VII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
La Voz Católica
Arquidiócesis de Miami
Ministerio de formación cristiana 

Lectura del Evangelio según san Lucas 6:27-38

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los maltratan. Al que te golpea en una mejilla, preséntale la otra. Al que te arrebata el manto, entrégale también el vestido. Da al que te pida, y al que te quita lo tuyo, no se lo reclames. Traten a los demás como quieren que ellos les traten a ustedes. Porque si aman a los que los aman, ¿qué mérito tienen? Hasta los malos aman a los que los aman. Y si hacen bien a los que les hacen bien, ¿qué mérito tienen? También los pecadores obran así. Y si prestan algo a los que les pueden retribuir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a pecadores para recibir de ellos igual trato. Por el contrario, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar algo en cambio. Entonces la recompensa será grande y serán hijos del Altísimo, que es bueno con los ingratos y los pecadores. Sean compasivos, como es compasivo el Padre* de ustedes. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará; recibirán una medida bien llena, apretada y rebosante; porque con la medida que ustedes midan, serán medidos”.

* Esta es la primera vez que Jesús llama a Dios Padre en su ministerio público.

Comentario breve:

Aunque en el Antiguo Testamento no hay ningún mandamiento que ordene odiar al enemigo, cuando se hablaba de amar al “prójimo” se entendía tus paisanos, los tuyos. El odio y los deseos de venganza hacia los malos se consideraba apropiado. Jesús extiende el mandato de amar hasta a los enemigos y los que nos persiguen. Este llamado radical a amar a nuestros enemigos es la continuación de las Bienaventuranzas. Aquí Jesús presenta un nuevo proyecto de vida, una nueva escala de valores para aquellos que lo siguen. Uno de los peligros en la interpretación de este texto es tomarlo literalmente y fuera del contexto en que fue escrito. Jesús no está pidiendo que nos sometamos al abuso físico o verbal, ni que pongamos nuestra vida en peligro. Este pasaje nos llama a vivir radicalmente el amor y el perdón y a tratar a todos, no solamente a los que nos caen bien, como nos gustaría que nos trataran a nosotros. Se nos ocurre una pregunta: ¿Hasta qué punto debemos llegar con esta actitud? y Jesús responde: ¡Hasta el final! El amor inclusivo y el perdón de Jesús y del Padre deben ser la señal de los cristianos, y no es fácil.

Tres ideas importantes de la lectura:

•   Todo cristiano está llamado a tratar de amar tan radicalmente como Jesús nos amó.

•   Perdonar a los enemigos no significa dejarnos abusar, significa no odiar y orar por el que nos ha ofendido.

•   Ser cristiano quiere decir hacer más de lo que nos pagan por hacer, dar más de lo que se espera. De otro modo, somos iguales a los que no creen.

Para la reflexión:

1. ¿Te es difícil ser compasivo? ¿Crees que la compasión y la justicia pueden coexistir?

2. ¿Cómo te afecta leer este evangelio cuando vivimos momentos tan violentos?