II Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana 

Lectura del Evangelio según san Juan 1:29-34

En aquel tiempo, Juan vio a Jesús que venía a su encuentro y exclamó: “Ahí viene el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. De él yo decía: ‘Detrás de mí viene un hombre que ya está delante de mí porque existía antes que yo’. Yo no lo conocía, pero me correspondía bautizar con agua con miras a él, para que se diera a conocer a Israel”. Y Juan dio este testimonio: “He visto al Espíritu bajar del cielo como paloma y quedarse sobre él. Yo no lo conocía, pero Dios, que me envió a bautizar con agua, me dijo también: ‘Verás al Espíritu bajar sobre aquél que ha de bautizar con el Espíritu Santo, y se quedará en él’. Y yo lo he visto!  Por eso puedo decir que éste es el elegido de Dios”.

Comentario breve:

La segunda parte del capítulo 1 del Evangelio de San Juan contiene una serie  de testimonios que revelan para los lectores la identidad de Jesús. Hoy le toca a Juan Bautista quien da testimonio público al ver llegar a Jesús: “Ahí viene el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo”. Estas palabras pueden referirse al cordero pascual cuya sangre salvó a Israel (Exodo 12), o al cordero apocalíptico que destruiría el mal del mundo (Revelación 5-7; 17:14). En el idioma de los judíos se usaba la misma palabra para significar siervo y cordero. Jesús es el Siervo de Dios, anunciado por los profetas, el que debía sacrificarse por sus hermanos. También es el verdadero Cordero que reemplaza al Cordero pascual (ver Marcos 14:12). Jesús aparece en la historia después de Juan, pero siendo la Palabra de Dios, existía antes que todos; y también está delante de todos, como el que trae la verdad definitiva. El Bautista aclara también que él había reconocido a Jesús porque Dios le había prometido una señal. El Espíritu Santo se posaría sobre aquél que luego bautizaría con el mismo Espíritu. Este Evangelio no menciona nada sobre el parentesco de Jesús con Juan (ver Lc 1).

Tres ideas importantes: de la lectura:

  • El primer capítulo del Evangelio de Juan sirve de introducción a su obra y desde un principio aclara quién es Jesús: la Palabra de Dios hecha carne.

  • Aún antes de comenzar la lectura de la vida de Jesús ya sabemos que él sufrirá al igual que el siervo de Yavé del que habló el profeta Isaías (42:1; 53:7).

  • Juan Bautista termina su misión al señalar a Jesús como aquél que “había de venir”.

Para la reflexión:

  1. ¿Ayudo a otros a reconocer la presencia de Cristo en ellos? ¿Cómo?

  2. Juan se veía a sí mismo como el “número 2", no como el “número 1.” ¿Cómo actúo cuando sirvo a los demás?