III Domingo de Adviento, Ciclo A
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana 


Lectura del Evangelio según San Mateo 11:2-11

 En aquel tiempo, Juan se enteró en la cárcel de lo que hacía Cristo; por eso envió a sus discípulos a preguntarle: “Eres tú el que debe venir o tenemos que esperar a otro?” Jesús les contestó: “Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: que los ciegos ven, que los cojos andan, que los leprosos quedan sanos, que los sordos oyen, que los muertos resucitan y que se predica la Buena Nueva a los desdichados. Feliz aquel que al encontrarme no se aleja desilusionado”. Una vez que se fueron los discípulos de Juan, Jesús comenzó a hablar de él a la gente: “¿Qué fueron a ver ustedes al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿A un hombre vestido elegantemente? Pero los elegantes viven en palacios. Entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un profeta? Eso sí. Yo les aseguro que Juan es más que un profeta. Porque se refiere a Juan esta palabra de Dios: ‘Mira que yo envío a mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino’. Yo les aseguro que no se ha presentado entre los hombres alguien más grande que Juan Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más que él”.

Comentario breve:

Herodes había encarcelado a Juan porque éste había cuestionado públicamente la moralidad de su matrimonio con Herodías (14:1-12). En esos tiempos corruptos, Juan, al igual que muchos judíos de la época, esperaba que el Mesías traería un juicio severo y violento sobre los pecadores; esto hace que dude de la identidad de Jesús. La lectura de hoy refleja esta duda cuando Juan, desde la cárcel, envía a sus discípulos a cuestionar su identidad mesiánica. Esta visita de los discípulos será la ocasión para precisar lo que Jesús nos trae, y lo que no hay que esperar de él. Jesús responde usando los pasajes del profetas Isaías que describían la venida del Mesías (Isaías 26:19; 29:28-19; 35:5-6; 61:1). La frase: “Feliz aquel que al encontrarme no se aleja desilusionado”, es una advertencia a Juan y a sus discípulos de no dudar de él porque sus expectativas del Mesías no se habían realizado. Una vez que los discípulos de Juan se han marchado, Jesús hace un sincero elogio de la grandeza de Juan y lo reconoce como el más importante de los profetas mesiánicos. Sin embargo, lo coloca claramente en el tiempo de las promesas. Juan no inaugura el Reino de Dios, esto lo hace solamente Jesús.

Tres ideas importantes: de la lectura:

  • Los temas de rechazo y falta de fe en Jesús aparecen claramente en la pregunta de Juan: “¿Eres tú el que debe venir…?”

  • Jesús invita a sus oyentes a que observen los signos que ha cumplido a favor de los enfermos y los pobres, tal como había sido prometido en las profecías mesiánicas.

  • Las obras del Mesías llegan a su clímax cuando la buena noticia se anuncia a los pobres y desdichados.

Para la reflexión:

1. ¿Demuestro con mis acciones que el Reino de Dios está aquí? Explica.

2. ¿Cómo voy a responder durante el Adviento a los que necesitan mi ayuda?