la tierra. Los primeros cristianos creían que el fin del mundo (parousia) y el regreso de Jesús tendrían lugar pronto. Mediante este relato, Lucas trataba de alentar a la comunidad cristiana que comenzaba a frustrarse porque Jesús no regresaba. En este pasaje, el evangelista agrupa una serie de frases de Jesús que animan a la comunidad a seguir en vela esperando su venida con confianza.

Muchas veces ponemos todos nuestros esfuerzos en hacer dinero, obtener placeres, competir con todos, ganar fama y poder. Es probable que nuestra muerte nos sorprenda mientras luchamos por estas cosas. Sin embargo, Jesús nos recuerda que nuestro final será sorpresivo y que tenemos que estar siempre listos. Esta disposición la demostramos en el modo en que vivimos y en las prioridades que tenemos.

Tres ideas importantes de la lectura:

No permitamos que se adueñe de nuestro corazón algo que no lo merece.

El éxodo de Egipto y el tiempo en el desierto prepararon a los israelitas para entrar a la tierra prometida. De igual forma, la vida nos prepara para el encuentro definitivo con Dios. Si no tenemos esto en cuenta, moriremos de hambre y de sed buscando la seguridad en cosas que no la pueden dar.

Jesús nos ofrece los criterios precisos para no confundirnos y escoger como tesoro algo verdaderamente valioso, algo que no pueden robar los ladrones ni carcomer la polilla.

Para la reflexión:

1. ¿Le presto más atención a los “dones” que tengo que a Aquél que me los ha regalado?

2. ¿Qué valores les enseño a mis hijos como importantes en la vida? ¿Qué aprenden ellos de mi comportamiento?