XXII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana 



Lectura del Evangelio según san Lucas 14:1.7-14

Una vez, Jesús fue a comer a la casa de uno de los fariseos más importantes. Era sábado, y ellos lo estaban espiando. Al notar cómo los invitados buscaban los primeros lugares, les dio esta lección: “Si alguien te invita a una comida de bodas, no ocupes el primer lugar. Porque puede ser que haya sido invitado alguien más importante que tú. Entonces el que invitó a los dos vendrá a decirte: ‘Deja tu lugar a esta persona’. Y tú, rojo de vergüenza, tendrás que ir a ocupar el último asiento. Al contrario, cuando te invite, ponte en el último lugar, de modo que cuando llegue el que invitó diga: ‘Amigo acércate más’. Y será un honor para ti en presencia de todos los que estén contigo a la mesa. Porque el que se eleva será humillado y el que se humilla será elevado”. Jesús decía también al que lo había invitado: “Cuando des un almuerzo o una comida, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos, porque ellos también te invitarán a su vez y recibirás de ellos lo mismo que diste. Al contrario, cuando ofrezcas un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos, a los ciegos, y serás feliz porque ellos no tienen con qué pagarte. Pero tu recompensa la recibirás en la resurrección de los justos”.

Comentario breve:

El Evangelio de Lucas es el único que relata la escena de este banquete. Lucas quiere enseñarnos la actitud de Jesús hacia los pobres y hacia los ricos. En la antigüedad era costumbre prestar gran atención al rango social de los invitados y a la estima que el anfitrión les tenía. Aun la calidad de la comida y la bebida dependía del status social y de la amistad entre anfitriones e invitados. Según este Evangelio, esta fue la tercera vez que Jesús visitó la casa de un líder religioso (fariseo) y aprovechó la oportunidad para hablarle a su anfitrión y a sus huéspedes del discipulado. Con frecuencia, Jesús usaba la analogía de un banquete de bodas para hablar del reino de Dios, y, en este texto, nos recuerda que hemos sido invitados a este banquete por la gracia de Dios y no por nuestros méritos o clase social. Por lo tanto, si todo es gracia, sería ridículo pelearnos por ocupar los primeros puestos.

El mensaje de la segunda parte de esta lectura nos dice que, cuando hagamos el bien y sirvamos, debemos hacerlo generosamente, sin esperar recompensa alguna; de la misma forma que Dios nos ama gratuitamente.

Tres ideas importantes: de la lectura:

Lucas nos enseña que Jesús se preocupaba de un modo especial por los pobres y los enfermos.

Jesús no muestra favoritismo. Trata a todos con respeto y amor, porque todos merecen un lugar de honor en el banquete del reino.

Dios dará la recompensa a todos los que son generosos sin esperar nada a cambio.

Para la reflexión:

¿Cuándo fue la última vez que cediste a otros los primeros lugares? Explica.

¿Cómo te sientes cuando tratas a los pobres con dignidad y respeto? Da ejemplos.