Bautismo del Señor, Ciclo A
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana 

Lectura del Evangelio según san Mateo 3:13-17

En aquel tiempo, vino Jesús, de Galilea al río Jordán, en busca de Juan para que lo bautizara. Pero Juan se oponía, diciendo: “Yo necesito tu bautismo y tú quieres que yo te bautice?” Jesús le respondió: “Déjame hacer por el momento; porque es necesario que así cumplamos lo ordenado por Dios”.  Entonces Juan aceptó. Una vez bautizado, Jesús salió del río. De repente se abrió el cielo y vio al Espíritu de Dios que bajaba como Paloma y venía sobre él. Y se oyó una voz celestial que decía: “Este es mi Hijo, el Amado, al que miro con cariño”.

Comentario breve:

Al juntarse con los que iban a recibir el bautismo de Juan, Jesús se identificó con su pueblo, especialmente con aquellos sin poder que habían ido a escuchar un llamado a la conversión. Este diálogo entre Juan y Jesús que encontarmos sólo en Mateo refleja esta tensión. Juan proclamaba un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Este no era necesario para los judíos, que como hijos de Abraham ya estaban salvados, sino para los pecadores, publicanos, soldados, prostitutas, o aquellos que querían convertirse al judaísmo.  Nos dice Mateo que, ante Jesús, Juan duda, pero Jesús insiste en ser bautizado también. En oración y acompañado por el pueblo, en el momento de su bautismo y por la fuerza del Espíritu Santo, Jesús se manifiesta como Hijo de Dios. Es este mismo Espíritu y no Juan, el que bautiza a Jesús y lo lanza hacia la nueva tarea de la predicación del Reino y la construcción de la nueva comunidad que irá formando a partir de ahora. El Hijo Amado aparece al comienzo de su vida pública identificado con el rey mesías cuya misión no se realizará desde el poder, sino desde el testimonio humilde de su condición de servidor de todos. El bautismo de Jesús en el Jordán es el inicio de un tiempo nuevo, marcado y guiado por la acción amorosa del Espíritu.

Tres ideas importantes: de la lectura:

  • Jesús se identifica con su pueblo, no tiene reparo en recibir el Bautismo de Juan.

  • El Espíritu Santo descendiendo como Paloma nos recuerda la acción del Espíritu de Dios en la creación (Génesis 1:2).

  • Tener fe es reconocer que Jesús es el Cristo, el Hijo amado de Dios, y obrar en consecuencia, estando atentos a la voz de Dios y dejándose guiar por el Espíritu.

Para la reflexión:

  1. ¿Soy fiel a mi compromiso bautismal, o soy un simple  “Católico a mi manera”?

  2. ¿Cómo imito en mi vida diaria la humildad de Jesús, quien siendo de condición divina se dejó bautizar por Juan?